El simple hecho de tener un camino es una bendición, y si a lo largo de él te transformas en alguien bondadoso, verás el horizonte brillar como sol en el Edén.¿Por qué a las personas les resulta tan difícil hacer el bien sin esperar algo a cambio? Qué gratificante es saber que ayudaste a alguien, que hiciste lo correcto por el simple hecho de hacerlo; y más aún, dar sin que nadie tenga que pedirte nada.Mi hermano, sin embargo, es demasiado posesivo con sus propios intereses. Me molesta que haya ayudado al hermano de Antonella de esa manera; jamás pensé que Ermac llegara a tener tal nivel de soberbia... Es tan enfermizo que provoca rabia.Antonella y yo descendemos por las escaleras del vestíbulo, y justo frente a nosotras se alza el enorme árbol de Navidad, con la pequeña Marisol sentada bajo sus ramas.—¡Hola, princesita! —la saludo mientras bajo los últimos escalones—. ¿Qué estás haciendo?—¡Tita Ino! —Marisol responde emocionada mientras coloca algunas ramitas en la parte baja del
Narrado desde la perspectiva de Mya Diamond.Me despierto con una sonrisa dibujada en el rostro, sintiendo la suavidad envolvente de las sedosas sábanas de algodón que acarician mi piel. Me estiro con lentitud, disfrutando del confort del colchón bajo mí, hasta que me incorporo, sentada en el borde de la cama. A través de los cristales de la ventana, entreveo cómo los primeros rayos de sol luchan por colarse entre las gruesas cortinas grisáceas. Aunque la luz intenta bañar todo con su calidez, sé bien que allá afuera el frío sigue reinando; la nieve puede estar comenzando a derretirse, pero el gélido clima se niega a ceder.Sin embargo, ni el clima, ni mi padre, ni nadie podrán impedir que hoy salga a buscar a Alexis. Hoy no. Hoy será un gran día, después de todo, es víspera de Navidad.Hace días que no lo veo, y mi piel anhela volver a sentir su tacto. Desde nuestro último encuentro, todo se ha complicado. Ya ni siquiera puede venir en secreto, temiendo que mi padre, con su locura y s
¿Quién no se despierta feliz en una víspera de Navidad?Desde el momento en que abro los ojos, los cascabeles y los tambores de All I Want for Christmas is You de Mariah Carey comienzan a sonar en mi mente, llenando el aire de una alegría festiva. Me desperezo lentamente y al mirar por la ventana, me recibe un amanecer brillante y claro. Parece que hoy, las personas podrán hacer sus compras navideñas bajo un clima invernal perfecto. Imagino las calles abarrotadas durante toda la mañana, llenas de gente apresurándose a terminar sus compras antes de que las tiendas cierren, que creo, hoy cierran a las 2:00 pm.Después de darme una ducha cálida y revitalizante, salgo del baño envuelta en vapor, dirigiéndome al armario para escoger mi atuendo del día. Mi closet está repleto de prendas nuevas que compré hace unos días, y por primera vez en mucho tiempo, me tomo un buen rato en decidir qué ponerme.Finalmente, opto por un vestido de jean con botones al frente, ajustado en la cintura, sencill
Una Nochebuena en Inglaterra está destinada a celebrarse en familia; es parte de las costumbres, de esos momentos memorables que cada año se repiten y que uno guarda para siempre.No puedo evitar rememorar aquellas noches del 24 de diciembre que viví en el monasterio, donde los misterios de la Navidad se leían con devoción. Recuerdo la capilla, siempre decorada con flores de pascua y perfumada con el fresco aroma a pino que desprendía el árbol de Navidad, adornado cada año con las mismas luces multicolor. Nos sentábamos frente al altar, en fila, para escuchar con atención las lecturas de la madre superiora. Después de terminar con cada misterio, nos retirábamos en silencio a nuestras habitaciones, listas para dormir. Recuerdo cómo apretaba los ojos, intentando caer en el sueño lo más rápido posible, ansiosa por la llegada del 25. Ese día era especial, no por lo material, sino por la emoción de compartir los regalos que recibíamos con las demás niñas del monasterio, regalos que venían c
