Una ciudad pacífica, ahora en ruinas. La vida de Samuel Walker, un joven americano, cambia radicalmente, después de que un inesperado brote viral invada su ciudad. Pronto descubrirá que las cosas no son lo que parecen, conspiradores desde las sombras intentarán detenerlo en la búsqueda por la verdad. Sam y sus amigos harán un desesperado intento contra reloj de escapar de la pesadilla y contar lo que realmente sucedió ahí.
Leer más28 DE SEPTIEMBRE – 3:00 PM —Puedes entrar —me dice la joven señorita. Me levanto de la silla y entro en la habitación. La secretaria, que seguramente ni siquiera tiene idea de para quien trabaja realmente, cierra la puerta detrás de mí. El cuarto es amplio y está oscuro, las luces están apagadas. Voy directo al fondo, donde está él, sentado en su escritorio. Está dándome la espalda, viendo sus monitores, en ellos hay imágenes de grabaciones de cámaras de seguridad de Sunsfield. Ese incidente ha cambiado la vida de todos en el mundo, aunque bueno, ese era el plan desde el inicio. Fuma su cigarrillo y voltea ligeramente su cabeza hacía mí. —¿Lo tienes? —pregunta. Su voz es profunda y ronca. Aunque de cierto modo, tranquila. De mis pantalones saco un dispositivo de memoria USB, me acerco lo suficiente para ponerla sobre el escritorio. —Muy bien. —Es todo lo que dice. —Te puedes ir. — No tengo más opción que hacer caso, me do
7 DE SEPTIEMBRE – 8:00 AM En la carpa médica han limpiado y vendado mis heridas. Están por tomarme varias muestras de sangre. La enfermera me limpia sobre mi antebrazo, justo sobre una de mis venas que se encuentra resaltada por el torniquete que tengo puesto y segundos después siento un ardor en el brazo, la enfermera llena unos cuantos tubos y cuando tiene lo que necesita retira la aguja y el torniquete. — Listo, puede irse, joven. — Me dice la madura señora con uniforme blanco con entallado militar. Me pongo de pie y, antes de ir hacia la salida, me acerco al espejo que está frente a mí. Es un espejo de cuerpo completo que utilizaron para la evaluación física inicial que me hicieron. Mi cuerpo está lleno de cortes, raspones, moretones y vendajes, el labio inferior lo tengo roto, me tuvieron que hacer sutura en una cortada de una ceja, una de mis mejillas está morada, mis brazos raspados y la ropa rasgada dejando al descubierto más cortes y rastros de sangr
7 DE SEPTIEMBRE – 5:00 AM —Entonces, eso es todo… — digo, triste. A pesar de todo por lo que pasamos, a pesar por todo lo que hemos sobrevivido, mi vida terminaría esta noche. De una manera u otra, ya sea descuartizado por los infectados o hecho cenizas por las bombas que nos lanzará nuestro propio gobierno. —Quizá no —dice Matt—. Aún hay una oportunidad, pero tenemos que irnos ya. — —¿De qué hablas? — —Ven. — Matt camina hacía una puerta y sale por ella, lo sigo de cerca y al salir me encuentro con lo que parece ser una terraza, es mucho más grande de lo que hubiera esperado para el tamaño de la cabaña, pero es porque no es una terraza solamente, funciona más que nada como una especie de plataforma de madera. El agua de lluvia me empapa de inmediato y el frío viento hace que me estremezca un poco, tengo que poner mi mano sobre mis ojos como si de una improvisada sombrilla se tratara para poder ver e
7 DE SEPTIEMBRE – 3:30 AM SAM Estoy en una habitación oscura. Una neblina rojiza cubre todo el lugar ¿Dónde estoy? Puedo escuchar voces de muchas personas, pero no reconozco ninguna. No logro distinguir lo que dicen y lo peor es que no estoy seguro si las voces vienen desde fuera o están dentro de mi cabeza. ¿Estaré volviéndome loco? Deambulo sin rumbo alguno y con cada paso que doy sombras comienzan a aparecer alrededor de mí. No puedo reconocer sus caras, están sumergidas en la oscuridad, pero su postura es extraña, es tensa, como si estuvieran controlando el impulso de hacerme daño. Siento un peligro muy latente al estar rodeado por ellos, pero al mismo tiempo sé que no me pasará nada. No importa que tanto avance, pareciera que no estoy llegando a ninguna parte, como si siguiera en el mismo lugar en dónde empecé, la habitación parece infinita. No puedo encontrar una salida en este mar de personas ensombrecidas. En ocasiones me duele la cabe
