Capítulo 31
Luciana levantó la vista y se encontró con esa escena.

Una joven chica, acababa de darse un baño… mientras tanto, la herida de Alejandro se había vuelto a abrir.

Estaba claro lo que había pasado, ya fuera anoche o hace apenas unos momentos.

—Doctora, revisando al paciente tan temprano —comentó Mónica, con una mano sobre el pecho, sonriendo de forma suave y amable—. Gracias por tomarse la molestia.

De repente, Luciana soltó una carcajada y respondió con ironía.

—De nada.

Con calma, Luciana añadió un par de puntos más a la herida que se había abierto.

—Les aviso que, dadas las condiciones del paciente, no es recomendable tener relaciones —dijo Luciana, sin rodeos, mientras trabajaba con precisión—. Incluso si la iniciativa la toma la mujer, tampoco es adecuado.

Hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran, y luego añadió:

—Si la herida se abre de nuevo, podría empeorar. Si eso lleva a un absceso en la cavidad abdominal, la vida del paciente estaría en peligro. Así que, ¿qué prefieren
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