Capítulo 399
Es porque no pude apartarlo. Qué iluso eres.

Sin embargo, que se entregue a sus fantasías. Total, mientras más profunda sea su obsesión, su herida será más profunda al final.

Quizás esto sea un castigo del cielo, o tal vez el espíritu de mis padres, compadeciéndose de mi dedicación durante los últimos diez años, por eso Carlos no lograba superar nuestro pasado.

—Diego te traerá un teléfono más tarde, en este momento ve a descansar —dijo Carlos antes de soltarme.

Se fue, con su espalda erguida, igual de imponente que siempre.

Antes, ver su espalda me llenaba de felicidad; ahora me parece ser difusa, casi extraña.

Bajé apresurada las escaleras y justo al llegar al vestíbulo, Diego apareció. —Señorita Moreno —me llamó.

Ya no soy su asistente, pero me sigue llamando aún así.

Solo es un título, y no me molesté para nada en corregirlo.

—El señor Carlos le compró un teléfono, de la marca que siempre le ha gustado, pero en su última versión —dijo Diego, extendiéndome cuidadoso una bolsa.

No lo
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