La noche llegaba a prisa, en su sala de baño Rose se daba los últimos toques, algo de color en sus mejillas, un chocolate en sus labios, era un tono que le gustaba para usarlo de noche.
Apagando las luces de su habitación, en la cocina tomaba un té, no había comido nada para no arruinar la cena, ni muchos menos la compañía.
El reloj daba siete cuarenta y tres minutos, sus amigas la pasarían genial, estaba segura que así seria.
Ella quizá se atrevería a tomar una copa de vino, alguna caminata por un parque, como que su imaginación iba muy de prisa, y Charles solo le había invitado una cena, su teléfono repicaba en ese momento.
-Hola…oh no te preocupes Charles, comprendo bien, si son situaciones que se presentan-.
-Lo lamento mucho Rose, pero a mi llegada te llamaré-.
-No tienes que hacerlo, mañana será otro día-.
Rose colgaba la llamada, Charles no vendría, tenía una situación entre manos que resolver, pues ella iría a cenar, había un restaurante en la zona que quería conocer, mirándose al espejo se sintió halagada pues este le devolvía la imagen de una mujer bella.
-Bien Rose, aquí vamos, hoy puede ser tu noche, conocer un caballero que también se antoje de una ensalada, algún corte de carne, vino, algún beso te sorprenda, y te invite a caminar bajo las estrellas, aunque no veo ninguna-. Rose encendió el auto y se puso en paso veloz a su cena, doblando en varias esquinas, dio con el lugar, estaba a baja luz, aún tenían mesas disponibles, el chico le solicito sus llaves para estacionar su coche, por cierto, también cambiaría su coche a un modelo del año, se sentía tan viva que quería salir volando por las nubes, y con seguridad madrugaría por ese nuevo corte, basta de llevar el cabello debajo de los hombros.
Se sentía extraña como si una nueva Rose estuviera surgiendo en ella, una mujer que ahora veía las cosas con mayor claridad, y podía darse ciertos gustos, atenciones, y demás que durante años se había negado. Ella había sido feliz al lado de Tom, y se habían amado durante los años juntos, aunque no todo había sido perfección y felicidad, hubo días grises que empañaron sus hermosas cortinas color crema, todos pasamos momentos difíciles, ¿Quien decía que la vida era solo compras, pasarla bien, trabajar y gastar como rica?
Rose tomaba lugar en una mesa al rincón la cual le parecía perfecta, ideal para pasar inadvertida por si algún conocido llegara al lugar, pidió una botella de vino, y ordenaba en ese instante cuando su teléfono sonaba insistentemente.
-Charles-.
-Bien Rose, creo que en una hora estaré sin este asunto-.
-Por favor di que no estas cenando-.
-Estoy por cenar una ensalada, y un plato que me chuparé los dedos, claro no puede faltar el vino-.
-Vaya, tan rápido te fuiste de casa-. Charles se quedó meditativo, ¿Sería posible que alguien le hubiese invitado a salir?
-Bien, podemos vernos en el café Rose-.
- ¿No sabía que atendían hasta altas horas de la noche?
-Estará cerrado, pero conozco la propietaria, estoy segura que no se negará vendernos un café-.
-Entonces avísame a lo que estés llegando, yo estoy cerca-.
- Te avisaré-.
Guardaba el teléfono en su bolso a tiempo, la cena había llegado, respiró el aroma que emanaba todo, perfecto para una noche de cena en compañía de ella misma. ¡Quién lo diría!
Los minutos pasaban y entre copa y bocado, la noche se le hizo divertida, a lo lejos un caballero le enviaba un postre de chocolate, avellanas y nueces, una delicia. Pero que misterioso caballero seria, el hombre en cuestión le sonreía, ella saludo con su mano, no solía aceptar nada de extraños, pero se sentía feliz, más que feliz, estaba realmente siendo ella, siendo Rose, viviendo su vida, ella que había derramado lágrimas, que había pasado situaciones difíciles, allí estaba en el lugar bonito de la ciudad, con vino, cena, un caballero que le había enviado un postre hasta su mesa, le observaba y sonreía, también solitario al parecer, sin anillo de bodas, con traje casual, ojos azules, barba interesante, prolijo, cabello negro con algunos toques grises que lo hacían ver atractivo, se veía que posiblemente no era un magnate de los negocios, ni enfundado en mil millones, solo un hombre como ella en condición solitaria, pero feliz, eso le hizo sentirse más que una señora que vendía huevos, jamones, café y pan.
