Sofia Lombardi miraba impacientemente el reloj, se le estaba haciendo tarde para llegar a su trabajo. Ese día debía estar mucho antes puesto que una de sus compañeras no podía ir a trabajar.
Se había levantado muy temprano para dejarles todo listo antes de irse, incluso hasta las comidas del día. Buscó su celular y marcó un número. _ Debbie ¡¿Dónde rayos estás?! _ le reclamó a la niñera de su hermano _ ¡Estoy llegando tarde a mi trabajo! La chica estaba a unas cuantas cuadras de allí. Había estado nevando y todo era un real caos. _ En un rato estaré allí Sofia, ¡No te preocupes! Vete tranquila _ le dijo sonriendo _ No le sucederá nada por unos minutos que se quede solo. Sofia puso los ojos en blanco y resopló. No le gustaba dejar a su hermanito solo, ella era muy sobreprotectora con él, pero no le quedaba otra opción, podría pedirle a su mejor amigo Aidan o a la madre de este, Iris para que lo cuidaran un rato pero no quería molestarlos. _Gio, te quedas aquí hasta que venga la niñera, debo irme a trabajar. ¿entendido? _ le dijo agarrándolo de los hombros y mirándolo muy seriamente _ Por favor, en tanto llega Debbie, te pido que no incendies la casa ni rompas nada. Su pequeño hermano, era un gran travieso y ella lo sabía muy bien. _ Tranquila Sofi... Confía en mi _ le dijo Gio con mirada pícara _ nuestro padre es bombero, ¿Lo olvidas? Ella apretó los labios y le hizo unas cosquillas _ ¡Bribón! _ le dijo sonriendo_ ¡Ya verás cuando regrese! Se abrigó bien, agarró sus cosas y salió corriendo para tomar el metro. Alcanzó a tomarlo, pero no dejaba de mirar el reloj con nervios, odiaba llegar tarde. No porque el jefe de personal, el señor Jones la regañara sino porque ella era muy responsable y exigente consigo misma. El viaje desde Bronx a Manhattan, esta vez se le había convertido en una eternidad. _ ¡Diez minutos... diez malditos minutos para llegar! _ musitó mientras apretaba sus manos. Al bajarse salió corriendo hacia el hotel, pidiendo permiso a los gritos a todos los transeúntes, su envidiable estado físico y entrenamiento le permitían correr de esa manera sin problema alguno. Cuando notó que ya le faltaban unas cuatro cuadras, apresuró su alocada carrera, casi sin mirar por donde iba. Esa mañana, James había estado trabajando junto a su asistente, porque si algo él no tenia, eran fines de semanas ni vacaciones. Su vida básicamente era trabajar y trabajar. Cuando terminaron, Alan lo miró detenidamente. _ ¿Sí? _ le dijo James al ver que el otro estaba en silencio mirándolo. _ Señor, ¿Va a necesitar algo más por hoy? _ le dijo su asistente con cierto temor a que le dijera que si _ sino, me retiro para que usted pueda descansar, últimamente lo veo bastante cansado. James miró hacia afuera, había comenzado a nevar tenuemente. Pensó que su día había terminado temprano y que para ser sincero lo que restaba por hacer no era algo urgente. _ No Alan, ve a descansar, realmente te lo mereces. Sé que tu esposa debe estar esperándote _ le dijo sonriendo tranquilamente _ Soy consciente que en estos días ha sido un serio fastidio trabajar a mi lado. Pero como sabes, es preferible tratar conmigo que con mi padre. Alan asintió. ¡Edward era insoportable! En cambio, James a pesar de no ser alguien muy sociable y taciturno, siempre lo había tratado con respeto y amabilidad. Y había tenido un gran gesto de bondad hacia él y su familia. _ Gracias señor James y descuide, es mi trabajo. Lo hago con gusto _ le dijo el hombre retirándose. Cuando se quedó solo encendió la televisión, pero ciertamente lo que menos le interesaba era lo que estaban transmitiendo allí. Se levantó raudamente, decidió tomar su abrigo y salir a caminar para despejarse un poco. El gerente lo vio salir e inmediatamente fue hacia él. _ Señor Fenton ... ¿Va a salir? ¿Quiere que llame a su chofer? _ le dijo muy amable casi rayando la obsecuencia. Él apenas lo miró. _ No, saldré a caminar por un rato _ le dijo con su habitual tono intratable. Le hizo un ademán a sus guardaespaldas para que no lo siguieran. Al salir, un frio intenso golpeó su hermoso rostro, como si de repente la realidad le cayera encima. Así se sentía él por dentro. Con el mundo en sus manos, miles de millones, pero completamente solo sin un afecto genuino a su lado. Su madre y hermanos a miles de kilómetros. ¿Su padre? Bueno, él era otra historia. Los copos de nieve caían sobre su cabeza, se sacudió un poco para sacarlos y comenzó a caminar. Ya no quería ahondar en ese vacío que últimamente lo obligaba a trabajar casi sin descanso. Llamó a su