De alguna forma Aiden se sintió triste al no ver a April .
—¡Oh ya estás aquí!—le dice April mientras toca su hombro. —Pensé que te habías ido. —No soy de las que abandonan a sus amigos jejeje, yo también fui al baño, me disculpo por no darme cuenta antes de que eres un chico. Ella piensa que es un chico muy lindo al que le gustaría llegar a conocer y quien sabe…tal vez tener como novio porque Aiden realmente es su tipo. —No es tu culpa, debí darte mi nombre completo, tengo una condición de rostro andrógino, tengo muchos rasgos femeninos y mi complexión física no es de mucha ayuda, mi tamaño también es un problema mido 5’2 y peso 110 libras con veinticinco años. —Eso es increíble, pareces de veinte. — ¿No te molesta ni te incomoda tener a un amigo con mi apariencia? —No, para nada, en mi país hay muchos casos de chicos andróginos. Me agrada que seamos amigos, eres mi primer amigo. April terminó de dar el tour junto a Aiden en el campus, para luego despedirse, y buscar cada uno su habitación en el gran recinto universitario. Pasó una semana y ya las clases empezaban para todos. El tiempo pasaba rápido, las clases se volvían más pesadas y las tareas se acumulaban para ser entregadas en los tiempos establecidos. Aiden se llevaba bien con todos los estudiantes que se daban el tiempo de conocerlo, no le importaba que lo trataran con delicadeza o le cedieran espacio en la fila en la cafetería por ser bonito y querer agradarle. La mayoría del campus pensaban que se trataba de una chica pero él no se molestaba en aclarar de que es un chico. Sólo su aula, sus maestros y un pequeño grupo de cinco en todo el plantel, sabía con certeza de que él es un chico. A mitad de semestre Aiden ya era presidente de la clase, y ayudaba a los que estaban más atrasados en algunas materias, los maestros estaban orgulloso de Aiden y le daban un trato especial y contaba con el amor fraternal de todos. Habían pasado tres meses, era principio de diciembre, faltaban algunas semanas más para las vacaciones de navidad. Aiden estaba haciendo una lista de regalos para su familia y estaba muy entretenido en sus propios pensamientos, cuando él maestro empezó hablar. —Buenos días, el día de hoy estamos recibiendo un estudiante de nuevo ingreso. Adelante preséntate —le dice el profesor de ciencias sociales, de nombre Jean Claude. Un joven de pelo rubio y ojos azules, pasa el umbral de la puerta y se queda al lado del maestro, mira al fondo del salón y alguien con capucha y pelo rubio platinado largo con rostro angelical llama su atención, le veía el rostro claramente, le pareció muy hermosa, mientras ve que está entretenida con algo, que ni siquiera se molesta en mirar al frente. Desde el primer momento que Hendricks lo miró pensó que se trataba de una chica. — Soy Hendricks Eli Bazán Reséndez, vengo desde Italia, específicamente de Portofino, un área turística muy importante de ese país. Tengo 18 años cumplo 19 en varias semanas, soy el más pequeño de cuatro hermanos. —Muy bien Hendricks, toma asiento al lado de… Aiden, te ayudará en todo lo que sea necesario, te ayudará a ponerte al día con todo. —Gracias maestro. Hendricks se acomoda su mochila y empieza a caminar, al pasar por el lado de varios de sus nuevos compañeros, él los escucha murmurar. —Le tocó sentarse con la preciosura más deseada de esta aula—Murmura uno, mofándose. —Si, la "señorita" lo tratara muy bien jejeje—comenta otro sin filtro. —¡Maldita sea como quisiera ser yo quien tome su lugar!—añade otro sarcásticamente y los que están a su lado casi se orinan por aguantar la risa. Esos eran de los pocos que se burlaban de la apariencia y la voz de Aiden a sus espaldas, aunque habían otros más crueles fuera del aula que lo intimidaban de vez en cuando. Hendricks camina orgulloso de su suerte a paso firme hasta quedar en frente del escritorio de Aiden, sonríe levemente al notar que ni estando tan cerca, se da cuenta de su presencia, le retira las capucha de la cabeza y el pelo de la oreja, sacándole los audífonos. Aiden se exalta, al sentir unas manos calientes y suaves rozando su oreja, levanta el rostro risueño y angelical que lo caracteriza, hasta toparse con esos ojos azules, con pestañas muy largas y cejas muy tupidas. Hendricks se quedó boquiabierto, al chocar con esos enormes ojos grises como la plata líquida. Esa mirada lo atrapa al instante, sintiendo que el tiempo se congela en ese instante. Nunca antes había visto un rostro de una mujer tan perfecto y eso que vivía en una de las áreas de Italia más concurridas de turista de todo el mundo. —Disculpa. ¿En qué te puedo ayudar?