El caballero venia en dirección a su mesa.
-Buenas noches, perdone mi atrevimiento, Víctor Romano es un gusto para mí bella dama-.
-Buenas noches, Rose, un placer conocerle, gracias por el postre-.
-Oh, si estuviera en casa, le hubiera hecho una verdadera maravilla-.
-Por favor, tome asiento-.
-Por favor, no quiero importunarla-.
- ¡Por favor! -. Rose le señalaba que tomara lugar en la mesa.
El hombre en cuestión tomaba lugar, y pidió un postre, esta vez un budín de frambuesa, dijo que eran de sus frutas preferidas, estaba en la ciudad de visita, tenía unos amigos en la zona, dentro de poco volvería a Italia, se acercaba el verano y quería disfrutar de salir a darse algún paseo.
-Mi casa donde suelo vacacionar está cerca a la playa, la remodelé hace unos dos años, totalmente nueva, y en Nápoles es donde me la paso mayormente, allí escribo y recreo mucho de mi trabajo, el cine es mi pasión, el arte, el teatro, fui piloto por más de (35) años, ahora que quedé viudo hace años, la vida ha cambiado-.
-Vaya, que vida maravillosa, ¿Y tiene hijos?
-No, Mónica y yo nos casamos muy jóvenes, yo ya estaba en los aires, cuando nos conocimos, tenía unos veinte y dos años, fue flechazo, casarnos, y así vivimos veinte años juntos, ella empezó con su salud a quebrarse, pero era fuerte, en todos nuestros viajes ella era mi azafata personal, Jajaja, hasta el último viaje, éramos de la misma edad, antes de los cincuenta estaba solo, ella había partido, dejándome el corazón dolido por varios años-.
-Comprendo bien, yo también quedé viuda hace cinco años-.
-Oh, querida, somos dos almas silenciosas-.
-Por lo visto así es-.
-Después uno se va reponiendo, estuve unos años más, y listo, estoy jubilado, teníamos algunas propiedades, vendí algunas, y aquí estoy saliendo del confort de casa, para ver lugares nuevos, he estado en los estados unidos muchas veces, ya sabes grandes hoteles, pases de cortesía, amigos en casas que ocupan media manzana, pero todo se torna muy superficial, este viaje ha sido un descubrir para mí, pueblos encantadores, posadas, cafés, mucho por disfrutar-.
-Escribe también…vaya, vaya…-.
-Sí, siempre lo hacía en mis espacios libres, algunos libros de versos y poemas, algunas anécdotas del aire-.
-De tanto en tanto un par de guiones para buenos amigos del medio, y lo disfruto, no es tanto por el dinero querida, es porque realmente me hace feliz-. Víctor reía a carcajadas, era alguien que mantenía su atención.
-Yo hago café y pan, también pienso que es lo que más me hace feliz-.
-Estupendo, tiene un café con ese olor exquisito del pan recién horneado-.
-Tal cual, aquí tengo una tarjeta-. Rose buscaba en su bolso, siempre a la mano una tarjeta del café.
-Mañana iré a desayunar sin falta, estaré unos días en la ciudad, me hospedo en el Viloria, es de un buen amigo, allí la pizza es una cosa que gusta al paladar-.
-Claro, con gusto lo atenderé-.
-Es usted una mujer muy joven-.
-Veamos, es un hermoso cumplido, pero soy adulta, tengo licencia, y puedo tomar unas copas de vino-.
-Rose, es usted hermosa, y joven, yo ya tengo mis 56 años-.
-Estamos a la par, tengo 51, recién cumplidos, o por cumplir, la verdad que las fechas me viene mal-.
-Pues de ser así, aparenta mucho menos de cincuenta, diría que unos cuarenta y algo nada más-.
-Que galante-.
Víctor pedía la cuenta en ese instante, se colocaba en pie, era algo más alto que ella, atlético, se veía que, hacia deporte, enérgico a tal punto que podía pasar por un chico saltando en su patineta a todo motor, Rose le dio las gracias pues no había dejado que ella pagase, luego caminaron en dirección al estacionamiento del lugar, el chico traía una camioneta que entregaba las llaves a Víctor, al tiempo que iba por el auto de Rose.
-Te llevaría a tu casa con todo gusto, aunque tienes tu auto esta noche-.
-Gracias, así es-.
-Mañana iré a tu café, estaré en punto a las nueve-.
-Me parece bien-.
Víctor le besó su mano, y se despidieron, había pasado una hora charlando con él, el tiempo había volado mágicamente.