hermano, quien era el más cercano a él. _Patrick, ¿Vendrás para año nuevo o qué piensas hacer? _ Hola cariño, no lo sé aún. Verás, estoy aquí en Ibiza y he conocido a alguien que es todo un caramelo _Le dijo con su habitual tono jocoso _ ¿Por qué no vienes tú? James sonrió. ¡Patrick si que sabía lo que era vivir! Muchas veces lo envidiaba, él no se podía dar ese lujo. _ No puedo, tengo cosas que hacer aquí, lo sabes bien. _ Ay nene, ¡deberías buscarte una novia urgente! Necesitas divertirte un poco, dile a tu asistente que encuentre a alguna linda chica que te acompañe_ bromeó Patrick. _Deja de decir tonterías ¿Quieres? _ dijo cortando la llamada. Giró sobre sus pasos para regresar al hotel, había comenzado a nevar copiosamente y el frio se comenzaba a sentir. _ Diablos, ¿En qué estaba pensando cuando salí a caminar con este clima? Me pescaré un resfriado. Aceleró sus pasos para regresar, iba tan ensimismado que no escuchó a una joven que iba pidiendo permiso prácticamente a los gritos. Lo ultimo que supo fue que, en una fracción de segundos, alguien lo había derribado con fuerza y se encontraba en el suelo. Vaya suerte la que había tenido ese día.Sofia se detuvo un instante para ver a quien había sido víctima de su atropello. _ ¡Oh, lo siento! Lo siento mucho señor _ le dijo mirándolo a James de manera apenada, llevándose las manos a la boca. El joven la miró un segundo, frunció el ceño e inmediatamente trató de incorporarse. Ella al ver el esfuerzo que él estaba haciendo, reaccionó. _Por favor, déjeme ayudarlo _ le dijo presurosa y amable. Estiró su brazo ofreciéndole su mano para ayudarlo a levantarse, pero James visiblemente contrariado la rechazó. _ No necesito su ayuda, puedo levantarme solo. Sería bueno que al momento de andar por la ciudad se comportara como una señorita civilizada y no como una simple campesina, eso ayudaría bastante _ le dijo James de manera arrogante mirándola con furia, sacudiéndose la nieve que tenía en su costoso y elegante abrigo. Sofia apretó los labios, cerró sus puños con tanta furia que sus nudillos se tornaron blancos. Su sangre italiana entró en ebullición en dos segund
Sofia abrió muy grandes sus ojos cuando escuchó al hombre carraspear, lentamente se dio vuelta. Un joven alto y muy guapo la estaba observando. Ella entrecerró los ojos y luego los abrió muy bien clavando su mirada en él y se puso colorada. _ Oh Dios, eres el imbécil _ musitó ella molesta u asombrada.Rosa no podía creer lo que Sofia estaba diciendo, ante el inminente desastre, salió corriendo de allí, necesitaba el trabajo y no lo perdería por la impertinencia de su joven compañera. _ Sofi... vámonos _ balbuceo la mujer haciéndole una leve seña _ ya terminamos... vámonos...Pero la joven mantuvo su postura. James hizo una mueca mirándola de manera soberbia. _ Eso parece. Oh y no te olvides... también soy la momia que apenas respira _ sonrió de manera socarrona _ Quizás ahora puedas tomarte el tiempo y hacer lo que querías hacerme hace un rato ... ¿O ya no tienes agallas?... ¿Qué esperas? ¡Derribame!Ella apretó los labios y arqueó una ceja, mostrando su desagrado, lo miró con de
A esa altura, la rebelde e impetuosa Sofia se sentía desvalida ante la avasallante personalidad masculina e imponente de James. ¿Qué extraña magia tenía ese hombre que lo hacía detestable y atractivo a la vez? Su cuerpo sintió un leve movimiento, como si recibiera una descarga de la cabeza a los pies, y cerró los ojos como para controlar lo que le estaba sucediendo en ese momento. _ Por favor... _ rogó ella con un hilo de voz _ sueltame, tengo trabajo que hacer. Los poderosos y vivaces ojos negros de James mostraban una extraña luz. Le costaba admitirlo, pero esa hermosa mujer lo había sacado de su zona de confort. Nunca le había sucedido algo así; él nunca perdía el control de las situaciones, hasta hoy. Aún mantenía agarrada la mano de Sofia, no quería que se fuera así. La chica tuvo miedo de lo que le provocaba aquel hombre con apenas tocarla. Jamás en su vida había sentido algo así, ella creyó que era por el poder y la seguridad que de manera innata desplegaba James. Nunca habí
