Antony le miraba con aquel hermoso brillo en sus ojos. Rose estaba en primera fila, cuando Omar la entregaba su futuro esposo, los ojos de Rose vieron a Charles tomar lugar en la segunda fila, justo detrás de ella.La ceremonia comenzaba saludando a todos los presentes, Rose dejaba que unas lágrimas se escaparan, como cambiaban las cosas, el mundo sin Tom era diferente, totalmente, inevitablemente su tiempo se detuvo en el reloj, el presente era lo que les quedaba.Las palabras de compromiso eran recitadas con emotividad, la voz de Lauren se quebraba, le estaba jurando amor eterno a Antony, ante lo cual el hacia sus votos, se juraron amarse y cuidarse, estar en todo momento de sus vidas, ante cada adversidad juntos. Una vez que hicieron sus votos, las alianzas se colocaban como sello de amor. -Les declaro marido y mujer, puede besar a la novia-. Los aplausos llenaron el recinto, un beso sellaba sus promesas.La lluvia de pétalos y arroz a la salida de la iglesia fue asombrosa, Lauren
El reloj marcaba las cinco en punto de la mañana, Rose miraba aun soñolienta la mesita de noche. Tantos cambios de un día para otro, esperaba que por fin Lili encontrara su destino, le había divisado con Roger allí abrazados, que mejor que los hijos aprendieran a tomar sus decisiones sin tener que buscar después culpables como en la mayoría de los casos pasaba.Almorzarían en familia, era la oportunidad perfecta para que unos buenos bocados hicieran pasar un rato ameno. La idea de irse de vacaciones por unas semanas estaba cobrando fuerza, Mery, Gigi, y ella se reunirían para despedirse, Gigi viajaría a Egipto por dos semanas con Gastón, estaba totalmente absorta por la cultura y belleza de aquellas hermosas piezas de historia que se conservaban. Mery también emprendería su luna de miel, ella continuaría en su café, en pie y firme como cada mañana.La madre de Lenin ofrecía una reunión para despedirles, era una buena mujer, agradable y con carácter. Se sentía feliz que por fin su hijo
Rose llegaba al café entraba con el paso firme, ese día llevaba zapatos altos de charol rojo, vestido de pequeñas florecillas, su pañoleta roja haciendo tono. Los ojos de todos se voltearon para saludarla y admirar su belleza, de hecho, la veían con un color vivo, o una luz que destellaba brillos, como después había afirmado la señora Pam, despuntaba una admirable luz que la envolvía. Era una nueva Rose. En el café era un día con muchos clientes entrando y saliendo, Rose se colocaba su delantal y con una amplia sonrisa, consultaba los pedidos, el café tenia nuevo sabor, Josef, Ana, Emi y Mely, le sonreían, como si entendieran que una nueva Rose había hecho su entrada al lugar. -Rose, sé que algo ha pasado y me alegra por ti-. -Si Mely, y ahora quiero compartir con ustedes, una decisión que he tomado-. -Señora…no me diga que piensa despedirnos, si vende este café, será difícil encontrar un lugar como este, encontraremos algo que hacer, pero…no será igual-. -No Ana, no es eso, nuest
El avión aterrizaba, al tiempo que la azafata anunciaba la hora local y el clima, dando la bienvenida a todos los pasajeros, daba las instrucciones para quienes continuaban en conexión con otros vuelos.El día era espléndido y soleado, al llegar el recibimiento fue ameno, un grupo de músicos tocaban alegres dando la bienvenida. El auto la llevaría a ella y otros pasajeros. El resort donde pasaría quince días inolvidables, Bahamas lo reunía todo.Lauren le había enviado un mensaje, estaba fascinada en su luna de miel, al regresar se mudarían dado que el traslado de Antony era un hecho, le visitaría cuando las cosas se dieran, Miami tenía su encanto, al final los superiores de Antony le dieron a escoger dos lugares, Miami fue la elección, estaba feliz, el mar no le haría falta.Lili y Roger, junto a Sebastián decidieron tomarse unos pocos días para aislarse de todo, en la cabaña de los padres de Roger, allí pasarían unos días pescando, nadando, y admirando el atardecer, su hija poco a p
