Sus palabras provocan un silencio inicial. Su madre, sorprendida, es la primera en reaccionar, teme que Federico se vuelva loco y empiece a lanzarle a su hijo todo lo que le llegue a las manos. —¿Borgoña? —pregunta, tratando de procesar la noticia—. ¿Significa que… dejarás Portofino? —Así es, mamá. —Hendricks afirma con serenidad—. Aiden y yo queremos construir nuestra vida juntos, y Chablis es donde queremos estar. Es un lugar tranquilo, perfecto para Lía, y nos permitirá comenzar desde cero. Federico frunce el ceño, claramente molesto, mientras que las hermanas intercambian miradas de sorpresa y emoción. Aurora sonríe ligeramente, alzando una ceja. —Así que, ¿por fin te animaste? —pregunta con una sonrisa cómplice. —Me alegro por ustedes—murmura Ava temiendo que su padre le dé un colapso nervioso, pero ya las trillizas sabían de alguna forma que esos dos tenían una relación más allá que solo buenos amigos. Hendricks asiente, algo aliviado por el apoyo de sus hermanas. —
*Actualidad.Había sido un día muy pesado en el hotel. Miles de cosas por hacer y otras tantas sin terminar.Ya es navidad (25 de diciembre) y coincide con el cumpleaños número 25 de Hendricks. Hay trabajo a donde quiera que se mire por la alta ocupación, el hotel está más que sobre vendido.Hendricks invitó a Aiden, su mejor amigo desde hace seis años, para que lo acompañe a celebrar su cumpleaños en su apartamento, luego de que terminen sus labores de trabajo. Hendricks solo invito a su a Aiden, Enzo y a Gabriela (Mejores amigos) a sus hermanas y a sus padres. El día anterior, Hendricks había abastecido el frigorífico con sus bebidas favoritas y mandado a preparar un buffet privado.La fiesta duró alrededor de seis horas, bailaron, comieron y bebieron hasta más no poder.—¡Aiden ven canta para mi!—lo llama Hendricks al poner un tema de Indila en el idioma francés, luego que sus amigos y familiares se retiraron súper agotados y casi borrachos—Turrón de azúcar, ven, no seas agua fiest
En Chablis, los veranos son calurosos y parcialmente nublados y los inviernos son muy frío, ventosos y mayormente nublados. Durante el transcurso del año, la temperatura generalmente varía de -0 °C a 26 °C y rara vez baja a menos de -6 °C o sube a más de 32 °C. Ese día en especial se podía sentir la suave brisa de agosto.—De acuerdo, será París, sólo debes prometerme que sacarás excelentes calificaciones y te graduarás con honores. Eres mi hijo ejemplar, sólo espero que Bromelia siga tus pasos.Aiden casi se atraganta con su desayuno, al ver cómo su padre cede tan fácilmente ante su petición. A Aiden le invade una felicidad que lo arropa. De una cosa Aiden estaba seguro, en París nadie (o casi nadie) lo discriminará por sus rasgos andrógino, disfrutará de la moda, las comidas, las bebidas y se tomará miles de fotos cada vez que tenga una oportunidad, y tendría muchos amigos, además disfrutará su soltería porque no quiere volver a abrirle su corazón a nadie, así se evitaría el sabor a
De alguna forma Aiden se sintió triste al no ver a April .—¡Oh ya estás aquí!—le dice April mientras toca su hombro.—Pensé que te habías ido.—No soy de las que abandonan a sus amigos jejeje, yo también fui al baño, me disculpo por no darme cuenta antes de que eres un chico.Ella piensa que es un chico muy lindo al que le gustaría llegar a conocer y quien sabe…tal vez tener como novio porque Aiden realmente es su tipo.—No es tu culpa, debí darte mi nombre completo, tengo una condición de rostro andrógino, tengo muchos rasgos femeninos y mi complexión física no es de mucha ayuda, mi tamaño también es un problema mido 5’2 y peso 110 libras con veinticinco años.—Eso es increíble, pareces de veinte.— ¿No te molesta ni te incomoda tener a un amigo con mi apariencia?—No, para nada, en mi país hay muchos casos de chicos andróginos. Me agrada que seamos amigos, eres mi primer amigo.April terminó de dar el tour junto a Aiden en el campus, para luego despedirse, y buscar cada uno su habi
