“Cuando era niña pensaba que era un comunicador colgado para que yo lo tomase y hablase con Dios—sonrió a lo tonto—y hay estrellas, pocas, pero las hay... Es un privilegio poder verlas, son como brillitos salpicando la noche, soñaba que eran parte de un vestido de la dama más elegante del mundo. ¿Recuerdas el chiste de que la luna te seguía? Solía reflexionar en eso mucho, opinaba que si corría y ella lo hacía donde estaba su sudor e incluso creía que su sudor se convertía en nuevas estrellas. El cielo es de un lindo color azul oscuro y hay pocas nubes en el firmamento, nubes blancas que se diluyen con el viento dando una sensación de difuminación al firmamento, así lo explicaría mi tío pintor. Afuera debe correr un rico viento de verano, ese viento helado que te traspasa hasta los huesos—sonrió—viento de cometas y de sueños… Recuerdo que cuando volé mi primera cometa fue la sensación más rica de todas, sentía que podía elevar cualquier cosa, ¿Sabes? Me gusta esta noche, a veces co
La anciana analizaba cada gesto de la joven, podía ver la lucha interna de la joven:—¿Y si tú fueses su alma gemela?—A veces, lo pensaba, pero tenía miedo—miró a su novio dormir y comentó con tristeza—Siempre me negué a considerar eso, entonces salió ese artículo en el diario que decía que un importante siquiatra había ayudado a encontrar a otros su alma gemela, mediante regresiones—hizo una pausa para recordar su ingenuidad y continuó—Se lo dije a Adrián y se enojó, luego discutimos y…—sollozó—Sucedió esto. La anciana le preguntó suspicazmente:—¿Deseabas encontrarla o cerciorarte de que era él?—captó su atención, entonces añadió—Sé que estabas casi segura que era él. Carelis miró a su novio dormido y en silencio respondió:—Deseaba cerciorarme, aunque somos tan diferentes, Adrián creyó en mí, en que era su gran amor.—Carelis…—hizo una pausa reflexiva que ella misma interrumpió en su momento—He pasado muchos años en este mundo, he visto a muchas personas buscar al amor ver
Esa tarde, al ingresar al pasillo, vio a Noelia fuera, se supone que debía cuidar de Adrián y se acercó curiosa a preguntar: —¿Pasó algo? —Emiliano está adentro—acarició el cabello de Carelis con ternura y comentó—Ya tienen el resultado de los últimos exámenes de Adrián. El corazón de Carelis se apretó de emoción y miedo. —¿Cuáles son? —La lesión está cediendo—vio su emoción y no quiso engañarla—Pero no te ilusiones, el doctor dice que el tiempo lo dirá todo. Respiró hondo, siempre el tiempo metido entre ellos y le dijo con paciencia a la señora: —Eso lo sé de memoria. —¿Descansaste? —Un poco… Noelia la acarició y le dijo en tono recomendador: —Debes descansar Carelis, pasar la noche aquí es mucho esfuerzo para una joven, espero que te estés alimentando bien. —Me cuido lo necesario. —Eso espero, eso espero. Carelis entró a dejar la mochila y las flores y encontró a Emiliano con lentes leyéndole un libro a su hijo, verlo así le dio la impresión de que veía a
Esas palabras eran tan poderosas y verdaderas y le hicieron bien escucharlas. La anciana entonces le preguntó: —¿Lo amas? Carelis lo miró y entonces respondió segura. —Sí. La anciana tomó su mano y le dijo con mucha certeza: —Él sabe que tiene que volver y ese cariño que le das le está todo lo que haces le está haciendo tanto bien; el sentirse amado por alguien hace un bien enorme. Carelis sonrió y entonces le preguntó: —¿Cómo está su enfermito? La mujer hizo un gesto con su mano y le dijo: —Está entendiéndolo todo, no te preocupes por él, que de él me ocupo yo, siempre es todo, es un proceso y no se ve el resultado hasta el final—tomó su mano y le dio unas palmaditas—Es hermoso ver a un hombre como Adrián, él nos hace revisar nuestro concepto del amor y de la vida. Eso no lo entendió, tal vez su estado hacía reflexionar en esos detalles; sin embargo, la joven preguntó intrigada: —¿De qué forma? —Querida, el más grande amor que una persona puede lograr es el dar la vida
