Llegué de visita a casa de mis abuelos. Ellos, como era costumbre, me ignoraron por completo. Hoy había terminado mi año escolar con honores y quería mostrárselo, tal vez ellos se sientan orgullosos, tal vez si era el mejor, ellos llegarían a amarme.
Yo me acerque a mi abuela que estaba en el jardín y le enseñe mis notas. Ella tomo el trozo de papel, lo miro y después a mi.— al menos no eres un retrazado. — me dijo con disgusto.Yo respire profundamente, tenia rabia, mucha rabia.— ¿Por qué estás aquí? ¿Acaso De Santi ya se aburrió de ti? — me pregunto.Guardé las notas en el bolso. Me sentí decepcionado, había esperado algo que era obvio que no iba a pasar, yo era un tonto, uno que aun creía que había esperanza para mi.— Yo no tengo la culpa de lo que le pasó. ¿Por qué tienen que culparme de su muerte? ¡Yo solo era un bebé! Yo no la mate — le dije con la voz quebrada.Mi abuela me miró con rabia y me dio un golpe en la cara.— ¡Por ti ella murió! ¡Claro que tienes la culpa! ¡Eres un demonio! Un bastardo que no debería estar con vida — Me gritó con rabia y siguió golpeándome.Yo no dije ni hice nada, solo dejé que sacara su frustración conmigo. Si, tal vez era un monstruo, y si, yo no debería estar con vida, no lo merecía.*****Cuando llegué a la casa, Piero ya estaba allí, el me quedo mirando y sonrio.— Veo que tu abuela se está ablandando — Me dijo, mirando mi cara magullada.Yo me encogí de hombros.— La directora me llamó y me dijo que eres el mejor de toda la escuela. No sabía que hablabas tres idiomas. Según yo, nunca te he pagado clases de idiomas — Encogí de hombros otra vez.De nada me vale ser inteligente.— Puedo hacerlo solo, no soy un retrasado — le conteste.Sonrió y me entregó un pequeño paquete.— Espero que sepas apreciarlo — me dijo con una sonrisa.Esta era la primera vez que Piero me regalaba algo. Abrí el paquete y sonreí. Era una navaja con un hermoso mango dorado, y lo mejor era que tenía mi nombre en ella.— gracias — le dije con un atisbo de sonrisa.— ¿Quieres usarla? — Preguntó. Yo asentí sin preguntar en qué.— sígueme — me dijo.Yo lo seguí con entusiasmo, jamás pensé que el quisiera hacer algo conmigo, era espectacular. Piero me llevo hasta los cuartos a los que tanto Mariano como yo teníamos prohibido entrar, de hecho, ni siquiera podíamos acercarnos.Cuando entramos en el suelo había un tipo desnudo amarrado de manos y pies, yo voltee a ver a Piero y este me sonrió de manera siniestra.— ¿Qué le harías? — Preguntó padre.Yo trague en seco, el tipo allí, estaba mirándome con terror.— Puedes deshacerte de él. Considera esto como un regalo por tus notas — me dijo.Empuñé la navaja con fuerza en la mano. El tipo me miraba con súplica de hecho estaba llorando.— Si te da miedo, puedes salir. Yo lo haré — me dijo con exasperación.Yo negué con la cabeza, si hacia lo que el me pedía, el iba a amarme como amaba a Mariano.— lo hare — le dije.Mire al hombre otra vez, y me lance a él, los gritos del hombre llenaban la habitación, pero no me detuve y termine lo que mi padre me había pedido. Me aleje y mire el despojo en el suelo, mis manos temblaban, yo… era…— ¡Perfecto! Eres bueno, niño — me dijo con alegría.Me mire, y todo yo estaba empapado en su sangre, tenía ganas de vomitar.— ¿Qué más le harías? — me pregunto.Miré a mi padre y él río.— ¡Estoy bromeando! ¡Vamos! Te invito a un trago — me dijo.Me aparté del hombre hecho nada en el suelo, y vomité. Nunca me había sentido de esta manera. Era como si algo ya no estuviera allí, me sentía diferente, me sentia vacío.