Capítulo 6

Muchas gracias doctora, no se preocupe me cuidaré lo mejor posible.

Salimos de la clínica y mi papá no dice nada, llegamos a un restaurante comemos muy rico y nos disponemos de regreso a casa, mi papá canceló todo en su empresa para pasar en resto de la tarde conmigo.

—Hija sabes que tu eres lo más valiosa que tengo en la vida, cuando tu madre nos dejó para convertirse en un hermoso ángel, sentí que el mundo a mis pies se abría y me tragaba para soltarme en un inmenso abismo. Los primeros días me sentía muerto en vida, dolía, dolía demasiado y aun duele, porque me hace mucha falta—. Un par de lágrimas resbalaron por sus mejillas y yo no dude en limpiarlas—. Pensar en que también te puedo perder me llena de angustia, de miedo, si pudiera darte mi corazón no lo dudaría, pero ya esta viejo y cansado, solo quiero que vivas, que vivas mucho y disfrutes al máximo en este vasto mundo, que te cases y que me des nietos tantos como quieras. Pero vivo temeroso qué mis deseos no se hagan realidad y me dejes solo.

El y yo estamos en su estudio, me dijo que quería platicar conmigo, la preocupación por mi le estaba afectando.

—Papá, no te dejaré solo, no va a pasar te lo prometo, te daré muchos, muchos nietos y los veremos crecer juntos, no temas y discúlpame por no decirte nada pero quería evitar precisamente esto, que te preocupes más de la cuenta, yo más que nadie en el mundo deseo vivir, quiero vivir y lo voy a lograr.

Besa mi frente y yo lo abrazo fuertemente, el es todo para mi, como yo para él, somos lo único que nos tenemos. Mamá nos cuida desde el cielo y no permitirá que nada nos pase ni a él ni a mí.

Salgo del estudio después de conversar con papá, busco a Marlene para contarle sobre Alexander pero no la encuentro.

Quiero seguir buscándola pero después lo pienso, es extraño que ella no esté ni en la sala ni en la cocina, dicen que el que busca encuentra y yo no quiero encontrar otra escena como la de la otra vez.

Reviso mi teléfono esperando encontrar algún mensaje o llamada pero no es así, así que solo me limito a prepararme para dormir, tomó un baño, lavo mis dientes, cepillo mi cabello, me acurruco en la cama observando el teléfono que esta sobre la mesa de noche, sonrío al recordar la estupidez que le dije. La luz de la pantalla se enciende y comienza a vibrar , me quedo observándolo por unos segundos y después estiro el brazo para alcanzarlo.

—¡Hola! —, al otro lado de la línea no responden—. ¡Hola!—. Repito, estoy por colgar cuando su voz se hace presente.

—Xiomara, soy Alexander.

—Hola—, me siento en la cama y peino mis cabellos, arreglo mi blusa como si el pudiera verme y notar las fachas en las que ando.

—Disculpa por la hora, tuve varias diligencias que se me dificultaron bastante ¿estabas dormida?

—No, estaba por dormir.

—Bien….¿Te gustaría que nos viéramos mañana? Podemos dar una vuelta o tomar un café nuevamente pero esta vez en una cafetería.

Llevo la mano a mi boca para que no se me salga de los labios ningún ruido por la emoción que siento, golpeo la almohada para controlar en no gritar.

—¿Xiomara estas ahí?

—Si, aquí estoy , es decir ,si acepto tu invitación a tomar café —, respondo rápidamente .

—Entonces nos vemos a las once te parece?

—Si

—¿Me das tu dirección?

—No…. digo que mejor nos vemos donde nos conocimos.

Me pareció escucharlo reír.

—Como gustes, nos vemos mañana entonces Xiomara

La manera en la que lo dijo me estremeció, fue muy provocador.

(…)

—No entiendo porque no le diste tu dirección.

—Porque no, aún no, primero voy a conocerlo bien el día que le de mi dirección será para que le pida a mi papá mi mano.

—¿y si no sucede? Debes pensar en que existe la posibilidad de que lo de ustedes no funcione—, expresa Marlene mientras saca mis vestidos de la habitación qué ocupo como armario, pues elegiré el que me pondré hoy en la noche para la cena que tendremos.

—Ya lo se ,ya lo se, no es necesario que me lo repitas—. Observo el reloj de la pared y son las nueve de la mañana me levanté tarde, todo por no dormirme temprano y estar pensando otra vez en Alexander y su seductora voz —. Me voy a dar un baño de burbujas, porque a las once me veré con el amor de mi vida—. La emoción que siento me hace estar temblorosa—, parece que estoy soñando, hace un par de días solo lo veía en la televisión y ahora estoy por tener mi primera cita con él.

—No cabe duda que los sueños se cumplen y el tuyo se cumplió por desearlo de corazón—, Marlene esta igual de emocionada que yo y no es para menos, era algo que ambas llevábamos anhelando —, te dije que sería imposible que a papi Alexander no le encantaras, ahora lárgate a lavarte bien esa vagina porque quien sabe y talvez hoy la estrenes .

—¡Oye! —, le digo aventándole una pantufla, pero ella la esquiva y solo sonríe con picardía.

