Capítulo 4 El distinguido prometido

Nueva York, 15 de diciembre de 1929

Madelaine Aston estaba devastada. Miró a su inflexible madre, la gran Edith Green de Aston, quien parecía no atender los reclamos desesperados de su hija. Su deber como madre y por ahora jefa de la familia, era defender a como diera lugar, la posición y buen nombre de esta, eso incluía no caer en la ruina total.

Su semblante adusto e inflexible lo decía todo; esta vez no le iba a permitir a su hija salirse con la suya.

_ ¡No voy a casarme con ese hombre! _ gritó la joven mientras lloraba a mares _ ¡es un ser repugnante me da asco, lo odio!

_ No estoy aquí para preguntarte Maddie, solo vine a avisarte para que estes lista _ le dijo la mujer buscando varios vestidos de finísima seda para que su hija se probara _sabes tan bien como yo, que es la única manera de salvar a nuestra familia, ¿Quieres que tu padre termine como todos los demás? ¿Desearías leer en los diarios que se voló los sesos o se tiró de un edificio por no poder soportar la ruina?... yo no lo creo... No te estoy pidiendo que vayas a limpiar retretes ni vayas a mendigar, después de todo, Blake Townsend es un hombre muy guapo, no te será difícil cumplir tus deberes de esposa con él.

Maddie apretó los labios con fuerza mientras sus lágrimas rodaban por doquier por sus mejillas, que estaban rojas no solo por el llanto sino también por la impotencia que experimentaba.

_ Madre, ese hombre se acuesta con mujerzuelas y con las chicas de mi entorno que lo creen irresistible, tiene una reputación de lo peor, es hijo de una cualquiera, ¿y tú pretendes que me una a él? No, no lo haré.

Edith le dio una gran bofetada, algo que nunca había hecho. En ese momento se dijo que si lo hubiese hecho a tiempo Madelaine no sería una niña tan consentida. La joven se puso roja de furia, mirando a su madre con odio.

_ Escuchame muy bien jovencita, harás lo que te diga sin poner reparos ¿Entendiste? No voy a dejar que tu padre muera en esa cama, apenas si puede caminar y hablar. Solo Dios sabe si podrá salir de ese estado, así que no permitiré que nosotros pidamos limosnas por un capricho tuyo _ le tiró un vestido en la cara _ Ahora, te pones ese vestido, te peinas y maquillas para estar más hermosa que nunca para ese hombre que viene a pedir tu mano. ¿Soy clara?

La joven iba a decir algo, pero su madre volvió a levantar la mano, eso la intimidó.

_ Ve a arreglarte, bajarás y serás una novia atenta, dulce y cariñosa, si te cuesta hacerlo, piensa en David Hamilton _ su madre ironizó mientras la miraba fulminante _ si haces una locura, te juro Madelaine, que venderé todo lo que tienes y te mandaré a la calle... elige tu destino _ se estaba yendo y se volteó_ Ah, por cierto, David se comprometió con Sarah Wade, te lo digo para que veas que tu chico ideal, también priorizó su bienestar económico.

Esa noticia terminó de derrumbar a la joven quien se encontraba de pie frente al espejo, colocándose un vestido elegante que parecía un sastre en su piel. Su rostro estaba pintado con una sonrisa forzada mientras pensaba en cómo mantener la compostura durante la inminente entrevista. Las palabras de Edith seguían resonando en su mente.

El golpe en la puerta la sacó de su ensimismamiento.

_ Maddie, mi niña ese hombre ya está aquí _ le dijo Lidia, su nana _ más vale que bajes antes que tu madre suba.

Ella abrió la puerta y se tiró en los brazos de la mujer que prácticamente la había criado.

_ Ese hombre es un espanto, horrible... _ le dijo apoyándose sobre su pecho _ ¡temo verlo y vomitarle encima!

La mujer se echó a reír.

_ Que locuras dices niña, te he criado para que seas una señorita de sociedad no una campesina sin clase. Ahora ve y demuestra de lo que estas hecha, no te dejes intimidar por ese hombre _ le dijo elevándole la barbilla con el dedo.