— ¡Eso es normal! Ahora vamos por el trago, creo que te hace falta. — me dijo mi padre.Padre me sacó de allí y me quitó la navaja que aún sostenía en la mano.— ¿Mariano lo ha hecho? — Le pregunté caminando con él.Miré mis manos que estaban manchadas por la sangre del hombre, yo estaba temblando.— Aún no, pero pronto lo hará — Me contestó él.Yo asentí con la cabeza, entonces era el primero, el me escogió a mi y no a su verdadero hijo, yo… era especial para él.Era la primera vez que tomaba alcohol. Al principio, supo muy amargo, pero ahora se sentía tan dulce como la miel.— ¿Qué quieres ser, niño? Todos tienen sueños. ¿Cuál es el tuyo? — me pregunto.Lo miré sobre el vaso, tomé más del líquido y después lo bajé.— ¡Quiero ser mejor que tú, mejor que todos! — le conteste.Él sonrió y me sirvió más alcohol.— Entonces, tienes que convertirte en un demonio, porque esa será la única manera en la que puedas ser mejor que yo — me dijo.Yo le sonreí, estaba dispuesto a convertirme en el peor de los demonios.— Ya he comenzado. Voy a ser el más temido en Sicilia, y toda tu familia se va a arrodillar ante mí — le dije.Padre asintió, se veía bastante complacido por mi respuesta.— Eso quiero verlo — Me contestó y tomó de su vaso.— Lo harás pronto, de eso puedes estar seguro — le dije con seguridad.Mi padre sonrió, y yo sonreí con él, esto se sentía especial, me había acercado a el de una manera diferente a la que Mariano jamás podrá hacerlo.*****Todos los días, cuando salía de la escuela, me iba a practicar con las armas. Me gustaba, y yo era bastante bueno. ¡No! ¡Era perfecto! Tenía que serlo, yo no podía ser menos que eso. Todos los que se burlaron de mí se iban a arrepentir. Después de practicar por un par de horas, me fui a casa. Cuando llegué, pude notar que los hombres estaban en todos lados. Corrí adentro. Padre le estaba apuntando con el arma a uno de sus socios. Mariano estaba junto a él, pero se veía bastante nervioso.— ¡que lo hagas ya! — Le ordenó padre a Mariano.El estaba llorando, se veía asustado.— ¡no puedo! — Dijo Mariano.Su mano estaba temblando. Yo saqué la navaja del bolso y me acerqué. Agarré al tipo del cabello, esta vez no sentí el malestar de la vez pasada. Todo lo contrario, me sentí poderoso.— Estás loco — Me dijo Mariano, mirándome con miedo. Yo le sonreí, y lance el cuerpo del tipo a sus pies.— Solo hice algo que tú no pudiste. No es tan difícil — le dije.Mi padre me miro con orgullo.— Bien hecho, niño. Ahora quiero que lo saques de aquí. Alguien se encargará de el — me ordeno.Padre llamó a otro hombre y me ayudó con el cuerpo. Cuando lo llevamos a un cuarto, el tipo que estaba conmigo me dio una sonrisa.— te pareces más a Piero que su propio hijo — me dijo el hombre.Eso que dijo me hizo sonreír, al fin estaba recibiendo el reconocimiento que merecía.Hoy era mi cumpleaños número dieciseis, y me sentía más solo que nunca. Respiré profundamente; mi vida era un completo desastre. — Hola — me saludó una chica que yo no había visto en mi vida.Yo le puse mala cara de inmediato.— Quiero estar solo — le dije. Ella sonrió y se sentó a mi lado. Después sacó una pequeña caja y me la entregó. — Feliz cumpleaños — me dijo con una sonrisa. Yo la miré con el ceño fruncido. — ¿Esto es una broma? — le pregunté de mal humor. Ella negó con la cabeza de inmediato. — Solo pensé que te gustaría — me dijo. Yo le devolví la caja. — No te conozco — le dije. Ella se mordió un poco el labio inferior. — Soy Carolina, ¿y tú eres Fabien, verdad? — me preguntó. Yo asentí con la cabeza, ¿pero como ella conocia mi nombre?— Aléjate de mí — le dije. Ella me miró mal. — Eres un odioso de primera, no volveré a hablarte nunca más — me dijo. Ella se levantó y caminó lejos de mí. A un lado en la banqueta estaba la pequeña caja de regalo. Yo la recogí y
