POV
Alexander La mañana fresca me recibe como todos los días, apago la alarma que no deja de sonar desde hace diez minutos, solo dormí un par de horas, conciliar el sueño se me hizo imposible. Toda la culpa la tiene esa mujer que conocí hace días, se ha metido en mis pensamientos y no quiere abandonarlos. Un hombre exitoso y millonario como yo, esta rodeado de todo tipo de personas, unas buenas otras malas, unas sinceras otras falsas , que decir de las mujeres , se ofrecen como mujeres de lupanar, sin importar perder su dignidad y el respeto, solo por obtener una buena posición o atrapar a el mejor postor. Por un tiempo me perdí entre sus placeres no lo voy a negar, pero con el tiempo y con todo lo que he vivido puedo decir que hoy a mis treinta y dos años estoy cansado de eso y de no encontrar alguien que se muestre tal cual, que no aparente algo que está muy lejos de ser. Que ame, que ame intensamente como yo deseo hacerlo. Ahora estoy en un dilema, esos ojos azules malditamente preciosos, no dejan de aparecer en mi cabeza. Ese día me había levantado con el pie izquierdo desde discutir por la mañana con mi madre, hasta que me cancelaran un jugoso contrato, por culpa de la negligencia de un imbécil al que no dudé en despedir. Para colmo la entrevista que me hicieron y la cual antes de que saliéramos al aire fui muy claro, no respondería nada respecto a mi vida personal, por que era muy mía y de nadie más, no quería chismosos metiendo sus narices en ella. Sonrío al recordar el rostro pálido de él entrevistador cuando le exigí quitar sus estúpidas preguntas que pensaba hacerme, a mi me habían avisado que solo era para saber de mi compañía telefónica, de mi empresa y nada más. A duras penas y respondí cuando me preguntó si tenía novia o no. ¿Qué les importa? Salí de ahí como alma que lleva el diablo, seguido de mis hombres que no me dejan ni a sol ni a sombra, son fieles a mi y a mi seguridad, los considero algo más que solo mis guardaespaldas, con Armad y Arthur hay una estrecha amistad . Convencido de desayunar cerca para poder contenerme las ganas inmensas de romperle la cara a el idiota que me hizo perder ese negocio, llegué a ese lugar jamás frecuentado por mi, en el cual como si fuera de telenovela y de la manera más absurda me conocí con ella. Cuantas veces siendo niño, miraba como mi madre se emocionaba con sus novelas y precisamente en las escenas donde él y la protagonista se conocían de esa manera. Su aroma delicado y seductor me atrapó y al reflejarme en esos ojos claros quedé embelesado por su belleza, no solo de ellos y si no de toda ella. La manera en la que temblaba en mi cuerpo despertó mi libido y me hizo sentir culpable pues mientras a ella le costaba respirar, yo pensaba en las formas que podía usar su cuerpo a mi antojo y que temblara de la misma manera en la que lo hacía en mis brazos. Al recomponerme y reprenderme por lo que estaba pensado, intenté huir de su toque pero me fue imposible volví a sostenerla entre mis brazos, algo en ella no andaba bien, quise obtener respuestas pero no fue posible, estaba pálida y su cuerpo terminó por desvanecerse en mis brazos. Mis hombres se acercaron para saber que ocurría, lo primero que se me vino a la cabeza fue entrar a una de las tiendas exclusivas de ropa no quería ser reconocido y que curiosos tomaran fotos o videos, Armad se encargo de hablar con el encargado y así pude tener privacidad. La senté junto a mi ,su cabeza descansaba en mi pecho, abría y cerraba los ojos, mis dedos comenzaron a trazar círculos en sus nudillos y con la otra aprovechando que no estaba por completo consiente tomé un mechón de su cabello y aspiré su olor ¿rosas? ¿gardenias? ¿jazmín?, no estaba seguro, pero de que olía a flores olía. Se alejó de mi avergonzada , miró a su alrededor, probablemente preguntándose en como había llegado hasta ahí. Le gusté, lo supe por su manera de mirarme y sonreírme, cuando se dispuso a marcharse y le di su bolso que Arthur levantó del suelo ,sabía lo que quería, quería que le pidiera su número de teléfono pero no pensaba pedírselo aunque me haya visto tentado a hacerlo, me atreví a pensar que aunque era muy hermosa no tenía nada más