Vaya ya está. Más tarde subo un capítulo de Un Rey a tu servicio. Esperó sus comentarios. Nos vemos y nos leemos. Bonito fin de semana.
Sam sabía que pasaría mucho tiempo para que el temor se le fuera del cuerpo. Quizás sería anciana y todavía llamaría a su hija o a las personas alrededor para saber si estaba bien. No podía estar mucho tiempo alejada de la niña y habían instalado un despacho en su casa con todos los equipos necesarios para trabajar. Fax, correos, videocámara y una computadora de última generación. Eso había sido un mes atrás. Pero según Andrew eso no era sano. Y estaba hablando como médico y no como su hermano. Ella necesitaba salir, distraerse. Hacer que poco a poco, ese amargo trago fuera cediendo. Así que para evitar preocupar a Marcos y a su familia les había hecho caso y había regresado a la empresa. Esa primera vez cuando entró estuvo bien por los primeros diez minutos, después le entró una ansiedad que la tenía al borde de un ataque de nervios. Tuvo que encerrarse en el baño de las mujeres para calmarse, aunque la solución de Marcos todavía hacía que se le colorearan las mejillas. No habían s
Sam despertó rodeada de paredes blancas. Un vistazo a su alrededor le mostró a su madre dormida en una silla con una mano en la cama, como si estuviera velándola incluso en sueños y una vía casi vacía conectada a su brazo. Se dio cuenta que tenía un yeso en el brazo contrario y que le dolían varias partes del cuerpo. Estaba segura aunque no podía verse que tenía unos cuantos moratones. Sin embargo la cabeza era lo que peor sentía. La tenía como si una brigada de construcción estuviera haciendo una obra. Le dolía tanto que tenía mareo. Se giró hacia un lado para vomitar, pues sabía que apenas podría dar un paso cuando Patricia abrió los ojos. La acarició suavemente en la espalda mientras Sam expulsaba la bilis que tenía en el estómago. Su madre se encargó de limpiar ese estropicio y buscó a un médico que le pusiera un medicamento para el dolor. Andrew entró junto a una mujer de unos cincuenta años de color caramelo. Sonrió cuando la vio consciente pero Sam no pudo devolverle el gest
Esa tarde Sam se la pasó al lado de Marcos. No paró de hablarle. De contarle todo lo que había hecho. Le dijo que Paula cada vez estaba más preciosa aunque no era objetiva al ser su madre. Le contó de como iban las cosas por la empresa y de la visita de adiós definitivo que le había hecho a su madre. En ningún momento soltó su mano. Y cuando las palabras fueron insuficientes debido a sus sollozos siguió acariciándolo. Brindándole su fuerza aunque se sentía exhausta. Demostrándole que estaba ahí y que ni siquiera las grandes fuerzas de la naturaleza la separarían de su lado. Se marchó al anochecer y solo porque Andrew la obligó. Sin embargo a la mañana siguiente estaba ahí a las nueve. Laura la relevaría por la tarde. Pues aunque Sam no quisiera separarse de la cama de su marido, tenía responsabilidades. Miles de familias dependían de sus decisiones. Paula dependía de ella. —Oye, guapetón estoy pensando en buscarme un amante. Alguien tiene que resolver mis necesidades y Paula nece
El sábado amaneció con un sol radiante aunque Sam sintió agujetas y caminaba medio raro. La carcajada de Marcos hizo que su mujer le diera un puñetazo. — ¿Qué te pasa, gatica? Te veo medio extraño. —No te pongas en mala con la cocinera que cierro el grifo hasta nuevo aviso y no me verás ni en pintura. -NA. Te encanta estar entre mis brazos —El almohadazo le dio en plena cara— .No me dejaste terminar, cariño. Y a mí disfrutar entre los tuyos. — ¿Qué pretendes, Marcos? Estás muy zalamero. Y cuando las personas de alrededor tuyo quieren algo se comportan así. Desde ya te digo que no pienso volver a la cama. La noche ha sido buena pero no crea que pueda regresar ahí. Tener tantos orgasmos seguidos no puede ser aconsejable para nadie.— ¡Buena! ¡Buena! Vamos, gatica. Hay adjetivos más bonitos para describir nuestro encuentro nocturno —Ante las cejas alzadas de Sam, Marcos sonrió. Había picado— .Ejemplo: espléndida, extraordinaria, inolvidable, venga que te dejé temblando para que digas
