6- La cita, digo, el almuerzo

En el hotel, Amira disfrutó de un reconfortante baño de tina, dejando que el agua caliente relajara su cuerpo después de una noche cargada de emociones. Mientras se sumergía, cerró los ojos y permitió que sus pensamientos volvieran a David Stone, el hombre que había despertado algo inesperado en ella.

Aunque su primera intención había sido enfrentarse a él con una actitud desafiante, ahora se encontraba cambiando de perspectiva. "El bello gruñón", como lo había bautizado en su mente, ya no era sólo un obstáculo o un oponente en la negociación. Ahora había algo más que la atraía, y se sorprendió admitiendo el deseo repentino de verse bien sólo para él, eso la desconcertó. -"¿Qué me está pasando?" se preguntó, mientras se incorporaba y comenzaba a pensar en qué vestir para el almuerzo. Quería impresionar, pero no de una manera excesiva, sino más bien con sutileza y elegancia.

Amira salió del baño y se dirigió a su maleta, rebuscando entre su ropa hasta encontrar lo que buscaba: un conjunto casual chic que equilibraba lo relajado con un toque sofisticado. Eligió unos pantalones de cuero color crema con botines de punta fina y taco grueso a juego con el color de sus pantalones, camisa de seda rosa fucsia y una gabardina del mismo color crema, aunque estaba en verano en Seattle, el clima nunca seria como el de la Florida, su cabello suelto, maquillaje simple, lentes de sol dorados y grandes, que resaltaba su piel canela. Añadió unos aros de oro sencillos, pero elegantes.

Mientras se miraba en el espejo, se dio cuenta de que no solo quería verse bien, sino que estaba emocionada por el encuentro. Se sonrió a sí misma, ajustando su cabello suelto.

—"Ok, Amira, juega tus cartas con cuidado. Pero esta vez, no solo será por negocios."

Amira se veía deslumbrante en su conjunto, listo para enfrentar el almuerzo con David Stone. A pesar de las dudas que rondaban en su mente, su elección de atuendo reflejaba confianza y elegancia. Sabía que la reunión con "el Bello Gruño", como ella lo llamaba en su mente, sería crucial no solo para las negociaciones, sino también para aclarar las intensas emociones que habían surgido entre ambos.

Al mirarse al espejo, notó cómo los pantalones de cuero y la camisa de seda resaltaban su figura. Sonrió, satisfecha con su apariencia. Hoy, más que nunca, estaba preparada para jugar su mejor carta.

David Stone:

Me acerqué a recepción, era justo la una y media de la tarde, para preguntar por ella, pero en el momento en que fui hablar, unos dedos delicados me tocaron el hombro, no tuve que girarme para saber quién era, el inconfundible aroma a canela, miel y mar, llenó el aire, y Zeus en mi interior gruñó con satisfacción. Ese olor me decía que la futura “Sra. Stone” había llegado, sólo recé, porque su outfit, no me provocara un infarto. Unos segundos de silencio pasaron mientras que me tomaba una respiración profunda para girarme lentamente, preparándome mentalmente para lo que estaba a punto de ver, apelando a la misericordia de la Diosa Luna para mantener mi compostura y cordura pese a todo.

Al verla, mi mirada se deslizó lentamente por el conjunto perfectamente elegido. Los pantalones de cuero crema, ajustados pero elegantes, la camisa de seda rosa fucsia que caía suavemente sobre su piel canela, y la gabardina a juego. Cada pieza del atuendo resaltaba no solo su belleza sino su poderío. Zeus emitió un rugido interno de aprobación.

Sonreí, consciente de la batalla interna que tendría que librar durante esa cita, digo, almuerzo.

-Buenas tardes, Amira, veo que has llegado justo a tiempo. - le dije con todo el auto control que tenía

- Buenas tardes David, le dije que aprecio la puntualidad, y veo que usted también. -me afirmó con una sonrisa, y continuo, - Entonces, adonde me lleva.

David sonrió al escucharla mencionar la puntualidad, algo que él también valoraba. "Por supuesto, Srta. Gutiérrez," dijo con un tono más relajado. "Yo también aprecio la puntualidad y.…, después de todo, no podía hacerle esperar."

Extendió su brazo en un gesto caballeroso, indicándole que lo acompañara hacia la salida. "Pensé en un lugar tranquilo, con una hermosa vista de la bahía. No es muy formal, pero es perfecto para relajarnos y tener una buena conversación."

Mientras caminaban hacia la puerta, David sintió la mirada de otros sobre ellos, pero no le importaba. Estaba completamente enfocado en Amira, intentando ignorar la electricidad que sentía entre ambos y asegurarse de que el almuerzo transcurriera sin más sorpresas... aunque sabía que, con ella cerca, eso sería casi imposible.

Ya fura del hotel, Amira respiró hondo, tratando de calmarse mientras se acomodaba en el asiento del Lamborghini negro. Era imposible no sentirse impresionada por David Stone, con ese estilo tan relajado, pero cuidadosamente seleccionado. Cada detalle de su atuendo, desde su peinado semi recogido, sus jeans y camisa negros ajustados, la cazadora y botas tipo militares, de cuero color café y las gafas Ray-Ban, parecía hecho a medida para encarnar esa mezcla peligrosa de rudeza y elegancia.

"Relájate, Amira," se dijo a sí misma en silencio, intentando ocultar la manera en que su corazón latía con más fuerza. "Es solo un almuerzo, no una cita."

David, sin dejar de sonreír, lanzó una rápida mirada en su dirección mientras conducía, le dijo. -Espero que el lugar que escogí esté a la altura de sus expectativas. Es uno de mis favoritos para cuando quiero alejarme del caos de la ciudad.

Amira asintió, aun intentando que su voz sonara relajada. -Seguro que lo estará. Estoy abierta a descubrir nuevas experiencias. - le contestó. Pero en su mente, una pequeña voz seguía repitiendo: “¿Cómo no morir de amor, si está justo como me lo recetó el médico?”

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