2| Una novata

Alison se movió con cuidado, disimulando el nerviosismo que le recorría el cuerpo al escuchar las palabras de Zander. Presionó sus dientes canalizando así las ganas que tenía de responderle de la misma forma grosera que él había utilizado.

Zander la observó desde la altura, sus ojos la recorrieron con lentitud, y luego una sonrisa irónica se dibujó en sus labios. Como si estuviera seguro de que la joven frente a él no era lo suficientemente competente.

—Seré claro, señorita Hale —declaró Zander, con una voz que destilaba arrogancia ante el mutismo de la abogada—. No tengo tiempo para charlas inútiles, así que sea breve. Quiero saber cómo piensa sacarme de este maldito problema —soltó mientras se alejaba un poco del ventanal y daba unos pasos hacía el escritorio. Quedando sin de pie, Pero más cerca.

La crueldad en sus palabras hizo a Alison tensarse pero no dejó que sus emociones la dominaran. Estaba acostumbrada a lidiar con esa clase de comportamientos, con personas que pretendían mirarla por encima del hombro, aunque Zander lo llevaba a un nivel completamente nuevo. Claramente era un hombre acostumbrado a que se hiciera su voluntad y Alison no podía darse el lujo de abandonar el lugar, no cuando había tanto en juego. No, sin siquiera haberlo intentado.

—Señor Zander —comenzó con una calma exasperante—. Sé que su casino ha enfrentado problemas legales debido a ciertas irregularidades en las licencias —comunicó con profesionalismo—. Lo que propongo es un enfoque diferente a lo que han hecho anteriormente, uno que se centre aprovechando algunos vacíos legales que, hasta ahora, han pasado por alto.

Zander arqueó una ceja, y una sonrisa irónica reapareció en su rostro.

—¿Vacíos legales? —repitió, burlón sus palabras—. Así que han enviado a una novata para que intente lo que un equipo de abogados experimentados no logró en meses. Interesante —agregó mientras colocaba ambas manos dentro de sus bolsillos.

Alison tragó saliva, ella se había graduado con honores, era una mujer inteligente y había obtenido un lugar en la prestigiosa firma gracias a su conocimiento, aunque no tuviera mucha experiencia.

—Puede que sea una novata —dijo, mirándolo directamente a los ojos, tratando de no demostrar su indignación por la forma tan despectiva al mencionarlo—. Pero estoy segura de que las soluciones convencionales no funcionan en casos tan específicos como este —señaló presionando la mandíbula mientras observaba al hombre que en menos de veinte minutos estaba logrando que perdiera la calma.

Zander soltó una breve risa, que hizo a Alison apretar sus manos hasta que sus dedos se tornaron blancos.

—Todo lo que menciona suena perfecto, pero me parece demasiado joven e inexperta para resolver algo tan importante —vociferó Zander con un tono grave, indignado de que la prestigiosa firma hubiese enviado a Alison.

Ella sintió cómo la sangre le hervía, pero se obligó a mantener el control. Zander era como un depredador que disfrutaba haciendo sentir inferiores a los demás.

—Tiene todo el derecho de desconfiar después de tantos intentos fallidos. Pero no he llegado aquí sin estar preparada —comunicó, sin dejar que su tono flaqueara y sin demostrar lo molesta que estaba por la forma en la que el hombre parecía querer humillarla—. Si me permite llevar este caso, le demostraré que no soy alguien que se rinde fácilmente. Estoy aquí para ganar —siseó Alison con determinación.

Zander la observó en silencio durante unos segundos. Mientras Alison sentía el calor subir por su cuello, pero se mantuvo firme.

Zander ladeó la cabeza, entrecerrando los ojos. La burla seguía presente en su mirada, pero había algo más, una curiosidad oscura y peligrosa que a Alison le provocaba escalofríos.

—Es curioso que todos los abogados lleguen aquí con la mima seguridad, sin dar resultados —sostuvo él avanzando un poco más hacia ella.

Alison apretó los labios, tratando de contener el enojo que burbujeaba en su pecho.

«¿Quién carajos se cree este hombre?» dijo en su mente, mientras respiraba hondo.

—No me importa cómo funcionen los demás, señor —respondió, alzando ligeramente la barbilla—. Estoy aquí porque creo que este caso puede ganarse. Así que le pido que no me subestime solo por ser una novata.

Zander la miró en silencio, sus ojos azules analizaron la forma en la que apretaba sus labios y la forma en que fruncía su entrecejo.

—Eso es, señorita Hale. Una novata —dijo Zander. Sus palabras fueron afiladas como una daga—. Me parece una burla que me hayan enviado a una novata para algo tan delicado como esto.

Alison sintió el pinchazo de sus palabras. Era un menosprecio directo, un ataque a su habilidad y su falta de experiencia. El calor de la ira subió por su pecho, sentía la piel arder bajo su impecable traje negro. Sin embargo, respiró profundamente, dejando que el aire frío llenara sus pulmones, estaba decidida a no marcharse de ahí, hasta obtener el maldito caso.

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