—¡¿Que no me amas?!—le grita Hendricks lleno de impotencia al borde de llorar.Hendricks se acerca rápidamente y toma a Aiden de las manos con fuerza, quitandole el café de las manos, obligándolo a mirarlo directamente a los ojos. La intensidad en la mirada de Hendricks es casi abrumadora, sus ojos azules arden con una mezcla de desesperación y amor que Aiden no puede ignorar.—Hendricks me aprieta muy fuerte...duele—gime Aiden al sentir la fuerza de Hendricks.—¿Como crees que todo esto me hace sentir?¿De verdad quieres que me crea eso? —le susurra Hendricks con voz tensa, apretando sus manos—. ¿Que después de todo lo que vivimos juntos, puedes simplemente decirme que ya no me amas y esperar que yo lo acepte?Aiden intenta apartarse, pero Hendricks no lo suelta. El dolor en su rostro es evidente, y su postura rígida delata el esfuerzo que está haciendo por mantener la compostura.—Déjame, Hendricks. Ya tomé una decisión —responde Aiden en un intento de parecer firme, pero su voz vaci
Hendricks toma el anillo y lo vuelve a poner en su mano depositando un tierno beso. Aiden, aún con la emoción a flor de piel, lo mira intrigado y le pregunta en un susurro:—¿Cómo llegaste tan rápido? Pensé que te llevaría más tiempo... ¿Acaso tú papá no te retuvo o intentó impedir que vinieras?Hendricks sonríe de lado, aunque sus ojos revelan una seriedad que Aiden reconoce al instante.—No pudo hacer nada, soy mayor de edad, es mi vida —Hendricks lo observa, notando el silencio tenso en Aiden, y frunce el ceño—. Aiden, ¿mi padre te dijo algo que te hizo marchar?Aiden evita su mirada, sintiendo el peso de las palabras que no puede pronunciar. La promesa que hizo lo aprisiona, y finalmente se queda en silencio, mirando al suelo.Hendricks observa su reacción, y un destello de comprensión asoma en su mirada.—Le hiciste una promesa de no decir nada, ¿verdad? —le pregunta suavemente, dándose cuenta de lo que pasó.Aiden asiente apenas, sus ojos llenos de una mezcla de angustia y alivi
Sus palabras provocan un silencio inicial. Su madre, sorprendida, es la primera en reaccionar, teme que Federico se vuelva loco y empiece a lanzarle a su hijo todo lo que le llegue a las manos. —¿Borgoña? —pregunta, tratando de procesar la noticia—. ¿Significa que… dejarás Portofino? —Así es, mamá. —Hendricks afirma con serenidad—. Aiden y yo queremos construir nuestra vida juntos, y Chablis es donde queremos estar. Es un lugar tranquilo, perfecto para Lía, y nos permitirá comenzar desde cero. Federico frunce el ceño, claramente molesto, mientras que las hermanas intercambian miradas de sorpresa y emoción. Aurora sonríe ligeramente, alzando una ceja. —Así que, ¿por fin te animaste? —pregunta con una sonrisa cómplice. —Me alegro por ustedes—murmura Ava temiendo que su padre le dé un colapso nervioso, pero ya las trillizas sabían de alguna forma que esos dos tenían una relación más allá que solo buenos amigos. Hendricks asiente, algo aliviado por el apoyo de sus hermanas. —
*Actualidad.Había sido un día muy pesado en el hotel. Miles de cosas por hacer y otras tantas sin terminar.Ya es navidad (25 de diciembre) y coincide con el cumpleaños número 25 de Hendricks. Hay trabajo a donde quiera que se mire por la alta ocupación, el hotel está más que sobre vendido.Hendricks invitó a Aiden, su mejor amigo desde hace seis años, para que lo acompañe a celebrar su cumpleaños en su apartamento, luego de que terminen sus labores de trabajo. Hendricks solo invito a su a Aiden, Enzo y a Gabriela (Mejores amigos) a sus hermanas y a sus padres. El día anterior, Hendricks había abastecido el frigorífico con sus bebidas favoritas y mandado a preparar un buffet privado.La fiesta duró alrededor de seis horas, bailaron, comieron y bebieron hasta más no poder.—¡Aiden ven canta para mi!—lo llama Hendricks al poner un tema de Indila en el idioma francés, luego que sus amigos y familiares se retiraron súper agotados y casi borrachos—Turrón de azúcar, ven, no seas agua fiest
