Nueva York, 31 de diciembre de 1929
Durante las sucesivas semanas, el chisme del compromiso de Blake y Maddie fue la sensación de la alta sociedad. Durante mucho tiempo se habían estado preguntando quien sería, la mujer que conquistaría el corazón de un soltero empedernido como él. A casi nadie le sorprendió que esa chica fuera Maddie ya que era considerada la joven más hermosa de la aristócrata sociedad neoyorquina y porque no, del país. La presentación como pareja oficial la hicieron en la celebración de año nuevo justamente en la mansión de los Aston, quienes, gracias al apoyo económico de su futuro yerno, no había sucumbido como les había sucedido a otros. Obviamente, la fiesta era mucho más sobria y menos ostentosa que la de años anteriores, pero no por eso menos elegante. Edith se había encargado de que todo estuviera perfectamente dispuesto para la presentación de la “glamorosa” pareja. Maddie se había refugiado en la biblioteca, no quería participar de aquel circo. Le valía la nada misma que Blake fuera muy rico y atractivo en demasía. Seguía considerándolo un arrogante advenedizo que estaba muy por debajo de ella. _ Señorita Aston, el señor... _ dijo el mayordomo, pero no pudo terminar la frase ya que Blake lo empujó entrando a la fuerza. Madelaine dejó el libro sobre el sofá y lo miró con desdén. _ Señor Townsend, usted sí que es la fiel muestra de la teoría de Darwin _ se burló _ un comportamiento tan rudimentario, solo refleja que el hombre descendió de un animal. Blake cerró la puerta con furia, esa chica no hacía más que sacarlo de sus casillas. Fue hasta ella y la tomó de la muñeca obligándola a incorporarse. _ No estoy para tus bromas niñita _ le dijo apretándola contra su cuerpo _ ¿Crees que soy una bestia? Puedo demostrártelo cuando quieras _ le dijo pasándole suavemente la mano por la espalda. Maddie sintió que un escalofrío le recorría el cuerpo de pies a cabeza, había coqueteado infinidad de veces con los hombres, pero ninguno la había tocado. Su respiración comenzó a acelerarse cuando él, apresándola por la cintura con una mano, le tomó el rostro con la otra y posó sus labios sobre los de ella. Ante la sorpresa, ella por unos segundos se quedó impávida, luego recordó quien era y lo que hacía ese hombre con otras mujeres y sintió repulsión. Comenzó a luchar como una fiera con todas sus fuerzas para librarse de él. Él la soltó e inmediatamente y Maddie le dio una bofetada, ambos se miraron por un instante llenos de furia, como si fuesen dos enemigos enfrentándose. _ ¡No vuelva a tocarme! ¡Me da asco! _ le espetó ella _ Nunca lo voy a amar, ¡Nunca! ... ¡lo odio! Blake la tomó del brazo y le dio una leve sacudida. _ ¡Niña estúpida! ¿Crees que necesito tu amor? Te estas dando demasiado valor, con que tenga tu cuerpo me basta y sobra... y eso, lo tendré cuando yo quiera _ sonrió frío y atemorizante _ en unos meses serás completamente mía es eso o hundiré a tu familia en la podredumbre. Maddie apretó los labios, su agitada respiración fue mermando. Usó toda su fuerza de voluntad para no llorar, no le daría el gusto a ese maldito hombre de verla destruida, eso jamás. Antes prefería estar muerta. _ Si usted lo dice _ dijo con indiferencia, restándole importancia a las hirientes palabras del hombre _ supongo que me viene a buscar para hacer el bendito anuncio de nuestro compromiso, pues bien vamos _ dijo tomándole el brazo como si no hubiese pasado nada. Blake quedó perplejo ante la actitud de ella, accediendo sin replicar a la petición que le acababa de hacer la joven. “¿Cómo es que logra esto en mí?” pensó aturdido mientras avanzaba por el salón del brazo con Maddie. Cuando George Aston los vio llegar, pidió la palabra todos los presentes quedaron en silencio para escuchar al gran señor. _ Mis queridos amigos, agradezco su presencia a