— pregunta Aiden regresando a Hendricks a la realidad, para volver a perderse en esa voz angelical y única— ¿Hola, me escuchas? —Ahh…Hola, soy Hendricks, no escuchaste nada de lo que el maestro dijo ¿Cierto?—le dice con voz dura con acento italiano. Aiden mira al frente, y ve al maestro de frente al pizarrón haciendo algunas citas de algunos libros, para los textos de ese día. April estaba sentada a la izquierda de Aiden, ella le choca con el codo para que se acerque. —Es de nuevo ingreso, tienes que ayudarlo a ponerse al día y guiarlo—le susurra ella a Aiden que parecía perdido. —Oh…ya veo—le susurra devuelta—Gracias. —Puedes sentarte aquí a la derecha. Hola, me presento, soy Aiden, soy … —Si, ya el maestro me dijo—lo interrumpe, mientras hala la silla y toma asiento. Hendricks aún no sabe que demonios le sucedió hace un momento, a él las chicas le llueven, así que se siente frustrado consigo mismo ¿Cómo es que se quedaba embelesado con esa chica que acababa de conocer? Sí, es más linda de las que haya conocido, pero no podía verse disponible o fácil y menos, ser él quién enamore primero, porque siempre han sido las mujeres quienes han dado el primer paso para conquistarlo o llamar su atención. —Ella es April—le dice Aiden que está en el medio de ambos. —Hola, mucho gusto—le susurra Hendricks mientras empieza a sacar su cátedra de su mochila. Ella se inclina como es su costumbre y le extiende la mano. Hendricks la sostiene. —Bienvenido. —Gracias April. Ella vuelve a centrar su atención al frente aunque quería seguir admirando al chico nuevo, cuando le suelta la mano. —Cuando termine la clase, te explicaré todo detalladamente, y así puedas organizar tu horario. No sé si tendremos más materias juntos o el orden en que has elegido tu lista, igual lo vemos más tarde. —De acuerdo—le responde Hendricks para prestar atención al frente. La clase duró dos horas, Aiden se levantó al final de la clase para anunciar las tareas que el maestro le marcó, Hendricks vio de reojo, la lista de regalos de Aiden, ahí se entera que tiene amigos, padres y hermana, también ve el nombre de April, y por alguna, se siente celoso que su nombre no esté en esa lista. La maestra Julia Gautreaux de matemáticas, entra inmediatamente sin dar chance de descansar algunos minutos. —Entonces puedes venir a mi alojamiento escolar y nos ponemos al dia—le sugiere Hendricks a Aiden. —Wau, vino muy rápido, ella es la maestra de matemáticas, hablamos cuando ella se valla—lo interrumpe Aiden. —Bien—le responde Hendricks un tanto incomodo. Pasaron dos horas más y la maestra dio por terminada su clase, le dejó los apuntes para las tareas a Aiden y este encantado las repartió en todo el aula. En ese momento Aiden anuncia a los estudiantes encargados de llevar las tareas a la oficina de profesores. Luego regresa a su asiento. En ese momento el timbre de receso suena por unos segundos, la mayoría se levanta para ir a la cafetería, otros para ir al baño. —Vamos a comer algo, muero de hambre —le dice su April a Aiden. Aiden se gira, mira a Hendricks quien tiene el rostro descansando en su puño cerrado, mirándolo directo a la cara cuando esté gira con la intención de decirle que fueran a receso, pero Aiden se cohíbe al ver su expresión dura. Aiden se gira hacia su amiga devuelta. —Ve delante, te alcanzo en un momento cuando termine de explicar algunas cosas básicas e importante a Hendricks—le susurra Aiden. April se levanta del escritorio, no sin antes darle un beso en la mejilla, ella toma su mochila y sale del aula. Quedando Aiden sólo con Hendricks. —¿Ya te entregaron los materiales?—le pregunta Aiden al buen mozo a su lado. El poca veces admiraba o catalogada a las personas por su apariencias pero ve en ese chico algo atrayente. —No. Vengo directo de la oficina del rector. —Bien, te prestaré mis apuntes de esta semana, los libros debes solicitarlos en la librería luego que llenes el formulario y tomarte la foto para el carnet que te permitirá retirar todo lo que necesites o usarlo ahí mismo. Te llevaré a la oficina de profesores ellos dan el pase provisional para el consumo de la cafetería hasta que te den el carnet de estudiante. También te servirá para entrar y consumir en la cafetería, podrás recargarla semanal, quincenal o mensual, a menos que traigas tu dinero. —Entiendo. Te agradezco. —¿Solicitaste alojamiento? —Realmente no escuchaste nada de lo que dijo el maestro—se burla para molestarlo un rato. No puede creer que esa belleza sea la presidente de la clase. —Lamento no prestar atención en ese momento, es sólo que me fui lejos en mis pensamientos. —¿Con esa lista de regalos?