Salomé se encontraba en su acogedora casa jugando con su adorada bebé de dos años y su esposo, antes de irse al trabajo. La risa melodiosa de la niña llenaba la habitación mientras los tres se deleitaban en su mundo de juegos y ternura.Era un momento de tranquilidad y felicidad para ellos.—Me ten
Conrado se encontraba en la sala de espera de la clínica donde estaba su esposa, se pasaba la mano por la cabeza en un gesto desesperado, no sabe por qué ella se había negado todo ese tiempo a decirle la verdad, si él hubiera sabido antes de su enfermedad habría hecho lo imposible para salvarle la v
A Salomé de nada le sirvieron sus súplicas, lamentos y juramentos de que jamás le había sido infiel, no hubo poder humano que hiciera desistir a Joaquín de su decisión, por eso se vio en la calle, con esa torrencial lluvia, mientras su pequeña no dejaba de llorar. —Mami, teno fío —dijo la pequeña.
Salomé estaba en la habitación que compartía con su hija, observándola con tristeza, por fin se había quedado dormida, había pasado horas llorando, se le partía el corazón de verla así, todos los días era la misma rutina, porque se había acostumbrado a dormir en el pecho de su padre, y ahora, a su p
Salomé regresó a la casa de su amiga furiosa con el hombre, no podía creer que fuera un arrogante y grosero, envió a la niñera y se quedó con las niñas, para su alivio estaban dormidas, y se acostó a un lado en silencio, mientras no dejaba de despotricar en su interior contra el hombre.Cuando ya se
—Discúlpeme, yo no he dicho eso, puede haber otras explicaciones. Una prueba de ADN confirmaría cualquier hipótesis, pero lo importante ahora es la salud de la niña —respondió el médico tratando de calmar la situación. Conrado miró fijamente al médico, asimilando lentamente la información que acaba
Salomé se quedó atónita, con los billetes esparcidos por el suelo. La furia y el desprecio en los ojos del hombre eran evidentes. No podía creer lo que estaba pasando. Había ido a ese lugar, a ver si solucionaba su situación económica porque necesitaba un lugar a donde ir, nunca se imaginó que se en
—¿Va a donar la sangre? —preguntó el médico y ella asintió. —Si doctor, dígame que debo hacer. El médico la llevó a una habitación contigua, donde le preguntó por su historial médico, pidió sus datos y le hizo algunas pruebas para asegurarse de que era apta para donar. Salomé se sentía débil, pero