4 DE SEPTIEMBRE – 8:30 AM
Estamos subiendo las escaleras lo más rápido que podemos.
—¿Repítemelo qué es lo que haremos? —le pregunto a Ricky, agitado.
4 DE SEPTIEMBRE – 10:30 AMEstamos cerca de la tienda de comestibles en dónde vengo con mi familia a comprar la despensa. Es una suerte que, en automóvil, no vivo demasiado lejos de la casa de Ricardo.Matt está jugando con los botones de la radio, intentando buscar alguna estación que nos dé alguna información sobre lo que está pasando, pero no encontramos nada. Las estaciones siguen con su programación habitual como si no hubiera gente comiéndose una a la otra a mitad de la calle.Por lo que hemos visto en estos últimos minutos el mayor desastre se está concentrando dentro de las áreas residenciales, pues en las avenidas si bien hay una gran cantidad de tráfico para ser las 9:00 de la mañana, mucha gente corre de un lado a otro visiblemente asustada, no he visto a esas “cosas”. Solo puedo imaginar que todos ya pasaron por una situación igu
4 DE SEPTIEMBRE – 11:45 AMEnciendo mi celular e inmediatamente los mensajes no paran de llegar. Todos los grupos de chat que tengo en el WhatsApp están llenos de mensajes sobre lo que está sucediendo, amigos que viven en distintas partes de la ciudad reportan situaciones similares, en algunos lugares más graves que otras.Entre los mensajes veo uno que me hace llenarme de coraje e impotencia; el de mis papás. Minutos después de quedarme dormido anoche me escribieron explicándome que mi hermano acababa de llegar a la casa con una herida, me pedían instrucciones de cómo limpiarla y un par de horas después, y a falta de respuesta mía, me reclamaban del por qué no me entraban ni las llamadas.Un nudo comienza a formarse en mi garganta. Si tan solo me hubiera mantenido despierto un poco más, si tan solo hubiera cargado el celular, pero lamentablemente no existen los &l
4 DE SEPTIEMBRE – 12:30 PMMadison abre la puerta y antes de poder decir algo nos estira para que entremos rápido. Cuando ya estamos adentro cierra la puerta y de inmediato me abraza.—¡No sé qué carajos está sucediendo! — dice mientras sigue abrazándome. Lo hace con fuerza, está temblando, está asustada.—Tranquila, ya estamos aquí. —le digo correspondiéndole el abrazo—. Pensé que ya te habrías ido a tu ciudad. -— Iba a comprar el boleto de autobús, pero cuando intenté comprarlo en línea no me dejaba hacerlo y entonces salí para comprarlo directo en la central y entonces… todo se descontroló tan rápido, solo eran unas cuantas personas corriendo y luego más y más hasta que esos locos llegaron y… ¡comenzaron a comerse a la gente!—¿Y te l
4 DE SEPTIEMBRE – 9:30 PMAbro los ojos poco a poco, el ruido, que primero se escucha lejano como si de ecos en mi mente se trataran, me va arrastrando a la realidad, el ruido se hace cada vez más claro, son personas, y están gritando. La cabeza me da vueltas, veo todo borroso, pero conforme pasan los segundos mi visión se va aclarando.¿Qué sucedió? Estoy colgando de mi asiento gracias al cinturón de seguridad. En estos momentos más que nunca agradezco tener la costumbre de siempre usarlo. Siento una punzada en la frente, llevo mi mano hacia el origen del dolor, hay algo húmedo. Reviso mi mano, es sangre.Inspecciono el resto del automóvil. Nuestras mochilas yacen en el suelo, ¿o más bien el techo? A mi lado está Madison; está inconsciente y en el asiento del copiloto veo a Ricky pero tampoco responde, tiene un golpe en la frente. Le grito en varias ocasiones
5 DE SEPTIEMBRE – 9:30 AMLo primero que veo al despertar es la gran cantidad de chicles pegados en la parte inferior de la mesa.—Qué asco… —digo en voz baja, aún con sueño.Estiro mis extremidades que aún siguen fatigadas por el día anterior. Inmediatamente algo llama mi atención; hay mucho silencio, los sonidos de guerra ya han cesado, ya no se escuchan más disparos o gritos de ayuda.—Quizá lo peor ya pasó— me digo a mí mismo, intentando, en vano, convencerme de que las cosas de ahora en adelante estarán mejor.Volteo y veo a Ricky a un lado de mí dándome la espalda, levanto la cabeza un poco y me acerco a él solo para confirmar, por sus suaves ronquidos, que sigue dormido.Me levanto lo más silenciosamente posible para no despertarlo, una vez de pie giro mi cintura de un lado a otro, con el fin de
5 DE SEPTIEMBRE – 3:30 PMRicky abre la puerta con cuidado. El aire frio envuelve mi cuerpo y aunque la sensación es algo placentera eso no evita que me estremezca un poco.— Ugh ¿Huelen eso? – Pregunta Madison haciendo un gesto de desagrado.Y cómo no hacerlo, junto con el viento que golpea nuestro rostro también lo hace un olor algo peculiar.— Huele como a… ¿Metal? – Dice Matt, algo confundido.— Huele a sangre. — Agrega Madison, asustada.Puedo imaginarme que aquel olor penetrante proviene de las decenas de cuerpos que hay en las calles, consecuencia de la masacre sucedida anoche, pobres personas.— Vamos, no perdamos más el tiempo. – Nos dice Ricky, caminando frente a nosotros para liderar el camino que acordamos. Aunque quiera permanecer serio y demostrar fortaleza, en su rostro puede verse preocupación e incluso un poco
5 DE SEPTIEMBRE – 4:50 PMEstamos corriendo junto con el equipo de tres soldados que nos rescataron. Nos tienen a nosotros en el centro mientras ellos están formando una especie de triángulo a nuestro alrededor para protegernos en todos los ángulos; uno por delante y dos están cuidando la retaguardia. Se mueven de manera profesional, con sus rifles de asalto en alto matan a todo infectado que esté demasiado cerca, pero dejan en paz a los que se encuentran a una distancia considerable para no atraer atención innecesaria.—¿Quiénes son ustedes? —les pregunta Ricky agitado.—Contestaremos sus preguntas cuando lleguemos a nuestro destino —dice el de mayor edad y posiblemente el de mayor rango.—¿Cuándo lleguemos a dónde? —pregunto.—Al metro.—Espera. ¿También van al metro?—¿C&oacut
5 DE SEPTIEMBRE – 6:49 PMRICKYMatt y yo estamos subiendo las escaleras tan rápido como podemos, el eco que hacen nuestros zapatos con el azulejo del suelo resuena a través de todo el pasillo que nos conduce hasta la calle. Nunca había escuchado que hubiera eco en las estaciones de metro, aunque bueno, antes de esta mierda cientos de personas caminaban apresurados cada minuto de cada día, este ancho pasillo se abarrotaba a diario, dos adultos no son nada comparado con ese volumen de personas.Tan pronto terminamos de subir las escaleras hacia la calle, el frío aire de la ciudad me hace arrepentirme de solo estar usando una camisa de manga corta y junto con el frio el hedor del metro es reemplazado de nuevo por ese olor a metal, ese olor a sangre. – Nunca me acostumbrare a esto. – Pienso.Aquí afuera estaremos a unos quince o dieciocho grados a lo mucho. Por inercia froto mis brazos con las manos