— le pregunta devuelta. —¿Miraste mi lista?— Aiden se siente avergonzado por un momento, y cubre su lista mejor con el libro a su lado. —No es que quisiera mirar, tu amiga tomó el libro que estaba ocultando tu lista. —¿April? —Si, así se llama la chica que estaba ahí sentada, tu amiga. Pero tranquilo es muy despistada, ni se fijó, porque cuando tomó foto de una página del libro lo coloco dónde estaba, no vió tu lista. —Ahh, bueno, está lista es una sorpresa, disculpa por distraerme, ¿Puedes decirme si tienes alojamiento? —Te disculpo, sólo si me agregas a tu lista de regalos, no me gusta nada que sea dulce y no me gusta que me regalen ropa. Aiden se sorprende por su solicitud, no entiende a que va esa actitud del estudiante de nuevo ingreso. Se da cuenta que ese chico en especial le dificultará las cosas.El aire frío de París atravesaba las ventanas del aula de la Universidad de París, donde Aiden yacía sentado en su habitual lugar junto a la ventana un día después de su primer encuentro con Hendricks. Había sido un día largo y complicado, con clases que parecían interminables, pero Aiden encontraba su pequeña escapatoria observando las hojas de los árboles que caían lentamente en los jardines de la universidad. La melancolía que sentía lo reconfortaba, permitiéndole sumergirse en pensamientos que iban más allá de la rutina diaria.—Aiden me presta tus tareas?—pregunta April— Las mías las olvidé en mi escritorio.—Por supuesto, aquí estan —Aiden le pasa sus apuntes y vuelve a mirar por la ventana.Para cualquiera que no lo conociera de cerca, Aiden era un misterio. Con su largo cabello rubio platinado, que casi llegaba a la cintura, y sus ojos grises, semejantes a la plata líquida, proyectaba una imagen etérea y única. Su cuerpo delgado y su piel pálida le daban una apariencia femeni
Esa tarde, mientras Aiden se preparaba para el paseo por el mercado navideño, sus pensamientos seguían atormentándolo. Al verse en el espejo, no podía evitar preguntarse cómo Hendricks lo vería realmente. ¿Era simplemente un chico con un estilo único, o había algo más que él aún no había descubierto?Se sentía atrapado en un laberinto de dudas y emociones. Aiden se viste con unos vaqueros holgados, unas botas blancas para la nieve, un t-shirt, una bufanda blanca y un abrigo que lo cubriría del frio.Al llegar al mercado para comprar su lista de regalos, por casualidad se encontró con Hendricks. La atmósfera era festiva y mágica. Los colores vibrantes de las decoraciones y el aroma de los dulces navideños llenaban el aire. Pero, a pesar de la alegría que lo rodeaba, Aiden no podía dejar de sentir la presión de ser visto como algo que no era.Hendricks, al caminar a su lado, seguía riendo y hablando sobre su familia, mientras Aiden sonreía y asentía, tratando de ocultar su conflicto int
El aire de diciembre estaba impregnado de emoción y expectativa, y la universidad de París parecía más viva que nunca. Con la llegada de las fiestas navideñas, el campus se había llenado de luces brillantes y el bullicio de los estudiantes se intensificaba. Aquella noche, algunos amigos de Hendricks habían organizado una fiesta en un bar cercano, un lugar popular entre los estudiantes donde la música y el ambiente festivo prometían una noche memorable. Hendricks invito a Aiden, pero él no le aseguro que asistiría. En horas de la tarde, casi poniéndose el sol, Aiden se encontraba en su habitación, observándose en el espejo. Se había puesto una camiseta ajustada y unos jeans que le daban un aire casual, pero la ansiedad lo invadía, no sabía que hacer con su pelo tan largo y lacio, así que se amarro una cola alta con una liga dejando caer algunos mechones y terminó poniéndose una gorra de beisbol negra. Para él se veía con un aire de chico metalero, pero la realidad es que parecía una
