—Oye ¿te encuentras bien? ¿Vienes con alguien?—. Hace preguntas buscando mi rostro, pues es muy alto para mi, preguntas que no puedo responder, no en este momento y solo me aferro con fuerza a su saco y mantengo mi mirada en su pecho.
¡Mi respiración esta descontrolada! Debo controlarme, debo hacerlo, la impresión es demasiada, justo hoy, en este lugar, en este momento y en estas circunstancias. ¿Por qué? Me debo de ver fatal, pude haber escogido alguna otra ropa que me favoreciera, debí arreglarme más, maquillarme, hacerme algún peinado, no recuerdo haberme cepillado mis dientes. Una avalancha de pensamientos llegan a mi mente, se supone que deben ser para calmarme pero hacen todo lo contrario. Siento que voy a desmayarme y no quiero que pase no frente a él no con él, me repito que soy fuerte y que tengo que aprovechar este momento, me digo que el destino no se equivoca y por algo hoy era el día indicado para conocerlo. ¿Por qué soy tan débil? Me reprocho. Siento una calidez en mis manos, unas pequeñas caricias en forma de círculos en mis nudillos, una respiración pausada y los latidos de un corazón que no es el mío, me llena de calma, son lentos pero sonoros y me dan tranquilidad . De un momento a otro vuelvo a la realidad y mi mente se despeja de los absurdos y abrumadores pensamientos, observo que estoy en otro lugar y que estoy recargada casi abrazada en algo muy cómodo, bajo la mirada hacía mi mano donde siento las caricias y veo como su mano grande y venuda me acaricia. Abro los ojos a más no poder y me alejo de él lo más rápido que puedo, no es que su cercanía me desagrade si no todo lo contrario, hace que mi vientre se sienta extraño pues si así tiene las manos con las venas marcadas no quiero mi imaginar como tendrá el paquete….. ¡que son estos pensamientos! Lo observo avergonzada, me doy cuenta que estamos en una tienda de ropa pero solo estamos los dos sentados en un sillón, no hay nadie más a nuestro alrededor. ¿Me desmayé? —¿Te encuentras mejor?—, pregunta, quiero responder pero el me interrumpe —.¿ Eres muda?—, su pregunta me descoloca y cuando no creo poder sentirme más avergonzada justo me dice esto. —Lo.. lo siento —, logro decir, tomo aire, cierro los ojos y los vuelvo abrir —, no soy muda, estoy tan apenada por lo sucedido yo… —Tranquila ahora se que no lo eres y estas bien es lo que importa, te ofrezco una disculpa, no me di cuenta venía hablando por teléfono y terminé lastimándote—. Me explica y yo solo veo como mueve sus labios, escucho que se aclara la garganta, subo mi mirada a sus ojos y el la desvía, ¿incomodo?. —También fue mi culpa por estar distraída, soy Xiomara—, me presento y el levanta su mano para estrecharla con la mía, al sentir la suavidad de su piel siento tanto deseo de abalanzarme sobre el y besarlo, abrazarlo y pedirle que no me suelte. —Soy Alexander —, dice con el ceño ligeramente fruncido—. Mucho gusto . —El gusto es mío —, sonrío, pero el sigue mirándome serio, borro mi sonrisa y me levanto del sillón, es momento de marcharme, un poco decepcionada porque no es lo que esperaba, pero ¿Qué puedo pedir? Me es difícil descifrar que impresión le causé, pues me es indescifrable su expresión en su rostro. Se levanta de igual forma y tengo que levantar bien el rostro para poder verlo porque es muy alto, intimidante, pero me encanta, me fascina ,me aloca. Muerdo mi labio inferior, me siento tan pequeña frente a este semejante monumento de hombre, pero tan extasiada por lo que esos brazos, ese cuerpo puedan hacerme. —Agradezco lo que haz hecho por mi—, él me da mi bolso y yo lo tomo con calma, esperando a que talvez y se anime a pedir mi contacto pero cuando veo que eso no pasa comienzo a caminar—. Adiós Alexander—, me despido sin voltearlo a ver y con el corazón roto, porque tal vez y no soy de su tipo. ¡No me importa, haré que lo sea! De ahora en adelante donde sea que pise Alexander Santana Toto estaré yo, estoy dispuesta a seducirlo, a enamorarlo, el tiene que ser para mi, porque yo lo quiero, porque he esperado tanto tiempo para este encuentro y