Pase dos semanas en casa recuperándome, y aunque estaba hecho polvo, me sentía bien, había comprendido de una manera tan cruel que el amor existe, y ahora se que mi padre me ama, aunque no sea su hijo. Hoy había decidido ir a la escuela, odiaba ausentarme, pero debido a mis heridas no pidió venir. — ¡Fabien! — grito la voz dulce de una mujer. Yo me di media vuelta y la mire, ella se acerco a mi y me miro de arriba a abajo. — ¿Qué te paso? — me pregunto. Yo me encogí de hombros. — te dije que te alejaras de mí, no me agradas — le dije. Ella sonrió un poco y se acerco mucho más a mí, se puso de puntilla y me dio un beso en los labios. — eres muy gruñón — me dijo. Se separo y salió corriendo, yo lleve mis dedos hasta mis labios y los acaricie un poco, era mi primer beso. — se lo diré a padre — me amenazo mariano que caminaba a mí. Yo lo mire con rencor. — deja de molestar o te daré otra paliza — lo amenace. El se rio de mí. — si yo soy infeliz tú también lo serás — me dijo.
Hoy todo era un caos en la floristería, pronto sería San Valentín y todos estaban encargando arreglos florales. ¡Me encantaba San Valentín! era la mejor epoca del año, incluso mas que navidad.— ¿Carito, puedes venir? Necesito tu ayuda para esto — me llamó papá, y fui rápidamente. El estaba junto a un enorme arreglo floral. — ¿Y esta monstruosidad para quién es? — pregunte. Era un enorme arreglo de flores azules, las más caras, pero perturbadoras. — Está en la libreta, ¿puedes ayudarme a sostenerlo? — me pregunto. asentí y ayudé a papá. El arreglo era muy exagerado, tanto por el tamaño como por el precio. Papá terminó el arreglo y lo dejó a un lado, su respiración estaba entrecortada por el esfuerzo. Deje el anorme arreglo a un lado. Miré la libreta y leí el mensaje y el nombre de la persona que lo recibiría. — Fabien Salvatore — dije en voz alta. Ese nombre de alguna manera se me hacia conocido. — Eres el infierno que quiero — decía el mensaje. Un escalofrio recorrio toda mi
Padre me había llamado temprano, así que fui a visitarlo; él se veía muy enojado e intrigaba la razón de su enojo. — Tu hermano ha desobedecido mis órdenes, quiero que busques a alguien — me dijo. Yo asentí. — ¿Qué hizo Mariano? — le pregunté. Papá suspiró pesadamente, se veía muy enojado. — Ha roto la regla de oro, quiero darle una lección — me dijo. Yo sonreí, padre me dio un sobre y yo saqué el contenido; había fotos de Mariano con una chica rubia, ¡hombre estúpido!— ¿Qué quieres que haga con ella? — le pregunté. Él se reclino en el escritorio y me miró a los ojos. — traerla a mi. — me dijo. Yo asentí con la cabeza. — No me defraudes, Fabien — me pidió. Yo lo quedé mirando. — Jamás lo he hecho — le respondí. Salí de la oficina y entré al coche; Jacob estaba allí esperándome. — Quiero que consigas a esta chica, llévala a casa de padre — Jacob asintió y prendió el coche. * Esa misma tarde fui en busca de Mariano, esto le iba a desmoronar, pero era parte de la vida,