pesar de las circunstancias. Estamos terminando este año con mucho pesar, pero también por comenzar uno en el que estamos depositando toda nuestra esperanza. Por lo pronto, tengo el agrado de anunciar que nuestra familia muy pronto sumará un integrante más, ya que mi amada hija Madelaine contraerá matrimonio con el señor Blake Townsend _ los miró sonriendo _ todos estamos muy felices, espero muy pronto que tanto mi hijo Paul como Maddie me den muchos nietos _ bromeó _ ¡brindemos por ellos y por un buen y gran futuro! Blake sonrió elevando su copa, Maddie ni siquiera se esforzó por demostrar alegría, nada de lo que estaba pasando allí era de su agrado, nada hasta que vio que David Hamilton se encontraba entre los invitados. Esperó a que los presentes que venían a felicitarlos rodearan a Blake para escabullirse e ir hasta el hombre que le había robado el corazón desde hacía tiempo. _ David ... _ musitó ella al verlo. El joven la miró con tristeza, haciendo un esfuerzo para sonreírle. _ Felicidades pequeña _ dijo con voz trémula _ me alegro de que hayas encontrado al hombre de tu vida. Ella se mordió el labio, decirle que se casaba para salvar a su familia lo encontraba humillante. _ David, tú también te casarás, ¿no? No te he felicitado _ le dijo mirándolo brevemente mientras su corazón latía dolorosamente en su pecho _ espero que seas muy feliz, eres un buen hombre, lo mereces. El respiró hondo, la tomó de la mano y la llevó a un lugar apartado. _ Maddie, me casaré con Sarah, pero no la amo _ le espetó _ es un arreglo que hicieron mis padres. A quien amo verdaderamente es a ti, siempre te he amado a ti pequeña. La joven se quedó paralizada. ¡Tanto que había esperado por esa confesión y ahora de nada le servía! _ ¿Por qué nunca me dijiste nada David? ¿De qué diablos me sirve eso ahora? Yo siempre te he amado... Si lo hubieses dicho antes..._ sollozó _ ¡no es justo! Él le acarició el rostro. _ Lo siento... yo no quise lastimarte, fui un cobarde, un imbécil es que, ¡Oh, Maddie, nunca pensé que alguien como tú me aceptaría! _ se lamentó _ dime, ¿Lo amas? ¿amas a ese hombre? Maddie abrió la boca para responderle cuando una voz gélida e imponente la interrumpió. _ Por su bien señor Hamilton, saque sus sucias manos de mi prometida _ dijo Blake yéndose sobre David apartándolo de Maddie de un empujón _ No se atreva ni siquiera a mirarla o va a conocer un lado mío que no le gustará. David lo miró desafiante. _ ¡Usted no es su dueño! Blake le dio un puñetazo que lo derribó instantáneamente. _ Es mi primera y única advertencia, si la vuelve a tocar es hombre muerto _ tomó a Maddie que parecía no reaccionar llevándosela con él. Lleno de rabia y de despecho, la puso contra una pared afirmándose contra el cuerpo de ella. Sin mediar palabra, comenzó a tocarla como queriendo borrar cualquier rastro del otro. _ Tú eres mía Maddie, entiéndelo de una vez _ le dijo mientras comenzaba a acariciarle el pecho sobre la tela, haciendo que la chica tensara su cuerpo _ nadie más que yo podrá tocarte, ni siquiera mirarte... La besó de una manera tan posesiva que Maddie sintió un nudo de angustia en la garganta. Se sentía atrapada, como si estuviera encerrada en una jaula dorada. Cada fibra de su ser quería resistirse, empujarlo lejos, pero el miedo por lo que Blake pudiera hacerle a David la paralizó, no por nada le decían “el Diablo”. Su lucha interna se volvió una tormenta silenciosa, donde el deseo de proteger al hombre que amaba la obligaba a soportar el contacto de alguien a quien despreciaba.Nueva York, 15 de marzo 1930. A pesar de los intentos de Madelaine por retrasar la boda, Edith se aseguró de que todo se llevara a cabo cuanto antes. La rápida unión de la pareja se convirtió en el chisme preferido de la alta sociedad neoyorquina, donde todos conocían o suponían las verdaderas