Capítulo 4 Soy el imbécil

Sofia abrió muy grandes sus ojos cuando escuchó al hombre carraspear, lentamente se dio vuelta. Un joven alto y muy guapo la estaba observando.

Ella entrecerró los ojos y luego los abrió muy bien clavando su mirada en él y se puso colorada.

_ Oh Dios, eres el imbécil _ musitó ella molesta u asombrada.

Rosa no podía creer lo que Sofia estaba diciendo, ante el inminente desastre, salió corriendo de allí, necesitaba el trabajo y no lo perdería por la impertinencia de su joven compañera.

_ Sofi... vámonos _ balbuceo la mujer haciéndole una leve seña _ ya terminamos... vámonos...

Pero la joven mantuvo su postura.

James hizo una mueca mirándola de manera soberbia.

_ Eso parece. Oh y no te olvides... también soy la momia que apenas respira _ sonrió de manera socarrona _ Quizás ahora puedas tomarte el tiempo y hacer lo que querías hacerme hace un rato ... ¿O ya no tienes agallas?... ¿Qué esperas? ¡Derribame!

Ella apretó los labios y arqueó una ceja, mostrando su desagrado, lo miró con desdén.

Cretino arrogante” pensó furiosa.

_ Uff si, ya quisieras _dijo Sofia tomando sus artículos de limpieza y yéndose _ A diferencia tuya señor engreído, yo debo trabajar para eso me pagan. No tengo tiempo para perder en tus tonterías.

Él se quedó un momento de espaldas mientras ella se iba, luego se giró sobre si, observando con perplejidad como la bella Sofia se retiraba de la habitación sin hacerle el menor caso.

_ Aguarda un momento _ le ordenó con firmeza _ No he dicho que te retires.

Ella resopló y contó hasta diez tratando de contenerse. Fue hasta él rápidamente poniéndose enfrente y mirándolo fijamente de igual a igual, James observó que ella ni siquiera se sentía intimidada por su posición.

_ Y ahora... ¿Qué quieres? _ le dijo enojada _ Bueno, tú no entiendes ¿Verdad? ¿ Acaso te fallan las neuronas o qué? ¿O son tus oídos? ¡Debo ir a trabajar!

A esa altura, Para James era divertido sacarla de sus casillas, Patrick le había dicho que debía entretenerse, ¿Por qué no hacerlo con la belicosa y hermosa mucama?

_ Nadie te dirá nada si te quedas unos minutos más. Soy el huésped más importante del hotel, en realidad _ dijo sentándose y cruzándose de piernas totalmente distendido _ parte de esto, me pertenece.

Sofia cerró sus ojos y suspiró.

_ Aja... ¿Y? ¿Qué quieres que haga? _ Se cruzó de brazos y resopló _ ¡¿Quieres que me arrodille ante ti y te rinda pleitesía y honores?! O mejor aún, ¿Quieres que te pida perdón?

Él se echó a reír. Esa chica sí que era totalmente fuera de serie ¿Acaso no le tenía ni un poco de temor?

_ No estaría nada mal... creo que lo merezco. Desde que te conozco no has dejado de insultarme. Te recuerdo que fuiste tú la que me derribaste en la calle sin ningún miramiento _ le dijo mirándola seriamente _ podrías haberme herido.

Ella frunció el ceño e hizo una mueca, no podía creer lo que ese hombre le estaba diciendo.

_ Pero no te pasó nada, así que deja de victimizarte _ le reprochó ella cada vez más enojada _ No te quejes, ¿Eres dueño de este hotel? Pues antes de reclamarme algo, deberías agradecerme que llegue a tiempo para cumplir con mi trabajo y no te estoy robando el dinero. Así que si me disculpa señor... señor presumido, me retiro.

Ahora si que ya él estaba perdiendo los estribos y eso era muy difícil. Normalmente James jamás perdía la compostura.

_ Bueno _ dijo mirándole el gafete que indicaba el nombre _ ¡Sofia... te he ordenado que te quedes! ¿Qué parte no has entendido?

Ella apretó sus puños.

_ ¡Ah, no! ¡Esto es demasiado! _ exclamó furiosa _ Escúcheme señor, la esclavitud se abolió hace muchos años y la realeza solo existe en Europa, hasta donde sé, vivo en un país en donde todos somos iguales. ¿Quieres despedirme? Adelante. ¡Ya no me importa, prefiero eso a tener que soportar esto!

Se dio la vuelta para irse, Sofia tenía un carácter demasiado impulsivo y explosivo, James estaba muy equivocado si pensaba que la iba a doblegar.

James se levantó de un salto y la tomó del brazo atrayéndola hacia él.

_ Eres una gran insolente e irrespetuosa, evidentemente no han sabido educarte _le dijo mirándola a los ojos, burlándose_ Te lo han dicho, ¿No?

Sofia en ningún momento bajó su mirada, tuvo que admitir que ese hombre era intimidante. Al tenerlo tan cerca pudo apreciar, el fino y armonioso semblante del joven, ese cabello negro y esos ojos levemente rasgados del mismo color, le daban una belleza sin igual.

¿Acaso estoy pensando que este idiota es muy guapo? Bueno Dios, estoy lista para que me lleves. He perdido completamente la razón” Pensó Sofia reprobándose.

_ ¿Me sueltas? ¿O también debo pensar que eres un maldito acosador? _ le espetó sin un ápice de miedo.

El la sujetó con más fuerza y se acercó peligrosamente a la boca de la chica, tanto que la piel de sus mejillas podían rozarse, ella entrecerró los ojos embriagandose con el aroma del perfume que James estaba usando. 

En ese momento, Sofia supo lo que era sentir pánico. Era la primera vez en su vida que lo experimentaba, nunca un hombre había estado de esa manera tan cerca, ni la había intimidado tanto.

_ ¡Que me sueltes! _ le gritó haciendo fuerza para escaparse desesperada _ sueltáme ¡Maledetto!

Le dio una fuerte patada en la pierna para librarse y salió corriendo, él se frotó la rodilla, y salió detrás de ella como pudo, alcanzándola en el pasillo.

_ ¡Espera! _ le dijo tomándola de la muñeca _ ¡no te vayas!

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