Madelaine apenas podía concentrarse en los detalles del ascensor que subía lentamente al piso más alto del Plaza Hotel. Al llegar a la suite, Blake la guio con firmeza hasta la entrada, donde un mayordomo les abrió la puerta y luego se retiró en silencio. La habitación, iluminada por la suave luz de las lámparas de cristal, revelaba un lujo abrumador que solo intensificaba la sensación de encarcelamiento en Madelaine.
La suite era un tributo al esplendor de la Belle Époque, con paredes recubiertas en damasco dorado y cortinas de terciopelo color burdeos que caían en cascadas a lo largo de las altas ventanas. En el centro de la suite, la cama con dosel parecía un trono, con sábanas de satén blanco y almohadas bordadas con hilo dorado. Las sutiles fragancias de las flores frescas, dispuestas en jarrones de porcelana sobre las mesas de noche, apenas lograban calmar el nudo en el estómago de Madelaine, todo ese lujo le recordaba el gran precio que estaba pagando al casarse con Blake; su libertad. Mientras Blake se movía por la habitación, desabrochando lentamente su corbata y observándola con una mirada que combinaba deseo y posesión, Madelaine sintió que el aire se hacía pesado. Cada detalle en esa habitación, desde los brocados dorados hasta los espejos tallados, parecían observarla, remarcándole que no había escapatoria. _ ¿Te gusta la habitación? Quiero lo mejor para mi amada esposa _ su tono tenía cierto toque de sarcasmo. A pesar de su vasta experiencia con mujeres, él de alguna manera también se sentía ansioso. Se había casado con Madelaine para darle una lección y para tomarse revancha de todas las humillaciones a las que ella lo había sometido, pero era consciente de que ella nunca había estado con un hombre. Él la deseaba con todo su ser al punto de la obsesión desde el primer momento en que la había visto. Si la tenía ahí en ese momento, era porque había hecho todo para tenerla, incluso usar todas sus influencias para ahogar a su suegro en deudas, la suerte le dio el toque de gracia ese octubre del ´29, dejándoselo en bandeja de oro para que luego se presentara en la casa de los Aston como el salvador. Madelaine lo miró de soslayo y se encogió de hombros. _ La habitación es linda _ dijo con indiferencia _ nada de otro mundo, está bien para mí. Él quedó frente a ella, mirándola de una extraña manera, Madelaine se estremeció. No podía acostumbrarse a esa intensa mirada de Blake, parecía no poder lidiar con ella. _ Me olvidaba que estoy hablando con la princesa de Manhattan, la que siempre ha vivido en el lujo y ha tenido todo y más _ le dijo rozando sus labios sobre los de ella _ pero creeme, Maddie, la mansión en la que has vivido no tiene punto de comparación con la que vas a vivir ahora. Blake la besó primero con suavidad y luego el beso se intensificó de tal manera que parecía haberle dado rienda suelta a la fuerza pasional y avasalladora que llevaba dentro. Lo poco que Madelaine sabía respecto a una relación en pareja se lo había enseñado él y eso lo encendía más aún. La joven sintió que perdía el control cuando él comenzó a tocarla, Blake, aunque estaba desesperado por poseerla y lo demostraba, trataba de ser lo mas cauto posible, no quería que ella se asustara o tratara de huirle, si la iba a poseer, quería que ella se entregara sin reservas a él. Con su mano le rozó suavemente el pecho, mientras le besaba el cuello. Ella se arqueó y e inmediatamente su cuerpo se tensionó. _ Tranquila, no voy a comerte _ le susurró al oído, sonriendo suavemente, le quitó el velo y el tocado que llevaba _ dejame ayudarte con todo eso que llevas puesto. Maddie sabía que no tenía mucho tiempo para llevar a cabo su plan. Aun llevaba escondidos entre su ropa lo que su nana le había dado. Pero Blake, en ese momento estaba siendo tan gentil que no sabía como alejarlo sin alertarlo. _ Oh, espera _ le dijo suavemente _ yo me quitaré las horquillas, son molestas y necesito quitármelas ahora mismo. Hizo un movimiento rápido caminando hacia un mueble, comenzando a sacarse las horquillas del cabello lentamente bajo la atenta mirada de su esposo, necesitaba distraerlo de alguna manera, solo necesitaba un segundo para que él le quitara la vista de encima. _ ¿Puedes por favor correr bien las cortinas? Realmente detesto que el sol se filtre tan temprano... por favor. Blake asintió, ella sacó rápidamente los frasquitos y los escondió en el cajón junto a sus horquillas. Para cuando su esposo se dio vuelta, ella había dejado caer su largo cabello oscuro sobre la espalda. El nunca lo había podido ver, ya que ella siempre lo llevaba recogido. _ No cabe duda de que eres la criatura más hermosa que he visto _ le dijo él trasmitiendo en voz alta su pensamiento, yendo hacia ella como un animal en celo. Madelaine intentaba mantener la compostura, mientras su mente trabajaba frenéticamente para encontrar el momento adecuado para drogarlo. Sabía que no podía permitirse que el deseo la venciera. Blake, con un susurro apenas audible, deslizó el primer botón, el segundo, y el tercero, notando cómo el suave material del vestido de Madelaine se aflojaba, revelando la curva de su espalda. Ella sentía cada uno de sus movimientos como una caricia ardiente en su piel, una lucha interna comenzaba a formarse en su interior. ¿Podría resistirlo? Madelaine sintió que cada vez que el vestido se deslizaba más abajo, su control se desvanecía. Quería mantener la compostura, mostrarle que no la tenía totalmente sometida, pero cuando él bajó su mano por su costado, un suspiro escapó de sus labios. “M@ldita sea concentrate en lo que debes hacer Maddie, no caigas en sus brazos, no caigas en manos de este diablo”, pensó, mientras él le susurraba palabras que le quemaban los sentidos, al mismo tiempo que la presión de sus manos aumentaba en su cuerpo. Él la giró con suavidad, sosteniendo su mirada por un instante eterno antes de inclinarse para besarla de nuevo, esta vez con más intensidad. El vestido cayó al suelo en un susurro de seda, y el aire entre ellos se cargó de un deseo primitivo. Madelaine sintió que todo en ella quería ceder, quería dejarse llevar por la pasión que él despertaba, pero una parte de su mente seguía alerta, buscando desesperadamente una salida. Por fin y en un atisbo de cordura, ella le dio un leve empujón y sonrió. _ Si no te molesta, me gustaría que tomáramos una copa de champán _ dijo, aun respirando con dificultad _ Estoy algo nerviosa... tú entiendes. Blake asintió, sorprendido por la súbita confianza que emanaba de su esposa. Había algo en ella, una mezcla de vulnerabilidad y determinación, que lo mantenía cautivado. _ Ponte cómodo _ añadió Madelaine, su voz dulce pero firme _Puedes ir sacándote la ropa, ¿qué te parece? El hombre se asombró ante la osadía de la propuesta. Apenas un momento antes, ella parecía estar llena de vergüenza ante cada caricia, y ahora lo desafiaba con una sugestión tan atrevida. Mientras él comenzaba a desvestirse, Madelaine aprovechó para servir la bebida. Con manos temblorosas, pero decididas, echó una pequeña dosis de escopolamina en una de las copas. Tomando un profundo suspiro, agarró las dos copas y se acercó a él. Era ahora o nunca. _ Por nosotros _ dijo, extendiéndole la copa con una sonrisa que escondía su inquietud. Blake tomó la copa, su estaba mirada fija en ella, sin sospechar el peligro que acechaba tras el brillo de las burbujas en la bebida. Madelaine alzó su copa, intentando no mostrar su agitación. Era ahora o nunca.Poco a poco, los invitados a la boda se fueron yendo al retirarse los novios a su respectiva habitación. Rose Stanton permanecía sentada en su mesa, bebiendo, mirando hacía un punto fijo, como si estuviese perdida en tiempo y