DÍAS DESPUÉS Me fui a un pequeño bar a tomarme un trago; estaba un poco cansado y lo único que me ayudaba con el estrés era ver personas ir y venir, una mala costumbre según Jacob, pero me daba igual. — deberíamos irnos ya — me dijo Jacob de mal humor. — Relájate, hoy estoy cansado y no quiero discutir con nadie — le dije. Miré por la ventana del bar, sonreí un poco al ver a la chica de aquella vez; se veía aún más bonita que ese día. — Espera aquí — le dije a Jacob y salí del bar. La chica era pequeña, con cabello corto por la mandíbula, ojos grandes y expresivos; parecía un gatito. — Qué bueno volver a verte — le dije, y ella me miró con sus enormes ojos. Ella se dio la vuelta, ignorándome por completo, algo que no toleraba, pero de alguna manera me encantaba que viniera de ella. — ¿Saliste despavorida de mi casa, tanto miedo doy? — le pregunté. Ella se dio la vuelta y me miró; sus ojos marrones brillaban por la furia. — No te tengo miedo, más bien tú deberías tenermelo a
Salí temprano de casa. Trabajaba los fines de semana en un club privado, de esos donde para entrar mínimo tienes que tener un pacto con el diablo, haber sacrificado cinco vírgenes y tener unos cien millones en tu cuenta personal del banco. Mi amiga tenía la fantasía de encontrar al amor de su vida allí y que la sacaran de pobre, pero eso solo era una fantasía. En esos lugares, los hombres no nos veían como personas, éramos simples objetos.— Hola — saludé a Salomé. Ella se acercó y me dio un beso en la mejilla.— Hoy hay mucha gente, tengo ganas de volver a casa y eso que apenas acabo de llegar — se quejó ella. Yo fui a cambiarme al baño y luego salí.Ella aún estaba con cara de aburrimiento.— Esto es para la mesa diez — me dijo mi jefe, entregándome una bandeja con café y un jugo. Salí de la cocina y me encaminé hasta la mesa diez, pero cuando iba llegando me detuve. Allí estaba ese tipo. ¿Acaso me estaba persiguiendo?Me acerqué a él con mala cara y le puse el pedido en la mesa, lo
Al día siguiente volví al club, buscando a Fabien, pero no estaba por ningún lado. Necesitaba recuperar mi teléfono, no podía dejar que viera lo que estaba en él, era demasiado vergonzoso. Me acerqué a Salomé, que se veía muy molesta, y la miré. — Acompáñame, por favor — le rogué. Ella frunció el ceño. — ¿A dónde? — me preguntó mientras agarraba una charola. Le di una pequeña sonrisa. — ¿Recuerdas al tipo de ayer, el de los ojos dorados? — le pregunté. Salomé me miró. — Estás loca. Yo aún quiero conocer a mis nietos — me dijo. Yo me crucé de brazos y la miré mal. — Pero no siquiera tienes hijos. No seas mala. Se supone que eres mi amiga. Yo te acompañé ese día a tu cita doble, ¡Me lo debes! Ese tipo tenía mal aliento y me lo aguanté toda la noche, y lo hice por ti — le recordé. Ella puso mala cara. — Está bien. Pero ahora ayúdame — me dijo. Sonreí y empecé a atender las mesas con ella. Cuando salimos del trabajo, ella me llevo hasta la casa de Fabien, Salomé estacionó su
Mariano me había llamado muy temprano esa mañana. Yo de inmediato sentí una mala espina, porque si él quería hablar conmigo después de lo que pasó, era porque el favor que me iba a pedir era muy importante. Salí junto a Jacob hasta el restaurante donde él me había citado. Jacob se veía molesto, pero no me dijo nada. Después de bajarme del coche, caminé hasta el restaurante y fui a la mesa donde Mariano estaba.— ¿Qué quieres de mí, Mariano? — le pregunté.Él me quedó mirando.— Papá quiere que haga negocios con Guido Berlusconi — me dijo.Puse mala cara. Guido era un sádico, pero una pieza fundamental en los negocios. Si eras su amigo, podías gozar de ciertos privilegios.— Buena suerte con eso — le dije.— Ven conmigo. Estoy seguro de que ustedes dos se llevarán bien — me dijo.Me reí. Mariano era un infeliz al decir eso.— No te ayudaré. Si padre quiere que lo hagas, es por tu bien. Necesitas empezar a hacerte cargo de los negocios de la familia. Te recuerdo que tú serás el próximo