48Había soñado con ella, con Evangeline. Había soñado que la tenía entre mis brazos, que la besaba y la abrazaba, que podía oler en ella el olor de antaño, ese que recordaba a veces en temporadas cálidas.Su piel, su estrechez, apretando con fuerza mi hombría. La había sentido tan real, tan viva, que casi pude haber jurado que aquello no fue una fantasía o una ilusión, que había sucedido. Y cuando abrí los ojos, la luz del sol del atardecer me cegó por un momento.La cabeza me dio vueltas, con un fuerte dolor en la frente, como si mi cerebro hubiera intentado escapar por mi nariz. Me incorporé despacio. Estaba desnudo, cubierto únicamente por una suave sábana que no sabía de dónde había salido. Frente a la mesita en el centro de la sala, había un par de botellas de vino vacías, copas y algunos snacks.Y entonces vi a Elisa. Estaba sentada en el alféizar de la ventana, observando el atardecer que pintaba el cielo de colores pasteles. Me aclaré la garganta, y la mujer volteó a mirarme.
49Yo siempre había confiado en los instintos de mi madre, en su corazón que siempre le daba la razón. Pocas veces había fallado en su afán de protegerme, y fue muy clara y enfática que debía ir a casa en ese mismo instante.Quise haberme quedado hablando un poco más con Elisa, haberle preguntado qué era lo que había pasado, porque no recordaba nada, en qué momento habíamos comenzado a beber. Pero la insistencia de mi madre me obligó a tener que irme. — Siento que los negocios que tenemos entre manos se diluyen como arena entre los dedos — le dije cuando nos estábamos despidiendo para salir del lugar.Pero ella negó. — Claro que no. Ahora más que nunca, los negocios tienen que mantenerse. Ya se lo dije, mi empresa necesita de esto, y la suya también. No podemos permitir que nuestros problemas personales nos empujen a tomar decisiones que no son las correctas.Entonces asentí. No planeamos una nueva cita en ese momento; ya habría tiempo para hablar sobre aquello. — Vaya rápido a su
Lo primero que me invadió fue un mareo enorme. La casa dio una vuelta completa bajo mis pies, y tuve que aferrarme con fuerza al cojín del mueble para sentir un poco de estabilidad. Cuando, un largo minuto después, todo se aclaró, miré los ojos de mi madre, oscurecidos, observándome. No podía creer que aquello fuera verdad. No podía creer que aquello que mi madre me estaba proponiendo fuera real. — ¿En serio lo estás haciendo? ¿En serio me estás pidiendo aquello? ¿Exhumar los restos de Evangeline? ¿Ni siquiera muerta seríamos capaces de dejarla en paz? — dije, con voz temblorosa.Tuve el impulso de rasgar los papeles y lanzarlos a la cara de mi madre. Tuve tanta rabia en ese momento. ¿Cómo podía considerar siquiera que yo daría esa autorización? ¿Cómo podía pensar siquiera que yo estaría de acuerdo con eso? Nunca sería capaz de estar de acuerdo con algo como eso.A pesar de todo lo que había pasado, Evangeline merecía al menos el respeto de una muerte tan dolorosa como la que tuvo, d
Estaba completamente agotada, cansada, y lo peor es que no había hecho nada en el día, pero las experiencias me habían llevado al límite. — No puedo creer que no lo hayas hecho — me dijo Alejandro mientras conducía la camioneta de regreso al orfanato — Era tu oportunidad perfecta. ¿Por qué la desaprovechaste? — No quiero hablar de eso — le dije. Pero él al parecer sí— era la vida de tu hijo. Era la única oportunidad que tenías para estar a solas con Nicolás. Lo drogaste, lo tenías a tu merced. Pudiste haber sacado la muestra de sangre. Con eso, pudimos haber averiguado si era compatible con Jason. — No creo que funcione — le dije. — ¿A qué te refieres?— De todas formas, si él llegase a ser compatible con Jason, ¿cómo haríamos para hacer la cirugía? Podemos engañarlo para tomar las muestras, pero ya no podemos engañarlo para ir más allá.Lo había pensado también de regreso. La mejor opción, tal vez ahora, era dejar de mentir. Cuando se lo manifesté a Alejandro, el hombre negó. —