Sus autos tomaron rumbos diferentes, una bonita noche que sus amigas no se creerían, pero por ahora lo guardaría para ella en su memoria, una noche diferente a todas, una que se había sentido realmente Rose, y los imprevistos crean nuevas cosas. Y lo nuevo siempre resulta en algo que gira la vida.
En su habitación Rose se desmaquillaba, había llamado a Charles para disculparse, era tarde y mejor tomarían el café en otro momento. Charles lamentaba que el imprevisto le hubiese demorado también ante lo cual prácticamente le había quedado mal. Rose le dijo que todo estaba bien, otro día se daría cenar, ¡Y sí que los imprevistos eran a veces una buena noche!En su cama dio varias vueltas, la conversación con Víctor había fluido como si fueran dos viejos amigos del colegio y ahora se reencontraban, eso le había parecido a ella, era agradable, educado, lo que gustaba en Víctor era su sencillez, sin ninguna pose, sin ningún ritual, sencillamente natural.No quería que su mente siguiera haciendo preguntas, era hora de dormir y ella tenía una cita en la peluquería.Mientras en otro lugar de la ciudad, Lenin abría la puerta a Mery, quien pasaba por Sam,-Mery…pasa, no te preocupes, Sam está dormido en el sillón, es un buen chico-.-Gracias Lenin-.- ¿Quieres un café? Te lo hare con gusto,
-Mamá quiero que hablemos esta noche de algo importante, en algún momento si tu faltaras… ¿De quién sería el café? -.-Oh por Dios Lili, que pregunta más inoportuna, mamá es una mujer sana, joven y no es oportuno ahora salir con eso-. Lauren se quedó mirando a Lili.-Lauren no es para que te molestes, sencillamente era una pregunta-.-Pues bastante fuera de lugar-. Lauren se despedía después de pasar por la caja y pagar las cajas de galletas para sus compañeras, no la perdonarían que llegara sin ellas.-Madre creo que este café debe ser mío, tengo los medios para sostenerlo, soy estable y soy la mayor, espero que eso lo tengas en cuenta-.-Querida, no te preocupes tanto por el café, seguirá funcionando tal cual como está, y tengo muy claro que cuando no pueda, o no me de mi fuerza para seguir al frente, entonces lo venderé, creo que Josef, o Mely serán buenas opciones, pero no estoy de muerte Lili-.Lili la miró con frialdad, seguro que su preferido seria Omar, quizá se lo dejaría a é
En el café Charles le comentó que había cancelado la salida por un tema de trabajo, aunque se había desocupado con tiempo para llegar, pensó que no era buena idea, la apreciaba, no estaba quizás del todo listo para algo más, solo era una cita.-Aunque no niego que me gustas Rose, eres una mujer muy hermosa, y tu encantadora personalidad es aún más hermosa-.-Si, tal cual lo dices, seamos amigos, no es una relación ni un compromiso-.Rose tomaba su café, algo lejana a la plática de Charles quien en ese momento le contaba de su secretaria, se le había declarado, cosa que no le había hecho para nada gracia.-Una secretaria enamorada, una heroína sin lugar a dudas-. Dijo Rose.-Una mujer que estuve a punto de despedir-.-Menos mal, hubiese formado parte de la lista de desempleo-.-Rose, sueles tener sentido del humor-.-El sentido del humor ayuda en momentos críticos, que sería de la vida sin reírnos un poco de nosotros mismos, de los errores, o de las situaciones, ¿No te parece Charles?