6 DE SEPTIEMBRE – 8:30 AM RICKY Estamos corriendo a través de los caminos de madera de la última vereda antes de llegar a la torre de comunicaciones. Tener a Sam en la espalda no es fácil, es más pesado de lo que imaginaba y el que esté totalmente inconsciente lo hace todavía más difícil. Es literalmente puro peso muerto. Sam tiene el cuerpo muy caliente. Pobre bastardo, debe de tener fiebre por la maldita infección. Le hemos inyectado el medicamento, pero no tenemos ninguna garantía de que funcione. Infectados salen de todas direcciones, algunos tienen ropa de campistas. Son los que habían desaparecido a lo largo de estas últimas semanas, mientras otros tienen uniformes de guardabosques y distinto personal que laboraba antes aquí. Madison y Matt están frente a mí, despejando el camino. Si los infectados están lo suficientemente lejos, los dejamos en paz, pero cuando están peligrosamente cerca les disparan, es una situación de doble filo, pues
6 DE SEPTIEMBRE – 8:30 AM El metro, o lo que queda de él, va disminuyendo su velocidad hasta que llegamos a una pequeña estación de metro, en donde se detiene completamente. Es muy diferente a la del complejo de investigación; su diseño es mucho más normal, como si se tratara de una estación más del metro de la ciudad, pero este incluso parece abandonado, seguramente para guardar apariencias. Estoy recargado sobre una de las paredes del tren, desde que esa criatura explotó junto con los vagones traseros no he podido decir ni una palabra, tener a esa cosa tan cerca de mí, ver sus afilados dientes, su saliva escurriendo sobre mí y el putrefacto aliento golpeando mi nariz a unos escasos centímetros, joder, Si no fuera por mi mejor amigo, ahora mismo no estaría vivo. Estoy viendo hacía la nada, a un punto fijo en la pared frente a mí, sé que el tren se ha detenido, pero aún así no puedo salir del transe. Estoy en shock. — Hey… — Escucho decir a alguien, pero la e
6 DE SEPTIEMBRE – 7:30 AM Lucas… Mis amigos y yo estamos rodeando el cuerpo del militar, guardamos un momento de silencio; es lo menos que podemos hacer por él. Sin su ayuda, la de Thomas y el comandante, no habríamos siquiera llegado al hospital. Escucho como una puerta se abre detrás de nosotros, por instinto, mis amigos y yo nos volteamos apuntando nuestras armas hacía la puerta, listos para volarle la cabeza a cualquier otro de esos bastardos, pero en lugar de un científico putrefacto, Matt entra corriendo a la habitación. Al vernos con nuestras armas en alto se detiene de golpe. — Emm… ¿levanto las manos? — Dice confundido. — Imbécil… — Dice Madison guardando su casi vacía 9mm en su pantalón. —Hey, yo solo venía a ver por qué tanto alboroto. — —Tuvimos un pequeño contratiempo —dice Ricky dándole la espalda. —Sí… —Matt observa el cuerpo de la criatura quemada a un lado de la habitación y el cadáver de Lucas en el ot
6 DE SEPTIEMBRE – 7:00 AM Mis amigos y yo salimos del laboratorio con energía renovada, por primera vez nos veo animados, felices ¿y cómo no estarlo? Entre toda la tragedia logramos algo increíble, contra todo pronóstico y posibilidad, tres universitarios, un soldado del ejército estadounidense y un joven rebelde consiguieron crear un medicamento contra la enfermedad que posiblemente acaba de matar a casi 1.5 millones de personas que vivían en la ciudad. Evitaríamos que algo así suceda de nuevo. Lo único que nos faltaba era salir de este agujero. Justo después de nuestro abrazo grupal, Matt nos habló por la radio, anunciándonos que ha logrado abrir el elevador y que nos esperaría ahí para salir de este lugar. – Ni se imaginan hacía dónde nos lleva. – Dijo antes de cortar la comunicación, dejándonos en suspenso. Volvemos a pasar por todo el proceso de descontaminación y regresamos al vestidor con los trajes de protección especiales. Salimos hacia el pasillo de
6 DE SEPTIEMBRE – 6:20 AM El video de la Doctora Smith está terminando de reproducirse de nuevo, Madison está frente a la pantalla, tiene el ceño fruncido y por su mirada puedo deducir que está analizando cada detalle; el tono de voz, la información que la doctora dice, su ropa ensangrentada, todo. — Esa perra… — Es lo único que dice cuando la pantalla se vuelve a tornar oscura, marcando el fin del video. — ¿Entonces el virus salió de aquí? —pregunta Madison. Al igual que yo, mis amigos tienen demasiadas dudas, cada vez hay más preguntas que respuestas. —Pues eso parece, la memoria que dejó contiene muchos documentos, aquí debe de haber más respuestas, pero no nos detuvimos a leer todo, no hay tanto tiempo. —digo. —Bueno, lo que debemos de hacer ahora es sintetizar ese antiviral — me dice mi mejor amiga mientras de su bolsillo saca un pequeño contenedor transparente con un líquido verdoso dentro de él. En la etiqueta se puede leer “Lote #1095 de