Capítulo 7 ¡Iremos por ella!

Sofia salió del hotel con pasos apresurados, con la mirada baja y los ojos llenos de lágrimas de impotencia. La injusticia de su despido pesaba en su corazón como una lápida y sentía una mezcla de rabia y tristeza.

Más rabia que otra cosa. Pensó que, si tuviera en ese momento frente a ella a James, no dudaría un segundo en golpearlo hasta derribarlo nuevamente y luego dejarlo en el suelo y que fuera corroído por las ratas.

Emitió una maquiavélica sonrisa de solo pensarlo. Pero al evocar aquel beso, su corazón comenzó a latir con una fuerza inusitada. Ella jamás pensó que el beso tan esperado fuera con alguien como James.

Su frustración y dolor, provenía porque a pesar de cómo había sucedido todo, ese beso le despertó emociones inexplicables, una amalgama de pasión y miedo.

_ Me besó de esa manera ... ¿Acaso pensó que terminaría en la cama con él, solo por ser quién es? _ dijo con tristeza y decepción.

La nieve caía en copos grandes, cubriendo en su plenitud a Nueva York con un manto espeso y blanco. Caminó sin rumbo por un buen rato tratando de ordenar sus pensamientos, pero las emociones y preocupaciones la abrumaban. La brisa invernal le helaba la piel, pero no le importaba, necesitaba un lugar donde calmarse y desahogarse lejos de la mirada inquisitiva de la gente.

_ Y ahora... ¿qué diablos voy a hacer? _ dijo sonriendo con tristeza.

Se detuvo en un pequeño y acogedor café para resguardarse del frio para calmarse y pensar con nitidez. Normalmente, en ocasiones en las que necesitaba hablar y ser contenida llamaría a su mejor amigo Aidan, pero esta vez no podía hacerlo. El la conocía tan bien que, si indagaba mucho, ella le terminaría contando todo, y no quería que él supiera que James la había besado. De solo pensarlo, sus mejillas se tiñeron de un rubor cálido.

“¡Esto no me puede estar sucediendo, sigo pensando en el maledetto que me despidió! ¿Por qué tiene que ser tan guapo?” pensó furiosa.

_ Ten un poco de dignidad Sofia, te mandó a despedir porque no quisiste terminar en la cama con él, pervertido... _ musitó mientras tomaba café _ mejor concentrate en buscar un nuevo empleo, en lugar de estar pensando en él y en tonterías ...

Pero esas sensaciones, volvían una y otra vez a ella.

Mientras tanto, James quien en un principio había decidido esperar hasta el otro día para volver a verla, sintió tal inquietud que no pudo esperar más. Sentía una gran necesidad de hablar con ella, porque después de la efervescencia del momento, comenzó a sentir un inexplicable vacío en su alma.

Tomó su celular y llamó a su hombre de confianza.

_ Peter, necesito que hagas algo por mi _ le dijo un tanto dubitativo, pues realmente no le encontraba explicación a lo que estaba planeando hacer.

El hombre asintió.

_ Dígame señor.

_ Quiero que vayas hasta el sector en donde están los empleados del hotel y traigas a una mucama que se llama Sofia _ le dijo con firmeza.

Peter White no solo era su jefe de guardaespaldas y hombre de extrema confianza, sino también el único amigo por así decirlo que James poseía. Ya que con la complicada personalidad que el joven tenía a veces se tornaba intratable.

_ Pero señor James... ¿Una mucama? _ sonrió divertido _ si usted quiere puedo encontrarle algo mejor que eso...

El joven frunció el ceño.

_ ¡Ve y haz lo que te ordeno! Tengo que hablar con ella ahora mismo _ le dijo con seriedad y firmeza, sin dale explicación alguna.

_ Como diga _ dijo Peter sin cuestionar nada más _ en un rato se la llevaré.

James asintió con tranquilidad, si había alguien que podía persuadir a una persona, ese alguien era Peter, aunque la persona tuviera un carácter endemoniado como lo tenía Sofia.

Al ver que los minutos pasaban y Peter no llegaba con la joven, se impacientó.

_ ¿Dónde se metió? _ musitó caminando de un lado a otro _ ¿Por qué tardan tanto?

Al rato, el hombre lo llamó.

_ ¡¿Qué pasó?! ¿Dónde está ella? _ dijo con molestia James.

Peter suspiró hondo. “Esto no le va a gustar ni un poco al jefe” pensó con cierta preocupación.

_ La han despedido señor _ dijo entre resoplidos.

James se sobresaltó.

_ ¡¿Qué?! _ dijo furioso_ ¿Por qué?

_ La despidieron por la discusión que tuvo con usted señor_ emitió una leve sonrisa_ Dije que eso no podía ser posible... ¿alguien como usted discutiendo con una mucama? ¡Usted ni siquiera discute con su padre!

James entrecerró los ojos, trató de pensar con claridad por un momento.

_ Traeme al gerente inmediatamente _ dijo con fastidio_ No sé qué ha sucedido aquí, pero lo voy a averiguar.

James no podía sacarse de la cabeza la imagen de Sofia.

Su actitud desafiante y su singular belleza lo habían intrigado, mucho más de lo que estaba dispuesto a admitir. Los detalles de su fortuito encuentro seguían frescos repitiéndose una y otra vez en su mente, desde la forma en que ella lo miraba con furia, hasta el brillo de sus ojos cuando lo enfrentó con vehemencia, y ese beso, ese profundo y arrebatado beso.

Tuvo que lidiar con su habitual arrogancia y admitir que había algo en Sofia que lo había atraído y mucho.

Pero... ¿Qué le había atraído de esa chica tan impulsiva y visceral?

El gerente entró con la mirada inquisitiva y con temor.

_ Señor...

James no pidió ni dio explicaciones, él estaba acostumbrado a ordenar.

_ Llame inmediatamente a la empleada que acaba de despedir y pídale que regrese _ lo miró de una manera que hizo que el gerente se estremeciera _ si es necesario, ¡le ruega o se arrodilla pidiéndole perdón, pero quiero que vuelva a trabajar en el hotel!

El hombre lo miró perplejo.

_ Pero, señor...

_ ¿No escuchó? ¡Llámela ahora mismo!

Así lo hizo, después de varios intentos ella lo atendió, pero ni siquiera lo dejó hablar.

_ ¡Váyanse al diablo usted y ese cerdo abusador de Fenton! _ le grito ella cortándole la llamada.

Como estaba en altavoz, todos la pudieron oír. James permaneció serio y luego sonrió, mirando a Peter.

_ Prepara todo, vamos a buscarla _ dijo mientras Peter lo miraba atónito _ en cuanto a usted Smith, arreglaré cuentas más tarde.

_ Señor, la chica vive en el Bronx _ dijo Peter preocupado.

James lo miró con indiferencia.

_ Si, ¿Y? Iremos por ella.

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