porque ahora que lo he tenido frente a frente es mucho mas de lo que yo imaginaba o llegué a mirar en la televisión. Y lo que sentí al tenerlo cerca fue hermoso e inigualable. Para la próxima ocasión estaré preparada y no me comportaré como una tonta así como hoy. Camino sintiendo una opresión en el pecho, veo unos hombres afuera de la tienda que supongo es su seguridad, las encargadas solo me miran y me sonríen gesto que yo devuelvo. Cuando estoy por poner un pie fuera escucho su voz . —Xiomara—, pronuncia mi nombre y me llena de felicidad escucharlo de sus labios. Trato de no perder la compostura, debo de comportarme a la altura de un hombre como él, me pasa que se me olvidan los modales y me comporto como cuando estoy con Marlene. Me detengo y volteo en su dirección. —¿Sí? —¿Si gustas puedo llevarte a tu casa?—. Termina de llegar hasta a mi pero se para a una distancia prudente, aunque me agrade la idea algo dentro de mi me dice que no acepte y es que la forma en que me mira es extraña y me hace sentir incómoda, es como si no quisiera, pero a la vez si. —Es muy amable de tu parte Alexander, pero muchas gracias vendrán por mi—. Con todo el pesar de mi corazón rechazo su oferta, el levanta ambas cejas sorprendido por mi rechazo. Sonrío, ¿así que no esta acostumbrado a que lo rechacen?, digo en mis adentros y es que ¿Quién en su sano juicio rechazaría a un hombre como él?; solo yo , por el simple echo en que no me agrada que se vea forzado a ser caballeroso cuando no le nace. Se acerca a mi un poco más sin dejar de mirarme a los ojos, pero ahora que tengo un poco de control en mis emociones no bajo la mirada lo siguiente que pregunta me llena de regocijo y me da una esperanza. —¿Tú novio? —No —, respondo sin agregar nada más, el asiente, se moja los labios y mira a su alrededor como pensado en lo siguiente que dirá. —Hay una cafetería por aquí cerca no se si ….. Los malditos gritos de Marlene lo interrumpen, giro hacia donde provienen los gritos y la veo en la entrada, haciéndome ademanes con la mano. —Lo siento han llegado por mi —, le sonrío avergonzada y sin esperar respuesta me doy la vuelta y comienzo a caminar en dirección a Marlene haciéndole seña con el dedo índice a que guarde silencio, pero es inútil no me hace caso—. ¿Qué rayos te pasa? ¿ deja de gritar así? —Te estuve marcando y no contestabas y luego te vi parada ahí —Estaba platicando con alguien —¿Con quien?—. Pregunta mientras la sostengo del brazo y nos dirigimos hacia el carro. —Es que en verdad eres una inoportuna, detesto cuando te comportas de esta forma—, le digo exasperada pues echó a perder mi oportunidad de seguir conociendo a Alexander “ me estaba invitando a tomar un café , maldición”. —Puedes calmarte ¿Quién es esa persona , para que te pongas así? —Buenos días y disculpe por interrumpirla, pero le envían esto—. El hombre que se que es uno de los guardaespaldas de Alexander me da una pequeña tarjeta, la tomo y la leo, es su número de teléfono y no es el de la empresa si no su número personal pues esta escrito con pluma por aparte Lo busco con la mirada y lo veo a lo lejos que esta por subirse a su auto esta por hacerlo pero antes mira en mi dirección por un momento y a pesar de la distancia siento el peso de ella. —El —,termino respondiendo a la pregunta de Marlene que me hizo hace poco—, Alexander Santana Toto—. Marlene mira hacia donde mis ojos mantienen la vista y se queda con la boca abierta. ¡Wow! En mi cabeza se asen infinidad de escenarios, desde noviazgo, casamiento y hasta hijos, soy muy ridícula lo sé, pero soy así, intensa, dramática, soñadora. Espero en el fondo de mi corazón que le haya causado una buena impresión. —Soy una estúpida, soy una estúpida, no me voy a cansar de decirlo, lo eché a perder—.Marlene lleva media hora lamentándose, vamos camino a casa y desde que subimos al auto no ha hecho otra cosa que pedir disculpas y maldecir, ella está como yo aún sin poder creerlo. —No voy a decirte lo contrario, en estos momentos quizás estaría tomando un café con él en algún lugar, conociéndonos