Capítulo 4

Llegamos a la casa y el chófer que ahora se que anda de amores con Marlene nos ayuda a llevar las bolsas, los dos suben para dejar todo a mi habitación mientras yo me entretengo en la cocina.

—Hola a todas—, saludo, esta Tita la cocinera con sus dos hijas Fátima y Gregoria, son chicas de aproximadamente unos 15 años, sorprendidas me saludan.

—Buenos días señorita ¿necesita algo?

—¿No fueron a la escuela?

—No, hoy no tuvimos clases —, responde Fátima con una sonrisa en los labios.

—Bien, me podrías servir un poco de helado de chocolate por favor.

—Claro que si enseguida.

Mientras Fátima me sirve el helado, me siento a una lado de la barra, observo como en silencio trabajan, Gregoria pica un poco de jitomate y Tita hace una bolas de carne para después ponerlas en un bol, ambas se miran de reojo, las veo tensas y se que es por mi presencia y es que no están acostumbradas a tenerme en la cocina.

—¿Y mi nana?—,pregunto cuando Fátima me coloca el pequeño tazón de helado frente a mi.

—Salió al mercado a surtirse de despensa, ya hace falta, se llevó a las otras muchachas para ayudarles—, expresa Tita.

—Muchas gracias, nos vemos a la hora de la comida —, manifiesto tomando el tazón en mis manos, dispuesta a comerlo en mi habitación, pues hay una charla con Marlene que requiere de mucha concentración.

—¿Bajará hoy?—.Pregunta Gregoria sacándome una sonrisa, la mayoría de las veces como en mi habitación, de inmediato su madre le lanza una mirada mordaz, la chica baja la mirada apenada.

—Si ,hoy bajaré le diré a mi papa si puede llegar a casa a comer.

Después de abandonar la cocina, subo las escaleras para ir a mi habitación, unos murmullos llaman mi atención, me quedo en silencio para enfocarlos. Descubro que vienen de una de las habitaciones de huésped y mis piernas comienzan a caminar hacia esa dirección. Los sonidos se hacen más claros y me doy cuenta de que son gemidos, pero ahogados.

Tomo la manija de la puerta y la giró muy despacio, abro los ojos a más no poder cuando me encuentro con una imagen lasciva.

Marlene esta de rodillas, de espaldas a mi y frente a ella esta el chofer que no tengo ni las más mínima idea de como se llama, con los pantalones abajo, la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados. Mientras Marlene mueve su cabeza adelante y hacia atrás con ritmo y de su boca salen sonidos obscenos, pareciera que chupa alguna paleta, el chófer la sujeta del cabello con fuerza y le atrae el rostro más hacia adelante con fuerza, los movimientos se hacen más rápidos y con ellos los sonidos

El chofer abre los ojos y se encuentra con los míos, asustado trata de cubrirse, mientras yo solo salgo cerrando la puerta y corro a mi habitación.

¡Marlene es una desvergonzada!

Me siento en la cama, aún impresionada, no puedo creer que se arriesgue tanto, pudieron haber sido descubiertos por alguien más y estarían en serios problemas.

La puerta se abre y me deja ver la imagen de Marlene divertida, mientras yo solo pongo los ojos en blanco ante su descaro.

—Espero y hayas aprendido algo—, se sube a la cama y sigue sonriendo divirtiéndose con mi expresión, llevo una cucharada de helado a mi boca y lo saboreo.

—¿Cómo puedes arriesgarte de esa manera? ¿ que hubiese pasado si mi nana te hubiera encontrado? Y lo tomas tan a la ligera , le estabas haciendo un oral a ese chico en plena luz del día —, la sonrisa de Marlene se borra.

—Te ofrezco una disculpa, pero cuando la calentura es grande te quema hasta las neuronas y te impide pensar con claridad. No volverá a pasar , por lo menos aquí no ¿me perdonas?—, se acerca a mi y me abraza, intenta darme un beso en la mejilla pero no se lo permito.

—No te atrevas a besarme con esa boca que estuvo haciendo sucierias.

—Ya me la lave —, cuestiona indignada—, no te pases.

—No me importa no quiero que me beses no hasta mañana.

—Que odiosa eres, creo que me tienes envidia, ya quisieras hacer lo que yo hago y apuesto lo que sea que cuando ese día llegue querrás hacer todo menos lavarte la boca, porque no vas a querer dejar de sentir el sabor de su verga en tu paladar.

—Podría ser, talvez y no este muy lejos de hacerlo—, respondo con seguridad mientras recuerdo a Alexander.

(…)

—Cuando me llamaste para invitarme a comer, me tomo por sorpresa—. Mi papá había llegado en cuanto le pedí que viniera a comer conmigo a la casa, entró con el rostro radiante de alegraría al encontrarme en la sala—. No me importó cancelar la comida con mi nuevo socio, hoy firmamos los acuerdos, pongo toda mi confianza y dinero en esa compañía.

—¿De que compañías es?

—Pronto lo sabrás, tengo preparada una sorpresa para ti, tendremos visitas este fin de semana, una cena, así que quiero que luzcas hermosa, aún más mi cielo.

