Para Rose Burton, ese día era especial cargado de emociones y algunas lágrimas. Cuatro años habían transcurrido de la muerte de Tom, durante treinta años juntos, se habían amado como locos jóvenes cazadores de estrellas y deseos. Ahora eran recuerdos todos atesorados, uno por uno en el corazón anidados, aunque no quería mentir, también deseaba pasar esa hoja y que le dejaran vivir en el presente, en momentos sentía que eran sus hijos egoístas, queriendo que ella tejiese todo el día, y se olvidara del mundo allí afuera.Quien hubiese pensado que Tom, se iría primero, pero sucedió, mientras pensaba en cada detalle, alisó las sábanas, encaminándose hacia el amplio baño, la bata se dejó caer con desgano en el pequeño aparador mientras ella ingresaba a la ducha, el agua estaba en su punto ideal, de modo que no tardó mucho, pero le habría gustado mucho en realidad pasar una hora allí en la sala de baño sin nada más que sentada en el enlozado mirando a la nada.Era un día de tantas cosas por
Rose condujo espacio de unos quince minutos los cuales se le hicieron casi media hora, al llegar a la escuela de natación subió las cortas gradas e hizo su entrada al recinto. Aunque ella había nacido en California y sus padres habían vivido allí toda su vida, Tom y ella eligieron a Lewiston desde el mismo día que llegaron, allí encontraron la propiedad con la que habían soñado siempre. Era la segunda ciudad más grande del estado de Maine. Tenía sitios hermosos, era conocida como una ciudad multicultural con un muy bajo costo de vida, era una ciudad tranquila, su café era producto de años de trabajo, sacrificios y luchas, pero había valido la pena.-Rose -Se dijo a si misma- Ha valido la pena, lo has hecho bien nena, así que ahora disfruta el paisaje- se reía feliz, era su momento.Llegando a la escuela de su nieto, esperó aparcada, le había llamado antes, para tener que evitar entrar y esperar por largos minutos.En un costado observó a Sebas, agitó su mano para hacerse notar, ante
Rose con sus manos en su boca ahogó las emociones que fluían, no quería gritar, sus nietos eran pequeños y que sabían de emociones desbordadas, tenía los ojos perdidos en cada imagen, toda su mente giraba en un torbellino de fotografías, Tom y ella habían sido felices, aunque pasaron sus días grises, esos grises que nunca faltan colocando a prueba el amor, dejando descorrer las cortinas de una intimidad, donde se viven momentos y se guardan secretos, ellos habían superado las adversidades del camino, gente perfecta no existía, eso sería como que ella solicitara que sus rosas, se convirtieran en tulipanes, como todas las cosas en la vida, tiempo ayuda a sanar, y Rose, no quería llorar más, no quería recordarlo de aquella manera. Lo haría a su manera, a cinco años que justo ese día se cumplían, ella lo haría a su manera para una próxima. Se secó las lágrimas, y solo miró al vacío.-Lili, para la próxima creo que es mejor que sencillamente hagamos algo diferente- Lauren le miró fijamente
Rose contuvo la respiración al ver a Lenin avanzar por la barra en dirección a ella, tenía un jean de color negro, camisa a cuadros grises, que resaltaban sus ojos enormes verdes, no se podía negar que era atractivo. Pero para ella solo Lenin un buen amigo, era alto, atlético, se jactaba de tener un físico imponente, blanco, cabellos rubios claros.Lenin llegó al mostrador y se quedó fijamente mirándole.-Hola Rose, aquí esta lo prometido, entradas para nuestra película de esta noche, como de costumbre deberíamos hacerlo--Pues esa costumbre deberás dejarla, de hecho, no iré a cine Lenin, haré algo que tenía pensado hace un tiempo--Rose, por Dios, tú no tienes nada que hacer- Lenin tomó la taza que Rose le acercaba, se fijó en las galletas, mientras tomaba mano de varias.-No deberías subestimar el poder de una mujer independiente, trabajadora, en especial no recibo ordenes de nadie, soy mi propio jefe, algo sumamente confortable--Rose, deberías ir al cine conmigo, muchas mujeres de