Nadie podía culparla por desear algo especial, pero si eso especial la separaba de la realidad era lo complicado. Le pareció una cursilería bastante grande de su parte, si algo debía reconocer era que Adrián siempre fue honesto con ella y un hombre de ideas y conceptos claros, además poseía un espíritu romántico que lo volvía sensible y se lo demostró al decirle: —Carelis, te amo y lo que siento por ti me hace pensar que en el amor hay perfección. En cambio, ella era lo más parecido a una pared firme, rígida, fría y a veces inamovible y le respondió. —Yo necesito a un hombre perfecto… Aunque, solo sea perfecto para mí. —Entonces me rindo…—lo dijo con una dolorosa resignación— No voy a dejar que me evalúes, si lo permito ahora siempre será así… Entonces añadió dolido: —Es mejor terminar aquí y ahora, se acabó Carelis, se acabó… En ese momento le pareció un vil chantaje de su parte, pero no se iba a dejar impresionar y con el periódico en la mano le dijo: —Se me hace tarde, d
Se levantó y fue hasta él, acarició su piel y se dijo que ya era hora de hacer algo especial por Adrián, algo que verdaderamente saliese de su corazón. Se arrodilló junto a él y tomó su mano con fuerza y dijo: “Padre Dios, hace tiempo que no recurro a ti, no consideraba necesitarlo, pero esta noche no te voy a pedir por mí, sino por Adrián, mi novio, sé que lo conoces, sabes lo bueno que ha sido. Adrián ahora está dormido, es un sueño largo el que lo acoge y mantiene alejado de las personas que ama. Yo sé que con tu infinito amor lo acompañas este donde este y que siempre le harás compañía. Padre, amo a este hombre y desearía verlo de nuevo bien, pero no se haga mi voluntad, sino la Tuya… Y dile… Que lo amo”. Por primera vez en mucho tiempo se sintió bien, le dio un beso en los labios y salió a comer a la cafetería. No miró el reloj, disfrutó de un sanduche de pollo, charló con parientes de pacientes que pasaban su propio periplo como ella con sus dolientes, le contaban sus
Adrián comenzó a recordar esa tarde: Su corazón era un conjunto de emociones negativas andando; sin embargo, le dijo: “Salí del banco, estaba ofuscado y dolido por tu actitud, entonces una señora se me acercó, tenía un rostro amable y una voz dulce y me dijo: —¡Qué carita tan triste tienes lindo!—y añadió a sus comentarios—Un joven apuesto como tú debe estar rebosando de alegría. No supe por qué, pero sentí que podía desahogarme con ella. —Me gustaría estar alegre—le dije—sin embargo, voy a terminar con mi novia hoy. Entonces me preguntó: —¿Dejaste de quererla? —La amo y es por eso que debo concluir con nuestra relación. La anciana me miró dulcemente y me dijo: —A veces el amor se muestra confuso, tal vez ella necesite tiempo para reflexionar sobre muchas cosas. Entonces le dije muy triste: —Ella busca a alguien especial y ese alguien no soy yo… —Creo que Carelis debe aprender el verdadero significado del amor, pero de forma diferente—Entonces miró a todos lad
Carelis pintaba un cuadro esa tarde, no era una pintora excelente, pero tenía talento para hacer flores y una que otra silueta y en ese momento hacía la pequeña silueta de una niña que jugaba entre las flores del jardín. Jonás se acercó a verla. —Tienes talento sobrina, es un buen cuadro. —¿Te parece? —Sí, siempre hay que perfeccionar los detalles, pero se ve claro lo que deseas comunicar. Daled se acercó con algo entre sus manitas y le dijo a su mamá. —Mami… Hada, hada. Carelis, miró su mano y vio una pelusita blanca en ella. —Es una pelusita blanca, podemos pedirle un deseo juntas, ¿te parece, Daled? La pequeña de ojos miel sonrió emocionada y Carelis cerró sus ojos y la pequeña la imitó. —Deseo que Adrián llegue pronto con un rico postre, —Yo también deseo lo mismo…—sonrió la pequeña. Al poco tiempo escucharon la puerta. —¡Es papi! Corrió a la entrada y Adrián llegaba con una bandeja de dulces que su padre le había comprado a su pequeña nieta. —¡Hola a todos!—dijo con