Siento una rabia en mi ser, aprieto con fuerza las sábanas que tengo en entre mis manos, las palabras de Agustín me calaron en lo más profundo del pecho, quise preguntarle, quise suplicarle que me explicara a que se refería con que Alexander probablemente y anunciaría su boda, el porqué esta tan seguro que ya me olvidó. Tiene toda la razón en decir que no puedo seguir viviendo en sus recuerdos, que no vale la pena seguir amándolo ¿pero como le hago si lo amo tanto que duele?. Después de restregarme en la cara que Alexander ya me había olvidado, regresamos a casa, Agustín por supuesto se fue furioso y ya no me dirigió la palabra. ¡Carajos! Ahora solo puedo llorar como tonta , frustrada y enojada conmigo misma. La puerta se abre y Marlene entra a mi habitación, rápidamente limpio todo rastro de lágrimas en mis mejillas. —¿Cómo te fue con Agustín? Cuenta, cuenta que tal desempeño tiene en la cama—Se sube a la cama emocionada, esperando a que le de lujo de detalles de mi encuent
Una gran tristeza me invade, me siento decepcionada, no se el porque pero hoy es el peor día de mi vida, camino por un pasillo largo, largo y llego a una puerta, miro las llaves en mis manos, supongo que son para abrirla. Entro a ese lugar y voy a la cocina, me detengo cuando miro las ventanas abiertas y como las cortinas se hondean llenado aquel lugar de un aire estremecedor.El timbre me hace mirar hacia la puerta, algo dentro de mi dice que no abra, a pasos lentos llego hacia ella, observo por la mirilla y me alejo con rapidez, escucho como comienzan a golpearla una y otra vez, corro hacia alguna de las habitaciones que hay en ese lugar y en la primer persona que pienso es en Alexander, no comprendo que le digo , me es difícil entenderme. Me escondo bajo la cama pero sin éxito soy sujetada de los pies y arrastrada fuera de ella , grito, pataleo, araño para que esos hombres me suelten pero es inútil.Mi cuerpo y rostro arden debido a los golpes que he recibido, un dolor insoporta
Capítulo 1 POV Amy Xiomara El delicioso sabor del chocolate llega a mi paladar y me hace soltar un placentero gemido, hoy amaneció en mi mesa de noche aun lado de mi cama una hermosa caja de chocolates, mis favoritos, sonreí porque se quien entró a mi habitación aprovechando que estaba dormida y los dejó, sabía perfectamente que con ese regalo mi enojo quedaría en el olvido y como no hacerlo si el chocolate es lo que más me gusta en este mundo, bueno, la segunda cosa que más me gusta ya que el primer lugar lo ocupa él, ese hombre que me roba suspiros con solo mirarlo en la televisión, ese que provoca que mi frágil corazón se acelere con tan solo escuchar su voz y que hace que el aire me falte en los pulmones, Alexander Santana Toto un magnate hombre de negocios dueño de la compañía de teléfonos móviles más importantes, Air Voice ; un hombre tan hermoso y sexy que roba suspiros a toda mujer que se cruce en su camino, estoy más que segura de eso; alto, piel blanca, ojos negros int
Marlene comienza a reír y me lanza una almohada, yo imito su acción.—Que sucia eres, solo esperas un par de provocaciones mías y te vas como hilo de media ante tus pensamientos lascivos—, entrecierra los ojos y hace una mueca de indignación fingida—, no puedo con tanta falta de pudor.—No me culpes, pero créeme que si lo tuviera enfrente y me pidiera acostarme con él yo no declinaría su oferta, por el contrario me entregaría completamente a él sin reservas, ese hombre me gusta me gusta mucho y no me quiero ni imaginar lo que es sentirse entre sus brazos porque es muy temprano para autocomplacerme, además quisiera sentir dedos varoniles dándome placer y ya no los míos —, con Marlene puedo expresarme sin problema alguno , a ella le cuento todo lo que siento y lo que me pasa ,además que en ciertas ocasiones ella sin vergüenza me platica sus encuentros ,por que sí, a pesar de estar con sobrepeso tiene más actividad sexual que yo, lo mío es solo acariciar mi sexo y listo, no más y es que
