Cuando salí de la habitación, Vladislav estaba afuera esperando. Él se acercó a mí y miró mi cuello. Yo le sonreí un poco. No quería que se preocupara.—¿Estás bien? —me preguntó con preocupación. Después salió Mikhail y él arrugó el entrecejo. Yo me di la vuelta y comprendí el porqué de su expresión. Se veía a punto de explotar; la vena en su cuello estaba inflamada y su rostro, rojo de furia.—¿Mikha, estás bien? —le preguntó Vladislav lentamente. Yo le sonreí a Mikhail. Él me fulminó con la mirada; sus ojos, color plata líquida, brillaban de manera anómala. Definitivamente, lo había cabreado demasiado.—Voy a encontrar tu punto de quiebre y, cuando eso pase, voy a disfrutar jodiéndote —me dijo lentamente. Yo me mordí el labio inferior. Este tipo, tonto y a la vez tan agresivo, era un pequeño animalito frente a mí.—Puedes intentarlo, pero yo... ya encontré el tuyo y te voy a joder cuántas veces quiera —le dije con una sonrisa en los labios.Mikhail se acercó a mí y me apretó el bra
Pia me miraba con la boca ligeramente abierta. Hasta yo estaba un poco sorprendido por lo que había hecho.—Voy a salir. Si necesitas algo, se lo puedes pedir a Vladislav. Él estará a tus órdenes —le dije.Ella intentó acercarse, pero se detuvo a medio camino.—Muchas gracias por su ayuda. Y sobre lo que ella dijo, es todo mentira. Yo solo estoy agradecida por lo bueno que ha sido conmigo —dijo.Se veía a punto de llorar. La verdad, no me gustaba ver a ninguna mujer llorar, me desesperaba.—¡Mikhail! Esa mujer no quiero que vuelva a regresar aquí —gritó mi madre. Respiré profundo, me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla.—Ella sí volverá. Ahora me voy, tengo un asunto pendiente por resolver —le dije.Dejé a mi madre con la cólera por el cielo y fui en busca de Vladislav. Lo encontré en el jardín, estaba fumando. Hacía mucho que no me fumaba un cigarrillo.—Dame uno —le pedí. Él levantó la ceja y buscó uno en su chaqueta.—Pensé que lo habías dejado —dijo.Me encogí de hombros.
Llegué a casa con rabia, aparqué el coche en la entrada, tomé el vaso y me bajé. Vladislav me miró con el ceño fruncido.Me acerqué a él y le entregué el vaso. Él lo miró y después volvió a mirarme a mí.—¿Qué carajos hago con esto? —me preguntó. Yo me encogí de hombros. Si tenía esa cosa otro minuto en mis manos, iba a terminar tirándolo al terrario, y no quería ser tan bastardo.—Una vez me dijiste que querías una mascota. Pues te he traído una, deberías estar feliz —le dije.Vladislav negó con la cabeza.—¿Y la camisa? ¿La diste a cambio del ratón? —me preguntó con burla. Yo no le respondí nada y entré a la casa.—¿Dónde estabas? ¿Estabas con esa mujer, no? —me preguntó mamá. Yo me acerqué a ella, la cargué y le di un par de besos.—Hoy te ves más hermosa —le dije.Ella me dio un par de golpes en el pecho para que la bajara.—¿Vas a matarme? ¿Eso es lo que quieres? —me preguntó.Yo la bajé y le sonreí.—No, pero algún día pasará, así que voy a disfrutar de tus golpes todo lo que se
Metí a Pia al coche y yo me subí también, no esperé a que ella se pusiera el cinturón, yo arranqué inmediatamente. Esa mujer se había ganado el par de nalgadas, no quería hacerlo, pero ella me había obligado.— ¿Mikha, puedes ir más despacio? —me pidió.Yo miré a Pia y aceleré, en estos momentos no estaba para aguantar su llanto. Ya me tenía cansado, si era sincero.— No te preocupes, llegaremos bastante rápido, solo ponte el cinturón —le pedí.Ella asintió y se puso el cinturón de seguridad, yo prácticamente volé. Nerea me la iba a pagar, ¿cómo se le ocurría ponerse ese vestido? No sé si estaba alucinando, pero podía verle los pezones.Aceleré mucho más. Ahora Vlad también le conocía los pezones. Y si él los vio, todos allí también los verán.— Mikha, por favor, usted va muy rápido —me dijo Pia, suplicante.Yo la voltee a ver y le sonreí un poco, ella se veía muy asustada.— Solo quédate en silencio, por favor —le pedí.Ella abrió ligeramente la boca pero no dijo nada al respecto. Yo
