Adrián comenzó a recordar esa tarde: Su corazón era un conjunto de emociones negativas andando; sin embargo, le dijo: “Salí del banco, estaba ofuscado y dolido por tu actitud, entonces una señora se me acercó, tenía un rostro amable y una voz dulce y me dijo: —¡Qué carita tan triste tienes lindo!—y añadió a sus comentarios—Un joven apuesto como tú debe estar rebosando de alegría. No supe por qué, pero sentí que podía desahogarme con ella. —Me gustaría estar alegre—le dije—sin embargo, voy a terminar con mi novia hoy. Entonces me preguntó: —¿Dejaste de quererla? —La amo y es por eso que debo concluir con nuestra relación. La anciana me miró dulcemente y me dijo: —A veces el amor se muestra confuso, tal vez ella necesite tiempo para reflexionar sobre muchas cosas. Entonces le dije muy triste: —Ella busca a alguien especial y ese alguien no soy yo… —Creo que Carelis debe aprender el verdadero significado del amor, pero de forma diferente—Entonces miró a todos lad
Carelis pintaba un cuadro esa tarde, no era una pintora excelente, pero tenía talento para hacer flores y una que otra silueta y en ese momento hacía la pequeña silueta de una niña que jugaba entre las flores del jardín. Jonás se acercó a verla. —Tienes talento sobrina, es un buen cuadro. —¿Te parece? —Sí, siempre hay que perfeccionar los detalles, pero se ve claro lo que deseas comunicar. Daled se acercó con algo entre sus manitas y le dijo a su mamá. —Mami… Hada, hada. Carelis, miró su mano y vio una pelusita blanca en ella. —Es una pelusita blanca, podemos pedirle un deseo juntas, ¿te parece, Daled? La pequeña de ojos miel sonrió emocionada y Carelis cerró sus ojos y la pequeña la imitó. —Deseo que Adrián llegue pronto con un rico postre, —Yo también deseo lo mismo…—sonrió la pequeña. Al poco tiempo escucharon la puerta. —¡Es papi! Corrió a la entrada y Adrián llegaba con una bandeja de dulces que su padre le había comprado a su pequeña nieta. —¡Hola a todos!—dijo con
Parecía el fragmento de una película de terror:La chica yacía arrodillada cerca del cuerpo de un joven mozo. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y el rímel corrido por su rostro. La gente los rodeaba, usando sus móviles para captar la escena lo más nítida posible, viendo el espectáculo mórbido de la hora y compartiéndolo en redes sociales. Alguien pedía ayuda por teléfono con voz alarmada, mientras otros murmuraban sobre lo pasado. Los pocos testigos que vieron el hecho se contradecían, ya que todo fue tan rápido. Los comentarios giraban en torno a rumores sobre un asalto; otros aseguraban haberlo visto caer del bus en movimiento y unos pocos que alguien lo había empujado.El chofer del bus discutía con un policía y a lo lejos se escuchaba el ruido de sirenas acercándose. Mientras todo eso se daba a su alrededor, Carelis estaba con la vista perdida en la nada y miles de emociones en su pecho, ¿qué había pasado? No lo podía recordar, ni cómo llegó a lado de su novio. Adrián no se
“Las tragedias suelen remover nuestra fibra más honda y causan transformaciones; a veces, nos cambian para bien y otras sacan lo peor de nosotros, lo sé bien, he vivido unas cuantas en mi vida. Todo parece una cuestión de elección, la vida nos desafía cuando nos muestra un camino distinto al que seguimos, un camino que muchas veces suele ser revelador”.Los ojos cafés de Carelis seguían cada movimiento de los paramédicos, veía acomodar el cuerpo de Adrián en la camilla, aún estaba vivo, pero, por la forma en cómo se expresaban los médicos, el estado de su novio era alarmante. La clínica Santa Rita los recibió inmediatamente y le dieron el ingreso a cirugía, aunque Carelis deseó acompañarlo, hasta el final se lo impidieron y Adrián se perdió tras una puerta de cristal. Carelis quedó en medio del pasillo, sola esperando noticias alentadoras.Sentía su corazón sobrecogido por el miedo y un nudo en la garganta que le impedía gritar su pena y lo peor era que su mente estaba en blanco c