—¿Una sorpresa?—, dejo los cubiertos y limpio mis labios con la servilleta —, me encanta las sorpresas no podré estar tranquila hasta que sepa que es—, respondo emocionada.

—Lo siento cariño, pero tendrás que ser paciente ,ahora dime ¿Por qué estas tan contenta el día de hoy?, me han dicho que saliste de compras y después regresaste de muy buen ánimo ¿Qué hubo de diferente hoy que las otras veces?

—Conoció a su amor platónico —, exclama Marlene.

—Marlene ¿quieres calmarte?—, mi nana la regaña. Hace aproximadamente seis años que Marlene y mi nana ocupan la mesa con nosotros, las consideramos de la familia y por ello pueden gozar de ciertos privilegios.

—¿Amor platónico?

—No le hagas caso papá, ya sabes como es Marlene—, digo mientras la fulmino con la mirada.

Mi papá me mira con los ojos entrecerrados, sin tragarse ninguna de mis palabras dichas, el no sabe nada me da vergüenza contarle que desde hace un par de años estoy enamorada de Alexander Santana. Él más que nadie debe conocerlo pues se mueven por sus rumbos, bailes ,viajes ,conferencias etc.

—Mañana toca tu cita trataré de llegar temprano para acompañarte.

—Puedo ir sola ,no te preocupes puedes seguir en tus asuntos con calma.

—De ninguna manera, sabes que tu salud para mi es lo más importante ¿nos acompañaras Amparo?

—Claro que si Teodoro sabes que yo encantada de acompañarlos.

—Perfecto te encargo todo para el la cena del fin de semana, en un momento te doy detalles —. Termina diciendo mi papá para posteriormente levantarse de la mesa y darme un beso en la mejilla—, tengo que volver a la empresa princesa, nos vemos en la noche.

—Si papá, te quiero.

—Yo más—, dirige si mirada a mi nana Amparo y eso basta para que ella lo siga, mientras nosotras nos quedamos en la mesa esperando el postre.

—Así que una sorpresa para la princesa ¿me pregunto que será?—, Marlene se acaricia la barbilla pensativa—, tendremos invitados muy importantes y una sorpresa para ti—, bufa después de unos segundos—, no tengo ni la menor idea.

—Ni yo tampoco y eso me causa ansiedad, tienes que sacarle información a mi nana —, le digo con seriedad.

—No seas aguafiestas Amy Xiomara así que chiste tendrá—, sonrío porque me causa gracia como dice mi nombre completo—, controla tu curiosidad y espera, será pasado mañana, no esperaras por tanto tiempo—.Se levanta de la mesa y me mira con burla, se que le divierte qué mi padre me haya dejado así—, provechito.

—Espera ,¿entonces no le llamo?

—Si es así como tu dices no, no lo llames, el papi Alexander debió haberte pedido tu contacto ¿Qué se supone que le dirás cuando lo llames?—, mi mira con las cejas levantadas —, exacto no tienes ni la menor idea y quedarás como la ofrecida.

—¿ Y como lo volveré a ver?—. Hace un gesto de tener la respuesta pero me contesta con una no esperada.

—No lo se, hay que pensar, pero preocúpate por que sea luego.

Suspiro agobiada, esto no será nada sencillo..

Me levanto temprano, a pesar en que toda la noche no pude conciliar el sueño , pues no hice otra cosa más que pensar en Alexander y en su manera de calmarme, en sus manos, en sus labios, en todo. Por más que le di vueltas a él asunto no encontré alguna idea para volver a verlo.

Después de arreglarnos y desayunar, salimos de casa, papá llamó para que nos encontráramos en la empresa ya que queda más cerca de la clínica donde tengo mi cita y así sirve que él termine sus pendientes con calma. Marlene decidió unírsenos.

Llegamos a la empresa y todo el personal me observa asombrados, son dos ocasiones con esta que pongo un pie en la empresa, son muy amables con nosotras y nos guían hasta el último piso. Nos sentamos a esperar y nos ofrecen café, estoy bastante ansiosa desde ayer que supe de la sorpresa y esperar sentada me pone peor, así que decido curiosear, Marlene prefiere quedarse.

Avanzo por los pasillos con calma, todo es gris y blanco, puertas de cristales y enormes ventanas qué te ofrecen una vista espectacular de la ciudad. Las puertas del ascensor están por cerrarse así que apresuro el paso, llego a duras penas, entro sonriente y saludo, solo uno de las dos personas que logré visualizar de reojo responde.

Le indico que bajo en el siguiente piso, es el área donde están la mayor parte de los empleados, me entró curiosidad por saber como se desenvuelven y como es el ambiente laboral.

Bajo enseguida, miro hacia todos lados pues no se que pasillo tomar, esta algo solitario, me fijo en mi reloj para ver la hora, supongo que debieron irse a desayunar.

Camino hacia mi derecha sintiendo una presencia detrás de mi , no lo soporto más y volteo.

—¡Xiomara!

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