Llevaba toda la maldita mañana aburrida encerrada en estas cuatro paredes. Pese a la compañía de Bianca sentía que necesitaba aire y estaba dispuesta a salir. —Bianca, ayúdame a buscar un atuendo elegante y sexy para salir . —¿Salir? —Me mira incrédula —. ¿A dónde? —A visitar al señor Montecristo a su empresa. —¿Estás hablando enserio? —Asiento. Tomo del armario unas botas de puntas negras altas , una falda del mismo color, una blusa de tiras blanca y una chaqueta de cuero roja. Me lo coloco y Bianca me ayuda escogiendo unos aretes y collar a juego. Tomo un bolso y salimos de la habitación con rumbo a la salida encontrándonos afuera a uno de los de seguridad. —Simon, la señora quiere ir a ver al señor Montecristo ¿Podrías llevarnos? —Enseguida pido que preparen las camionetas para salir. El chico se aleja raseando algo, rápidamente se acerca un grupo de 5 hombres y dos camionetas se estacionan frente a nosotros. Nos abre la puerta de una ayudándonos a subir a ella y cierra
Hace años que no sabía lo que era salir a un restaurante a comer y ver mucha gente a mi alrededor. Al ser la mujer de un narcotraficante en México las salidas eran casi nulas y mi vida se basaba en casa o lugares clandestinos llenos de hombres de la misma calaña que Antonio. Alejandro era un mafioso, empresario que podía darse el lujo de pasearse por todos lados sin correr peligro o que la policía lo persiga a ser su identidad un completo misterio. —¿En que tanto piensas? —La voz susurrante de Alejandro me saca de mis pensamientos —. Luces bastante ida. —Pensaba en lo diferente que es la vida contigo —Lo miro fijamente —. ¿Cuál es la diferencia entre un narcotraficante como Antonio a un mafioso como tú? —Es sencillo, un narcotraficante como Antonio solo le da la capacidad mental de comprar y vender cosas ilegales —Toma un sorbo de su copa —. Y un mafioso como yo produce inteligencia y vende protección a quienes me la pidan. "Vaya"—¿Eso te hace más inteligente y menos peligroso
Había decidido que quería pasar el resto del día en casa, así que cancele todo y me retire con la esperanza de alcanzar la caminera donde iban Katrina, Ludovico y Bianca. Al llegar a casa veo a Ludovico levantar su móvil , al ver la camioneta detenerse se acerca rápidamente y yo me bajo. —¿Qué sucede? —Los de seguridad me acaban de comentar que Bella está aquí. —¿Porque diablos la dejaron entrar? —Espeto molesta. —No lo sé, lo que me preocupa es...—Señor, —Uno de los de seguridad se acerca agitado —. Debe venir adentro rápido.—Katrina...Entro rápidamente seguido de Ludovico,escuchó a algunos gritos por toda la casa. —¡Katrina detente o la matarás! Bianca grita aterrorizada mientras Katrina se encuentra barriendo prácticamente toda la casa con Bella la cual sostiene por su cabello y golpea contra el suelo. "Esta mujer esta loca" —¡Hagan algo antes que la mate! Me acerco rápidamente a ella tomándola por la cintura mientras Ludovico intenta hacer que suelte a Bella. Al logr
—¿Y bien? —Me cruzó de brazos mirándola fijamente —. ¿Por qué me mentiste? —No te mentí, la señorita Bella nunca ha vivido en esta casa ni había sido traída por el señor Montecristo. —Si fue su prometida debió hacerlo Bianca. —De hecho nunca la trajo, solo venía acompañada de su padre en reuniones y se iba nunca durmió en esta casa. —¿Entonces que tipo de relación tenían esos dos? —Su compromiso fue por negocios y si tuvieron algo, tuvo que ser fuera de esta casa. "Vaya" Me pregunto si Luciano se habrá follado a esa patética mujer. Sabía que me había pasado en darle su merecido al golpearla de aquella forma , pero ella había acabado con mi poca paciencia. La puerta de la habitación se abre entrando Luciano, observa fríamente a Bianca y está sale rápidamente de la habitación dejándonos a solas. —¿Qué? , vienes a sermonearme por golpear a tu hermosa ex prometida —Me cruzo de brazos —. No estoy para sermones Luciano. —No he venido a eso —Introduce sus manos en los bolsillos de
Luciano se veía bastante molesto, estaba rojo de ira y podía jurar que estaba completamente poseído por ella. Daba vueltas en la habitación mientras Ludovico se encontraba a mi lado sentado observándolo en silencio al igual que yo. Había dado la orden de que su madre fuera instalada en una de las habitaciones de arriba mientras solucionaba todo esto. —Nuestros hombres han confirmado el ataque, en efecto no quedó ninguno vivo; ni siquiera los del servicio. —Quiero que los rastreen, llama a los demás socios y diles que pido su cooperación si quieres seguir teniendo protección y autoridad. —Ya lo he hecho, Vitaly nos ha notificado que han salido del país hace unas dos horas; entraron y salieron con pasaportes falsos del país según nuestro informante de migración. —¿Un informante del gobierno? —Preguntó incrédula. —Querida, el gobierno coopera con nosotros por ciertos negocios que mantienen con nosotras —Me guiña el ojo —. Que no te sorprenda nada. —Quiero saber adónde se dirigen.
