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El día se fue pasando. Una enfermera se presentó ante Abigail para decirle que sería ella quien cuidaría del niño en todo lo referente a sus cuidados especiales, y le informó que un médico especialista vendría a diario para hacerle una revisión.

Sonrió aliviada. Aunque el niño hasta ahora se había portado muy normalmente, prefería estos cuidados.

Luego de airear lo suficiente la habitación recién pintada, por fin Samuel pudo dormir tranquilo en ella. La enfermera estaría con él todo el tiempo.

Había suficiente personal para cuidar de él. Las muchachas del servicio, una llamada Katie y la otra Julie, estuvieron a su lado cuando ella empezó a organizar la ropita del bebé ayudándola a guardar todo en el armario de la habitación. Notó que, aunque ella era suficiente para hacerlo todo, el

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