Cuatro años después—Oye papi y si no les gusto. Marcos sonrió ante la pregunta de su hija. Estaban en la entrada de la escuela y tenía algo de miedo a lo desconocido. No era lo mismo la guardería que una escuela en toda regla. Recorrió con la mirada a esa niña que lo tenía enamorado desde la primera vez que la había visto. Ese cabello rubio y esos profundos ojos azules hechizarían a cualquiera. Esa pequeña brujita los tendría comiendo de su mano en un abrir y cerrar de ojos.—Ya verás como enseguida haces amiguitos. Además el año que viene vas a tener a tus hermanos y a tu primo.—Pero ahora voy a estar solita.—Tú solo sonríe y te prometo que todo sucederá. Tu sonrisa hace magia, Paula.— ¿De verdad? —preguntó inocentemente.—Venga, dame un beso y échale garras. No olvides que eres una campeona. La decisión en la cara de su hija lo hizo sentir extremadamente orgulloso. Tenía valor y eso era algo que había heredado de Samantha. La valentía de enfrentarse a las situaciones adversas
Bueno, llegamos al final. Espero que les haya gustado tanto leerla como a mí me gustó escribirla. Espero que el amor de Sam y Marcos los haya tenido al borde de la silla muchas veces.Gracias. Gracias a tod@s aquell@s que me siguieron. Gracias a aquell@s que incluso vivieron a instalar la app de buenovela para poder leer esta historia. Gracias a aquell@s que iniciaron este viaje conmigo en esta app y continuaron conmigo hasta el final. No tengo palabras.No se si saben pero esta novela está participando en un concurso. Entonces pensarán ¿y qué? ¿Qué puedo hacer yo? Pues si pueden hacer mucho. Pueden recomendarla y dejar una reseña pequeña o grande afuera. Voy a escribirle una historia a Amber. Se me ocurrió mientras escribía esta. No será ninguna continuación de esta pero volverán a ver al guapetón y a la gatica. Pero no será por ahora.Mientras tanto les queda Un Rey a tu servicio para que lean y opinen. Les recuerdo que tengo un grupito en el face para tod@ aquel que quiera unirse.
"Novela bajo el código 2209021915715 de Safecreative. Todos los derechos reservados. Queda completamente prohibido la distribución, plagio o copia de esta historia sin contar con el consentimiento del autor" Conocí a Samantha durante toda su vida. La vi pasar de niña a joven y de joven a mujer. Una mujer bellísima. Cuando entré a trabajar en Montenegro Co. esa rubia de coletas y unos ojos preciosos pero singulares, tendría unos doce años. Mi venganza empezó desde abajo, como un simple obrero. Mi hermano y yo nos prometimos que íbamos a destruir a la familia que había mandado a la muerte a nuestro padre. Estudiamos, adquirimos conocimientos, trabajamos hasta el último aliento, hasta que nos convertimos en los mejores especialistas de la industria transportista de los Estados Unidos. Me olvidé de Samantha cuando me convertí en un ejecutivo que empezaba a tener éxito y a aprendí a ser un tiburón en los negocios. Mi enfoque estaba en llegar alto y destruir una empresa que había sumido
Marcos llegó más temprano a la empresa de lo que estaba acostumbrado. Su perfil presentaba una expresión demasiado seria. Sin embargo su cuerpo de dios griego, sus bellos ojos azules y su sedoso cabello negro en conjunto con el uno con ochenta y cinco de su estatura, hacia que las miradas de ambos sexos se giraran a su paso. Todos los hombres querían ser como él. El segundo al mando de la mejor empresa transportista del mundo. La más segura. La más confiable. La que mayor cantidad de beneficios aportaba a sus bolsillos ya los bolsillos de los accionistas. No importaba el transporte que fuera, avión, barco o autobuses, Montenegro Co. era el número uno en ranking y según estudios estadísticos. Todas las mujeres querían un encuentro amoroso con ese bombón. Pues si su aspecto y el poder que ostentaba no hubo motivo exclusivo y razón más que suficiente, las malas lenguas y las buenas también, decían que era un animal en la cama. Que sabía cómo quitarle la ropa a una mujer, solo con una