razones detrás de ese matrimonio. En esa época y en esos círculos, los matrimonios por conveniencia no eran una novedad, sino una norma, especialmente en tiempos tan inciertos. Madelaine no fue la única en ese ámbito que se sacrificaba en nombre de la familia, pero lo que más sorprendió a todos fue la elección de los Aston, una familia que por parte de Edith se emparentaba con la realeza británica, casaba a su hermosa y única hija con Blake Townsend, un bastardo reconocido por su padre por fuerza mayor, cuyos rumores decían que tenía conexiones con la mafia, eso sí que fue algo muy inesperado. “La bella y noble princesa se casa con el hijo de una prostituta bailarina, y con fama de ser
El elegante y suntuoso salón de baile estaba lleno de risas y festejos. La música flotaba en el aire, cortesía de la orquesta de un músico que comenzaba a hacerse un nombre en los círculos de la alta sociedad, Glenn Miller (*). Su sonido fresco y moderno añadía un toque de sofisticación a la ya opulenta celebración, mientras los invitados se dejaban llevar por las melodías de moda. La hermosa Madelaine, se hallaba sentada en su mesa, sin emitir palabra y viendo toda aquella escena sonriendo con cinismo. _ ¡Todos felices celebrando mi ruinoso y estúpido matrimonio! _ espetó por lo bajo sin dejar de sonreír. Miró hacia todos lados hasta que encontró a su flamante esposo quien, sin duda, estaba disfrutando de la atención que todos le daban. Ahora que estaba emparentado con los Aston ya nadie hablaría cuestionaría su ascendencia. Él elevó sus ojos, mirándola, soltándole una sonrisa fría y sarcástica y ella hizo lo mismo. _ ¡Cínico maldito! _ musitó Maddie _ Tú no tienes idea d
Blake observaba a Maddie desde la distancia, con una sonrisa fría en los labios, pero su interior era un caos de emociones. El verla bailar con Patrick, alguien a quien él había considerado un aliado leal, desató en él una tormenta de celos, pero eso no era todo. Mientras apretaba los puños, sintió un nudo en el estómago, una sensación que no estaba acostumbrado a enfrentar: inseguridad. ¿Y si Maddie, con toda su inteligencia y encanto, lograba escapar de su control? Esa posibilidad lo enfurecía más que la simple idea de otro hombre tocándola. Blake siempre había estado seguro de su poder, de su capacidad para manipular a quienes lo rodeaban, pero ahora, viendo la chispa de desafío en los ojos de su esposa, una chispa que nunca había previsto, comenzó a cuestionar si realmente tenía el control que tanto presumía. Un destello de arrepentimiento cruzó por su mente, pero lo apartó rápidamente. No podía permitirse mostrar debilidad, no aquí, no ahora. Sin embargo, la idea de que su pr
Conforme la fiesta iba a llegando a su culminación, los nervios de Madelaine se hicieron más evidentes. Tenía la certeza de que esa misma noche Blake la forzaría a tener relaciones con él. De solo pensarlo, se le revolvía el estómago, le daba asco imaginárselo acostándose con alguien tan desagradable como Rose Stanton y luego que tratara de tocarla a ella. De manera inconsciente, comenzó a sentir náuseas. _ Alice, por favor acompañame al tocador, no me siento bien _ le rogó a su amiga y cuñada. La otra se alarmó al verla tan pálida y desmejorada. _ Has bebido demasiado, eso sucede. ¿Por qué lo has hecho? _ la reprendió su amiga _ Tú nunca bebes. Es tu noche de bodas, deberías estar bien. Ella esbozó una leve sonrisa. _ Justamente es por eso por lo que bebí, para no recordarlo _ miró hacia atrás para asegurarse que su esposo la viera _ llevame, Alice. Necesito ver a Lidia antes de irme... _ ¿A Lidia? ¿Tu nana? _ la miró perpleja _ ¿Dónde está Lidia? _ Esperándome en el
