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Ella no es mi otra mitad

+Alex+

Esto debe ser una broma de mal gusto, esta chica acabará con mi paciencia, por mi hermano…

«Deja de pensar, deja de ser un maldit… Alfa, recuerda que estamos rodeados de muchos humanos. Alex Johnson, eres el dueño de todo y si quieras esta ciudad tenemos que ser como ellos y estar con ellos, no… Ella es la hermana del mate de tu hermano, no lo olvides… Otra cosa, tú tienes siglos de antigüedad y ella apenas veintiocho años, una vida tierna»

«Beta, no tienes que recordarme lo inevitable, a pesar de que no me gusta estar rodeados de humanos, debemos estar con ellos.»

«Espera… Siento que el problema es con ella y no con los humanos.»

—Eh, señor, Johnson, creo que ella se debe retirar.

Y el abogado de los humanos ha hablado, no puedo entender como es soportar la ineficiencia de ellos. ¡Son frágiles e incompetentes!

Ah, qué agotador, ahora me encuentro en un dilema, ¿un humano puede ser tu mate? Al principio me costó creer que mi hermano encontrara a su mate y que ella terminara siendo humana, ahora está chica… Quiero mantenerme calmado, pero ella, mi cuerpo se descontrola cada vez que la siento cerca, mi mente se pierde en delirios. Quiero saber más de ella, a pesar de que me repudia la idea de… ¡Ella no puede ser mi otra mitad!

Durante el día, ocupo el lugar del presidente de varias empresas exitosas en la bulliciosa ciudad de Londres. Sin embargo, cuando cae la noche, me transformo en el Alfa de una manada de lobos que habita en las profundidades de los bosques que rodean la ciudad. Mi misión, aunque parezca paradójico, es apoderarme de esta gran urbe.

La vida de un hombre lobo no es fácil. Desde muy joven, aprendí a ocultar mi verdadera identidad, pues sabía que si la revelaba, sería perseguido y cazado. Por eso, mantengo mi forma humana durante el día y, aunque mis instintos animales son fuertes, he logrado controlarlos para poder llevar una vida normal en el mundo empresarial.

Mi éxito como presidente de estas empresas ha sido imparable. Con astucia y perspicacia, he logrado hacer crecer mis compañías y dominar diversos sectores en el mercado londinense. La ciudad es como un tablero de ajedrez, y cada movimiento estratégico que hago me acerca más a mi objetivo final: gobernarla como el Alfa que soy.

Pero ser un lobo con poder no se trata solo de riquezas materiales. Hay algo más profundo que me impulsa a buscar la dominación de esta metrópolis. Los lobos somos seres sociales, y la manada es nuestra familia. La ciudad de Londres es un terreno fértil para nosotros, con sus calles llenas de vida y energía. Si logramos controlarla, aseguraremos nuestro hábitat y nuestro futuro.

Cada noche, me reúno con los miembros de mi manada en los bosques a las afueras de la ciudad. Juntos, planeamos estrategias para infiltrarnos en los círculos de poder, utilizando mi influencia como presidente y nuestra naturaleza salvaje para conseguir lo que queremos. Pero no somos una manada de bestias irracionales. Valoramos la inteligencia y el sigilo tanto como la fuerza física.

A medida que me adentro más en el mundo empresarial, descubro que la ambición y la crueldad humana no están tan alejadas de nuestros instintos animales. En muchas ocasiones, he visto cómo los hombres son capaces de destrozarse entre sí en su afán de poder y dominio. En ese sentido, no me considero muy diferente. La diferencia radica en que yo no tengo miedo de abrazar mi verdadera naturaleza.

Con el tiempo, he ido ganando aliados tanto en el mundo empresarial como en la comunidad de hombres lobo. Cada paso que doy es cuidadosamente calculado, y cada victoria me acerca más a mi objetivo. Pero también sé que en este juego de poder, uno nunca puede bajar la guardia. Los enemigos acechan en cada esquina, y la lucha por el control de la ciudad es feroz.

Así es como vivo, dividido entre dos mundos. Durante el día, soy el presidente exitoso y respetado. Durante la noche, soy el Alfa de una manada de lobos decidido a reclamar su lugar en este mundo urbano. Y aunque algunos podrían considerarme un monstruo, yo veo la belleza en mi dualidad. Pues en mi corazón late tanto el espíritu salvaje de la naturaleza como el fuego del éxito y la ambición.

El camino hacia el dominio de Londres es largo y lleno de desafíos, pero estoy dispuesto a luchar hasta el final. Soy el hombre lobo que se esconde tras el traje de presidente, y estoy decidido a convertir esta ciudad en mi territorio. Nadie puede detenerme, porque cuando los lobos aúllan, el mundo entero tiembla.

—Sí, puede retirarse —desvié la mirada, posándola en mi ordenador—, espero que no se vuelva a repetir.

«Se supone que debes ser cortés, Alfa, esa chica… Oh, ¿por qué tus ojos están cambiando de color?»

—Gracias…

—¡ESTÁS DEMENTE! —alzo la voz, perdiendo totalmente el control.

—¿Demente, yo? ¿Disculpe? —ahoga un grito—, ¿le sucede algo? ¿Me puedo ir?

«Ja, ja, ja, baja el nivel de tu furia.»

Esto de hablar por telepatía se está saliendo de control.

—Retírate —suelto un golpe sobre el escritorio, esto es tan fastidioso

Ella se sobresaltó del susto y para repararlo rápido le dije a Carlos; el abogado de la empresa, amigo y beta, ¡no es humano! Que se pusiera cómodo mientras la asistente se retiraba.

Observé como ella se alejaba de mi oficina, realmente no sé por qué ella me pone de mal humor. ¿Será que esto sea porque es la hermana de la otra mitad de mi hermano? No sé, puede que las cosas fuesen diferente si ella cooperara. ¡Hacer bien su trabajo! He intentado ser leve con ella porque mi hermano me lo suplicó, hasta prometió entrar al negocio familiar.

—Estoy seguro de que no dejaste de ver esa mancha de café, no digo que sea por el escote, sino por la suciedad en su camisa, ¿cierto? —dice con ironía.

Esas son provocaciones y no estoy para caer en su juego.

—Siempre que ella aparece con una sonrisa de oreja a oreja, mi cuerpo se pone rígido, ¿entiendes eso? Mis ojos carentes de alma son como un peligro depredador.

Inspiro profundamente, cerrando mi mente, mientras todos mis sentidos se extendían para localizar a la chica que acaba de salir.

—Ya me ha quedado claro, pero…

—Es una chiflada, para nada tengo interés y olvida esa absurda idea de que ella puede ser mi otra mitad, lo único que siento es repudio.

—Alfa, tienes problemas de carácter —se dejó caer en la silla, frente a mí y suspiró.

—Dejemos del tema de ella para otro momento, mi hermano está entrando a la empresa.

—Ja, ja, ja, te confieso que mi vida es más divertida desde que apareció esa chica —se suelta a reír, hasta el extremo de llevar su mano a su abdomen, escupiéndome en la cara lo ridículo que soy para él.

—¡RESPETAME! —exclamé—, se supone que eres mi mano derecha, ¿te parece gracioso toda esta situación? Ya no quiero hablar del tema, me ha quedado claro, que debo bajarle dos rayitas, no obstante, ella tiene que hacer las cosas bien—mi mal humor estaba rozando niveles extremos.

—Paz, no era mi intención, sacarte de tus casillas —alza ambas manos de forma de paz.

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