En estos momentos solo quería deshacerme de estos tacones que me traían muerta del cansancio e irme a mi habitación a descansar.
Había perdido el hilo de cuantos martinis me había tomado, pero en estos momentos me encontraba un poco mareada y era suficiente para saber que ellos ya habían echo efecto en mi. —¿Sabes dónde estará Luciano? —Le pregunto a Bianca a mi lado —. Ya me quiero ir a mi habitación a descansar, estoy muerta. —Hace un rato le vi ir a las galeras junto a Ludovico. —Iré por él. —No te dejarán pasar, allí no entra nadie sin su autorización. —Pues eso era hasta hoy. Termino de tomarme el último sorbo de mi copa, camino por el jardín en dirección a las dichosas galeras. Al llegar veo a algunos hombres reunidos en la entrada, entre ellos a los dos girolas que había puesto en mi habitación esta tarde, al verme acercarme todos giran a mi dirección. —No puede pasar , es área restringida —Dice uno de ellos —. Debe volver a la fiesta señorita. —Háganse a un lado o juro que el berrinche que haré será tan grande que Luciano no dudará en deshacerse de ustedes si se lo pido. —Es la mujer del patrón —Me giro al escuchar a Bianca —. Déjenla pasar o en problema será muy serio para ustedes. Se miran entre ellos y se hacen a un lado dejándome pasar . —Recto hasta el fondo, allí se encuentra el señor. Responde uno de ellos, palmeó su hombro y entró a la galera siguiendo sus indicaciones. Al llegar fondo veo la puerta, escucho voces, abro la puerta y al entrar lo veo sentado a la cabeza de la mesa. Me mira con asombro al igual que su amigo, soy unos pasos y me detengo al mis ojos caer en uno de los hombres en la habitación. "Antonio" —Katrina —Musita levantándose de la silla —. ¿Qué chingado haces aquí? Siento como mi cuerpo se eriza ante el miedo al ver como se levanta rápidamente de la silla caminando a mi dirección. —¡Maldita mujerzuela! —Me jala fuertemente del brazo —. Tarde o temprano te encontraría. Escucho como retiran el seguro de un arma y apuntan a su dirección. —Es mejor que retires tus manos de mi mujer —Espeta sereno Luciano—. O juro que no respondo. Los hombres de Antonio apuntan a su dirección y los de Luciano a la de él, la puerta se abre entrando los que se encontraban afuera apuntando también a ellos. Antonio luce rojo del coraje, lentamente me suelta y rápidamente me acerco a Luciano quien me sujeta por la cintura. —Ella no puede ser tú mujer, apenas hace unos días escapó de mi lado huyendo a... —Polonia —Lo interrumpe —. Lo sé, allí la encontré , allí la hice mía y desde entonces es mi mujer. Lo miro fijamente y su mirada luce firme ante Antonio. Lo que le decía era total mentira, pero lo hacía para hacerlo enojar aún más. Ahora entendía que todo se trataba de una venganza contra Antonio, lo que debía averiguar era el porque de su venganza. —Es mi mujer Montecristo, no puedes arrebatarle la mujer a él narcotraficante más importante de México cabron. —Yo no le arrebate nada a nadie , ella era libre cuando la hice mía y cuando la tome como mi mujer —Responde demandante —. No puedes venir a Italia y tratar de tomar a la mujer del mafioso más poderoso de esta región. —Katrina...—Musita Antonio a mi dirección. Lo miro fijamente unos segundos, observo a Luciano y sin pensarlo dos veces me acerco a él besándolo de manera demandante, no duda en responderme el beso y siento como mi cuerpo se eriza ante su tacto. Nos separamos por falta de aire mirándonos fijamente unos segundos , miro nuevamente a Antonio y le sonrió. —Soy la mujer de un hombre mucho más importante que tú Antonio y no hay nada que puedas hacer sobre ello. —Juro que me las pagarás m*****a traicionera —Espeta furioso —. Juro que me vengare de ti y me las pagarás muy caro. —Esta reunión a acabado —Musita Ludovico —. Hora de irse. Este me toma de la mano y me saca prácticamente arrastras de allí seguidos por al algunos de sus hombres. Me lleva directamente a la casa ignorando a los presentes en el jardín, subimos las escaleras y vamos directamente a la que es mi habitación. Cierra la puerta de un portazo y me suelta de manera brusca. —¿Qué diablos fuiste a buscar allá? —Te andaba buscando para decirte que me quería retirar de tu aburrida reunión —Masajeo mi muñeca —. Yo no sabía que Antonio estaría allí y mucho menos que sucedería eso. —¿Cómo pasaste si mis hombres tienen órdenes de no dejar pasar a nadie? —Les dije que era tu mujer —Respondo sincera —. Solo les tuve que decir eso para que no dietaran en dejarme pasar. —No eres mi mujer —Espeta —. Al menos no todavía. —¿Y porque me presentas como tal ? —Porque lo eres —Se acerca a mi —. Pero para que lo seas del todo falta una cosa aún. —¿Qué hace falta? —Hacerte mía. Ahora es él