Capítulo dos

Tanner

Mi padre sirvió para una familia poderosa hasta el fin de sus días, algo que aborrecía cuando no sabía a lo que se dedicaba realmente.

En el peor momento de mi vida, cuando mi madre murió por causa de una enfermedad que la atacó silenciosamente y sin escrúpulos, supe el esfuerzo que hacía para que no nos hiciera falta nada en casa, arriesgando su vida y, de paso, la nuestra. Mi padre fue un hombre que, aunque fuera un asesino a sangre fría, era muy recto. Fue leal a quien le tendió la mano cuando más desesperado y en el fondo del abismo se encontraba.

Gracias a los Walsh, mi madre pudo vivir sus últimos años de vida medianamente bien, en casa con nosotros y no recluida en una clínica. Aunque no se podía hacer nada por ella, hicieron lo que estuvo a su alcance para que el cáncer no se la llevara por completo, pero ni pagando los mejores médicos se pudo hacer algo.

Jamás me alcanzará la vida para agradecerles a esa familia todo lo que hicieron por nosotros. Nos brindaron techo, comida y un trabajo estable. Nos abrieron las puertas de su casa, pese a no confiar ni en su propia sombra. Pero es que mi padre les demostró día a día y con hechos que jamás les fallaría.

Crecí al compás de los hijos menores de los Walsh, como si me tratara de uno de ellos, recibiendo las mismas instrucciones y prácticas. Aunque tuvimos profesores, era más lo que teníamos que entrenar que lo que estudiábamos, pero Holden y a mí nos llamó la atención algunas materias. La física, la química, la ciencia y la informática nos unieron en amistad y hermandad.

Mi amistad con Holden se fue fortaleciendo con el paso de los años, después de todo, estábamos juntos la mayor parte del día. Leíamos mucho y debatíamos cada libro, así como también nos llevábamos la contraria cuando no estábamos de acuerdo. Nos volvimos inseparables hasta el punto de hacer una promesa que hoy en día pudimos cumplir.

En cambio, mi relación con Blair siempre fue complicada. A ella no le llamaba la atención lo mismo que a nosotros, desde pequeña la maldad corría por su ser. Era traviesa, maliciosa y demasiado intimidante, aunque lucía como un dulce ángel sin maldad alguna.

Aun así, me cautivó por completo desde la primera vez que la tuve frente a mí. Sus ojos son dos luceros que traspasan tu piel. Su boca es un dulce veneno que se impregna en tu paladar. Y toda su esencia es un néctar que deseas beber sin importar el riesgo que tengas que pasar.

Me enamoré de quien no debía, pero era imposible no admirarla. No solo se trataba de su belleza, sino de su inteligencia. Blair es fría y calculadora, jamás da un paso adelante sin estar segura de la distancia y los riesgos que esto acarrea. Es el diablo hecho mujer, el caos perfecto que alteraba mis días y mis momentos de paz cuando me perdía en la lectura.

De todo ese mundo bajo y del cual no quiero volver a ser parte, ella es lo único que necesito y me hace falta. Extraño ver sus ojos indescifrables, su boca roja cereza incitándome a pecar, sus perfectas curvas paseándose por cualquier parte de la isla. Extraño todo de ella, hasta lo molesta que se vuelve cuando las cosas no le salen como desea. Pero más que nada, extraño nuestras discusiones. Me encanta llevarle la contraria, hacerla enojar y picarle la lengua, porque es de la única manera en que siento que le despierto algún tipo de sentimiento.

Han pasado meses desde la última vez que la tuve de frente y fui capaz de hablarle sobre mis sentimientos, pero es que no me quería marchar sin que no supiera de ellos. Tenía la esperanza de que ella viniera con nosotros y me diera una oportunidad, pero nada salió como lo había soñado. Aunque no me dio una respuesta contundente ni habló de su sentir, sus labios me dijeron que ella era mía.

Aunque hemos hablado algunas veces por teléfono, no he sido capaz de preguntarle qué siente por mí. Quiero que, cuando me esté diciendo que me corresponde y que me ama, me esté viendo directamente a los ojos mientras la envuelvo entre mis brazos. Siento tantos deseos de hacerla mía, de ser el único dueño de su corazón, de su piel y de su alma.

—No me pediste que gimiera tu nombre como la otra vez, eh —la voz de Jana me sacó de mis pensamientos—. ¿Por qué si la amas tanto, no puedes decírselo y vivir plenamente feliz a su lado? No es bueno quedarse con las palabras atoradas en la garganta y los sentimientos guardados entre pecho y espalda.

Miré a la mujer que estaba frente a mí y me encogí de hombros como única respuesta. Expresar sentimientos tiernos en un mundo donde no puedes darte el lujo de ser sensible ni cariñoso, te hace esconder bajo llave todo lo bueno que tienes en el corazón. Pasaron años para que me atreviera a decirle que estaba enamorado de ella y que me diera una oportunidad, más Blair no me dio ni una sola respuesta, solo me besó como si el mundo se fuese a acabar.

—Es complicado —suspiré.

—Eso ya me lo dijiste, pero ¿por qué es tan complicado? Sé que tenemos muy poco de conocernos y hemos construido una amistad muy bonita, pero lo que tú me digas jamás saldrá de mi boca. Puedes confiar en mí, Tanner, así como yo he depositado mi entera confianza en ti.

¿Por qué no puedo fijarme en ella si, además de ser hermosa, tiene un corazón muy puro? Jana es amor, sensibilidad y pureza en su máximo esplendor. No pensé que en este mundo existieran personas tan buenas como ella y de buenos sentimientos.

En el intento de olvidar a Blair con Jana y otras mujeres con las que he salido, he fallado cruelmente. Los besos de esa diabla son imborrables. Mi boca, mis pensamientos, mi corazón y todo lo que queda de mí, pertenece a una mujer que está cientos de kilómetros de mí. Por más que quisiera arrancarla del pecho y del corazón, no puedo. Es como si mi alma se hubiese entregado a ella sin darme cuenta de ello.

—Ella no va a dejar su vida y yo no voy a regresar a mi país, así que... —sentí como esa sensación amarga me gobernaba el pecho—. Quizás no estamos hechos para estar juntos.

—¿Y si quizás sí? —sonrió de oreja a oreja, poniendo una expresión de niña soñadora—. Es cuestión de que sus caminos se vuelvan a encontrar. Si esa mujer es para ti y tú eres para ella, estoy segura de que sus sendas volverán a unirse en cualquier instante.

Desearía que eso sucediera, para poder amarla y hacerla feliz, pero conozco a Blair como la palma de mi mano y hasta no cumplir la promesa que les hizo a sus padres en sus tumbas, no tendrá paz alguna. Y aunque la amo y me encantaría tenerla aquí conmigo, toda una vida no podré esperarla... 

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