—Oye ¿te encuentras bien? ¿Vienes con alguien?—. Hace preguntas buscando mi rostro, pues es muy alto para mi, preguntas que no puedo responder, no en este momento y solo me aferro con fuerza a su saco y mantengo mi mirada en su pecho. ¡Mi respiración esta descontrolada! Debo controlarme, debo hacerlo, la impresión es demasiada, justo hoy, en este lugar, en este momento y en estas circunstancias. ¿Por qué? Me debo de ver fatal, pude haber escogido alguna otra ropa que me favoreciera, debí arreglarme más, maquillarme, hacerme algún peinado, no recuerdo haberme cepillado mis dientes. Una avalancha de pensamientos llegan a mi mente, se supone que deben ser para calmarme pero hacen todo lo contrario. Siento que voy a desmayarme y no quiero que pase no frente a él no con él, me repito que soy fuerte y que tengo que aprovechar este momento, me digo que el destino no se equivoca y por algo hoy era el día indicado para conocerlo. ¿Por qué soy tan débil? Me reprocho. Siento una calidez
Llegamos a la casa y el chófer que ahora se que anda de amores con Marlene nos ayuda a llevar las bolsas, los dos suben para dejar todo a mi habitación mientras yo me entretengo en la cocina. —Hola a todas—, saludo, esta Tita la cocinera con sus dos hijas Fátima y Gregoria, son chicas de aproximadamente unos 15 años, sorprendidas me saludan. —Buenos días señorita ¿necesita algo? —¿No fueron a la escuela? —No, hoy no tuvimos clases —, responde Fátima con una sonrisa en los labios. —Bien, me podrías servir un poco de helado de chocolate por favor. —Claro que si enseguida. Mientras Fátima me sirve el helado, me siento a una lado de la barra, observo como en silencio trabajan, Gregoria pica un poco de jitomate y Tita hace una bolas de carne para después ponerlas en un bol, ambas se miran de reojo, las veo tensas y se que es por mi presencia y es que no están acostumbradas a tenerme en la cocina. —¿Y mi nana?—,pregunto cuando Fátima me coloca el pequeño tazón de helado fren
Creo que Dios se a apiadado de mi y de este loco corazón, mi pecho retumba ante los latidos de este mismo, no puedo estar más feliz y asombrada, tengo frente a mi a Alexander, esta vez vestido en un traje y corbata azul, camisa blanca y zapatos negros, todo le queda perfectamente, se ve elegante, atractivo y varonil. Mi garganta se a secado, su cabello está un poco despeinado a propósito dándole un toque relajado, pero por la forma en que esos ojos negros miran, da a entender que esta todo menos relajado. —¿Qué .. que haces aquí?—, inquiero y el sonríe, me derrito ante esa sonrisa tan sexy que tiene. ¡Cielos! —Creo que debería de preguntártelo yo ¿no crees?—, mete las manos a su bolsillo y relame sus labios. Respiro profundo antes de responderle, no puedo negar que tengo los nervios al mil, me están sudando los pies . ¡ Que asco! —¿Porqué? —Porque yo he venido varias veces a esta empresa y jamás te he visto, ayer te conocí y hoy estas aquí ¿ no era mejor que me llamaras?
Muchas gracias doctora, no se preocupe me cuidaré lo mejor posible.Salimos de la clínica y mi papá no dice nada, llegamos a un restaurante comemos muy rico y nos disponemos de regreso a casa, mi papá canceló todo en su empresa para pasar en resto de la tarde conmigo.—Hija sabes que tu eres lo más valiosa que tengo en la vida, cuando tu madre nos dejó para convertirse en un hermoso ángel, sentí que el mundo a mis pies se abría y me tragaba para soltarme en un inmenso abismo. Los primeros días me sentía muerto en vida, dolía, dolía demasiado y aun duele, porque me hace mucha falta—. Un par de lágrimas resbalaron por sus mejillas y yo no dude en limpiarlas—. Pensar en que también te puedo perder me llena de angustia, de miedo, si pudiera darte mi corazón no lo dudaría, pero ya esta viejo y cansado, solo quiero que vivas, que vivas mucho y disfrutes al máximo en este vasto mundo, que te cases y que me des nietos tantos como quieras. Pero vivo temeroso qué mis deseos no se hagan reali