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Capítulo 3 El accidentado encuentro

Sofia se detuvo un instante para ver a quien había sido víctima de su atropello.

_ ¡Oh, lo siento! Lo siento mucho señor _ le dijo mirándolo a James de manera apenada, llevándose las manos a la boca.

El joven la miró un segundo, frunció el ceño e inmediatamente trató de incorporarse.

Ella al ver el esfuerzo que él estaba haciendo, reaccionó.

_Por favor, déjeme ayudarlo _ le dijo presurosa y amable.

Estiró su brazo ofreciéndole su mano para ayudarlo a levantarse, pero James visiblemente contrariado la rechazó.

_ No necesito su ayuda, puedo levantarme solo. Sería bueno que al momento de andar por la ciudad se comportara como una señorita civilizada y no como una simple campesina, eso ayudaría bastante _ le dijo James de manera arrogante mirándola con furia, sacudiéndose la nieve que tenía en su costoso y elegante abrigo.

Sofia apretó los labios, cerró sus puños con tanta furia que sus nudillos se tornaron blancos. Su sangre italiana entró en ebullición en dos segundos provocando que la blanca piel de su rostro se enrojeciera de la indignación que sentía en ese momento.

_ ¡Vaya, tú sí que eres imbécil! Te pedí disculpas ¡Maledetto! _ le gritó ella enfurecida _ ¡Debería derribarte de nuevo y esta vez asegurarme que te quedes ahí por horas! Pero no tengo tiempo para perder en idiotas arrogantes como tú _ le dijo tomando las cosas que había dejado en el suelo para ayudarlo y emprendiendo la carrera nuevamente.

James se quedó atónito. Al instante, dejó de pasarse la mano por su ropa para observar cómo se alejaba la chica.

_ ¡No puedo creerlo... realmente no puedo creer que haya gente tan maleducada! _ musitó mientras la seguía mirando _ Actúa como una desquiciada y encima se da el lujo de insultarme. ¡A mí!

Maleducada, salvaje, casi una fiera. ¡Pero que hermosa era! Por suerte, él era un gran observador y pudo captar al instante el furioso pero hermosísimo rostro de su “atacante”.

Emprendió su camino sonriendo y meneando la cabeza. Al menos le había sucedido algo fuera de lo común en su vida, haciéndolo sentir por unos minutos que estaba vivo.

Decidió tomarse un tiempo más y entrar a un local para tomar un café, estaba decidido a ser alguien normal por un rato más. Sin guardaespaldas, ni asistentes, ni aduladores.

Solo James.

_ Bueno, hoy ya me han derribado, insultado y maldecido _ sonrió mientras saboreaba su exquisito café_ Creo que no puedo quejarme.

Pero su mente había quedado impregnada con el rostro de la bella Sofia. Sin darse cuenta se estaba maldiciendo por haber sido el mismo idiota arrogante de siempre y en lugar de aceptar su ayuda, comportarse como lo hizo.

Si hubiese tenido más tacto o ser distinto a lo que él era, ese café podría estar compartiéndolo con ella o al menos haber conseguido su número telefónico. Pero no, arruinó todo antes de empezar.

Hizo una mueca.

_ ¿Pero en qué demonios estoy pensando? _ dijo reprobándose _ ella actúa como una cavernícola ¿y yo soy el que procedió mal? Sin duda me debo haber golpeado la cabeza.

Claro, ¡era eso! Él jamás se equivocaba y mucho menos, procedía por impulsos. Fue educado para ser todo un correcto caballero.

A pesar del intenso frio, Sofia había llegado al hotel toda sudada. Rápidamente se colocó su uniforme y se dispuso a trabajar.

En el camino se encontró con el señor Jones, su jefe.

_ Perdón señor Jones, he llegado tarde lo sé _ dijo agobiada _ ¡Es que si yo le contara!

El hombre arrugó su frente y se rascó la cabeza.

_ ¿Pero de qué diablos estás hablando Sofia? _ dijo sonriendo_ Llegaste a horario, sube con Rosa deben asear la suite principal. Necesito que lo hagan lo más rápido posible ya que al huésped no le gusta que haya gente extraña cuando él está presente, aprovechen que no está.

Ella dio un suspiró como quejándose.

_ Otro insoportable soberbio _ musitó frunciendo el ceño.

_ ¿Qué? _ dijo su jefe frunciendo el ceño.

_ Nada... nada olvídelo iré con Rosa _ le dijo Sofia diligente.

Salió al encuentro de su compañera que ya estaba yendo hacia el lugar, quien la recibió con una gran sonrisa.

Todos apreciaban a la chica en ese lugar, todos menos Katrina. Por alguna razón desconocida odiaba a la joven.

_ Uf... la señorita perfecta, como siempre excusándose o haciéndose la tonta para dejarnos mal al resto _ dijo tratando de meter discordia entre sus compañeras _ a ella solo le importa quedar bien ante los ojos del señor Jones para que él, le tenga consideración en todo.

La mayor de todas las empleadas la hizo callar.

_ ¿Por qué no te dedicas a hacer lo que debes y dejas de mirar lo que hace Sofia? Ella cumple muy bien con su trabajo_ le dijo mirándola muy molesta y con seriedad _ trabaja aquí hace más de dos años y jamás ha faltado. ¡No sé porque la odias tanto!

_ ¡Porque se cree más que nosotros! _replicó Katrina _ es una presumida.

La señora le hizo un ademán porque ya no quería seguir escuchándola. Katrina apretó los labios y se fue a su puesto.

_M*ldita estúpida _dijo por lo bajo _ uno de estos días, harás algo mal... ya verás.

Sofia sabía a la perfección lo que debía hacer, así que el aseo de la habitación lo harían en un santiamén.

_ Oye Rosa... ¿Quién se hospeda aquí? ¿Una momia? _ bromeó la chica _ parece que no viviera nadie aquí, todo está impoluto.

La mujer se echó a reír.

_ No conozco al señor, me han dicho que es uno de los hombres más ricos del mundo, que tiene no sé cuántos millones _ respiró hondo _ Quien pudiera...

_ Pues a juzgar por la habitación, diría que casi ni respira _ sonrió Sofia _ Debe ser uno de esos millonarios excéntricos que te miran desde arriba ¿No?

_ Hum, las chicas me han dicho que ni siquiera habla... no lo sé _ dijo Rosa.

Sofia se encogió de hombros.

_ ¡Pues bien aburrido debe ser! _ Le espetó la joven riendo.

Estaba tan compenetrada en su trabajo, que no se había dado cuenta que el distinguido huésped estaba detrás de ella.

Sorpresa ... sorpresa.

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