Bajó por la escalera y fue hasta la sala en donde se encontraban su madre y Blake, quien se puso de pie apenas la vio entrar. Sus ojos la recorrieron con una mezcla de deseo y satisfacción.

“Si que es hermosa la m@ldita” pensó mientras avanzaba hacia ella.

_ Ah, Madelaine _ dijo Blake con un tono que parecía a medio camino entre la cortesía y el sarcasmo _ Qué placer encontrarte aquí. Estaba empezando a pensar que habías decidido huir hacia algún lugar en dónde no tuvieras que encontrarte con situaciones que aun te cuestan asimilar.

Madelaine levantó una ceja, manteniendo su sonrisa rígida. Él se inclinó y le dio un beso en la mano, elevó sus ojos mirándola con total sorna.

_ Señor Townsend, qué sorpresa tan…tan ... tan esperada_ respondió, su voz estaba cargada de un sarcasmo contenido _ No puedo decir que no esté encantada de ver a alguien tan… digno. Según mi madre usted será el salvador de mi familia, supongo debo rendirle pleitesía. _ dijo ella entre frialdad e ironía, haciendo una reverencia.

_ ¡Maddie! _ Edith dio un salto del sofá.

Blake la detuvo haciéndole una seña.

_ ¿De verdad? _ el hombre se acercó, examinando a Madelaine con una mirada crítica _ Bueno, supongo que podemos considerar esto una solución conveniente para todos. ¿Cómo te sientes con la idea de convertirte en mi esposa? yo sueño con que seas mi esposa desde que tuvimos ese grato encuentro… _ se burló sin que Edith se diera cuenta.

Madelaine soltó una risa sin alegría y se dejó caer en una silla cercana.

_ Oh, absolutamente, no duermo pensando en eso. Nunca imaginé que la vida me llevaría a convertirme en la esposa de alguien con una reputación tan… pintoresca. Es un sueño hecho realidad _ suspiró revoleando los ojos _ ¿Qué puedo decirle? No puedo esperar para descubrir qué otras sorpresas maravillosas me esperan.

Blake se acomodó en un sillón, claramente disfrutando de la ironía.

_ No me cabe duda de que será un matrimonio lleno de… emoción y satisfacción. ¿No estás emocionada por la perspectiva de convertirme en tu esposo? Estoy seguro de que será un cambio refrescante, te aseguro que como la señora Townsend tendrás todo lo que quieras y más _ la miró de una manera tan lujuriosa que la joven se incomodó.

Pero no se amedrento, miró a Blake con una mezcla de desafío y desdén.

“En tus malditos sueños me vas a tocar, imbécil” pensó ella apretando los labios.

_ Claro, porque no hay nada más atractivo que un hombre que se acuesta con mujeres y tiene un club clandestino, ¿verdad? Estoy segura de que será una experiencia… inolvidable.

Él soltó una risa contenida y se inclinó hacia adelante, su sonrisa mostraba un toque de malicia.

_ Ya basta Maddie _ la reprendió su madre _ el señor Townsend ha venido a pedir tu mano, y yo como matriarca de la familia se la he concedido, solo falta fijar la fecha.

Ambos se miraron, Blake percibió la mirada de súplica de la joven, por primera vez la postura soberbia de ella se caía. Sonrió internamente, pensó que tarde o temprano todo caía por su propio peso, y su venganza estaba muy próxima a consumarse.

Madelaine, sin embargo, sintió cómo esa sonrisa se clavaba en su alma como un veneno. Su madre hablaba, pero sus palabras se desvanecían en el aire, como un eco distante. Respiró hondo, permitiendo que el fuego del resentimiento creciera en su interior.

“Puedes tener mi mano Blake Townsend,” pensó mientras su mente ya tejía su plan. “Pero mi amor nunca será tuyo. Y si crees que me rendiré sin luchar, te espera una sorpresa.”

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