que ofrecerme qué su cuerpo, uno muy sensual por cierto, pero al final solo eso, pues a simple vista se miraba que no era una mujer ordinaria, era alguien con mucho dinero y de esas ya estaba cansado. Cuando la vi marcharse , tuve el impulso de ir tras ella y ofrecerme a llevarla a su casa, quedé como un idiota cuando rechazó mi oferta, la curiosidad despertó en mi cuando dijo que vendrían por ella y terminé por preguntarle si su novio ¿qué m****a me importaba quien la recogería? y para el colmo terminé invitándola a tomar un café para no sentirme un estúpido, corrí con suerte de que hayan llegado a traerla por que no sabía lo que estaba haciendo, terminé poniéndole la cereza al pastel mandándole mi número de teléfono, talvez si era ella quien llamaba no me sentiría como alguien que dice una cosa y hace lo contrario, su llamada no llegó. Ese día su aroma me acompañó durante el resto de la tarde, mi ropa olía a ella, a su perfume, traté de enfocarme en lo importante, tenía una comida con mi nuevo socio Teodoro Saenz Quiñón, un empresario muy reconocido por hacer inversiones en diversas empresas en varios países, además es el amigo de mi padre uno muy querido por cierto. Al final terminó por cancelarme la comida y quedamos de vernos al día siguiente en su empresa, para afinar los últimos detalles de nuestra sociedad. ¿Porque no en la mía? Porque quería que conociera la suya. ¿Por qué? Después lo supe. Al día siguiente nuevamente discutí con mi madre, desde hace un par de meses se le metió en la cabeza que era tiempo de que me casara y formara una familia, no me niego a hacerlo porque es algo que igual deseo, me niego a que sean ellos quienes me busquen a mi esposa, no soy un chiquillo para que me digan que hacer y mucho menos con quien casarme. Ese día mi madre me confesó con quien quería que contrajera matrimonio y es nada más y nada menos que la hija de Teodoro Saenz, hija que no conozco y ni me interesa conocer, comprendí por que ese señor quería que conociera su empresa seguramente piensa que terminaré casado con su hija. Y es que mis padres y Teodoro quieren unir nuestras fortunas y hacernos con el parentesco uno solo , no puedo negar que suena tentador ya que cuando más dinero tienes más poder obtienes, pero no quiero que sea a costa de mi felicidad puesto que por lo que Teodoro me platico ya en su empresa, su hija lo es todo para él y se ha encargado de que viva como una princesa, es hija única por lo cual no se escatima en gastos o en lo que su hija desee, una total niña de papi, de las cuales quiero tener a cientos de millas lejos de mi. Como si la vida quisiera burlarse en mi cara o hacer que me tragara mis palabras volví a ver a Xiomara justo en el ascensor de esa empresa ¿Qué demonios hacía ella ahí? . Entró en él inundando con su fragancia todo el espacio, le sonrió a Arthur y ni siquiera me notó, me mantuve callado observándola desde atrás y admirando ese lindo trasero, ese vestido rojo ajustado a su pequeño cuerpo le quedaba de maravilla, porque aunque era baja de estatura tenía unas tentadoras curvas, más de una ocasión atrapé a Arthur deleitándose con la espectacular vista. Su cabello castaño y brillante estaba completamente suelto, me encantaba, no iba a negarlo. Bajó en el siguiente piso, yo debí haberme ido, debí seguir bajando y olvidarme de ella pero no, le hice de señas a Arthur para que me esperara abajo y la seguí, haciendo notar mi presencia. Con sorpresa me observó y su nerviosismo se hizo presente, esa mujer había alegrado mi mañana, le mentí en decirle que casi siempre frecuentaba esa empresa, quería saber que papel jugaba en ella, me causó gracia la manera tan sarcástica como me respondió cuando le dí a entender que nuestro encuentro lo había hecho a propósito. Quería conocer un poco más de ella, se había salido con la suya y anhelaba una cita con esa mujer. Me desconcertó que saliera con tomar café de la m*****a cafetera de a lado, ¿ le gustaba o no?. Porque cuando me acerqué a cuestionar sobre su ropa de marca y ese costoso collar qué llevaba puesto lo confirmé, se estremeció, su mirada es muy transparente y más aún cuando le pregunté que