Zane está de vuelta,y Alison más confundida. Sabremos más sobre Zane en el siguiente capitulo. No se lo pierdan
El lunes siguiente, Alison revisaba los archivos del casino con ojos cansados, luchando por encontrar la conexión que necesitaba. Había pasado días sumergida en ese caso, y aunque amaba su trabajo, a veces la presión era abrumadora. La firma tenía grandes expectativas puestas en ella, y no podía permitirse fallar.Estaba analizando una vez más las ultimas hojas impresas, cuando Hillary se acercó a su escritorio, dejándole un café humeante sobre la pila de documentos.—Gracias —susurró Alison, aceptando el café con gratitud.—Te ves agotada —comentó Hillary, mientras se sentaba al borde del escritorio—. ¿El CEO te está presionando mucho? —preguntó sabiendo que Zane era un hombre demasiado exigente, más aún, cuando el caso era uno de los más importantes de la firma.Alison soltó una risa nerviosa.—Zane siempre presiona. Es su naturaleza —dijo Hillary para que Alison no sintiera que todo era solo en su contra.—Travis también es presionado por él, a pesar de que son amigos, y a ti te ha
Cuando se cumplió un mes desde que Alison ingresó a la firma. Fue notificada sobre la reunión que se llevaría a cabo y a la cual no podía faltar.Ese día, Alison se miró en el espejo con una mezcla de ansiedad y expectación. La cena de bienvenida para los nuevos abogados con casos importantes no era exactamente una ocasión formal, pero sabía que sería juzgada por su apariencia. En ese mundo, el vestuario era más que una cuestión de gusto personal; era una declaración de quién eras y de cuán en serio te tomabas a ti mismo. Cada detalle contaba.Alison optó por un vestido negro que resaltaba su figura sin ser demasiado atrevido. La tela ajustada en la cintura y suelta en la falda le daba un aire elegante, pero discreto. Unos sencillos pendientes dorados y unos tacones negros completaban el conjunto. En el fondo, sabía que esa noche era crucial. No solo por la oportunidad de hacer nuevas conexiones en la firma, sino porque, en cualquier momento, podría cruzarse con Zane Blackford.El solo
El ruido constante de la lluvia golpeando el parabrisas se mezclaba con el zumbido tenue del motor mientras Zane conducía por las calles mojadas. A pesar de que la tormenta no daba tregua, su conducción era firme, precisa, pero sin prisa. Alison estaba sentada a su lado, sintiendo el peso de su presencia en cada fibra de su cuerpo. La atmósfera dentro del lujoso auto era sofocante, y no precisamente por la humedad que impregnaba el aire.Había algo en Zane Blackford que la ponía en alerta, como si su mera presencia captara todos sus sentidos. Sabía que él era imponente, pero no era solo su físico lo que la intimidaba. Era su control absoluto sobre cada situación, su capacidad para hacer que los demás se sintieran pequeños e irrelevantes sin siquiera decir una palabra. Y ahora, en este auto, con las luces de la ciudad reflejándose en el parabrisas empañado, Alison se sentía más vulnerable de lo que le gustaba admitir.El tráfico estaba denso, un río interminable de luces rojas de freno
Alison y Zane cruzaron el vestíbulo del edificio en silencio. Mientras el eco de sus pasos resonaba en el piso de mármol al tiempo que el parpadeo de las luces del techo llenaba el ambiente con una incomodidad apenas perceptible. Alison lanzó una mirada rápida al ascensor, con la esperanza de que estuviera en funcionamiento, pero las puertas metálicas estaban cerradas y un letrero colgaba advirtiendo que estaba fuera de servicio. «Maldición» pensó Alison apretando los labios. —Tendremos que usar las escaleras —dijo, sintiendo un pequeño nudo de nervios en el estómago. No porque se avergonzara de vivir en un sitio donde el ascensor no servía regularmente, sino por el hecho de subir mas de tres pisos en compañía de Zane Blackford. Zane no dijo nada, simplemente asintió y comenzó a subir los escalones, con pasos largos y decididos. Alison lo siguió, sus tacones resonando a un ritmo acelerado mientras intentaba mantenerse a su altura. «¿Por qué tenía que ser hoy, justo hoy?» pensó mien
El silencio seguía envolviendo la habitación, pesado y denso, mientras Alison y Zane se miraban a los ojos sin moverse, como si el aire alrededor de ellos se hubiera detenido. Las manos de Alison seguían descansando en los botones de su camisa, a medio desabotonar, y aunque su cabeza le decía que debería apartarse, sus pies parecían clavados en el suelo. Los latidos de su corazón resonaban tan fuertes que sentía que Zane debía escucharlos también, cada pulso como un tambor que marcaba la tensión entre ellos. Zane no rompió el contacto visual en ningún momento, ni siquiera cuando ella se percató de lo que estaba haciendo. Sus ojos, oscuros y profundos, la miraban con una intensidad que quemaba. Alison sintió una oleada de calor recorrer su cuerpo, una que comenzó en su pecho y descendió lentamente, encendiéndola desde adentro. No era solo atracción lo que sentía. Había algo más, algo incontrolable que se deslizaba por sus venas, algo que no podía nombrar pero que la estaba consumiendo.