Hendricks bajo el calor del momento y pensando que sus palabras de afecto y seducción ayudarían al ambiente, decide abrir la boca y expresar lo que Aiden lo hace sentir. —Eres tan deliciosa, que me vuelves loco. Tenía tantas ganas de hacer esto desde que te vi. Nunca había probado unos labios tan dulces y suaves en una chica— murmura Hendricks muy excitado, casi al borde de la locura, lo que lleva a Aiden a intervenir. Había olvidado por completo que Hendrick cree que es una chica por su aspecto y su voz. —Espera…soy un chico—murmura en voz baja— ¡Espera un momento... Hendricks escúchame!—levanta la voz al ver qué Hendricks seguía besándolo, talvez por los tragos en su cabeza— Soy hombre. Un hombre con rasgos andróginos —continuó Aiden, sintiéndose más vulnerable que nunca, mientras se incorpora y se sienta en el sofá —. Creí que te habías dado cuenta. No soy lo que piensas. No soy una chica. Hendricks abre sus ojos como platos por la sorpresa, pero se sorprende a sí mismo sentir
La Nochebuena se acercaba rápidamente y, con ella la Navidad y un aire de alegría y expectativas. Aiden había estado esperando este momento, y no solo porque las festividades navideñas lo emocionaran, sino porque había decidido invitar a Hendricks a pasar el fin de semana en su casa en Chablis, Borgoña, para también celebrar su cumpleaños. La idea de compartir esa parte de su vida con Hendricks lo llenaba de entusiasmo, pero también de nerviosismo. Aiden se había mantenido ocupado y sólo intercambiaban algunos besos castos como despedida o cuando llegaba al apartaestudio. El compró el regalo de Hendricks y su familia. Siempre era Hendricks quien daba el primer paso. Pensó en llevarlo poco a poco a su terreno, él quería que Aiden tomara el papel de chica, quería que él fuera el Omega, el de abajo, el que recibe, el dominado, al que le dan como cajón que no cierra, como había leído en algunos textos y mangas. Finalmente, llegó el día luego de una semana donde casi no coincidían pero
El sonido suave de la respiración de Hendricks llenaba la habitación.Aiden lo observaba en silencio, su pecho subiendo y bajando lentamente bajo la manta. Estar tan cerca de él, sin las barreras de la universidad y las responsabilidades, le hizo darse cuenta de lo mucho que significaba Hendricks para él. Su cuerpo estaba relajado, pero su mente iba a mil por hora.Aiden se giró hacia la ventana, donde las estrellas brillaban en lo alto. El silencio de la noche rural contrastaba con el bullicio de la ciudad. Había algo pacífico en estar allí, en su hogar, con Hendricks a su lado. Sin embargo, su corazón latía con fuerza.«¿Por qué me siento tan inquieto?»— se pregunta Aiden. Cerró los ojos, tratando de calmar su mente, pero su cercanía hacía que sus pensamientos se desborden, su cuerpo reaccionó y se avergonzó al instante. Su solución fue regresar al baño y masturbarsë para aliviarse a sabiendas de que no olvidaría jamás ese "accidente" en su baño. Cuando se lavó regreso a la cama y
El primer día del nuevo semestre llegó con la misma mezcla de emoción y nerviosismo que Aiden había sentido el año anterior.Las calles de París estaban abarrotadas de estudiantes, muchos de ellos regresando de sus vacaciones de invierno. La atmósfera era vibrante, llena de expectativas y nuevas oportunidades.Aiden se sentía algo diferente, un poco más seguro, pero el eco de sus sentimientos por Hendricks aún resonaba en su corazón. Su fin de semana fue fabuloso y aunque no volvieron a besarse tan seguido, por temor a ser descubiertos, piensa que más adelante podrán tener su espacio y aprender a disfrutarse de esa manera.Aiden entró en el campus, observando a sus compañeros charlando animadamente sobre sus vacaciones. En la mañana se despidió de Hendricks que tenía una materia a tempranas horas. Su mente estaba llena de recuerdos del Año Nuevo, de las palabras que había compartido con Hendricks. Aunque había un aura de esperanza, también había incertidumbre. ¿Podría realmente abrirs
La noche avanzó, y Aiden no pudo soportar la tentación de seguir observando. En un impulso, decidió volver a su apartamento. Necesitaba pensar, necesitaría encontrar un modo de superar estos sentimientos que lo estaban consumiendo.Una vez en casa, se sentó en la cama, con la cabeza entre las manos. Cada vez que cerraba los ojos, la imagen de Hendricks y April bailando juntos se reproducía en su mente. El sonido de las risas, la cercanía de sus cuerpos, lo llenaba de una tristeza que no podía explicar.Intentó distraerse, encendiendo su computadora y navegando por internet, pero no pudo concentrarse en nada. Tenía que aclarar sus pensamientos y tomar una decisión.Esa noche, Aiden escucho la puerta principal abrirse, él se levantó del escritorio y se paró detrás de su puerta, definitivamente era Hendricks y no estaba sólo, April estaba con él, las risas retumbaban en todo el aparta estudio.—Jejeje, eres pesado Hendricks...te llevaré a tu habitación solo dime cuál es.—Es la puerta d