proponía, sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso y terminó desviándome la mirada. ¿Qué le había pasado por la mente? Me termino de vestir para salir a la empresa, dentro de un par de horas tendría mi cita con Xiomara y con suerte algo más. No puedo evitar reírme porque esa mujer hizo que me tragara mis palabras solo con su presencia , con esa sonrisa traviesa y el azul de su mirada. Espero que pronto se me pase el gusto y pueda seguir con mi vida sin ningún contratiempo. —Cariño, ¿pensaste en lo que hablamos? —. Es increíble como mi madre desde que me ve comienza a atacarme con lo mismo de siempre. Me recibe con cariño en sus brazos pero a la vez comienza a asfixiarme con sus preguntas sobre el mismo tema, no le queda en claro que no estoy de acuerdo en casarme con esa mujer. —La repuesta es la misma madre, no—. Su pone seria y arruga su frente, se ha molestado. —Bien, te aviso que por la noche tenemos una invitación a cenar con Teodoro y no quiero una negativa de tu parte, así que espero y llegues temprano a casa o de lo contrario iremos por ti a donde sea que te encuentres ¿me entendiste? —No me gusta cuando me hablas de esa manera madre—, le digo rascándome la barbilla exasperado —Y a mi no me gusta tu negatividad cada que hablamos de la hija de Teodoro , no la juzgues sin conocerla. —¿Y tu la conoces? , por lo que se nadie, no es muy sociable que digamos, su padre la sobreprotege, estoy cien por ciento seguro de como es y por eso mismo no me interesa—. Comienzo a caminar hacia la salida pero la voz autoritaria de mi padre me detiene. —No dejes a tu madre con la palabra en la boca ¿Qué son esos modales?—. Termina de bajar las escaleras y se acerca a lado de mi madre. —Padre.. —Padre nada , ya escuchaste a tu mamá y espero verte puntual. —Es increíble que me traten como si fuera un jovencito, son un adulto, un hombre. —Entonces compórtate como tal, conocerás a esa chica y si no se pueden entender lo comprenderemos y listo , no te vamos a obligar a nada que no quieras pero lo mínimo que deberías hacer es intentarlo. Que me haya dicho que no me obligarán a nada me tranquiliza y me hace acceder a su petición, por el rostro de mi madre se que no le pareció lo que mi padre dijo, así que antes de que lo persuada me apuro a responder. —Si es así ,esta bien, estaré aquí antes de las seis, conoceré a la hija de Teodoro Saenz y si no es lo que espero y quiero dejaremos el tema por la paz.Capítulo 1 POV Amy Xiomara El delicioso sabor del chocolate llega a mi paladar y me hace soltar un placentero gemido, hoy amaneció en mi mesa de noche aun lado de mi cama una hermosa caja de chocolates, mis favoritos, sonreí porque se quien entró a mi habitación aprovechando que estaba dormida y los dejó, sabía perfectamente que con ese regalo mi enojo quedaría en el olvido y como no hacerlo si el chocolate es lo que más me gusta en este mundo, bueno, la segunda cosa que más me gusta ya que el primer lugar lo ocupa él, ese hombre que me roba suspiros con solo mirarlo en la televisión, ese que provoca que mi frágil corazón se acelere con tan solo escuchar su voz y que hace que el aire me falte en los pulmones, Alexander Santana Toto un magnate hombre de negocios dueño de la compañía de teléfonos móviles más importantes, Air Voice ; un hombre tan hermoso y sexy que roba suspiros a toda mujer que se cruce en su camino, estoy más que segura de eso; alto, piel blanca, ojos negros int
Marlene comienza a reír y me lanza una almohada, yo imito su acción.—Que sucia eres, solo esperas un par de provocaciones mías y te vas como hilo de media ante tus pensamientos lascivos—, entrecierra los ojos y hace una mueca de indignación fingida—, no puedo con tanta falta de pudor.—No me culpes, pero créeme que si lo tuviera enfrente y me pidiera acostarme con él yo no declinaría su oferta, por el contrario me entregaría completamente a él sin reservas, ese hombre me gusta me gusta mucho y no me quiero ni imaginar lo que es sentirse entre sus brazos porque es muy temprano para autocomplacerme, además quisiera sentir dedos varoniles dándome placer y ya no los míos —, con Marlene puedo expresarme sin problema alguno , a ella le cuento todo lo que siento y lo que me pasa ,además que en ciertas ocasiones ella sin vergüenza me platica sus encuentros ,por que sí, a pesar de estar con sobrepeso tiene más actividad sexual que yo, lo mío es solo acariciar mi sexo y listo, no más y es que