Caminando hacia la cocina servía una taza de chocolate la cual colocó con dos galletas, sabía que su hijo nunca se negaba a una taza caliente humeante.-Perfecto para esta noche-.-Es lo mismo que imaginé-. Rose tomaba el suyo con calma.-Irá Melvin, ya lo conoces, Greta la ingeniera, aún quedan dos por confirmar, que sería Ted, Robert, no se aun bien madre-.-Creo que es celos querido, entiendo perfectamente, a veces hay que hacer algunos sacrificios por la familia, deben platicarlo, sobre todo tener la confianza como base-.-Madre, ese es el detalle, Nicole es celosa lo que está trayendo algunas situaciones, he hablado con ella al respecto-.-Pues hijo espero que todo se solucione para bien-. Rose le dio un cariñoso abrazo confortable.-Me voy, mañana nos veremos en la cena-.- ¿Y tu viaje? Ella depositaba las tazas en el lavaplatos.-Haré los cambios para viajar mejor el lunes, así mañana disfrutaré de tu postre, una buena cena, y tu compañía-.-Entonces, haré el mejor postre-. -E
Víctor se quedó pensativo unos minutos para reflexionar.-Sí, franceses y vinos Rose piénsalo, Italia te espera, te aseguro que pasarías las mejores vacaciones de tu vida, alguna vez escuchaste la historia de Mata Hari-.-Sí, aunque se han dicho muchas cosas, que en realidad no son, no era una espía como tal, era una alta cortesana de elite, por así decirlo, luego se han dicho muchas cosas que no son tales, jamás fue a una escuela de detectives como se ha dicho en algunas versiones, ni utilizó tinta invisible para enviar sus cartas, aunque el amor de su vida terminó traicionándola, esa es la parte triste-.-Rose, podrías darme una mano con alguna que otra nota-.-Creo que tienes mucho material para una buena historia, yo solo suelo hablar conmigo misma-. Rose hizo una mueca con sus labios.-Quizás, quizás, quizás-. Y dicho esto llegaba a su casa, dándole un beso tierno en sus mejillas, Rose le acarició sus cabellos, la velada había sido magnifica, y estaba segura que la noche se había
Rose consultaba su reloj, el tiempo era importante.-Bueno déjame ver… estaré de regreso a las nueve y media, está bien así que espera despacho estos pedidos, termina tu desayuno e iré por mis llaves-.Rose anunciaba que saldría un par de horas, y regresaría, ese día se horneaban galletas, pasteles, tartas, de todo para entretenerse.Gigi y Mery caminaban por la amplia tienda, las chicas iban a paso rápido cambiando las vidrieras, vistiendo maniquís con la nueva colección, en unos días se iría a Milán a un desfile, era fabulosa y fantástica en lo que hacía.-Creo que debemos reunirnos, sería bueno ir a ver a Rose esta noche, yo llevaré la cena, ayer te estuve marcando, pero…nada, sin respuesta alguna-.-Estuve algo ocupada, ya sabes algunos pendientes-.-Igual que yo, mi viaje es dentro de unas semanas, así que tendré que dejar varias cosas al día-. Gigi marcaba su teléfono, se quedó esperando respuesta.-Oh, Rose no responde, le marcaré en una hora-.-Bien Gigi, nos veremos en la noc
Charles le miraba con interés y suspicacia, eso daba a entender que le lugar le había llamado su atención, era un hermoso lugar.-Será una oficina, aquí será la administración, dejaremos la cocina, dos habitaciones, baño y este antejardín, Clarens me ha dicho que se quiere quedar aquí trabajando, es de confianza-.- ¿Es decir que tendrás que buscar secretaria para tu oficina del centro? –No, la vieja Dolly seguirá conmigo, ha estado en mi compañía durante largos veinte años, es toda una pieza de arte-.-Ni que lo digas, es como Mely, tiene años conmigo en el café-.-Algo así, Clarens tiene unos siete años, ella siempre está entrando y saliendo, aunque ahora con este proyecto su trabajo será vital para mí-.- ¿No todas las propiedades serán vendidas?-Dejaré algunas para rentarlas, siempre suelen venir amistades por trabajo de meses, las equiparé con todo, es también rentable para mí-.-Veo que eres un empresario con todo pensado-.-Igual eres tú, toda una empresaria del café, ni que d
Lauren abrazó a Rose con fuerza inmensa, las lágrimas comenzaban a detenerse rápidamente, después de unos segundos estaba totalmente calmada, ante lo cual Rose le acercaba una malteada, la conocía bien como la palma de su mano y cada línea de ellas.-Mamá, tienes razón, no puedo imponerle a Antony lo que yo quiero que el haga con respecto a su trabajo, ha trabajado duro por su ascenso-.-Entonces mucho mejor, apóyalo, además hasta donde se Antony es buen chico, y tiene tiempo para ti, solo debes aprender a manejar todo ese cúmulo de emociones que suelen venir cariño, fuera de eso, estarás bien-.-Sí, tienes razón, nos veremos mañana en tu casa, esta vez mi querido Antony estará presente-.-Que bien, yo invitaré a mis amigas, espero que todos lleven un amigo, ¿Te imaginas?-Mamá, cambiaste tu cabello, quedaste realmente hermosa, si me di cuenta cuando ingresaba al café, solo que venía tan aturdida, pero quería preguntarte...--Oh, el motivo es cambios, no un furtivo amante entre las so