Después de una hora estoy lista, opté por unos vaqueros de mezclilla hasta la cintura, una blusa manga larga en color verde oscuro con flores blancas, con una cinta en el cuello donde le hice un moño, la terminación de las mangas de la blusa es acampanada. Se me ajusta muy bien, lo complementé con unos tacones cerrados en color café y bolsa del mismo color, solté mi cabello y me hice unas hondas en él, el resultado me encanta.

—¿Cómo me veo?

—Era mejor que llevaras un vestido, por si las ganas les ganan y lo quieren hacer en el baño o el auto, con el vestido será difícil, pero haya tu—. La mira por el espejo con desaprobación.

—No quiero perder mi virginidad en un baño o auto Marlene, dime como me veo.

—Te ves hermosa, pero insisto en que ….

Mi teléfono empieza a soñar y Marlene es la que responde, me hace de señas con las manos y se acerca apresurada a mi.

—Enseguida te la paso —, me da el teléfono—. Es Alexander —, me dice en voz baja y yo solo doy pequeños brincos en mi lugar, respiro profundo antes de responder ,mientras a mi amiga le brillan los ojos emocionada.

—Alexander

—Xiomara, te pido que me disculpes pero tendremos que dejar el café para otro momento, me surgieron cosas que —, se toma el tiempo para terminar de hablar, mientras mi sonrisa se borra por completo de mis labios y un nudo se forma en mi garganta, Marlene me mira y hace ademanes con las manos para preguntarme que pasa y yo solo niego—. De verdad lo siento, te prometo que lo recompensaré no acostumbro hacer estos desplantes. Es algo que debo solucionar hoy mismo.

—No… no te preocupes yo, yo aun no me había arreglado, estaba por hacerlo —, no lo puedo evitar y las lágrimas escurren y humedecen mis mejillas —, gracias por avisarme y adiós.

Me siento la mujer más estúpida del universo entero, me a cancelado la cita media hora antes y yo siento como si me hubieran dejado plantada en el altar, nunca lo he experimentado pero me han contado como se siente y así me siento. Marlene intenta calmarme pero no puedo, me siento avergonzada , patética y estúpida.

Mi amiga comprende que nada de lo que me diga hará que me sienta mejor y solo me hace compañía en silencio, no me doy cuenta en que momento me quedo dormida.

Escucho una voz muy a lo lejos, pero no le tomo importancia, me aferro más a lo que sea que tenga abrazado y sigo durmiendo.

Segundos después me sacuden con agresividad y yo abro los ojos y me cubro con la almohada que tenía abrazada pues ahora me doy cuenta que era a lo que me aferraba. La luz de la habitación me molesta.

—Vamos Amy levántate, se te hará tarde, ya no tarda en que lleguen los invitados de tu papá.

—No quiero—,gruño —, no tengo ánimos de nada.

—Pues te aguantas y te cambias, tu papá ya esta en la casa—, eso basta para que me levante—. Toma aquí esta el vestido que elegiste y apresúrate porque se hace tarde .

—¿Tú no te arreglaras?

—¿Y convivir toda la noche con gente que se cree la divina garza? Hay no que flojera, me voy estamos afinando detalles de la cena.

Me levanto a regañadientes y comienzo a cambiarme, no tengo ánimos de nada, solo quiero volver a dormir, no quiero pensar en Alexander y en nuestra cita fallida pero me es imposible, coloco el vestido en mi cuerpo, es ajustado, hombros descubiertos y fruncido en la parte del busto, su color es marrón y las mangas son largas, el corte es de sirena pero la falda me llega hasta los tobillos, tiene una transparencia desde las piernas hasta los tobillos, el forro de abajo no permite ver de más. Zapatos del mismo color del vestido y de peinado una media cola alta, dejando que las hondas sueltas le den realce y volumen a mi cabello.

Me encargo de que el color de mis ojos resalten con el maquillaje y colocó gloss en mis labios.

Bajo las escaleras sin ganas absolutas, Marlene me ve con una sonrisa y afirma que le ha gustado mi atuendo.

—Te ves bellísima, pero cambia ese cara, tu papá se dará cuenta de que algo te pasa, vamos Amy, no lo hechos a perder el se mira muy feliz con esta cena, hasta mi mamá y yo nos hemos preocupado por él, tanta alegría no puede ser normal.

Mi papá nos interrumpe y confirmo lo que Marlene me dijo, mi papá irradia felicidad y yo solo quiero saber el motivo de esta.

—Mi vida estas hermosa, nuestros invitados ya no tardan en venir, no te desesperes—. Me dice y yo deseo que no vengan, “perdóname papá”.

Sonrío a duras penas y nos dirigimos a la sala, el timbre suena, anunciando la llegada de los invitados. Me levanto de mi cómodo sillón junto a mi papá y esperamos a que hagan presencia en la sala, un señor como la edad de mi papá me atrevería a decir que un poco más entra acompañado de una señora muy hermosa de unos cincuenta años, me quedo de piedra cuando detrás de ellos aparece Alexander con el ceño fruncido, como si estar en este lugar no le fuera agradable, lo noto tenso, sus ojos negros como la noche se encuentran con los míos y lo hacen detenerse abruptamente, igual que yo él esta sorprendido.

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