Capítulo 14
—El señor Herrera dijo que estaba muy ocupado y que no vendría. —dijo Marina con expresión preocupada.

¿Acaso no le había enviado dinero a su madre? Entonces su padre... Catalina miró a su alrededor, levantó las sábanas y la almohada, pero descubrió que algo faltaba.

—Señorita Jiménez, ¿qué está buscando? —preguntó Marina mientras colocaba el caldo de pollo en la mesita de noche, mirándola con confusión—. Dígame y le ayudaré a buscarlo.

—¿Dónde está mi celular? ¿Dónde lo han escondido?

—El señor Herrera se lo llevó.

Así que Mateo se había llevado su celular. Con razón su madre no podía contactarla. Catalina, desesperada, agarró la mano de Marina y le suplicó.

—¿Podrías prestarme tu celular un momento? Es urgente.

—Señorita Jiménez, no es que no quiera prestárselo, pero el señor Herrera dijo que, si queríamos ganar este dinero, teníamos que entregar nuestros celulares hasta que usted se recuperara por completo. Ni siquiera yo tengo el mío conmigo.

Marina se encogió de hombros. Decía la
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