Capítulo 13
Mateo levantó la mirada, entrecerró los ojos y observó la placa en la bata blanca del médico que decía ¨Médico tratante¨.

Lo examinó: alto y delgado, con facciones finas. El tipo que ahora les gusta a muchas chicas.

El médico también estudiaba a Mateo: traje negro, gafas de montura dorada sobre su nariz recta, labios finos. Incluso sentado, su presencia era imponente. Claramente no era una persona común.

—Debe ser usted el esposo de la señorita Jiménez, ¿verdad?—insistió el médico.

—No lo soy—negó Mateo fríamente.

—¿Entonces es usted un familiar?

El médico no quería perder la oportunidad, pues la condición de Catalina era crítica y necesitaba informar a la familia.

—¿Está usted interesado en ella?—preguntó Mateo con una sonrisa fría.

El médico sintió un escalofrío.

—Estoy casado. Si no la conoce, me disculpo por el error—dijo, alejándose. Era extraño, juraba haber oído a este hombre mencionar a Catalina al hablar con el director, aunque en voz baja. Quizás había oído mal.

Dos horas de
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