Dos días después... Alison se inclinó sobre la cama, sujetando con cuidado la bandita adhesiva que acababa de colocar sobre su tobillo. La pequeña herida, fruto de la ampolla que los zapatos rojos le habían causado dos días antes, seguía molesta. Aunque el dolor había disminuido, no podía evitar sentir una ligera punzada al caminar, recordando cómo aquellas elegantes y peligrosas zapatillas le habían complicado la tarde. —Todo porque se rompió el maldito tacón—murmuró para sí misma, alisando la tira de la bandita con los dedos. Se levantó con cautela, ajustándose el traje oscuro que había elegido para el día. Algo clásico y profesional, que ocultaba su incomodidad física pero no del todo su ansiedad interna. Zander la había dejado colgando desde la última llamada, y, aunque no lo admitiera en voz alta, la incertidumbre sobre lo que él quería le mantenía en un constante estado de tensión. Antes de salir de su departamento, Alison acomodó su cabello, está vez lo peino con una media c
Con el corazón acelerado, Alison salió de la oficina. El mensaje de Zander aun resonaba en su mente. “Quiero verte ahora.” Las palabras se repetían como un eco, cargadas de autoridad y lo que causaban en ella era algo que no podía identificar con exactitud, pero que le despertaban una mezcla de ansiedad y curiosidad.Mientras caminaba hacia la salida de la firma, su mente trataba de prepararse para lo que vendría, aunque sabía que enfrentarse a Zander nunca era algo para lo que pudiera estar completamente lista y eso era algo que la aturdía, pues pudo saberlo solo con verlo una sola vez. No necesitó más.Alison se detuvo un momento en la calle, respirando profundamente, como si el aire fresco pudiera calmar el mar de emociones que la agitaban. Se subió a un taxi y dio la dirección del casino, tratando de mantener una fachada tranquila, mientras por dentro las dudas y expectativas se mezclaban peligrosamente.El viaje hacia el casino fue un borrón. Cuando finalmente el edificio apareció
La tensión entre ellos era palpable, como si cada palabra, cada mirada, fuera parte de un juego más grande del que ambos formaban parte. Se cruzó de brazos, tratando de parecer relajada, aunque su mente no dejaba de advertirle que se estaba adentrando en terreno peligroso.—Está bien —dijo finalmente, sus ojos buscando los de él—, pero tendrá que enseñarme. No suelo jugar a esto —confesó Alison encogiéndose de hombros.Zander arqueó una ceja, claramente disfrutando de su actitud desafiante.—Con mucho gusto —respondió él, su tono suave y seductor—. Me encanta enseñar a los que quieren aprender —inquirió dando un trago más a su whiskey.Había algo en la forma en que lo dijo que le envió un escalofrío por la columna vertebral, pero Alison no se inmutó. Aunque por dentro su corazón latía con fuerza. Se quitó la chaqueta mientras se preparaba, colocándola cuidadosamente sobre una silla cercana, y al hacerlo, no pudo evitar notar cómo los ojos de Zander recorrían su cuerpo. Su blusa, ajusta
Y entonces, justo cuando parecía que el aire entre ellos se hacía irrespirable, Zander se detuvo. Sus ojos, oscuros e insondables, se encontraron con los de Alison, manteniéndola atrapada en su mirada. No había más que centímetros de distancia entre ellos, pero la tensión era tan densa que parecía imposible que ninguno de los dos pudiera moverse.—Ven —dijo él con voz grave, retrocediendo un poco mientras señalaba la mesa de billar—. Aún no hemos terminado el juego —agregó invitándola a continuar lo que habían comenzado.Alison tomó aire profundamente, intentando calmar los latidos frenéticos de su corazón. Su cuerpo estaba en alerta máxima, cada uno de sus sentidos completamente enfocado en él, en cada movimiento que hacía, en cada palabra que decía. No estaba segura de sí era una sensación de peligro o de atracción lo que le hacía reaccionar de esa manera, pero era innegable que el magnetismo de Zander la afectaba profundamente.—Claro —respondió ella, con la voz más controlada que p