más, pero no más sin embargo voy aquí, escuchando tus lamentos—, le reprocho y ella hace un puchero. —Te juro que no lo vi, solo te miré a ti de espaldas, esos malditos maniquíes no me dejaron ver más haya.Llegamos a la casa y el chófer que ahora se que anda de amores con Marlene nos ayuda a llevar las bolsas, los dos suben para dejar todo a mi habitación mientras yo me entretengo en la cocina. —Hola a todas—, saludo, esta Tita la cocinera con sus dos hijas Fátima y Gregoria, son chicas de aproximadamente unos 15 años, sorprendidas me saludan. —Buenos días señorita ¿necesita algo? —¿No fueron a la escuela? —No, hoy no tuvimos clases —, responde Fátima con una sonrisa en los labios. —Bien, me podrías servir un poco de helado de chocolate por favor. —Claro que si enseguida. Mientras Fátima me sirve el helado, me siento a una lado de la barra, observo como en silencio trabajan, Gregoria pica un poco de jitomate y Tita hace una bolas de carne para después ponerlas en un bol, ambas se miran de reojo, las veo tensas y se que es por mi presencia y es que no están acostumbradas a tenerme en la cocina. —¿Y mi nana?—,pregunto cuando Fátima me coloca el pequeño tazón de helado fren
Creo que Dios se a apiadado de mi y de este loco corazón, mi pecho retumba ante los latidos de este mismo, no puedo estar más feliz y asombrada, tengo frente a mi a Alexander, esta vez vestido en un traje y corbata azul, camisa blanca y zapatos negros, todo le queda perfectamente, se ve elegante, atractivo y varonil. Mi garganta se a secado, su cabello está un poco despeinado a propósito dándole un toque relajado, pero por la forma en que esos ojos negros miran, da a entender que esta todo menos relajado. —¿Qué .. que haces aquí?—, inquiero y el sonríe, me derrito ante esa sonrisa tan sexy que tiene. ¡Cielos! —Creo que debería de preguntártelo yo ¿no crees?—, mete las manos a su bolsillo y relame sus labios. Respiro profundo antes de responderle, no puedo negar que tengo los nervios al mil, me están sudando los pies . ¡ Que asco! —¿Porqué? —Porque yo he venido varias veces a esta empresa y jamás te he visto, ayer te conocí y hoy estas aquí ¿ no era mejor que me llamaras?
Muchas gracias doctora, no se preocupe me cuidaré lo mejor posible.Salimos de la clínica y mi papá no dice nada, llegamos a un restaurante comemos muy rico y nos disponemos de regreso a casa, mi papá canceló todo en su empresa para pasar en resto de la tarde conmigo.—Hija sabes que tu eres lo más valiosa que tengo en la vida, cuando tu madre nos dejó para convertirse en un hermoso ángel, sentí que el mundo a mis pies se abría y me tragaba para soltarme en un inmenso abismo. Los primeros días me sentía muerto en vida, dolía, dolía demasiado y aun duele, porque me hace mucha falta—. Un par de lágrimas resbalaron por sus mejillas y yo no dude en limpiarlas—. Pensar en que también te puedo perder me llena de angustia, de miedo, si pudiera darte mi corazón no lo dudaría, pero ya esta viejo y cansado, solo quiero que vivas, que vivas mucho y disfrutes al máximo en este vasto mundo, que te cases y que me des nietos tantos como quieras. Pero vivo temeroso qué mis deseos no se hagan reali
POVAlexander La mañana fresca me recibe como todos los días, apago la alarma que no deja de sonar desde hace diez minutos, solo dormí un par de horas, conciliar el sueño se me hizo imposible. Toda la culpa la tiene esa mujer que conocí hace días, se ha metido en mis pensamientos y no quiere abandonarlos. Un hombre exitoso y millonario como yo, esta rodeado de todo tipo de personas, unas buenas otras malas, unas sinceras otras falsas , que decir de las mujeres , se ofrecen como mujeres de lupanar, sin importar perder su dignidad y el respeto, solo por obtener una buena posición o atrapar a el mejor postor. Por un tiempo me perdí entre sus placeres no lo voy a negar, pero con el tiempo y con todo lo que he vivido puedo decir que hoy a mis treinta y dos años estoy cansado de eso y de no encontrar alguien que se muestre tal cual, que no aparente algo que está muy lejos de ser. Que ame, que ame intensamente como yo deseo hacerlo.Ahora estoy en un dilema, esos ojos azules maldita
