La noche avanzó, y Aiden no pudo soportar la tentación de seguir observando. En un impulso, decidió volver a su apartamento. Necesitaba pensar, necesitaría encontrar un modo de superar estos sentimientos que lo estaban consumiendo.Una vez en casa, se sentó en la cama, con la cabeza entre las manos. Cada vez que cerraba los ojos, la imagen de Hendricks y April bailando juntos se reproducía en su mente. El sonido de las risas, la cercanía de sus cuerpos, lo llenaba de una tristeza que no podía explicar.Intentó distraerse, encendiendo su computadora y navegando por internet, pero no pudo concentrarse en nada. Tenía que aclarar sus pensamientos y tomar una decisión.Esa noche, Aiden escucho la puerta principal abrirse, él se levantó del escritorio y se paró detrás de su puerta, definitivamente era Hendricks y no estaba sólo, April estaba con él, las risas retumbaban en todo el aparta estudio.—Jejeje, eres pesado Hendricks...te llevaré a tu habitación solo dime cuál es.—Es la puerta d
Una tarde, mientras Aiden estaba en el aparta-estudio , escuchó el timbre de su teléfono. Era Hendricks, que estaba llamando. Aiden sintió una mezcla de alegría y ansiedad.—¡Hey! —respondió Aiden, tratando de ocultar su nerviosismo, mientras doblaba su ropa luego de un día de lavadera— saliste temprano que no te vi.—¡Aiden! Si...tenia algunas cosas que hacer y llegaré tarde hoy tengo algunas materias en la noche, álgebra y aritmética a las 8 de la noche—dijo Hendricks, sonando un poco tenso—. Quería hablar contigo sobre algo, ahora tengo un descanso de una hora, sé que cuando llegue posiblemente estés dormido.—Claro, ¿qué sucede? —preguntó Aiden, sintiendo que la curiosidad le llenaba el pecho.Hendricks hizo una pausa.—En realidad, estaba pensando en algo. ¿Qué te parece si planeamos un viaje a la playa, pero en Italia, antes de graduarnos?Aiden se sorprendió. —¿A la playa? ¿Te refieres a la playa de Portofino?—Sí, justo eso. Quiero que veas cómo es mi hogar en Italia. Mis padr
El sol comenzaba a ocultarse tras las montañas cuando Aiden y Hendricks llegaron a Portofino.El pequeño pueblo costero aparecía ante ellos como una postal viviente: casas coloridas colgando sobre el acantilado, calles empedradas que serpenteaban hasta el puerto, y el mar Mediterráneo que se extendía hasta el horizonte, reflejando los últimos rayos dorados del día.El trayecto desde el aeropuerto de Génova había sido un recorrido pintoresco, con las ventanas del coche ofreciendo vistas de viñedos, olivos y acantilados. Aiden no podía dejar de admirar el paisaje, aunque una parte de él seguía lidiando con el asombro de estar allí, a punto de vivir unos días que prometían ser inolvidables.—¿Estás nervioso? —preguntó Hendricks, rompiendo el silencio mientras el coche descendía por la sinuosa carretera que los llevaba hacia la costa.—Un poco —admitió Aiden—, pero es más emocionante que otra cosa. Nunca pensé que acabaría aquí… contigo.Hendricks le lanzó una sonrisa tranquila mientras e
Aiden respiró hondo, mirando a Hendricks a los ojos, sintiendo el peso de lo que estaba a punto de decir. El sonido suave de las olas golpeando la orilla y el cielo teñido de tonos naranjas y violetas creaban un ambiente casi mágico. El rostro de Hendricks cambio de entusiasmo a tristeza en segundos.— Quiero lo mejor para ti...me encanta tu familia y estarán mejor con mi plan si lo piensas a profundidad, ese es tu objetivo y se convirtió en el mío, por eso se me ocurrió esta idea, no es porque te Heche al menos o no te crea capaz de salir adelante sin mi ayuda es solo que sería muy muy feliz, y quiero verte feliz a ti también.Al ver Aiden que Hendricks no se daría por vencido, sabe que no se callaría hasta escuchar una respuesta en ese momento. —Mi respuesta es que sí, aunque...—dijo finalmente, con una sonrisa tranquila— acepto todo lo que me has dicho . No sé qué nos depara el futuro...pero quiero que sea contigo... además concuerdo contigo a mi familia le iría mejor con su colab
