51.

Estaba completamente agotada, cansada, y lo peor es que no había hecho nada en el día, pero las experiencias me habían llevado al límite.

— No puedo creer que no lo hayas hecho — me dijo Alejandro mientras conducía la camioneta de regreso al orfanato — Era tu oportunidad perfecta. ¿Por qué la desaprovechaste?

— No quiero hablar de eso — le dije. Pero él al parecer sí

— era la vida de tu hijo. Era la única oportunidad que tenías para estar a solas con Nicolás. Lo drogaste, lo tenías a tu merced. Pudiste haber sacado la muestra de sangre. Con eso, pudimos haber averiguado si era compatible con Jason.

— No creo que funcione — le dije.

— ¿A qué te refieres?

— De todas formas, si él llegase a ser compatible con Jason, ¿cómo haríamos para hacer la cirugía? Podemos engañarlo para tomar las muestras, pero ya no podemos engañarlo para ir más allá.

Lo había pensado también de regreso. La mejor opción, tal vez ahora, era dejar de mentir. Cuando se lo manifesté a Alejandro, el hombre negó.

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