Madelaine apenas podía concentrarse en los detalles del ascensor que subía lentamente al piso más alto del Plaza Hotel. Al llegar a la suite, Blake la guio con firmeza hasta la entrada, donde un mayordomo les abrió la puerta y luego se retiró en silencio. La habitación, iluminada por la suave luz de las lámparas de cristal, revelaba un lujo abrumador que solo intensificaba la sensación de encarcelamiento en Madelaine. La suite era un tributo al esplendor de la Belle Époque, con paredes recubiertas en damasco dorado y cortinas de terciopelo color burdeos que caían en cascadas a lo largo de las altas ventanas. En el centro de la suite, la cama con dosel parecía un trono, con sábanas de satén blanco y almohadas bordadas con hilo dorado. Las sutiles fragancias de las flores frescas, dispuestas en jarrones de porcelana sobre las mesas de noche, apenas lograban calmar el nudo en el estómago de Madelaine, todo ese lujo le recordaba el gran precio que estaba pagando al casarse con Blake; su
Poco a poco, los invitados a la boda se fueron yendo al retirarse los novios a su respectiva habitación. Rose Stanton permanecía sentada en su mesa, bebiendo, mirando hacía un punto fijo, como si estuviese perdida en tiempo y espacio. Su primo Patrick se quedó mirándola por un instante, apretó los labios sintiendo compasión por ella. Más de una vez le había dicho que se alejara de Blake, que él no la amaba, ni nunca la amaría, pero ella no quiso escucharlo. _ Ay prima _ dijo poniéndose delante de ella _ ¿Cuándo será el maldito día en el que me escuches? Me he cansado de decírtelo, deja a Blake... deja de hacerte daño. ¿Por qué insististe en venir hoy? ¿Qué esperabas ver? ¿Pensabas que él se iba a arrepentir y no se iba a casar con Madelaine? Dios Rosie, él se obsesionó con ella apenas la vio, estabas ahí esa noche ¡lo viste! Y aun así seguiste persiguiéndolo. Ella trató de mirarlo, pero apenas podía hacerlo. Sus lagrimas corrían sin control por sus mejillas. _ Tú... tú no lo ent
Mientras tanto, la pareja de recién casados estaba en la habitación tratando de disfrutar su noche de bodas, al menos Blake, quien no podía esperar en poseer a su hermosa y sensual esposa, ¡la deseaba tanto! ya ni siquiera recordaba que se había casado para someterla y darle una lección de humildad. Madelaine sonreía mientras bebía la copa de champaña, debía asegurarse de que su esposo tomara por completo la bebida. Una vez que el hombre lo hizo, él dejó la copa y se fue sobre ella besándola con pasión. _ Ya basta _ le dijo mientras se sacaba la ropa que aún tenía puesta _ Ahora si serás completamente mía. En un minuto solo se quedó con su ropa interior, Maddie lo miró de arriba abajo, tuvo que admirar con asombro el esbelto y fornido cuerpo de su esposo, era un hombre tan hermoso, tan deseable y sin embargo se negaba a estar con él. Simplemente no dejaría que ese animal hiciera con ella lo que quisiera, aún cuando internamente su cuerpo reaccionaba a las caricias y besos de
Maddie tenía que montar un escenario creíble, pensó bien las cosas antes de actuar impulsivamente. Si le decía o le hacía creer que habían hecho algo, estaba más que segura que por la forma en que Blake le había hablado, no dudaría un instante en cumplir lo que le había dicho. Hubo un tiempo que no se tomaba en serio a ese hombre, pero algo de todo lo que le había dicho (y de la forma en que lo había hecho) la intimidó. _ Si supiera lo que hice, es capaz de ir contra mi padre... No puedo creer la tontería que acabo de hacer _ suspiró tocándose la sien _ piensa Maddie... ¡piensa! _ miró a su alrededor _ ¡sí, eso haré! _ lo miró él estaba totalmente inerte, se acercó para asegurarse que respiraba _ Lo único que me falta es enviudar en mi noche de bodas ...aunque _ se llevó el dedo a la barbilla _ no estaría tan mal, sería su legítima heredera y me sacaría a este lastre de encima, lo que se dice; mataría dos pájaros de un tiro _ sonrió como una niña haciendo travesuras _ Dios, estoy p