Capítulo 71:

El estruendo resonó en el comedor de la casa Montenegro al entrar Marcos. Parecía que había entrado un tornado en el lugar y no un hombre común. Marcos recorrió la estancia y comprobó todas las expresiones. Patricia se había quedado con la cucharilla de camino a la boca, Eduardo tenía un cabreo de primera pues lo que menos que le gustaba era que le interrumpieran cuando estaba comiendo, según él había dos cosas sagradas: el sueño y la comida. Con ninguna de las dos se jugaba.

Alejandra parecía cautelosa y Thomas no había dejado de comer. Marcos se demoró más en Sam. En esa cara que a pesar del tiempo no había olvidado y seguía amando con fuerzas. Al bajar la mirada a la trona, unos ojos azules iguales a los suyos le devolvieron la mirada. Y la sonrisa que le dedicó su hija porque ya no le quedaban dudas de que fuera suya, hizo que lo viera todo rojo.

—Recoge tus cosas, Samantha. Nos vamos. —dijo intentando controlarse

—No. No tienes ningún derecho. No soy nada tuyo. —respondió calma
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