quien toma de manera demandante mis labios, sus manos desgarran mi vestido por completo dejándome solamente en bragas. Retrocedemos hasta caer en la cama, se retira su camisa dejando a mi vista su trabajando abdomen ; abre mis piernas colándose en medio de ellas y toma con sus manos mis senos llevándolo uno a uno a su boca chupándolos haciéndome arquear mi cuerpo de placer . Sus manos bajan tomando mis bragas y rompiéndolas de igual forma, sus dedos viajan directamente a mi feminidad entrando en ella haciéndome soltar un jadeo. Su boca toca con ferocidad nuevamente la mía mientras me masturba y me hace sentir extasiada. —Estas muy húmeda —Muerde la comisura de mis labios —. M*****a sea mujer . Saca sus dedos de mi, escucho como suelta su cinturón deshaciéndose de él , con una de sus manos junta mis muñecas y la envuelve con su cinturón atándolas llevándolas sobre mi cabeza. Me mira fijamente y suelto un gemido al sentir como entra en mi de una sola estocada ; me sujeta por el cuello sin ejercer presión y empieza a moverse de manera lenta y profunda haciendo que llene la habitación de gemidos . Mi cuerpo se encuentra a su máxima capacidad de placer por primera vez, ver en sus ojos el mismo placer hace que me sienta aún más extasiada. Mi vientre se contrae y mi vagina empieza a palpitar haciéndome soltar un último gemido. Se sigue moviendo hasta soltar un último jadeo cayendo a mi lado en la cama. —Ahora eres mi mujer y nadie te arrebatará de mi lado...No dejaba de pensar en lo sucedido la noche anterior entre Luciano y yo. ¿En que momento deje pasar todo esto?Se supone que debía odiarlo por lo sucedido, pero cada instante me siento más atraída por él y su carácter. —Katrina —La voz de Bianca me saca de mis pensamientos —. ¿Estás bien?, toque pero no me contestaste. —Lo siento, estaba ida en mis pensamientos. —Eso ya lo note —Sonrió —. ¿Cómo amaneciste? —Bien, —Sonrió al recordar la noche anterior —. Al menos eso creo. —Tu semblante lo dice todo y ver salir al señor Montecristo esta mañana de esta habitación pues lo termino de confirmar. —¿Lo viste salir de aquí? —Por supuesto, se le pegaron las sábanas porque era la primera vez que lo veía despertar tan tarde.—¿Y donde esta? —En su despacho con Ludovico, llevan tiempo allí. —Bien...tengo hambre, ¿podemos desayunar? —Vamos al comedor, pediré que te lleven el desayuno. —Primero ayúdame escogiendo que colocarme hoy mientras me ducho. Asiente, voy al cuarto de baño deján
Llevaba toda la maldita mañana aburrida encerrada en estas cuatro paredes. Pese a la compañía de Bianca sentía que necesitaba aire y estaba dispuesta a salir. —Bianca, ayúdame a buscar un atuendo elegante y sexy para salir . —¿Salir? —Me mira incrédula —. ¿A dónde? —A visitar al señor Montecristo a su empresa. —¿Estás hablando enserio? —Asiento. Tomo del armario unas botas de puntas negras altas , una falda del mismo color, una blusa de tiras blanca y una chaqueta de cuero roja. Me lo coloco y Bianca me ayuda escogiendo unos aretes y collar a juego. Tomo un bolso y salimos de la habitación con rumbo a la salida encontrándonos afuera a uno de los de seguridad. —Simon, la señora quiere ir a ver al señor Montecristo ¿Podrías llevarnos? —Enseguida pido que preparen las camionetas para salir. El chico se aleja raseando algo, rápidamente se acerca un grupo de 5 hombres y dos camionetas se estacionan frente a nosotros. Nos abre la puerta de una ayudándonos a subir a ella y cierra
Hace años que no sabía lo que era salir a un restaurante a comer y ver mucha gente a mi alrededor. Al ser la mujer de un narcotraficante en México las salidas eran casi nulas y mi vida se basaba en casa o lugares clandestinos llenos de hombres de la misma calaña que Antonio. Alejandro era un mafioso, empresario que podía darse el lujo de pasearse por todos lados sin correr peligro o que la policía lo persiga a ser su identidad un completo misterio. —¿En que tanto piensas? —La voz susurrante de Alejandro me saca de mis pensamientos —. Luces bastante ida. —Pensaba en lo diferente que es la vida contigo —Lo miro fijamente —. ¿Cuál es la diferencia entre un narcotraficante como Antonio a un mafioso como tú? —Es sencillo, un narcotraficante como Antonio solo le da la capacidad mental de comprar y vender cosas ilegales —Toma un sorbo de su copa —. Y un mafioso como yo produce inteligencia y vende protección a quienes me la pidan. "Vaya"—¿Eso te hace más inteligente y menos peligroso
