Esas palabras eran tan poderosas y verdaderas y le hicieron bien escucharlas. La anciana entonces le preguntó: —¿Lo amas? Carelis lo miró y entonces respondió segura. —Sí. La anciana tomó su mano y le dijo con mucha certeza: —Él sabe que tiene que volver y ese cariño que le das le está todo lo que haces le está haciendo tanto bien; el sentirse amado por alguien hace un bien enorme. Carelis sonrió y entonces le preguntó: —¿Cómo está su enfermito? La mujer hizo un gesto con su mano y le dijo: —Está entendiéndolo todo, no te preocupes por él, que de él me ocupo yo, siempre es todo, es un proceso y no se ve el resultado hasta el final—tomó su mano y le dio unas palmaditas—Es hermoso ver a un hombre como Adrián, él nos hace revisar nuestro concepto del amor y de la vida. Eso no lo entendió, tal vez su estado hacía reflexionar en esos detalles; sin embargo, la joven preguntó intrigada: —¿De qué forma? —Querida, el más grande amor que una persona puede lograr es el dar la vida
Nadie podía culparla por desear algo especial, pero si eso especial la separaba de la realidad era lo complicado. Le pareció una cursilería bastante grande de su parte, si algo debía reconocer era que Adrián siempre fue honesto con ella y un hombre de ideas y conceptos claros, además poseía un espíritu romántico que lo volvía sensible y se lo demostró al decirle: —Carelis, te amo y lo que siento por ti me hace pensar que en el amor hay perfección. En cambio, ella era lo más parecido a una pared firme, rígida, fría y a veces inamovible y le respondió. —Yo necesito a un hombre perfecto… Aunque, solo sea perfecto para mí. —Entonces me rindo…—lo dijo con una dolorosa resignación— No voy a dejar que me evalúes, si lo permito ahora siempre será así… Entonces añadió dolido: —Es mejor terminar aquí y ahora, se acabó Carelis, se acabó… En ese momento le pareció un vil chantaje de su parte, pero no se iba a dejar impresionar y con el periódico en la mano le dijo: —Se me hace tarde, d
Se levantó y fue hasta él, acarició su piel y se dijo que ya era hora de hacer algo especial por Adrián, algo que verdaderamente saliese de su corazón. Se arrodilló junto a él y tomó su mano con fuerza y dijo: “Padre Dios, hace tiempo que no recurro a ti, no consideraba necesitarlo, pero esta noche no te voy a pedir por mí, sino por Adrián, mi novio, sé que lo conoces, sabes lo bueno que ha sido. Adrián ahora está dormido, es un sueño largo el que lo acoge y mantiene alejado de las personas que ama. Yo sé que con tu infinito amor lo acompañas este donde este y que siempre le harás compañía. Padre, amo a este hombre y desearía verlo de nuevo bien, pero no se haga mi voluntad, sino la Tuya… Y dile… Que lo amo”. Por primera vez en mucho tiempo se sintió bien, le dio un beso en los labios y salió a comer a la cafetería. No miró el reloj, disfrutó de un sanduche de pollo, charló con parientes de pacientes que pasaban su propio periplo como ella con sus dolientes, le contaban sus
Adrián comenzó a recordar esa tarde: Su corazón era un conjunto de emociones negativas andando; sin embargo, le dijo: “Salí del banco, estaba ofuscado y dolido por tu actitud, entonces una señora se me acercó, tenía un rostro amable y una voz dulce y me dijo: —¡Qué carita tan triste tienes lindo!—y añadió a sus comentarios—Un joven apuesto como tú debe estar rebosando de alegría. No supe por qué, pero sentí que podía desahogarme con ella. —Me gustaría estar alegre—le dije—sin embargo, voy a terminar con mi novia hoy. Entonces me preguntó: —¿Dejaste de quererla? —La amo y es por eso que debo concluir con nuestra relación. La anciana me miró dulcemente y me dijo: —A veces el amor se muestra confuso, tal vez ella necesite tiempo para reflexionar sobre muchas cosas. Entonces le dije muy triste: —Ella busca a alguien especial y ese alguien no soy yo… —Creo que Carelis debe aprender el verdadero significado del amor, pero de forma diferente—Entonces miró a todos lad
