Cuando llegamos a la casa, mi madre corrió hacia mí y me abrazó fuertemente. Yo le di un dulce beso en la coronilla.—¿Por qué me preocupas tanto? ¿Es tan difícil llamarme? No pude dormir en toda la noche —me regañó.Yo la abracé y la llené de besos.—Tu hijo no es capaz de dejarlas solas. Te recuerdo que un día te prometí que siempre estaría contigo, ¿por qué tienes esos malos pensamientos? —le pregunté.Mi madre se apartó de mí y miró a Nerea.—¿Tu hermano? —le preguntó mamá a Nerea. Ella negó con la cabeza.—Es mi hijo —le contestó ella.Mamá me miró a mí y yo asentí. No pude evitar reírme un poco; era un tanto extraordinario pensar en Nerea como una madre, pero por lo que he visto es una muy buena.—El niño no se parece a ti —le dijo mi madre. Ella sonrió y asintió.—Se parece al papá —contestó.Yo miré a Nerea y era cierto. Denis era rubio, con los ojos verdes, piel bastante clara, todo lo contrario a Nerea: morena, piel bronceada y ojos marrones.—¿Y dónde está el papá? —le preg
Llegué a casa un poco enfadada, ¡Mikhail era un imbécil! ¡Su enorme cabeza no servía para pensar!—¿Y ahora tú qué tienes? —me preguntó mi hermana.Yo la miré de arriba abajo, tenía un enorme chupetón en el cuello.—Dile a Vladislav que no te haga eso, ¡se ve horrible! —le señalé el cuello y ella se lo tapó con la mano.—¿Cómo sabes que fue él? —me recriminó. Yo me encogí de hombros.—Soy una bruja, pensé que ya lo sabías. — le dije.Denis se acercó y miró a su tía.—¿Qué te pasó en el cuello? —le preguntó.Yo sonreí y ella puso los ojos en blanco.—La picó un animal llamado Vladislav. — le dije con una sonrisa.Denis puso mala cara.—¡Qué asco! Deberías ir al hospital —le dijo Denis. Pau me fulminó con la mirada, esto era tan divertido.—Sí... yo iré más tarde —le dijo y Denis se fue a su habitación.—Y cuéntame, ¿cómo te fue con él? Por tu cara veo que mal —me preguntó ella muy interesada.—¡Pues te equivocas! Me fue excelente, como me va con todos mis clientes. — le respondi lo mas
Me senté a desayunar con Vladislav. Hoy Nerea iba a trabajar conmigo aquí en casa, ya que yo tenía que solucionar otras cosas y no podía ir a su casa.— ¿Ya le dijiste? — Me preguntó Vlad. Yo negué con la cabeza.— He decidido invitar a Pía. Ella necesita distraerse un poco — le contesté.Vlad me miró con decepción y después negó con la cabeza.— Tú también necesitas hacerlo, y no creo que lo hagas en compañía de esa mujer. Ella es linda, sí, pero no es mujer para ti. Te he visto más relajado peleando con Nerea que hablando con Pía — me dijo.Tomé un poco de café y seguí desayunando. Yo no tenía por qué darle explicaciones a Vladislav sobre las decisiones que tomaba para mi vida.— Nerea puede ayudarte a olvidar a Muriel — me dijo.Yo le di un gran golpe a la mesa y Vladislav se quedó en silencio de inmediato. Eso que había dicho estaba totalmente fuera de lugar. Yo jamás olvidaría a Muriel, ella es la madre de mi hija.— Yo no quiero olvidar a Muriel. Te recuerdo que ella es la madre
Cuando salí de la habitación, Vladislav estaba afuera esperando. Él se acercó a mí y miró mi cuello. Yo le sonreí un poco. No quería que se preocupara.—¿Estás bien? —me preguntó con preocupación. Después salió Mikhail y él arrugó el entrecejo. Yo me di la vuelta y comprendí el porqué de su expresión. Se veía a punto de explotar; la vena en su cuello estaba inflamada y su rostro, rojo de furia.—¿Mikha, estás bien? —le preguntó Vladislav lentamente. Yo le sonreí a Mikhail. Él me fulminó con la mirada; sus ojos, color plata líquida, brillaban de manera anómala. Definitivamente, lo había cabreado demasiado.—Voy a encontrar tu punto de quiebre y, cuando eso pase, voy a disfrutar jodiéndote —me dijo lentamente. Yo me mordí el labio inferior. Este tipo, tonto y a la vez tan agresivo, era un pequeño animalito frente a mí.—Puedes intentarlo, pero yo... ya encontré el tuyo y te voy a joder cuántas veces quiera —le dije con una sonrisa en los labios.Mikhail se acercó a mí y me apretó el bra
Pia me miraba con la boca ligeramente abierta. Hasta yo estaba un poco sorprendido por lo que había hecho.—Voy a salir. Si necesitas algo, se lo puedes pedir a Vladislav. Él estará a tus órdenes —le dije.Ella intentó acercarse, pero se detuvo a medio camino.—Muchas gracias por su ayuda. Y sobre lo que ella dijo, es todo mentira. Yo solo estoy agradecida por lo bueno que ha sido conmigo —dijo.Se veía a punto de llorar. La verdad, no me gustaba ver a ninguna mujer llorar, me desesperaba.—¡Mikhail! Esa mujer no quiero que vuelva a regresar aquí —gritó mi madre. Respiré profundo, me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla.—Ella sí volverá. Ahora me voy, tengo un asunto pendiente por resolver —le dije.Dejé a mi madre con la cólera por el cielo y fui en busca de Vladislav. Lo encontré en el jardín, estaba fumando. Hacía mucho que no me fumaba un cigarrillo.—Dame uno —le pedí. Él levantó la ceja y buscó uno en su chaqueta.—Pensé que lo habías dejado —dijo.Me encogí de hombros.