Había decidido que quería pasar el resto del día en casa, así que cancele todo y me retire con la esperanza de alcanzar la caminera donde iban Katrina, Ludovico y Bianca. Al llegar a casa veo a Ludovico levantar su móvil , al ver la camioneta detenerse se acerca rápidamente y yo me bajo. —¿Qué sucede? —Los de seguridad me acaban de comentar que Bella está aquí. —¿Porque diablos la dejaron entrar? —Espeto molesta. —No lo sé, lo que me preocupa es...—Señor, —Uno de los de seguridad se acerca agitado —. Debe venir adentro rápido.—Katrina...Entro rápidamente seguido de Ludovico,escuchó a algunos gritos por toda la casa. —¡Katrina detente o la matarás! Bianca grita aterrorizada mientras Katrina se encuentra barriendo prácticamente toda la casa con Bella la cual sostiene por su cabello y golpea contra el suelo. "Esta mujer esta loca" —¡Hagan algo antes que la mate! Me acerco rápidamente a ella tomándola por la cintura mientras Ludovico intenta hacer que suelte a Bella. Al logr
—¿Y bien? —Me cruzó de brazos mirándola fijamente —. ¿Por qué me mentiste? —No te mentí, la señorita Bella nunca ha vivido en esta casa ni había sido traída por el señor Montecristo. —Si fue su prometida debió hacerlo Bianca. —De hecho nunca la trajo, solo venía acompañada de su padre en reuniones y se iba nunca durmió en esta casa. —¿Entonces que tipo de relación tenían esos dos? —Su compromiso fue por negocios y si tuvieron algo, tuvo que ser fuera de esta casa. "Vaya" Me pregunto si Luciano se habrá follado a esa patética mujer. Sabía que me había pasado en darle su merecido al golpearla de aquella forma , pero ella había acabado con mi poca paciencia. La puerta de la habitación se abre entrando Luciano, observa fríamente a Bianca y está sale rápidamente de la habitación dejándonos a solas. —¿Qué? , vienes a sermonearme por golpear a tu hermosa ex prometida —Me cruzo de brazos —. No estoy para sermones Luciano. —No he venido a eso —Introduce sus manos en los bolsillos de
Luciano se veía bastante molesto, estaba rojo de ira y podía jurar que estaba completamente poseído por ella. Daba vueltas en la habitación mientras Ludovico se encontraba a mi lado sentado observándolo en silencio al igual que yo. Había dado la orden de que su madre fuera instalada en una de las habitaciones de arriba mientras solucionaba todo esto. —Nuestros hombres han confirmado el ataque, en efecto no quedó ninguno vivo; ni siquiera los del servicio. —Quiero que los rastreen, llama a los demás socios y diles que pido su cooperación si quieres seguir teniendo protección y autoridad. —Ya lo he hecho, Vitaly nos ha notificado que han salido del país hace unas dos horas; entraron y salieron con pasaportes falsos del país según nuestro informante de migración. —¿Un informante del gobierno? —Preguntó incrédula. —Querida, el gobierno coopera con nosotros por ciertos negocios que mantienen con nosotras —Me guiña el ojo —. Que no te sorprenda nada. —Quiero saber adónde se dirigen.
Extrañaba el clima cálido de México, pero mi visita aquí no era para estar agradable, si no para seguir los planes de Alejandro o mejor dicho Luciano. —Se respira un aire diferente por aquí —Musita a mi lado Bianca —. Lo que daría por salir a conocer más de este país. —Quizás tú puedas, pero Luciano y yo estamos aquí por un objetivo y es Antonio —Observo a nuestro alrededor —. Y hablando de él, ¿Sabes donde está? —Ludovico me dijo que se reunirían en el despacho con Gómez para coordinar algunas cosas en privado. ¿Y me deja por fuera?—Qué se ha creído...Camino a pasos decididos entrando a la casa, voy directo al despacho; sus hombres al verme se hacen a un lado y abro la puerta viendo a cuatro mujeres con poca ropa dentro de la habitación. Una de ellas se encuentra frente a él, este se gira y me mira fijamente. —¿Quién es esta mujer? Camino directamente hacia ellos, sacó mi arma de un costado retirando el seguro y le apuntó directamente a su cabeza. —Largo...—Me mira aterrada
Cuando me separaron de nuestros padres yo tenía 18 años y ella era tan solo una niña de 12 años la cuál preferí que mis padres protegieran por miedo a que se la llevaran también. —¿Qué hace tu hermana de la mano de ese hombre? —Musita Bianca. No respondo su pregunta porque no lo sé, pero mi cabeza se encuentra llena de muchas preguntas sobre todo el paradero de nuestros padres. Mirarla me deja saber que no hay rastros de aquella que vi por última vez hace unos años, ya no hay rastros de aquella mirada dulce e inocencia que la caracterizaba. Los últimos años muy poco supe de ellos y la poca información que me traían los hombres de Antonio era escasa. —Luciano, ¿Doy pasó al siguiente plan? —Musita Ludovico. —Si,da la orden para el ataque. Luciano no quita su mirada de Antonio y yo mucho menos de mi hermana. —Katrina —Bianca llama mi atención —. Voy al tocador, ¿Me acompañas? Asiento, me levanto y antes de dar un paso Luciano sujeta mi brazo. —Tendré a mis hombres pendiente de