Para Rose Burton, ese día era especial cargado de emociones y algunas lágrimas. Cuatro años habían transcurrido de la muerte de Tom, durante treinta años juntos, se habían amado como locos jóvenes cazadores de estrellas y deseos. Ahora eran recuerdos todos atesorados, uno por uno en el corazón anidados, aunque no quería mentir, también deseaba pasar esa hoja y que le dejaran vivir en el presente, en momentos sentía que eran sus hijos egoístas, queriendo que ella tejiese todo el día, y se olvidara del mundo allí afuera.Quien hubiese pensado que Tom, se iría primero, pero sucedió, mientras pensaba en cada detalle, alisó las sábanas, encaminándose hacia el amplio baño, la bata se dejó caer con desgano en el pequeño aparador mientras ella ingresaba a la ducha, el agua estaba en su punto ideal, de modo que no tardó mucho, pero le habría gustado mucho en realidad pasar una hora allí en la sala de baño sin nada más que sentada en el enlozado mirando a la nada.Era un día de tantas cosas por
Rose condujo espacio de unos quince minutos los cuales se le hicieron casi media hora, al llegar a la escuela de natación subió las cortas gradas e hizo su entrada al recinto. Aunque ella había nacido en California y sus padres habían vivido allí toda su vida, Tom y ella eligieron a Lewiston desde el mismo día que llegaron, allí encontraron la propiedad con la que habían soñado siempre. Era la segunda ciudad más grande del estado de Maine. Tenía sitios hermosos, era conocida como una ciudad multicultural con un muy bajo costo de vida, era una ciudad tranquila, su café era producto de años de trabajo, sacrificios y luchas, pero había valido la pena.-Rose -Se dijo a si misma- Ha valido la pena, lo has hecho bien nena, así que ahora disfruta el paisaje- se reía feliz, era su momento.Llegando a la escuela de su nieto, esperó aparcada, le había llamado antes, para tener que evitar entrar y esperar por largos minutos.En un costado observó a Sebas, agitó su mano para hacerse notar, ante
Rose con sus manos en su boca ahogó las emociones que fluían, no quería gritar, sus nietos eran pequeños y que sabían de emociones desbordadas, tenía los ojos perdidos en cada imagen, toda su mente giraba en un torbellino de fotografías, Tom y ella habían sido felices, aunque pasaron sus días grises, esos grises que nunca faltan colocando a prueba el amor, dejando descorrer las cortinas de una intimidad, donde se viven momentos y se guardan secretos, ellos habían superado las adversidades del camino, gente perfecta no existía, eso sería como que ella solicitara que sus rosas, se convirtieran en tulipanes, como todas las cosas en la vida, tiempo ayuda a sanar, y Rose, no quería llorar más, no quería recordarlo de aquella manera. Lo haría a su manera, a cinco años que justo ese día se cumplían, ella lo haría a su manera para una próxima. Se secó las lágrimas, y solo miró al vacío.-Lili, para la próxima creo que es mejor que sencillamente hagamos algo diferente- Lauren le miró fijamente
Rose contuvo la respiración al ver a Lenin avanzar por la barra en dirección a ella, tenía un jean de color negro, camisa a cuadros grises, que resaltaban sus ojos enormes verdes, no se podía negar que era atractivo. Pero para ella solo Lenin un buen amigo, era alto, atlético, se jactaba de tener un físico imponente, blanco, cabellos rubios claros.Lenin llegó al mostrador y se quedó fijamente mirándole.-Hola Rose, aquí esta lo prometido, entradas para nuestra película de esta noche, como de costumbre deberíamos hacerlo--Pues esa costumbre deberás dejarla, de hecho, no iré a cine Lenin, haré algo que tenía pensado hace un tiempo--Rose, por Dios, tú no tienes nada que hacer- Lenin tomó la taza que Rose le acercaba, se fijó en las galletas, mientras tomaba mano de varias.-No deberías subestimar el poder de una mujer independiente, trabajadora, en especial no recibo ordenes de nadie, soy mi propio jefe, algo sumamente confortable--Rose, deberías ir al cine conmigo, muchas mujeres de