Llegué a casa con rabia, aparqué el coche en la entrada, tomé el vaso y me bajé. Vladislav me miró con el ceño fruncido.Me acerqué a él y le entregué el vaso. Él lo miró y después volvió a mirarme a mí.—¿Qué carajos hago con esto? —me preguntó. Yo me encogí de hombros. Si tenía esa cosa otro minuto en mis manos, iba a terminar tirándolo al terrario, y no quería ser tan bastardo.—Una vez me dijiste que querías una mascota. Pues te he traído una, deberías estar feliz —le dije.Vladislav negó con la cabeza.—¿Y la camisa? ¿La diste a cambio del ratón? —me preguntó con burla. Yo no le respondí nada y entré a la casa.—¿Dónde estabas? ¿Estabas con esa mujer, no? —me preguntó mamá. Yo me acerqué a ella, la cargué y le di un par de besos.—Hoy te ves más hermosa —le dije.Ella me dio un par de golpes en el pecho para que la bajara.—¿Vas a matarme? ¿Eso es lo que quieres? —me preguntó.Yo la bajé y le sonreí.—No, pero algún día pasará, así que voy a disfrutar de tus golpes todo lo que se
Metí a Pia al coche y yo me subí también, no esperé a que ella se pusiera el cinturón, yo arranqué inmediatamente. Esa mujer se había ganado el par de nalgadas, no quería hacerlo, pero ella me había obligado.— ¿Mikha, puedes ir más despacio? —me pidió.Yo miré a Pia y aceleré, en estos momentos no estaba para aguantar su llanto. Ya me tenía cansado, si era sincero.— No te preocupes, llegaremos bastante rápido, solo ponte el cinturón —le pedí.Ella asintió y se puso el cinturón de seguridad, yo prácticamente volé. Nerea me la iba a pagar, ¿cómo se le ocurría ponerse ese vestido? No sé si estaba alucinando, pero podía verle los pezones.Aceleré mucho más. Ahora Vlad también le conocía los pezones. Y si él los vio, todos allí también los verán.— Mikha, por favor, usted va muy rápido —me dijo Pia, suplicante.Yo la voltee a ver y le sonreí un poco, ella se veía muy asustada.— Solo quédate en silencio, por favor —le pedí.Ella abrió ligeramente la boca pero no dijo nada al respecto. Yo
Nerea salió con el bastardo para el jardín. Yo estaba muerto de la rabia, quería sacar mi arma y matar a todos los presentes. Respiré profundo e intenté calmarme. No podía hacer más nada en este momento, pero quería ir tras ellos y matar a ese hijo de puta, y con ella… hablaría. Sé que habrá alguna buena excusa para eso.— Voy al baño —me informó Pia. Yo solo asentí, la verdad es que no me interesaba a qué puto lugar vaya. Yo solo quería ir tras una persona, pero no podía hacerlo. Si iba tras ella, la iba a matar junto a ese bastardo. Dios, ya ni sabía qué era lo que realmente quería hacer en estos momentos.— ¿Quieres que llame a Vladislav? —me preguntó Salvatore. Yo no pude evitar reír. ¿Acaso Vlad era mi niñera? ¿Qué carajos le pasaba?— ¿De dónde los conoce, Nerea? —le pregunté otra vez, pero Salvatore no me dio respuesta alguna. Yo necesitaba aclarar todas mis dudas.— Nerea no es exclusiva de nadie, ella trabaja con cualquiera que le pueda pagar. Tal vez así es como lo conoce —m