espacio. Su primo Patrick se quedó mirándola por un instante, apretó los labios sintiendo compasión por ella. Más de una vez le había dicho que se alejara de Blake, que él no la amaba, ni nunca la amaría, pero ella no quiso escucharlo. _ Ay prima _ dijo poniéndose delante de ella _ ¿Cuándo será el maldito día en el que me escuches? Me he cansado de decírtelo, deja a Blake... deja de hacerte daño. ¿Por qué insististe en venir hoy? ¿Qué esperabas ver? ¿Pensabas que él se iba a arrepentir y no se iba a casar con Madelaine? Dios Rosie, él se obsesionó con ella apenas la vio, estabas ahí esa noche ¡lo viste! Y aun así seguiste persiguiéndolo. Ella trató de mirarlo, pero apenas podía hacerlo. Sus lagrimas corrían sin control por sus mejillas. _ Tú... tú no lo ent
Mientras tanto, la pareja de recién casados estaba en la habitación tratando de disfrutar su noche de bodas, al menos Blake, quien no podía esperar en poseer a su hermosa y sensual esposa, ¡la deseaba tanto! ya ni siquiera recordaba que se había casado para someterla y darle una lección de humildad. Madelaine sonreía mientras bebía la copa de champaña, debía asegurarse de que su esposo tomara por completo la bebida. Una vez que el hombre lo hizo, él dejó la copa y se fue sobre ella besándola con pasión. _ Ya basta _ le dijo mientras se sacaba la ropa que aún tenía puesta _ Ahora si serás completamente mía. En un minuto solo se quedó con su ropa interior, Maddie lo miró de arriba abajo, tuvo que admirar con asombro el esbelto y fornido cuerpo de su esposo, era un hombre tan hermoso, tan deseable y sin embargo se negaba a estar con él. Simplemente no dejaría que ese animal hiciera con ella lo que quisiera, aún cuando internamente su cuerpo reaccionaba a las caricias y besos de
Maddie tenía que montar un escenario creíble, pensó bien las cosas antes de actuar impulsivamente. Si le decía o le hacía creer que habían hecho algo, estaba más que segura que por la forma en que Blake le había hablado, no dudaría un instante en cumplir lo que le había dicho. Hubo un tiempo que no se tomaba en serio a ese hombre, pero algo de todo lo que le había dicho (y de la forma en que lo había hecho) la intimidó. _ Si supiera lo que hice, es capaz de ir contra mi padre... No puedo creer la tontería que acabo de hacer _ suspiró tocándose la sien _ piensa Maddie... ¡piensa! _ miró a su alrededor _ ¡sí, eso haré! _ lo miró él estaba totalmente inerte, se acercó para asegurarse que respiraba _ Lo único que me falta es enviudar en mi noche de bodas ...aunque _ se llevó el dedo a la barbilla _ no estaría tan mal, sería su legítima heredera y me sacaría a este lastre de encima, lo que se dice; mataría dos pájaros de un tiro _ sonrió como una niña haciendo travesuras _ Dios, estoy p
Madelaine lo miró con preocupación mientras se desperezaba. Frunció el ceño y parpadeó un instante. Apretó sus puños como una manera de decantar toda la ansiedad que aquella situación le estaba provocando, mentir y disimular no eran su punto fuerte, pero parecía que desde ahora eso sería algo que le ayudaría a sobrellevar su espantosa vida junto a ese impresentable hombre. _ Oh Blake, ¡al fin despertaste! _ lo miró a los ojos con pesar _ me asusté tanto anoche, creí que tendría que llamar al médico, pero después supuse que haber bebido demasiado te había jugado una mala pasada _ sonrió con inocencia _ Parecía que estabas muy bien al principio, pero luego de repente dijiste que te sentías mal y te desmayaste... o te quedaste dormido, no lo sé...¿de verdad no lo recuerdas? Ya sabes, estábamos a punto de... bueno, ya no importa ahora, tú me entiendes ¿no? Lo importante es que despertaste y que te sientas mejor. Ella se asombró de su dote actoral, para su sorpresa descubrió que tení
