Capítulo tres

Blair

Meses después...

—¿Alguna novedad importante? —inquirió Aedus, viendo al abogado de la familia hacernos una visita que ninguno se esperaba.

Compartí una mirada confusa con Maxwell, antes de que el hombre canoso soltara un profundo suspiro y le entregara a nuestro hermano mayor un folder.

—Holden presentó una solicitud de matrimonio.

Abrí los ojos algo sorprendida, pues no esperaba una noticia de esas tan pronto. Sabía de antemano de su relación con la profesora de artes porque Tanner me lo había contado, mas no que las cosas entre ellos fuesen así de serias.

—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? —fue lo que mi hermano mayor respondió, saliendo de su sorpresa para volver a tornarse frío y distante—. Supongo que casarse estaba en sus planes de una vida común y corriente. Déjalo jugar a la vida perfecta, que mientras no haga nada estúpido o sea fichado por los putos italianos, puedo aceptar incluso que se case sin invitarnos.

El abogado soltó otro suspiro lleno de cansancio. Se veía sereno, después de todo, ha trabajado para nuestra familia por muchísimos años. Nada ha de sorprenderlo o alterarlo, si papá incluso era mucho más severo que Aedus.

—Entiendo que ahora esté haciendo una vida fuera del negocio familiar, pero...

—No le des tantas vueltas al asunto, hombre —exclamó Maxwell a mi lado, empezando a impacientarse.

—Presentó la solicitud bajo el apellido Walsh.

El silencio reinó por largos segundos en el lugar, antes de que Aedus estallara con furia.

Lanzó lo primero que encontró a la mano, haciendo añicos un portaretratos familiar que había sobre el escritorio de papá.

—¡¿Qué diablos le pasa a este idiota?! ¿Cómo se le ocurre exponerse de esa manera tan estúpida? ¿En qué carajos estaba pensando al solicitar un matrimonio con su apellido real? —respiraba furioso—. ¿Y así dice ser el más inteligente de todos? ¡Es un puto idiota?

—Cálmate, este asunto no se va a arreglar si nos jalamos los pelos —remedió Maxwell—. El amor vuelve idiota a todo ser humano, claro está que Holden no sería la excepción. Lo que debemos hacer, es ir por él y encerrarlo. Si el sistema lo sabe, eso quiere decir que los enemigos también.

—¿Qué estás queriendo decir, Maxwell? —Emmett deslizó su mirada hacia él con suspicacia—. ¿Estás insinuando que lo vendí?

—¡Por supuesto que no! Para nadie es un secreto que esos italianos de m****a saben cómo infiltrarse en las líneas y el sistema. Presentar una solicitud de matrimonio real, debe pasar por un juez, ¿no?

—Lo rechazaste, ¿verdad? —dijo Aedus, atrayendo de nuevo la mirada del hombre—. Dime que no presentaste la solicitud.

—Bueno... —carraspeó—. Holden es un Walsh después de todo, así que no puedo negarme a lo que me ordene hacer. Presenté la solicitud hace unos días, cuando me llamó para decirme que quería oficializar su matrimonio aquí. La boda por la iglesia la va a celebrar en Estados Unidos. 

—¿Y por qué hasta ahora nos dices? —hablé por primera vez, frunciendo el ceño.

—Porque él no quiere que ustedes hagan parte de ese día tan importante y especial para él y su esposa. 

El silencio que se formó una vez más fue de la mano de un duro golpe al pecho. Holden se marchó para estar lo más lejos posible de esta vida y de nosotros y hasta cierto punto lo entendía, pero ¿por qué hacernos de lado? Somos sus hermanos, su familia, aquellos que darían el pecho por él incluso hasta en la muerte.

—No quería intervenir en su nueva vida, pero llegó el momento de...

—Él no quiere que seamos parte de su nueva vida y lo vamos a respetar —Aedus interrumpió a Maxwell.

—Pero puede estar en peligro, Aedus —dije, acercándome a él—. Debemos ir a protegerlo, aunque sea desde lejos.

Mi hermano mayor se quedó mirándome con fijeza por largos segundos. Apoyó sus manos en mis hombros y me regaló una vaga sonrisa.

Él nunca ha sido un hombre capaz de demostrar afecto y mirar con dulzura porque mi padre lo instruyó con mano dura, y él es quizás el que menos corazón tiene de nosotros, pero conmigo siempre ha sido muy diferente.

—Ve con él, sé que le hará feliz que estés allí. Ustedes son uno solo, pese a ser totalmente opuestos.

—Somos hermanos, también estará feliz de verlos a ustedes.

—Sabes que no es así, Blair, aunque tengamos la misma sangre por las venas —puso su mano en mi mejilla y me sonrió ladeado, antes de salir de la oficina y dejarnos solos.

—¿Cuándo es la boda? —pregunté.

—La ceremonia será en tres días.

—Perfecto —sonreí—. Prepara tu equipaje y un traje que amerite con la ocasión, hermanito. 

Salí de la oficina antes de que Maxwell se negara a acompañarme. Fui a mi habitación y preparé todo para viajar, pensando en las palabras del abogado. 

Aunque Tanner me había comentado que mi hermano se había enamorado perdidamente de una linda chica, no creí que pensara casarse en tan poco tiempo. ¿Esa mujer sí es la indicada para él? ¿Qué tanto lo amará ella? ¿Será digna del buen corazón de Hol?

No sé cómo vaya a reaccionar Holden cuando nos vea en su boda, si soy consciente de que él no quiere que seamos parte en esa nueva vida que formó lejos de nosotros. Pero él sabe del peligro que corre y, sabiendo que no somos de darle la espalda a uno de los nuestros, una parte de sí sabe qué haremos todo lo posible para protegerlo. 

Me senté en el borde de la cama y saqué el chip del dije que Tanner me había dado cuando se marchó y lo puse en mi computador, esperando que botara la ubicación exacta de ellos en el mapa que se desplegó en la pantalla. Muchas veces contemplé la idea de ir a buscarlo, pero nunca me atreví a hacerlo. Ahora que llegó el momento de volvernos a encontrar, mi corazón salta en mi pecho de una manera inquietante y que me genera mucho estrés, porque, aunque quiera negármelo a mí misma, sigo sujeta a todo lo que siento por él. 

Mi mayor temor no es lo que mi hermano pueda decir cuando estemos frente a él. Lo que realmente me genera gran ansiedad es la reacción de Tanner, pues hace muchísimo tiempo que no hablamos siquiera por mensaje. Hace unos meses pusimos distancia entre nosotros, quizás para intentar olvidar y enterrar el amor que sentimos porque sencillamente no puede existir nada.  

Ha pasado tiempo, quizás él ya formó una vida en Estados Unidos, encontró el verdadero amor como  Holden y es tan feliz como él, y no quiero llegar a su presente a arruinar lo que ha construido hasta el momento. 

Yo solo soy su pasado, y lo que está en el tiempo de antes, debe quedar en el olvido. 

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