Me quedé de pie en la entrada del orfanato, sin saber muy bien qué tenía que hacer. Lo que había sucedido con Kevin no lo entendía, no era capaz de entenderlo. ¿Acaso él...? No, siempre lo había visto como un gran amigo. Siempre me había visto a mí como una gran amiga, ¿no? Eso quise creer.Pero ahora, sinceramente, ya no entendía nada. Y estaba ahí, en medio de mis cavilaciones, pensando en lo miserable que era, cuando la hermana Sol apareció.Tenía en su demacrado rostro una extraña expresión de alguien que sabe más de lo que dice. Yo la observé, y ella me observó en silencio. — ¿Está valiendo la pena? — me preguntó después de mirarme un largo rato — . Toda tu venganza, ¿está valiendo la pena?Yo aparté la mirada. — Esto no es una venganza. Usted sabe muy bien por qué estoy haciendo esto.— querida. Ambas sabemos que esto no es solo por salvar a Jason. Esto es tu venganza — dijo ella, sin inmutarse — . No vengo a decirte que no la hagas. Creo que eres suficientemente adulta para s
No pude dormir en toda la noche. El corazón me latía con fuerza. Había estado tan enojado con mamá que no había sido capaz de pegar el ojo.Cuando me levanté en la mañana, estaba tan cansado como nunca. Prácticamente tuve que levantarme tan obligado como nunca, a pesar de que el trabajo siempre había sido importante para mí. Pero esa mañana, sinceramente, no me parecía muy importante.Lo único que quería era quedarme en la cama, cerrar los ojos y no pensar. No pensar en aquella propuesta ridícula, en aquella idea tan absurda de que Evangeline estuviera viva. ¿Acaso alguna de sus familiares hubiese regresado para cobrar venganza? ¿De qué? ¿De qué se supone que se vengaría Evangeline? ¿Se supone que fue ella quien nos traicionó, quien mató a la abuela?Pero había algo en mi madre, en su carácter, en la forma en la que me había exigido firmar ese maldito papel. Ella sabía algo, algo más. Había algo que siempre supe que ella y Michelle ocultaban, pero nunca llegué a imaginar que algo terr
Entré al cementerio. Ya ni siquiera tenía fuerzas para correr. Caminé despacio por entre el césped y la tierra, y cuando llegué al lugar, caí arrodillado frente a la tumba abierta. Me habían avisado muy tarde.La tumba de Evangeline ya había sido completamente profanada, y todo por culpa de mi madre, por culpa de su desconfianza, de su deseo de hacer lo que le da la gana sin ninguna consecuencia. Pero no esta vez. Esta vez sí tendría consecuencias. Ella tendría que pagar por lo que hizo. ¿Cómo se le ocurría algo como eso? ¿Algo tan podrido e inhumano?Toda la vida habíamos hecho de la vida de Evangeline un infierno, y ahora ahí estábamos, ni siquiera diez años después de su muerte, sin poder dejarla en paz. Desde el más allá, debería estar odiándonos. Desde el más allá, debería estar torturándonos. Debería odiarnos incluso más de lo que ya debía hacerlo cuando estaba viva.Tomé un puñado de tierra mientras me ponía de pie y lo lancé despacio al agujero donde antes había estado el cuer
"Kevin está enamorado de mí" era una afirmación que yo nunca me había atrevido a hacer. Era confusa y dolorosa, pero tenía sentido. Me pregunté: ¿Claro que tenía sentido? Kevin siempre había velado por mí, siempre había buscado ayudarme desde el instante en el que me encontró en ese basurero, en el que me arrolló delicadamente con su auto. Desde ese día hasta el día de hoy, 10 años después, nunca ha dejado de velar por mis necesidades. Y me sentí como una tonta y un egoísta por tratarlo de la forma en que lo hice. Independientemente de sus sentimientos por mí, yo debía comportarme como una amiga, como lo que él se merecía. Porque, ¿acaso él buscaba algo más? ¿Realmente buscaba que yo le correspondiera con los mismos sentimientos? Nunca había hecho un solo movimiento hacia mí, nunca me había dicho algo, ni siquiera de la forma más respetuosa o graciosa. Siempre había sido un hombre maduro y respetuoso. Seguramente sabía que mis sentimientos por Nicolás aún no habían desaparecido. Él lo