Continuar el gran teatro a Maddie comenzó a pesarle. Era evidente que Blake estaba furioso y frustrado por no encontrarle explicación a lo que le había sucedido. Mientras escuchaba detrás de la puerta del baño, vociferar maldiciones a su esposo, su cuerpo se estremecía de una manera frenética. Y fue allí donde recordó las palabras de su cuñada; había cometido la peor de las estupideces solo por su capricho de no querer entregarse a ese hombre. _ Fui una inconsciente, si de todas maneras eso tarde o temprano tendrá que suceder _ dijo temerosa _ solo que... ¿Por qué tiene que ser todo como él quiere? _ dijo apretando sus puños _ ¡él no es mi dueño, ni yo soy un objeto! Respiró hondo y salió mostrando su aire insolente y soberbio. Tenía que ser fuerte y mostrarle a su esposo de que ella no le tenía miedo y que tampoco había hecho nada. Pero al salir, se encontró con que él no estaba en la habitación. _ ¿Y ahora donde se fue? _ se preguntó mirando hacia todos lados. Se encogió de
Blake había salido del hotel furioso y totalmente frustrado. No sabía porque, pero en ese momento estaba odiando a su esposa. No se creía ni un poco la versión de ella. _ ¿Esa mocosa cree que puede engañarme? _ dijo apretando los puños mientras se subía a su elegante Rolls-Royce _ Ah, pero como descubra que me hizo algo, juro que me las pagará. He cometido un gran error en hacer concesiones con ella... necesito saber que fue lo que sucedió y no voy a detenerme hasta averiguarlo. ¡M@ldita sea! No recuerdo absolutamente nada _ se golpeó levemente la sien. _ ¿Adónde lo llevó señor Townsend? _ preguntó el chófer. _ ¡Llevame al club! _ le gritó con fastidio. El hombre asintió sin decir nada más, era evidente que su jefe estaba furioso. Se suponía que ese día él tenía que llevar a la pareja a la mansión Townsend, en cambio Blake, le estaba ordenando ir club. “¿Será que ya hubo malentendidos entre ellos?” pensó divertido el chófer “La señora debe tener un gran carácter, desde que s
Después de un par de horas, Blake estaba un poco más calmado. La sola certeza que tenía de que iba a saber la verdad sobre su amnesia, lo ponía de buen humor. Encendió un habano y comenzó a fumarlo lentamente, disfrutándolo mientras esbozaba una leve sonrisa maliciosa. Escuchó un leve golpe en la puerta y luego que la abrieron. Era Patrick. _ Vaya casi no le creo a Henry cuando me dijo que estabas aquí _ le dijo el abogado entrando y cerrando la puerta tras de él _ ¿discutiste con Maddie? Blake entrecerró los ojos y apretó sus labios. Aún no olvidaba que su amigo había bailado sin su permiso con su esposa. _ De ahora en más, te voy a pedir que te refieras a mi esposa como la señora Townsend _ le ordenó de mala manera _ ella no es nada tuyo, como para que la llames así. Patrick parpadeó y vaciló antes de responder. _ Blake, ¿acaso te volviste loco? _ sonrió con descreimiento meneando la cabeza _ ¿qué te sucede? No me trates como si fuese un extraño. Soy tu mejor amigo
Madelaine quiso estar lo más elegante y bella posible esa noche. De pronto todo le había dejado de importar; el enojo y desaparición de Blake, el miedo que le había tenido horas antes y el quedarse sola en el hotel en su luna de miel. Era joven y demasiado confiada como para meditar en lo que hacía o dejaba de hacer. Seguía sin tomar en cuenta que ya era una mujer casada y que debía respetar ciertas normas que su nuevo estado demandaba. Se miraba frente al gran y pulido espejo, dando vueltas admirando como el delicado y elegante vestido marcaba su cuerpo y distinguía aún más su imagen. _ ¡Cantaré junto a Cole! _ exclamó feliz _ ni siquiera puedo creerlo… es estar como en un sueño…. _ de pronto su rostro se demudó, llenándose de nostalgia y tristeza _ como me gustaría que David estuviera aquí… disfrutábamos tanto cuando cantábamos juntos… ¡todo es demasiado injusto! Hoy tendría que estar aquí con él y no con ese maldito hombre _ dio un grito de furia y las lágrimas comenzaron