En el auto voy pensando con frustración en lo que tendré que soportar en la cena con Teodoro y su hija, pero no me queda de otra, cuando mi madre se de cuenta que lo que decía era cierto no podrá obligarme a nada. Mis padres son los únicos que tienen cierta influencia en mis decisiones, se que sin importar la edad que tenga ellos seguirán metiéndose en mis asuntos, me causa estrés, pero al final soy yo el que tome la decisión respecto a mi vida. Y ellos terminan en aceptarla. —¿En que tanto piensas?—. Pregunta Arthur que es quien va de copiloto, me voltea a mirar con una sonrisa. —Complaceré a mi madre con su propuesta . —¿Aceptaste casarte con la hija de Teodoro Saenz?—, Inquiere con las cejas levantadas, sorprendido. —No , pero la conoceré hoy por la noche. —¿Y que te preocupa entonces?¿ que termines enamorado de ella?—. Expresó con burla, Armad comenzó a reírse el conducía el auto, pero eso no le impidió ir atento a nuestra conversación, mis ojos lo aniquilaron. —N
Vamos en el auto detrás de ella, me he desviado de mi rumbo y ahora voy detrás de una mujer de la que no se ni su nombre, pero algo en ella me atrae, es sencilla y su léxico es coloquial, se expresa diferente, me dice palabras que no entiendo, puedo deducir con seguridad que es una persona de bajos recursos. La observo entrar a una calle empedrada en mal estado, baches con agua y demás. Se detiene frente a una casa en mal estado, que no tiene puerta, solo una cortina vieja, Armad se estaciona detrás. —Este lugar no me gusta nada —, lo escucho decir y me observa por el retrovisor. —Igual a mi —, se le une Arthur—. Bajaremos contigo. —Ya les dije que no. —Nos pagan por tu seguridad Alexander así que no esta en discusión . —Quien les paga soy yo así que no, no quiero que vayan conmigo, llamaré mucho la atención—, Arthur sonríe y niega con la cabeza. —¿Ya te viste? ¿Ya viste el lugar?, obvio llamaras la atención. No quiero discutir más con ellos porque veo como la mujer esta parada
La observo acercarse a pasos lentos hacia Teodoro, él tiene una gran sonrisa en el rostro, la mira con orgullo y mucho amor. Noto como ella suspira con pesadez, desde que desvió su mirada no la ha vuelto a levantar hacia mi dirección. Nunca se me cruzó por la cabeza pensar en las posibilidades de que Xiomara fuera hija de Teodoro, ahora entiendo el porqué estaba en su empresa, no se me cruzó por la cabeza saber más de ella, me bastó con solo saber su nombre. —Ella es mi más preciado tesoro— su padre la presenta ante los míos y por la expresión en ellos se que han quedado encantados con ella, tanto como yo. Mi madre se presenta y la abraza besando ambas mejillas, Xiomara sonríe apenada, o mejor dicho Amy. Mi padre la abraza y la alaga por su belleza , mi madre rápidamente se gira en mi dirección y me pide que me acerque. —Mira te presento a Alexander, es hijo único como tu y de igual manera es mi mayor tesoro — nuestras miradas conectan por un momento, me aclaro la gargan
Las mejillas de Amy aun siguen con ese tono rosa, desde que entramos no me ha dirigido la mirada, su la nana nos encontró besándonos, le causó vergüenza y aunque la señora se disculpó y desapareció ella no dejaba de temblar y respirar con dificultad. Tomamos asiento hasta que se tranquilizó. Nos avisaron que la cena ya estaba servida y entramos. Ahora llevamos más media hora entra platicas y risas, pero en ninguna me ha siquiera mirado, me molesta. —Cuéntame Amy ¿tienes pensado quedar al frente de la empresa de Teodoro cuando el ya no pueda?—Le digo lo primero que se me viene a la cabeza para llamar su atención. Mis palabras han tomado por sorpresa a todos, se quedan callados esperando a que Amy responda. —Bueno, pues ese es el plan —Me dice tomándose su tiempo para responderme , pensando en cada palabra que dirán esos encantadores labios—pero uno nunca sabe, hoy puedo estar aquí mañana talvez no y tenga mi padre que buscar a otro sucesor. No tenemos la vida comprada ni aunque tenga