No hace falta ir en busca de los malos momentos, ellos siempre llegan por sí solos, tal como Dimitri Paussini, quien aparece en mi vida cada vez que intento salir de casa. Y no... no quiero tenerlo cerca. Odio la oscuridad que emana de él, los recuerdos de Brentford aún están frescos en mi mente. El rostro destrozado de Ermac es la prueba viva de su crueldad, y por eso lo desprecio profundamente. S Sé que en este momento puede parecer otra cosa, pero si no me agarro de su brazo, voy a estrellarme contra el hielo, y no estoy dispuesta a pasar vergüenza.—¿Sabes que puedo gritar por auxilio para que Alexis venga a rescatarme?—No lo harás.—¿Por qué tan seguro?—P Porque en este preciso instante, las cabezas de Delancis y Alexis están en la mira de cuatro sicarios. Un movimiento en falso de tu parte y... ¡Bang! Les doy de baja.«¡Oh, Jesucristo!».Le creo completamente, y eso me aterra. Siento cómo mi corazón se desboca, descontrolado, y una ansiedad profunda se apodera de mí. Todo en mi
—Los mataste —repito, como si decirlo en voz alta pudiera hacerlo menos real.—Te ves pálida —comenta, como si fuera un simple detalle, ajeno a la devastación que siento.—¡Eres un maldito asesino!—¡Sí! —grita, con una mezcla de exasperación y desafío—. Era obvio que no iban a venir con nosotros.—¡Pudiste buscar otra forma de librarte de ellos! —le reprocho, mi desesperación aumentando con cada palabra.—¡Mis demonios no están para estupideces! —su respuesta es feroz, cargada de una oscuridad que nunca antes había visto tan de cerca.—Asesino... ——mi voz se quiebra mientras las lágrimas se deslizan, un torrente incontenible de dolor.Mis manos tiemblan, mi corazón late con fuerza descontrolada, y el miedo es ahora mi única certeza.Durante el resto del camino, intento desesperadamente aferrarme a cualquier rastro de fortaleza, buscando algún rincón de mi mente que me permita controlar esta tristeza que me consume. Pero es inútil. Mi mente está empeñada en sumergirme en el llanto, una
Eres hábil para transformar tu propio infierno en un paraíso de ensueño.El diablo ha traído un pedazo de paraíso, y en él ha diseñado un mundo solo para mí. De seguro en cualquier momento va a aparecer en forma de tentación y yo, como la descendiente de Eva que soy, podría caer fácilmente en sus redes.El resplandor del fuego que arde en la chimenea ilumina cada madero que compone la cabaña, creando un ambiente acogedor. El olor silvestre del bosque se mezcla con el aroma fresco del árbol de Navidad, y cada vez que Dimitri se acerca, su fragancia se destaca de manera placentera. Este entorno resulta peligrosamente atractivo, considerando mi ingenuidad e inocencia. Con el pecado mismo a mi lado, sé que necesitaré un esfuerzo considerable para resistir cualquier tentación que surja.El reloj que cuelga de la pared marca las diez de la noche. Dimitri ha ido a la cocina a preparar algunos bocadillos y algo para beber, y mientras tanto, lo espero sentada en un sofá de cuero marrón que huel
Las luces del árbol de Navidad parpadean sobre el papel brillante de cada regalo, y en los ojos de Dimitri hay un destello de ilusión y una pizca de impaciencia, como si no pudiera esperar a ver mi reacción. Aquí debe de haber más de diez obsequios, y, al parecer, todos son para mí.Supongo que Dimitri no conoce como una monja acostumbra a vivir su vida. Los votos de pobreza me enseñaron a no poseer más de lo necesario y a enfocarme en ayudar a los más necesitados. En mi vida nunca ha habido espacio para lujos, y por eso tampoco he reclamado la parte de la herencia familiar que podría haber exigido. Nunca me verán esparciendo riquezas por donde pase; no fui criada para eso. Soy una mujer sencilla, humilde, y aunque ya no soy monja, hay cosas buenas de aquella vida que quiero conservar.—Dimitri, yo no puedo aceptar todo esto, yo...—Alto ahí —me interrumpe, levantando una mano en señal de stop—. Dije que todos estos regalos eran tuyos… pero no para ti.—Espera… ¿Qué?—Me tomé el tiempo