37

Me senté a desayunar con Vladislav. Hoy Nerea iba a trabajar conmigo aquí en casa, ya que yo tenía que solucionar otras cosas y no podía ir a su casa.

— ¿Ya le dijiste? — Me preguntó Vlad. Yo negué con la cabeza.

— He decidido invitar a Pía. Ella necesita distraerse un poco — le contesté.

Vlad me miró con decepción y después negó con la cabeza.

— Tú también necesitas hacerlo, y no creo que lo hagas en compañía de esa mujer. Ella es linda, sí, pero no es mujer para ti. Te he visto más relajado peleando con Nerea que hablando con Pía — me dijo.

Tomé un poco de café y seguí desayunando. Yo no tenía por qué darle explicaciones a Vladislav sobre las decisiones que tomaba para mi vida.

— Nerea puede ayudarte a olvidar a Muriel — me dijo.

Yo le di un gran golpe a la mesa y Vladislav se quedó en silencio de inmediato. Eso que había dicho estaba totalmente fuera de lugar. Yo jamás olvidaría a Muriel, ella es la madre de mi hija.

— Yo no quiero olvidar a Muriel. Te recuerdo que ella es la madre
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