—Oye ¿te encuentras bien? ¿Vienes con alguien?—. Hace preguntas buscando mi rostro, pues es muy alto para mi, preguntas que no puedo responder, no en este momento y solo me aferro con fuerza a su saco y mantengo mi mirada en su pecho. ¡Mi respiración esta descontrolada! Debo controlarme, debo hacerlo, la impresión es demasiada, justo hoy, en este lugar, en este momento y en estas circunstancias. ¿Por qué? Me debo de ver fatal, pude haber escogido alguna otra ropa que me favoreciera, debí arreglarme más, maquillarme, hacerme algún peinado, no recuerdo haberme cepillado mis dientes. Una avalancha de pensamientos llegan a mi mente, se supone que deben ser para calmarme pero hacen todo lo contrario. Siento que voy a desmayarme y no quiero que pase no frente a él no con él, me repito que soy fuerte y que tengo que aprovechar este momento, me digo que el destino no se equivoca y por algo hoy era el día indicado para conocerlo. ¿Por qué soy tan débil? Me reprocho. Siento una calidez
Llegamos a la casa y el chófer que ahora se que anda de amores con Marlene nos ayuda a llevar las bolsas, los dos suben para dejar todo a mi habitación mientras yo me entretengo en la cocina. —Hola a todas—, saludo, esta Tita la cocinera con sus dos hijas Fátima y Gregoria, son chicas de aproximadamente unos 15 años, sorprendidas me saludan. —Buenos días señorita ¿necesita algo? —¿No fueron a la escuela? —No, hoy no tuvimos clases —, responde Fátima con una sonrisa en los labios. —Bien, me podrías servir un poco de helado de chocolate por favor. —Claro que si enseguida. Mientras Fátima me sirve el helado, me siento a una lado de la barra, observo como en silencio trabajan, Gregoria pica un poco de jitomate y Tita hace una bolas de carne para después ponerlas en un bol, ambas se miran de reojo, las veo tensas y se que es por mi presencia y es que no están acostumbradas a tenerme en la cocina. —¿Y mi nana?—,pregunto cuando Fátima me coloca el pequeño tazón de helado fren
Creo que Dios se a apiadado de mi y de este loco corazón, mi pecho retumba ante los latidos de este mismo, no puedo estar más feliz y asombrada, tengo frente a mi a Alexander, esta vez vestido en un traje y corbata azul, camisa blanca y zapatos negros, todo le queda perfectamente, se ve elegante, atractivo y varonil. Mi garganta se a secado, su cabello está un poco despeinado a propósito dándole un toque relajado, pero por la forma en que esos ojos negros miran, da a entender que esta todo menos relajado. —¿Qué .. que haces aquí?—, inquiero y el sonríe, me derrito ante esa sonrisa tan sexy que tiene. ¡Cielos! —Creo que debería de preguntártelo yo ¿no crees?—, mete las manos a su bolsillo y relame sus labios. Respiro profundo antes de responderle, no puedo negar que tengo los nervios al mil, me están sudando los pies . ¡ Que asco! —¿Porqué? —Porque yo he venido varias veces a esta empresa y jamás te he visto, ayer te conocí y hoy estas aquí ¿ no era mejor que me llamaras?
Muchas gracias doctora, no se preocupe me cuidaré lo mejor posible.Salimos de la clínica y mi papá no dice nada, llegamos a un restaurante comemos muy rico y nos disponemos de regreso a casa, mi papá canceló todo en su empresa para pasar en resto de la tarde conmigo.—Hija sabes que tu eres lo más valiosa que tengo en la vida, cuando tu madre nos dejó para convertirse en un hermoso ángel, sentí que el mundo a mis pies se abría y me tragaba para soltarme en un inmenso abismo. Los primeros días me sentía muerto en vida, dolía, dolía demasiado y aun duele, porque me hace mucha falta—. Un par de lágrimas resbalaron por sus mejillas y yo no dude en limpiarlas—. Pensar en que también te puedo perder me llena de angustia, de miedo, si pudiera darte mi corazón no lo dudaría, pero ya esta viejo y cansado, solo quiero que vivas, que vivas mucho y disfrutes al máximo en este vasto mundo, que te cases y que me des nietos tantos como quieras. Pero vivo temeroso qué mis deseos no se hagan reali