73.

Los ojos de sorpresa y de dolor de Kevin me atormentaban.

— Lo siento — le había dicho después de un segundo — . De verdad, lo siento.

Mis ojos se llenaron de lágrimas.

— Pero por favor, no me faltes al respeto nuevamente.

A pesar de que sentía remordimiento por haberlo golpeado, tenía que dejar claras mis intenciones. Lo que se permite, se repite. Y a pesar de todo lo que había pasado, yo nunca le había faltado el respeto a él. Esperé que nunca volviera a hacer lo mismo hacia mí. Kevin vino a sentarse pesadamente en el mueble. Alejandro, con el computador entre las piernas, no apartaba los ojos de la pantalla, aunque yo sabía que estaba más pendiente de nosotros que de lo que veía en el ordenador.

— Creo que debería irme — le dije a Kevin.

— No — dijo el pelirrojo — . Deberías quedarte un par de días aquí en la ciudad. Los niños estarán bien. Sabes que la hermana Sol los cuidará bien. Ahora, más que nunca, tienes que estar cerca. No sabemos cuál será el nuevo paso que tome Nic
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