Cuando desperté el dolor estaba matándome y sentía unas enormes ganas de hacer pis, ya no podía aguantar. Miré a mi alrededor y ella estaba sentada frente a mí en una silla.
—Déjame ir al baño por favor.
—Dios ¿Acaso no dejas nunca de fastidiar? —se levantó y cortó el precinto de mis pies. Miré hacia abajo y vi sangre entre mis piernas. “¡Mi bebé!” grité en mi interior. Me concentré y logré sentir que se movía. Aún estaba vivo, tenía que escapar de allí, pero estaba muy adolorida y mareada. Me tomó del codo y me llevó al baño.
—O me sueltas o me ayudas —dije. Suspiró exasperada y bajó mi pantalón, no se movió de mi lado. Traté de pensar rápido pero el dolor me lo hacía imposible. ¿C&o
Podía ver como la vida la abandonaba y no había nada que yo pudiera hacer, sólo sostener su mano, y recordarle cuánto la amaba, ella era lo único para mí, había desperdiciado el tiempo y jamás podría perdonármelo ¿Por qué no fui a buscarla? Por qué me convencí de volver cada vez que tomaba la carretera rumbo a Chula Vista. Si hubiera sabido que estaba embarazada… Bajamos de la ambulancia y tuve que soltarla, los paramédicos corrieron y los médicos tomaron lugar a su lado, la ingresaron a una sala, me metí con ellos. —Debe salir, deje a los médicos trabajar por favor —me dijo una enfermera mientras me sacaba de la habitación. —Debe salvarla, por favor —le dije entre ruegos. —Haremos todo lo que esté a nuestro alcance. Snake y Pardo estuvieron a mi lado en ese momento. —Saldrá bien, la gatita es fuerte —intentaba convencerme Snake. Mientras me palmeaba el hombro. Me quedé en la puerta no podía moverme, de
Lo que comenzó como un día ordinario, rápidamente se convirtió en uno de los peores días de mi vida.Esa mañana me levanté de la cama a las 6am, como de costumbre, pero había algo diferente en el aire, ese sexto sentido que me acompañó durante toda la academia, mi carrera y tantas veces me sacó de líos. Algo estaba a punto de pasar, lo sentía, lo intuía, es como el olor a lluvia. Algo dentro tuyo te está avisando que todo está a punto de cambiar.Me metí al baño y abrí la ducha. Mientras esperaba que el agua tome una temperatura más normal, cepillé mis dientes con dedicación. Mi cabeza volvió a centrarse en mi desaparecida hermana. ¿Dónde estaría? ¿Se encontraría bien? El vapor del baño me trajo de regreso, me duché rápidamente, sequ&eacut
Apenas llegué a casa me desmoroné, toda la máscara de hierro, que generalmente oculta mis sentimientos, se rompió en mil pedazos. Las lágrimas comenzaron a caer a mares de mis ojos y difícilmente podía respirar. Las interminables escenas de momentos juntas desfilaban por mi mente, Sara era lo único que tenía, lo más importante, y ahora la había perdido, me la habían quitado. Pensé en la mejor forma de vengarme, primero debería ganarme su confianza y luego destruirlos desde adentro. La teniente Jones debía desaparecer para poder tener éxito. Tomé el teléfono y llamé a mi antiguo mentor, nos conocíamos desde mi primer día como policía en la academia, cuando aún no sabía nada. Y siempre me protegió y ayudó, incluso mientras patrullaba las calles con el miedo a flor de piel.—Kelly, que al
—Tú no eres de aquí bonita, yo lo sabría —Dijo la voz ruda de un hombre en frente de mí, mientras se acomodaba sin invitación en mi mesa. Clavé mi mirada más fría y dura en sus ojos negros. Era guapo, se lo reconocía, alto y musculoso, cabello negro enrulado que caía hasta sus hombros y unos profundos ojos negros, la incipiente barba lo hacía lucir unos años mayor de lo que realmente debía ser.—¿Siempre invades el espacio personal de las personas sin ninguna invitación? —le solté con mi voz más sarcástica.—¡Miauuu, la gatita tiene garras! —dijo mirando hacia atrás en busca de complicidad con sus hermanos de cuero.—Ni te imaginas.—Cuidado bonita, parece que aún no te han educado, pero yo siempre quise ser maestro.&mdas
Me desperté sofocada y bañada en traspiración, soñé con Sara, ella estaba bailando y J.T entraba cargando una AK-45 y comenzaba a disparar indiscriminadamente, sentí como si las balas se clavaran en mí, y no en ella, luego la sangre bañaba su cuerpo, y ahí me desperté. La angustia me invadió, la tristeza me abrumó y otra vez solo la sed de venganza se apoderó de mí. Todos iban a pagar por la muerte de mi pequeña hermana. Me di una ducha para tratar de apagar el fuego que sentía dentro de mí, tomé un café y salí. Comencé a dar vueltas con el auto sin mucha dirección, solo recorriendo el pueblo, viendo si encontraba algún lugar para mi propio propósito. El destino o vaya saber uno qué, me llevaron al frente del MC, era un taller enorme. Y cruzando la calle, un pequeño local en venta, me imaginé que
Volví a casa y estaba muerta de hambre, metí los macarrones con queso en el microondas y cogí una corona. ¿Había logrado que J.T ponga sus ojos en mí o aún era demasiado pronto? Almorcé meditando lo que había pasado, el poder que Turner tenía sobre el alcalde me hacía imaginar que tenía a todo el pueblo en su bolsillo. Le pertenecía, la gente lo respetaba y temía. No sería nada fácil ponerlos en su contra, pero el tiempo no era un problema, tenía de sobra, nada más que hacer que planear mi venganza.Bajé a la ferretería a comprar algunas cosas que necesitaría para comenzar a arreglar el local.—Buenas tardes Barnes.—Buenas tardes señorita Green. ¿Algún problema con el apartamento?—Llámeme Kelly, no, el lugar está perfecto, pero necesito al
—Aquí puedes bañarte, enseguida te alcanzo una sudadera —asentí, me quité la ropa y me metí al baño. La mujer volvió enseguida.—¿De dónde conoces a J.T?—Solo lo he visto un par de veces por aquí.—Él nunca deja entrar a nadie que no pertenezca al MC.—Bueno, supongo que seré la excepción o solo un proyecto de caridad.—¿De dónde vienes?—Chicago.—Estás muy lejos de casa nena.—Es la idea —respondí mientras salía de la ducha y me envolvía en la toalla. Ella me extendió una musculosa del MC y un short. Me lo puse, peiné mi cabello, metí mi ropa sucia en una bolsa y salí. Busqué a J.T pero no lo encontré. Una mujer mayor de pelo rubio com
Esa noche volví a tener la misma pesadilla, Sara bailaba, pero esta vez yo tenía el arma en la mano y J.T apretaba el gatillo desde atrás mío y me impulsaba a hacerlo. «Mátala» me susurraba al oído. Cada vez se ponían peor y no encontraba la forma de deshacerme de ellas. Dejé que el agua cayera sobre mi cuerpo y aclarara mis ideas. ¿Cómo haría para averiguar más?, aún cargaba las cenizas de Sara en el auto, quizás si la dejaba ir tendría algo de tranquilidad, aunque sea en sueños. Tomé un café y un panecillo, cerré la ventana y vi con una sonrisa que la comida no estaba, aún era demasiado tímido para entrar, pero al menos se alimentaba. Manejé hasta Tres Ríos Wetlands y esparcí allí sus cenizas.—Descansa en paz hermanita, te prometo por mi vida que encontrar&eac