Una vuelta al pasado¿Era malo tener espíritu romántico? ¿Creer en cuentos de hadas? ¿O en amores verdaderos? Tal parecía que a Adrián el lado romántico se le había ido y actuaba como si cosas maravillosas o especiales no podían sucederle.—Solo creo que es especial… Me parece lo más acertado del mundo.—¿Eso piensas?—dijo molesto.—Sí.—¿Te has puesto a reflexionar si ese sujeto lo encontró?Carelis hizo una mueca y entonces le dijo a su novio.—Supongo que sí.—Pero no estás segura…—¿Eso que tiene que ver?—dijo molesta.—Tiene que ver que no sabes si ese tipo dice la verdad y ya deseas ponerle tu vida en sus manos.Adrián era muy teatral, estaba renuente a ir a visitar a un sicólogo que había experimentado por medio de regresiones y ayudado a parejas a encontrar a su amor verdadero. Entonces se alzó de hombros y le dijo a su novio de dos años.—Quiero saber…Adrián fijó sus ojos miel en la joven y le dijo:—¿Y si te dice que no soy yo?—Entonces tendré que seguir buscando.Él se ri
Carelis miraba por la ventana del jardín de la casa de su tío, las flores que un día plantó estaban floreciendo, veía de cuando en cuando un ave amarilla revolotear y algunas abejas. Podía hasta escuchar el zumbido de ellas en esos momentos; también había sembrado una planta de Abejón y sabía que cuando floreciera los abejones negros serían clientes de ellos, entonces se escucharía más vida en su pequeño jardín y eso era bueno.Su tío era pintor y había dejado un cuadro a medio terminar, era de un mar o algo parecido. El pitido de la cantina de agua se escuchó en esos momentos y ella fue a retirarla del fuego, le venía bien un té a esa hora, algo para los nervios, pues estaba ansiosa porque llegará el día en que pudiera hacerse su primera regresión.Pensó en épocas: francesa, clásica, renacentista, hundimiento del Titanic. La mente volaba en ideas locas… Tomó su móvil y vio que no había pasado muchas horas desde la cita. Revisó los innumerables casos de personas que aducían haber enco
Los días de invierno eran los más calurosos en la ciudad. El sol demostraba su vigor a tempranas horas del día, algunos rayos se filtraban por las cortinas de su habitación y llegaban hasta su rostro.Carelis yacía en la cama, su vista estaba fija en un punto equis del techo, no había dormido en toda la noche porque las imágenes de lo vivido la acuciaban atormentando su mente. Había tomado la decisión de no ir a trabajar por unos días porque Adrián la necesitaba junto a él y no le iba a fallar, no podía fallarle en esos momentos.Carelis ignoraba el tiempo que Adrián permanecería internado. Una parte de ella deseaba que fuese poco, odiaba los hospitales y clínicas; le traían malos recuerdos. Su madre había muerto en uno de ellos, fue una convalecencia larga y penosa, como una persona sensible, hubo noches en que pudo sentir la muerte rondando, su presencia era la de un frío extremo que hiere voluntades. Nunca pensó vivirlo de nuevo, pero no es lo que uno desee, es lo que está escrito
La nostalgia la había invadido, una enfermera se acercó a ella, era hora de visita y ella podía verlo un instante. El frío pasillo le dio la bienvenida nuevamente y pudo verlo. —Sigue estable…—dijo la mujer. —Parece frágil… —Pero es un hombre fuerte… Es su novio, ¿Verdad? —Sí, mi novio, mi amigo…—la miró. —Tenga fe, estás situaciones son muy difíciles y solo la fe puede ayudar. Fe era una palabra que molestaba a Carelis que le dijo a la enfermera: —Usted no entiende...—dijo con dolor Carelis—Ya he visto irse de mi vida a muchas personas, primero a mi padre, al que nunca más volví a ver, luego mi madre, murió de una penosa enfermedad… Amigos y amigas, días y noches especiales, horas difíciles, todo se va, pero en mí van dejando una huella dolorosa. La enfermera comprendía muy bien y con su filosofía vivencial le dijo a la joven: —Yo sé de la vida niña, somos frágiles, es nuestro destino, he visto muchos nacimientos, son lindos, es la vida en su máxima expresión, pero tambi