-Mamá, por favor puedes pasar por la tintorería, necesito el traje, estaré en una reunión esta noche, es muy importante-.-Lo siento querida, yo también tengo una reunión con mis amistades muy importante por cierto, así que envía a alguien que te haga el favor, o pídeselo a tu esposo, en lejano caso tendrías que ir tu misma, quiero que te hagas cargo de tu vida-.- ¿Estás saliendo con alguien a escondidas?- ¿Y si así fuera en que te afecta hija? –-La verdad, en todo cuanto puedas imaginar mamá, deberías dedicarte a nosotros, a disfrutar de ser abuela, sé que te gusta servir café y todo ese rollo mamá, no se ve bien a tu edad que…-.- ¿A mi edad? –Rose sacudió su cabello –En mi edad las mujeres cenan, toman vino, hacen caminata, van donde les da la gana ir, y si, tienen citas, hacen el amor, no están oxidadas, viviendo la vida a medias, también sienten, se apasionan, ya cuidé y crie tres hijos, tu hijo es tu responsabilidad, no seré una viejecita tejiendo calcetas en navidad, abnegad
La noche llegaba a prisa, en su sala de baño Rose se daba los últimos toques, algo de color en sus mejillas, un chocolate en sus labios, era un tono que le gustaba para usarlo de noche.Apagando las luces de su habitación, en la cocina tomaba un té, no había comido nada para no arruinar la cena, ni muchos menos la compañía.El reloj daba siete cuarenta y tres minutos, sus amigas la pasarían genial, estaba segura que así seria.Ella quizá se atrevería a tomar una copa de vino, alguna caminata por un parque, como que su imaginación iba muy de prisa, y Charles solo le había invitado una cena, su teléfono repicaba en ese momento.-Hola…oh no te preocupes Charles, comprendo bien, si son situaciones que se presentan-.-Lo lamento mucho Rose, pero a mi llegada te llamaré-.-No tienes que hacerlo, mañana será otro día-.Rose colgaba la llamada, Charles no vendría, tenía una situación entre manos que resolver, pues ella iría a cenar, había un restaurante en la zona que quería conocer, mirándos
En su habitación Rose se desmaquillaba, había llamado a Charles para disculparse, era tarde y mejor tomarían el café en otro momento. Charles lamentaba que el imprevisto le hubiese demorado también ante lo cual prácticamente le había quedado mal. Rose le dijo que todo estaba bien, otro día se daría cenar, ¡Y sí que los imprevistos eran a veces una buena noche!En su cama dio varias vueltas, la conversación con Víctor había fluido como si fueran dos viejos amigos del colegio y ahora se reencontraban, eso le había parecido a ella, era agradable, educado, lo que gustaba en Víctor era su sencillez, sin ninguna pose, sin ningún ritual, sencillamente natural.No quería que su mente siguiera haciendo preguntas, era hora de dormir y ella tenía una cita en la peluquería.Mientras en otro lugar de la ciudad, Lenin abría la puerta a Mery, quien pasaba por Sam,-Mery…pasa, no te preocupes, Sam está dormido en el sillón, es un buen chico-.-Gracias Lenin-.- ¿Quieres un café? Te lo hare con gusto,
-Mamá quiero que hablemos esta noche de algo importante, en algún momento si tu faltaras… ¿De quién sería el café? -.-Oh por Dios Lili, que pregunta más inoportuna, mamá es una mujer sana, joven y no es oportuno ahora salir con eso-. Lauren se quedó mirando a Lili.-Lauren no es para que te molestes, sencillamente era una pregunta-.-Pues bastante fuera de lugar-. Lauren se despedía después de pasar por la caja y pagar las cajas de galletas para sus compañeras, no la perdonarían que llegara sin ellas.-Madre creo que este café debe ser mío, tengo los medios para sostenerlo, soy estable y soy la mayor, espero que eso lo tengas en cuenta-.-Querida, no te preocupes tanto por el café, seguirá funcionando tal cual como está, y tengo muy claro que cuando no pueda, o no me de mi fuerza para seguir al frente, entonces lo venderé, creo que Josef, o Mely serán buenas opciones, pero no estoy de muerte Lili-.Lili la miró con frialdad, seguro que su preferido seria Omar, quizá se lo dejaría a é