Carelis pintaba un cuadro esa tarde, no era una pintora excelente, pero tenía talento para hacer flores y una que otra silueta y en ese momento hacía la pequeña silueta de una niña que jugaba entre las flores del jardín. Jonás se acercó a verla. —Tienes talento sobrina, es un buen cuadro. —¿Te parece? —Sí, siempre hay que perfeccionar los detalles, pero se ve claro lo que deseas comunicar. Daled se acercó con algo entre sus manitas y le dijo a su mamá. —Mami… Hada, hada. Carelis, miró su mano y vio una pelusita blanca en ella. —Es una pelusita blanca, podemos pedirle un deseo juntas, ¿te parece, Daled? La pequeña de ojos miel sonrió emocionada y Carelis cerró sus ojos y la pequeña la imitó. —Deseo que Adrián llegue pronto con un rico postre, —Yo también deseo lo mismo…—sonrió la pequeña. Al poco tiempo escucharon la puerta. —¡Es papi! Corrió a la entrada y Adrián llegaba con una bandeja de dulces que su padre le había comprado a su pequeña nieta. —¡Hola a todos!—dijo con
Parecía el fragmento de una película de terror:La chica yacía arrodillada cerca del cuerpo de un joven mozo. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y el rímel corrido por su rostro. La gente los rodeaba, usando sus móviles para captar la escena lo más nítida posible, viendo el espectáculo mórbido de la hora y compartiéndolo en redes sociales. Alguien pedía ayuda por teléfono con voz alarmada, mientras otros murmuraban sobre lo pasado. Los pocos testigos que vieron el hecho se contradecían, ya que todo fue tan rápido. Los comentarios giraban en torno a rumores sobre un asalto; otros aseguraban haberlo visto caer del bus en movimiento y unos pocos que alguien lo había empujado.El chofer del bus discutía con un policía y a lo lejos se escuchaba el ruido de sirenas acercándose. Mientras todo eso se daba a su alrededor, Carelis estaba con la vista perdida en la nada y miles de emociones en su pecho, ¿qué había pasado? No lo podía recordar, ni cómo llegó a lado de su novio. Adrián no se
“Las tragedias suelen remover nuestra fibra más honda y causan transformaciones; a veces, nos cambian para bien y otras sacan lo peor de nosotros, lo sé bien, he vivido unas cuantas en mi vida. Todo parece una cuestión de elección, la vida nos desafía cuando nos muestra un camino distinto al que seguimos, un camino que muchas veces suele ser revelador”.Los ojos cafés de Carelis seguían cada movimiento de los paramédicos, veía acomodar el cuerpo de Adrián en la camilla, aún estaba vivo, pero, por la forma en cómo se expresaban los médicos, el estado de su novio era alarmante. La clínica Santa Rita los recibió inmediatamente y le dieron el ingreso a cirugía, aunque Carelis deseó acompañarlo, hasta el final se lo impidieron y Adrián se perdió tras una puerta de cristal. Carelis quedó en medio del pasillo, sola esperando noticias alentadoras.Sentía su corazón sobrecogido por el miedo y un nudo en la garganta que le impedía gritar su pena y lo peor era que su mente estaba en blanco c
Una vuelta al pasado¿Era malo tener espíritu romántico? ¿Creer en cuentos de hadas? ¿O en amores verdaderos? Tal parecía que a Adrián el lado romántico se le había ido y actuaba como si cosas maravillosas o especiales no podían sucederle.—Solo creo que es especial… Me parece lo más acertado del mundo.—¿Eso piensas?—dijo molesto.—Sí.—¿Te has puesto a reflexionar si ese sujeto lo encontró?Carelis hizo una mueca y entonces le dijo a su novio.—Supongo que sí.—Pero no estás segura…—¿Eso que tiene que ver?—dijo molesta.—Tiene que ver que no sabes si ese tipo dice la verdad y ya deseas ponerle tu vida en sus manos.Adrián era muy teatral, estaba renuente a ir a visitar a un sicólogo que había experimentado por medio de regresiones y ayudado a parejas a encontrar a su amor verdadero. Entonces se alzó de hombros y le dijo a su novio de dos años.—Quiero saber…Adrián fijó sus ojos miel en la joven y le dijo:—¿Y si te dice que no soy yo?—Entonces tendré que seguir buscando.Él se ri