Los ojos de Alison, que antes habían estado perdidos en el fuego del deseo, ahora se encontraron con los de Zane de una manera distinta, cargada de una nueva tensión.Él no se movió, pero la intensidad en su mirada aún ardía, oscura y cargada de una emoción que ella no podía descifrar del todo. Alison tragó con fuerza, notando la rapidez de su respiración, la cercanía de sus cuerpos, y lo fácil que había sido perderse en el contacto, en el deseo. Pero ahora, con el sonido del teléfono rompiendo el hechizo, la realidad la golpeaba con la fuerza de una tormenta.Dio un paso hacia atrás, liberándose del calor sofocante que Zane emanaba, su corazón aun latiendo desbocado en su pecho, pero ahora por razones diferentes. Todo en su interior parecía gritarle que debía apartarse, que debía recuperar el control de la situación antes de que todo se desmoronara. Zane, sin embargo, la observaba con detenimiento, con su expresión inescrutable.—Yo… esto… no debería estar pasando —murmuró Alison, su
La pequeña sala de Alison estaba bañada por una luz suave, el único testigo del torbellino de emociones que giraban en su interior. Se sentó en el suelo, junto a Jessica, alrededor de la mesita del centro, que ahora sostenía las cervezas y la bolsa de comida coreana que su amiga había traído. Había un silencio momentáneo, que se rompió por el sonido de las latas abriéndose, el chasquido que parecía el preludio de la conversación inevitable que sabía que vendría.Jessica no tardó mucho en alzar una ceja, curiosa, mientras servía la comida en recipientes improvisados. Su mirada inquisitiva se clavaba en Alison como una flecha, esperando a que su amiga soltara lo que, claramente, había estado ocurriendo. Alison, por su parte, sentía que las palabras se le atoraban en la garganta, aun intentando procesar la intensidad del encuentro con Zane.—Bueno, ¿y qué pasó realmente? —preguntó Jessica con una sonrisa traviesa, tomando un trago largo de su cerveza—. Porque cuando llegué, no parecía que
Con el primer rayo de sol que se filtraba a través de las gruesas cortinas de su dormitorio, Zane Blackford se despertó.Se sentó en la cama, pasando una mano por su cabello desordenado, y respiró hondo. La noche anterior aún estaba fresca en su mente, y el sabor de los labios de Alison seguía persistiendo en su boca como un recuerdo imposible de borrar.Zane negó con la cabeza, desde hacía poco más de un año, dejarse llevar por el momento era algo que jamás hacía, siempre trataba de mantener el absoluto control de todo cuánto estuviera a su alcance. Pero por alguna razón Alison, la abogada novata en su firma, parecía desestabilizarlo.Con un suspiro frustrado, se levantó de la cama, vistiendo rápidamente un traje oscuro que reflejaba la imagen de control y perfección que tanto se esforzaba por cultivar.Zane Blackford, era el implacable CEO de una de la firmas de abogados más prestigiosa de la ciudad, no podía permitirse mostrar debilidad. No podía permitir que nadie, ni siquiera él