Nerea salió con el bastardo para el jardín. Yo estaba muerto de la rabia, quería sacar mi arma y matar a todos los presentes. Respiré profundo e intenté calmarme. No podía hacer más nada en este momento, pero quería ir tras ellos y matar a ese hijo de puta, y con ella… hablaría. Sé que habrá alguna buena excusa para eso.— Voy al baño —me informó Pia. Yo solo asentí, la verdad es que no me interesaba a qué puto lugar vaya. Yo solo quería ir tras una persona, pero no podía hacerlo. Si iba tras ella, la iba a matar junto a ese bastardo. Dios, ya ni sabía qué era lo que realmente quería hacer en estos momentos.— ¿Quieres que llame a Vladislav? —me preguntó Salvatore. Yo no pude evitar reír. ¿Acaso Vlad era mi niñera? ¿Qué carajos le pasaba?— ¿De dónde los conoce, Nerea? —le pregunté otra vez, pero Salvatore no me dio respuesta alguna. Yo necesitaba aclarar todas mis dudas.— Nerea no es exclusiva de nadie, ella trabaja con cualquiera que le pueda pagar. Tal vez así es como lo conoce —m
A la mañana siguiente, ya estaba haciendo todos los trámites para irme a Rusia. Estar aquí fue una completa pérdida de tiempo. Yo me había perdido en el camino, tenía que volver a ser yo.—¿Dónde está Nerea? —me preguntó Vladislav. Yo lo miré y me crucé de brazos; su tono me estaba cansando.—No lo sé, tal vez está follando con alguien —le respondí de mala gana.Vladislav me agarró del brazo y me miró a los ojos.—Sé que la tienes. Fabien me llamó y me dijo que ella se había ido contigo. Pau me llamó a preguntar por ella. ¿Dónde está? —volvió a preguntarme.Le sonreí a Vladislav y me solté de su agarre.—Está muerta, ella era cómplice de Belov. Tenía que morir —le respondí.La expresión de Vladislav cambió por completo. Era bastante increíble cómo le importaba Nerea.—¿Es una broma, verdad? ¿Tú... la mataste? ¿Estás loco? ¿Cómo carajo asumiste que ella era cómplice? ¡¿Acaso estás demente?! Dios santo, ¿y ahora cómo le digo a Pau eso? ¡Joder, el niño! ¿Pensaste en él? ¿Por qué haces es
La puerta se abrió y entró Mikhail con dos tipos. Yo los miré y les sonreí. Este tipo era demasiado imbécil como para ser un mafioso.—Ellos serán tus primeros clientes. Y sí, van a pagarte. Por eso no te preocupes; en este lugar, si no produces, no sirves. Así que bienvenida a tu nuevo trabajo —me dijo.Me reí, me levanté de la cama y lentamente me quité la chaqueta que tenía. Los dos tipos me miraron embobados. Uno de ellos se acercó a mí y empezó a lamer mi pecho. Era lo más asqueroso que había experimentado en mi vida, pero no iba a perder ante él. Miré al hombre, lo agarré del cabello y lo apreté más a mí. Miré a Mikhail y le sonreí.Cerré los ojos y gemí un poco. No le iba a dar el gusto de verme asqueada; le iba a demostrar todo lo contrario.—Qué delicioso —dije mientras miraba al otro hombre y lo llamaba. Este se acercó a mí, se arrodilló y metió mi otro pezón en su boca.—Debí ser puta en mi anterior vida, porque esto me gusta demasiado —le dije a Mikhail mientras apretaba a
Cuando regresé a casa, fui directo a mi habitación a mirar cuán grave era lo que ella me había hecho. Me miré en el espejo y era un pequeño corte, nada de qué preocuparse.La puerta de mi habitación se abrió. Volteé para ver quién era y era mi madre, que me miraba con el ceño fruncido. Ella se acercó a mí y observó el corte que tenía en el pómulo.— Dijiste que dejarías esta vida. Se supone que Alma crecería en un buen hogar, sin miedo, pero veo que solo fueron palabras vacías.Miré a otro lado, me sentía avergonzado por todo esto, por no ser lo suficientemente bueno.— Ella vivirá bien — le aseguré—. Y tú también — le dije.Mi madre se acercó a mí lentamente.— ¿Y cómo se supone que haremos eso? Desde que esa mujer apareció, volviste a ser el mismo. Se supone que ibas a cambiar, se lo prometiste a Muriel — me dijo ella con los ojos aguados.Tragué saliva. A Muriel le prometí tantas cosas, pero ella no estaba, y yo… era un desastre que trataba de llevar esto lo mejor que podía.— Esa