James trató de calmarla tomándola de los hombros, se sentía sorprendido con su actitud impulsiva que lo había llevado a besarla, él jamás había hecho algo así. _ ¡Que me sueltes! _ le gritó ella haciendo fuerza para escaparse _ ¡Maledetto! Le dio una fuerte patada en la pierna para librarse y salió corriendo, él salió detrás de ella como pudo, alcanzándola en el pasillo. _ ¡Espera! _ le dijo él tratando de volver a agarrarla. Ella emprendió su huida sin mirar atrás. _ ¡Vaffanc*lo! (insulto en italiano) ¡Eres un maldito abusador! _ le gritó Sofia insultándolo mientras corría por el pasillo. Una vez repuesto de la sorpresiva reacción de Sofia, James regresó a su habitación sonriendo como si nada hubiese ocurrido. Esa chica le parecía fuera de serie, algo que nunca había conocido, suspiró profundamente recordando ese beso que se habían dado. Acababa de cometer una locura y lo sabía, pero lo más extraño era que no se arrepentía en absoluto. _ Muy bien Sofia. ¿Quieres
Sofia salió del hotel con pasos apresurados, con la mirada baja y los ojos llenos de lágrimas de impotencia. La injusticia de su despido pesaba en su corazón como una lápida y sentía una mezcla de rabia y tristeza. Más rabia que otra cosa. Pensó que, si tuviera en ese momento frente a ella a James, no dudaría un segundo en golpearlo hasta derribarlo nuevamente y luego dejarlo en el suelo y que fuera corroído por las ratas. Emitió una maquiavélica sonrisa de solo pensarlo. Pero al evocar aquel beso, su corazón comenzó a latir con una fuerza inusitada. Ella jamás pensó que el beso tan esperado fuera con alguien como James. Su frustración y dolor, provenía porque a pesar de cómo había sucedido todo, ese beso le despertó emociones inexplicables, una amalgama de pasión y miedo. _ Me besó de esa manera ... ¿Acaso pensó que terminaría en la cama con él, solo por ser quién es? _ dijo con tristeza y decepción. La nieve caía en copos grandes, cubriendo en su plenitud a Nueva York con un ma
Aunque Peter no estaba de acuerdo con la decisión de su jefe y amigo, accedió de inmediato a cumplir con su orden. _ Deja de mirarme así Peter _ le dijo James sin mirarlo y con el tono arrogante tan caracteristico en él. El fornido hombre lo miró por unos segundos ya que James había decidido ir en el asiento del acompañante. _ Sabe que no le temo a nada, pero llevarlo al Bronx es mi limite _ sonrió y luego carraspeó _ espero que ella valga mucho la pena como para meternos en ese lugar, si su padre lo supiera... _ ¡Callate! _ le ordenó _ Tú trabajas para mí, por lo tanto, deja de cuestionarme. James no tenía idea de como era ese lugar, tampoco le importaba mucho, lo único que le interesaba era encontrar a Sofia y hablar con ella, de ninguna manera dejaría las cosas así. Pero ¿Por qué? Cerró sus ojos proyectando y vivenciando la acentuada hermosura de la joven. Era alta y esbelta, dueña de una figura atlética; largas piernas, cintura pequeña y cadera bien torneada. Tenía rasgos de
Sofia trató de dar un paso hacia atrás, pero James la retuvo tomándole suavemente el brazo, ella se estremeció. _ Tenemos que hablar _ le susurró él al oído _ Supe lo que pasó. He venido a enmendar ese error. _ Suéltame _ musitó ella _ por tu culpa me despidieron. Él acercó a ella de manera intimidante sus respiraciones se entremezclaban ligeramente. _ Sofi, ¿quién es? _ preguntó Angelo quién aún permanecía en la sala. James apretó aún más su brazo, la miró fijamente y sonrió divertido. Sofia no quería darle explicaciones a su padre, ¿Qué le diría? “¿Es el hombre que me besó y luego me despidió?” _ No es nadie papá, ahora voy _ le dijo mirando fijamente a James con desdén. El joven siguió inamovible en su postura arrogante sin un ápice de inseguridad, a Sofia le costaba mantener la calma ante él. _ Por favor hablemos… _ musitó James con voz ronca _ ¡necesito hablar contigo! Ella iba a decirle algo, pero de pronto la voz de su padre los interrumpió. James al verlo soltó suavem
James le tendió la mano, para ayudarla a bajar del auto, Sofia lo miró y sonrió divertida. _ Es broma, ¿No? _ lo miró con incredulidad _ Puedo bajar sola, mis manos y piernas funcionan a la perfección. No podía permitirse el lujo de dejarse tocar por él. Ese hombre despertaba en ella una turbulenta mezcla de sentimientos, por un lado, rechazaba ese comportamiento soberbio que él tenía y por otro su atractivo era indiscutible. Lo miró un instante, era extremadamente guapo, pero esa atracción iba más allá de lo físico. James en sí, parecía ser un gran enigma; parco, orgulloso y autoritario, pero con extrañas actitudes como la que había tenido para con ella, una simple mucama. Sofia tuvo que admitir que ese hombre la desconcertaba. James seguía con su mano tendida, como si no la hubiese escuchado. Ella revoleó los ojos y resopló. _ Uff, como quieras _ dijo tomándole la mano para bajar. Cuando ella se incorporó quedaron frente a frente, mirándose a los ojos por un instante. Peter le