Zander se inclinó aún más, y su aliento cálido rozó los labios de Alison, de pronto el mundo alrededor de ambos pareció desvanecerse. Alison sintió su corazón martillar en su pecho, mientras inhalaba el ligero aroma del licor que él estaba bebiendo y también, el inconfundible aroma de su colonia. La proximidad de Zander resultaba electrizante, casi paralizante. Su mano, grande y firme, rozó su cadera de manera sutil, pero con un peso que le hizo contener el aliento. Estaba peligrosamente cerca, tanto que podía sentir el latido rítmico del corazón de él a través de la fina capa de su ropa.Los labios de Zander se movieron apenas, susurrando en un tono bajo y grave, el sonido de su voz vibrando en el aire entre ellos:—No puedes resistirte...Alison cerró los ojos un momento, su mente parecía enredada entre el deseo y la razón. La tensión entre ellos crecía con cada segundo, el peso de la atracción entre ambos la envolvió en una red de la que parecía imposible escapar. Pero justo cuando
Alison pasó varios días inmersa en la rutina del despacho, días en los que no recibió ninguna noticia de Zander, lo cual fue en realidad un respiro, Alison tendría que reunirse con él en algún momento para hablar de su caso, sin embargo, en ese momento no era necesario y tampoco quería hacerlo.Por otro lado, tampoco había visto a Zane. Según había escuchado entre los pasillos, él estaba fuera de la ciudad por asuntos de negocios. No podía negar que, en cierta forma, la ausencia de Zane la había dejado respirar más tranquila, como si su presencia inminente hubiera cesado de presionarla con esa energía que parecía siempre emanaba. Pero también había una sombra de inquietud que se cernía sobre ella, sabiendo que en algún momento tendría que enfrentarse nuevamente a él.En la oficina, el ambiente fue más relajado de lo habitual. Hillary, se acercó a su escritorio con un café en la mano, lanzándole una sonrisa cómplice.—¿Has escuchado el último chisme? —preguntó Hillary, bajando la voz co
El lunes siguiente, Alison revisaba los archivos del casino con ojos cansados, luchando por encontrar la conexión que necesitaba. Había pasado días sumergida en ese caso, y aunque amaba su trabajo, a veces la presión era abrumadora. La firma tenía grandes expectativas puestas en ella, y no podía permitirse fallar.Estaba analizando una vez más las ultimas hojas impresas, cuando Hillary se acercó a su escritorio, dejándole un café humeante sobre la pila de documentos.—Gracias —susurró Alison, aceptando el café con gratitud.—Te ves agotada —comentó Hillary, mientras se sentaba al borde del escritorio—. ¿El CEO te está presionando mucho? —preguntó sabiendo que Zane era un hombre demasiado exigente, más aún, cuando el caso era uno de los más importantes de la firma.Alison soltó una risa nerviosa.—Zane siempre presiona. Es su naturaleza —dijo Hillary para que Alison no sintiera que todo era solo en su contra.—Travis también es presionado por él, a pesar de que son amigos, y a ti te ha
Cuando se cumplió un mes desde que Alison ingresó a la firma. Fue notificada sobre la reunión que se llevaría a cabo y a la cual no podía faltar.Ese día, Alison se miró en el espejo con una mezcla de ansiedad y expectación. La cena de bienvenida para los nuevos abogados con casos importantes no era exactamente una ocasión formal, pero sabía que sería juzgada por su apariencia. En ese mundo, el vestuario era más que una cuestión de gusto personal; era una declaración de quién eras y de cuán en serio te tomabas a ti mismo. Cada detalle contaba.Alison optó por un vestido negro que resaltaba su figura sin ser demasiado atrevido. La tela ajustada en la cintura y suelta en la falda le daba un aire elegante, pero discreto. Unos sencillos pendientes dorados y unos tacones negros completaban el conjunto. En el fondo, sabía que esa noche era crucial. No solo por la oportunidad de hacer nuevas conexiones en la firma, sino porque, en cualquier momento, podría cruzarse con Zane Blackford.El solo