El aire frío de París atravesaba las ventanas del aula de la Universidad de París, donde Aiden yacía sentado en su habitual lugar junto a la ventana un día después de su primer encuentro con Hendricks. Había sido un día largo y complicado, con clases que parecían interminables, pero Aiden encontraba su pequeña escapatoria observando las hojas de los árboles que caían lentamente en los jardines de la universidad. La melancolía que sentía lo reconfortaba, permitiéndole sumergirse en pensamientos que iban más allá de la rutina diaria.—Aiden me presta tus tareas?—pregunta April— Las mías las olvidé en mi escritorio.—Por supuesto, aquí estan —Aiden le pasa sus apuntes y vuelve a mirar por la ventana.Para cualquiera que no lo conociera de cerca, Aiden era un misterio. Con su largo cabello rubio platinado, que casi llegaba a la cintura, y sus ojos grises, semejantes a la plata líquida, proyectaba una imagen etérea y única. Su cuerpo delgado y su piel pálida le daban una apariencia femeni
Esa tarde, mientras Aiden se preparaba para el paseo por el mercado navideño, sus pensamientos seguían atormentándolo. Al verse en el espejo, no podía evitar preguntarse cómo Hendricks lo vería realmente. ¿Era simplemente un chico con un estilo único, o había algo más que él aún no había descubierto?Se sentía atrapado en un laberinto de dudas y emociones. Aiden se viste con unos vaqueros holgados, unas botas blancas para la nieve, un t-shirt, una bufanda blanca y un abrigo que lo cubriría del frio.Al llegar al mercado para comprar su lista de regalos, por casualidad se encontró con Hendricks. La atmósfera era festiva y mágica. Los colores vibrantes de las decoraciones y el aroma de los dulces navideños llenaban el aire. Pero, a pesar de la alegría que lo rodeaba, Aiden no podía dejar de sentir la presión de ser visto como algo que no era.Hendricks, al caminar a su lado, seguía riendo y hablando sobre su familia, mientras Aiden sonreía y asentía, tratando de ocultar su conflicto int
El aire de diciembre estaba impregnado de emoción y expectativa, y la universidad de París parecía más viva que nunca. Con la llegada de las fiestas navideñas, el campus se había llenado de luces brillantes y el bullicio de los estudiantes se intensificaba. Aquella noche, algunos amigos de Hendricks habían organizado una fiesta en un bar cercano, un lugar popular entre los estudiantes donde la música y el ambiente festivo prometían una noche memorable. Hendricks invito a Aiden, pero él no le aseguro que asistiría. En horas de la tarde, casi poniéndose el sol, Aiden se encontraba en su habitación, observándose en el espejo. Se había puesto una camiseta ajustada y unos jeans que le daban un aire casual, pero la ansiedad lo invadía, no sabía que hacer con su pelo tan largo y lacio, así que se amarro una cola alta con una liga dejando caer algunos mechones y terminó poniéndose una gorra de beisbol negra. Para él se veía con un aire de chico metalero, pero la realidad es que parecía una
Hendricks bajo el calor del momento y pensando que sus palabras de afecto y seducción ayudarían al ambiente, decide abrir la boca y expresar lo que Aiden lo hace sentir. —Eres tan deliciosa, que me vuelves loco. Tenía tantas ganas de hacer esto desde que te vi. Nunca había probado unos labios tan dulces y suaves en una chica— murmura Hendricks muy excitado, casi al borde de la locura, lo que lleva a Aiden a intervenir. Había olvidado por completo que Hendrick cree que es una chica por su aspecto y su voz. —Espera…soy un chico—murmura en voz baja— ¡Espera un momento... Hendricks escúchame!—levanta la voz al ver qué Hendricks seguía besándolo, talvez por los tragos en su cabeza— Soy hombre. Un hombre con rasgos andróginos —continuó Aiden, sintiéndose más vulnerable que nunca, mientras se incorpora y se sienta en el sofá —. Creí que te habías dado cuenta. No soy lo que piensas. No soy una chica. Hendricks abre sus ojos como platos por la sorpresa, pero se sorprende a sí mismo sentir