En Chablis, los veranos son calurosos y parcialmente nublados y los inviernos son muy frío, ventosos y mayormente nublados. Durante el transcurso del año, la temperatura generalmente varía de -0 °C a 26 °C y rara vez baja a menos de -6 °C o sube a más de 32 °C. Ese día en especial se podía sentir la suave brisa de agosto.—De acuerdo, será París, sólo debes prometerme que sacarás excelentes calificaciones y te graduarás con honores. Eres mi hijo ejemplar, sólo espero que Bromelia siga tus pasos.Aiden casi se atraganta con su desayuno, al ver cómo su padre cede tan fácilmente ante su petición. A Aiden le invade una felicidad que lo arropa. De una cosa Aiden estaba seguro, en París nadie (o casi nadie) lo discriminará por sus rasgos andrógino, disfrutará de la moda, las comidas, las bebidas y se tomará miles de fotos cada vez que tenga una oportunidad, y tendría muchos amigos, además disfrutará su soltería porque no quiere volver a abrirle su corazón a nadie, así se evitaría el sabor a
De alguna forma Aiden se sintió triste al no ver a April .—¡Oh ya estás aquí!—le dice April mientras toca su hombro.—Pensé que te habías ido.—No soy de las que abandonan a sus amigos jejeje, yo también fui al baño, me disculpo por no darme cuenta antes de que eres un chico.Ella piensa que es un chico muy lindo al que le gustaría llegar a conocer y quien sabe…tal vez tener como novio porque Aiden realmente es su tipo.—No es tu culpa, debí darte mi nombre completo, tengo una condición de rostro andrógino, tengo muchos rasgos femeninos y mi complexión física no es de mucha ayuda, mi tamaño también es un problema mido 5’2 y peso 110 libras con veinticinco años.—Eso es increíble, pareces de veinte.— ¿No te molesta ni te incomoda tener a un amigo con mi apariencia?—No, para nada, en mi país hay muchos casos de chicos andróginos. Me agrada que seamos amigos, eres mi primer amigo.April terminó de dar el tour junto a Aiden en el campus, para luego despedirse, y buscar cada uno su habi
El aire frío de París atravesaba las ventanas del aula de la Universidad de París, donde Aiden yacía sentado en su habitual lugar junto a la ventana un día después de su primer encuentro con Hendricks. Había sido un día largo y complicado, con clases que parecían interminables, pero Aiden encontraba su pequeña escapatoria observando las hojas de los árboles que caían lentamente en los jardines de la universidad. La melancolía que sentía lo reconfortaba, permitiéndole sumergirse en pensamientos que iban más allá de la rutina diaria.—Aiden me presta tus tareas?—pregunta April— Las mías las olvidé en mi escritorio.—Por supuesto, aquí estan —Aiden le pasa sus apuntes y vuelve a mirar por la ventana.Para cualquiera que no lo conociera de cerca, Aiden era un misterio. Con su largo cabello rubio platinado, que casi llegaba a la cintura, y sus ojos grises, semejantes a la plata líquida, proyectaba una imagen etérea y única. Su cuerpo delgado y su piel pálida le daban una apariencia femeni
Esa tarde, mientras Aiden se preparaba para el paseo por el mercado navideño, sus pensamientos seguían atormentándolo. Al verse en el espejo, no podía evitar preguntarse cómo Hendricks lo vería realmente. ¿Era simplemente un chico con un estilo único, o había algo más que él aún no había descubierto?Se sentía atrapado en un laberinto de dudas y emociones. Aiden se viste con unos vaqueros holgados, unas botas blancas para la nieve, un t-shirt, una bufanda blanca y un abrigo que lo cubriría del frio.Al llegar al mercado para comprar su lista de regalos, por casualidad se encontró con Hendricks. La atmósfera era festiva y mágica. Los colores vibrantes de las decoraciones y el aroma de los dulces navideños llenaban el aire. Pero, a pesar de la alegría que lo rodeaba, Aiden no podía dejar de sentir la presión de ser visto como algo que no era.Hendricks, al caminar a su lado, seguía riendo y hablando sobre su familia, mientras Aiden sonreía y asentía, tratando de ocultar su conflicto int