Tiempo presente.* final del flash back.El penthouse compartido de Aiden y Hendricks estaba decorado con globos y serpentinas de colores que aún recordaban la reciente celebración del cumpleaños número 25 de Hendricks. Los ecos de risas y música aún reverberaban en las paredes, pero la mayoría de los invitados ya se habían ido, dejando a los dos amigos en un ambiente íntimo y tranquilo.La luz suave de la lámpara iluminaba sus rostros, y la atmósfera estaba impregnada de una mezcla de alegría y nostalgia.Aiden recogía algunos vasos vacíos de la mesa cuando Hendricks se acercó, todavía vestido con su elegante camisa de celebración. Mientras ambos se movían por la habitación, Hendricks lo jala por el brazo y Aiden tropezó. En un intento de equilibrarse, empujó accidentalmente a Hendricks, quien a su vez perdió el equilibrio. Ambos cayeron al suelo en un torbellino de risas y cuerpos entrelazados.La caída fue rápida, pero el momento se alargó. Aiden miró a Hendricks a los ojos, y en u
La luz tenue de las lámparas y el suave tintineo de los vasos de vino vacíos llenaban el aire de la habitación de Hendricks.Aiden se apoyaba de la enorme cama, su largo cabello rubio platinado caía en suaves cascadas sobre su espalda, mientras su mirada seguía la figura de Hendricks, quien andaba descalzo, con los ojos ligeramente nublados después de la celebración.—Ven aquí, no tienes por qué temerAiden alzó la mano y, casi con timidez, tocó el rostro de Hendricks, sus dedos rozando su mejilla.Hendricks se quedó quieto, como si el más leve movimiento pudiera romper el encanto que parecía envolverlos.La mirada de Hendricks se suavizó, y sus labios esbozaron una sonrisa que parecía llenar toda la habitación. Lentamente, como temiendo que el momento se evaporara, se inclinó hacia Aiden una vez más. Esta vez, el beso fue más seguro, más consciente. Aiden respondió, y ambos se dejaron llevar, explorando el sentimiento que hasta entonces habían reprimido.—¡Espera!... me siento extrañ
—Dices que me detenga pero tú penë está así de duro...—Eso es porque lo estás tocando...pero duele realmente ahí abajo.—Mierda… siento que me cortaras el pene, relájate un poco— Hendricks lo besa en la mejilla. —Siento que moriré, no te muevas, por favor…por favor—le suplica Aiden con los ojos aguados y la voz entrecortada casi en un susurro. —Shhh…tranquilo, respira… déjame besarte, no me moveré hasta que me digas, cuando sientas que te acostumbras solo dime para continuar, veras como te vas sintiendo bien. Nos sentiremos muy bien. El agua que corría por las ventanas creaba un juego de luces en la habitación, y cada relámpago que iluminaba el cielo parecía sincronizarse con el ritmo acelerado de sus corazones. Hendricks se detuvo un momento, hasta que Aiden le diera la señar de seguir, en ese momento, Hendricks se queda contemplando a Aiden con una mezcla de amor y deseo. Luego, le tomó las manos y las colocó sobre su pecho, guiándolo para que Aiden pudiera sentir la aceleración
Con el primer rayo de sol colándose por la ventana, la noche de pasión se transformaba en un nuevo día lleno de promesas. Hendricks y Aiden se quedaron bajo las sábanas, disfrutando de la calidez de sus cuerpos, de la cercanía que les daba la fuerza para enfrentar todo lo que viniera. Juntos, sintiendo la eternidad en cada caricia, decididos a hacer de cada amanecer un encuentro memorable.El reloj marcaba las 7:00 am cuando Aiden y Hendricks despertaron, aún bajo las sábanas, envueltos en el cálido resplandor del amanecer. Hendricks, visiblemente feliz, resacado y un poco adolorido por los arañazos en su espalda y costillas, por la noche de pasión, se despertó perezosamente, mientras Aiden, con una sonrisa cómplice, contemplaba el comienzo de un nuevo día. Tras unos momentos de miradas y sonrisas silenciosas, ambos sabían que era hora de prepararse para otro día en el Splendido Mare, el elegante hotel donde ambos trabajaban y que se había convertido en su segundo hogar. —Tenemos qu