Extrañaba el clima cálido de México, pero mi visita aquí no era para estar agradable, si no para seguir los planes de Alejandro o mejor dicho Luciano. —Se respira un aire diferente por aquí —Musita a mi lado Bianca —. Lo que daría por salir a conocer más de este país. —Quizás tú puedas, pero Luciano y yo estamos aquí por un objetivo y es Antonio —Observo a nuestro alrededor —. Y hablando de él, ¿Sabes donde está? —Ludovico me dijo que se reunirían en el despacho con Gómez para coordinar algunas cosas en privado. ¿Y me deja por fuera?—Qué se ha creído...Camino a pasos decididos entrando a la casa, voy directo al despacho; sus hombres al verme se hacen a un lado y abro la puerta viendo a cuatro mujeres con poca ropa dentro de la habitación. Una de ellas se encuentra frente a él, este se gira y me mira fijamente. —¿Quién es esta mujer? Camino directamente hacia ellos, sacó mi arma de un costado retirando el seguro y le apuntó directamente a su cabeza. —Largo...—Me mira aterrada
Cuando me separaron de nuestros padres yo tenía 18 años y ella era tan solo una niña de 12 años la cuál preferí que mis padres protegieran por miedo a que se la llevaran también. —¿Qué hace tu hermana de la mano de ese hombre? —Musita Bianca. No respondo su pregunta porque no lo sé, pero mi cabeza se encuentra llena de muchas preguntas sobre todo el paradero de nuestros padres. Mirarla me deja saber que no hay rastros de aquella que vi por última vez hace unos años, ya no hay rastros de aquella mirada dulce e inocencia que la caracterizaba. Los últimos años muy poco supe de ellos y la poca información que me traían los hombres de Antonio era escasa. —Luciano, ¿Doy pasó al siguiente plan? —Musita Ludovico. —Si,da la orden para el ataque. Luciano no quita su mirada de Antonio y yo mucho menos de mi hermana. —Katrina —Bianca llama mi atención —. Voy al tocador, ¿Me acompañas? Asiento, me levanto y antes de dar un paso Luciano sujeta mi brazo. —Tendré a mis hombres pendiente de
—¡Quiero que me busquen a ese infeliz hasta debajo de las piedras! —Si, señor. La sangre me ardía de coraje al ese maldito huir y nadie detenerlo; pero aún más al ver a Katrina en mis brazos inconsciente y herida. Ludovico rápidamente se acerca a mi revisando su herida y tratando de taparla. —Hay que llevarla a un hospital antes de que se desangre —Musita —. Olvídate de ese hombre Luciano, hay que salvar a Katrina. La tomo en mis brazos levantándome del suelo con ella y saliendo rápidamente de ese lugar. Al abordar la camioneta está sale a toda marcha en busca del lugar más cercano.Llegamos a una pequeña clínica privada, al entrar con ella rápidamente la colocan en una camilla y se la llevan tras una puertas para atenderlas. Doy vueltas tratando de calmar mi enojo pero siento unas enormes ganas de dar con ese maldito y acabarlo a tiros. —Ya están buscándolo por todas partes, pero será en vano según Gómez ya tuvo que salir de aquí y regresar a su guarida donde será casi imposi