Blair
Meses después...
—¿Alguna novedad importante? —inquirió Aedus, viendo al abogado de la familia hacernos una visita que ninguno se esperaba.
Compartí una mirada confusa con Maxwell, antes de que el hombre canoso soltara un profundo suspiro y le entregara a nuestro hermano mayor un folder.
—Holden presentó una solicitud de matrimonio.
Abrí los ojos algo sorprendida, pues no esperaba una noticia de esas tan pronto. Sabía de antemano de su relación con la profesora de artes porque Tanner me lo había contado, mas no que las cosas entre ellos fuesen así de serias.
—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? —fue lo que mi hermano mayor respondió, saliendo de su sorpresa para volver a tornarse frío y distante—. Supongo que casarse estaba en sus planes de una vida común y corriente. Déjalo jugar a la vida perfecta, que mientras no haga nada estúpido o sea fichado por los putos italianos, puedo aceptar incluso que se case sin invitarnos.
El abogado soltó otro suspiro lleno de cansancio. Se veía sereno, después de todo, ha trabajado para nuestra familia por muchísimos años. Nada ha de sorprenderlo o alterarlo, si papá incluso era mucho más severo que Aedus.
—Entiendo que ahora esté haciendo una vida fuera del negocio familiar, pero...
—No le des tantas vueltas al asunto, hombre —exclamó Maxwell a mi lado, empezando a impacientarse.
—Presentó la solicitud bajo el apellido Walsh.
El silencio reinó por largos segundos en el lugar, antes de que Aedus estallara con furia.
Lanzó lo primero que encontró a la mano, haciendo añicos un portaretratos familiar que había sobre el escritorio de papá.
—¡¿Qué diablos le pasa a este idiota?! ¿Cómo se le ocurre exponerse de esa manera tan estúpida? ¿En qué carajos estaba pensando al solicitar un matrimonio con su apellido real? —respiraba furioso—. ¿Y así dice ser el más inteligente de todos? ¡Es un puto idiota?
—Cálmate, este asunto no se va a arreglar si nos jalamos los pelos —remedió Maxwell—. El amor vuelve idiota a todo ser humano, claro está que Holden no sería la excepción. Lo que debemos hacer, es ir por él y encerrarlo. Si el sistema lo sabe, eso quiere decir que los enemigos también.
—¿Qué estás queriendo decir, Maxwell? —Emmett deslizó su mirada hacia él con suspicacia—. ¿Estás insinuando que lo vendí?
—¡Por supuesto que no! Para nadie es un secreto que esos italianos de m****a saben cómo infiltrarse en las líneas y el sistema. Presentar una solicitud de matrimonio real, debe pasar por un juez, ¿no?
—Lo rechazaste, ¿verdad? —dijo Aedus, atrayendo de nuevo la mirada del hombre—. Dime que no presentaste la solicitud.
—Bueno... —carraspeó—. Holden es un Walsh después de todo, así que no puedo negarme a lo que me ordene hacer. Presenté la solicitud hace unos días, cuando me llamó para decirme que quería oficializar su matrimonio aquí. La boda por la iglesia la va a celebrar en Estados Unidos.
—¿Y por qué hasta ahora nos dices? —hablé por primera vez, frunciendo el ceño.
—Porque él no quiere que ustedes hagan parte de ese día tan importante y especial para él y su esposa.
El silencio que se formó una vez más fue de la mano de un duro golpe al pecho. Holden se marchó para estar lo más lejos posible de esta vida y de nosotros y hasta cierto punto lo entendía, pero ¿por qué hacernos de lado? Somos sus hermanos, su familia, aquellos que darían el pecho por él incluso hasta en la muerte.
—No quería intervenir en su nueva vida, pero llegó el momento de...
—Él no quiere que seamos parte de su nueva vida y lo vamos a respetar —Aedus interrumpió a Maxwell.
—Pero puede estar en peligro, Aedus —dije, acercándome a él—. Debemos ir a protegerlo, aunque sea desde lejos.
Mi hermano mayor se quedó mirándome con fijeza por largos segundos. Apoyó sus manos en mis hombros y me regaló una vaga sonrisa.
Él nunca ha sido un hombre capaz de demostrar afecto y mirar con dulzura porque mi padre lo instruyó con mano dura, y él es quizás el que menos corazón tiene de nosotros, pero conmigo siempre ha sido muy diferente.
—Ve con él, sé que le hará feliz que estés allí. Ustedes son uno solo, pese a ser totalmente opuestos.
—Somos hermanos, también estará feliz de verlos a ustedes.
—Sabes que no es así, Blair, aunque tengamos la misma sangre por las venas —puso su mano en mi mejilla y me sonrió ladeado, antes de salir de la oficina y dejarnos solos.
—¿Cuándo es la boda? —pregunté.
—La ceremonia será en tres días.
—Perfecto —sonreí—. Prepara tu equipaje y un traje que amerite con la ocasión, hermanito.
Salí de la oficina antes de que Maxwell se negara a acompañarme. Fui a mi habitación y preparé todo para viajar, pensando en las palabras del abogado.
Aunque Tanner me había comentado que mi hermano se había enamorado perdidamente de una linda chica, no creí que pensara casarse en tan poco tiempo. ¿Esa mujer sí es la indicada para él? ¿Qué tanto lo amará ella? ¿Será digna del buen corazón de Hol?
No sé cómo vaya a reaccionar Holden cuando nos vea en su boda, si soy consciente de que él no quiere que seamos parte en esa nueva vida que formó lejos de nosotros. Pero él sabe del peligro que corre y, sabiendo que no somos de darle la espalda a uno de los nuestros, una parte de sí sabe qué haremos todo lo posible para protegerlo.
Me senté en el borde de la cama y saqué el chip del dije que Tanner me había dado cuando se marchó y lo puse en mi computador, esperando que botara la ubicación exacta de ellos en el mapa que se desplegó en la pantalla. Muchas veces contemplé la idea de ir a buscarlo, pero nunca me atreví a hacerlo. Ahora que llegó el momento de volvernos a encontrar, mi corazón salta en mi pecho de una manera inquietante y que me genera mucho estrés, porque, aunque quiera negármelo a mí misma, sigo sujeta a todo lo que siento por él.
Mi mayor temor no es lo que mi hermano pueda decir cuando estemos frente a él. Lo que realmente me genera gran ansiedad es la reacción de Tanner, pues hace muchísimo tiempo que no hablamos siquiera por mensaje. Hace unos meses pusimos distancia entre nosotros, quizás para intentar olvidar y enterrar el amor que sentimos porque sencillamente no puede existir nada.
Ha pasado tiempo, quizás él ya formó una vida en Estados Unidos, encontró el verdadero amor como Holden y es tan feliz como él, y no quiero llegar a su presente a arruinar lo que ha construido hasta el momento.
Yo solo soy su pasado, y lo que está en el tiempo de antes, debe quedar en el olvido.
Aunque traté de persuadir a Aedus para que viniera con nosotros a la boda de Holden, él se negó rotundamente a intervenir en la vida que ahora lleva en otro país. Maxwell no tuvo más opción porque le exigí hacerme compañía, pero sabía que no me dejaría viajar sola, menos cuando puede existir la posibilidad de que nuestros enemigos decidan atacar a mi mellizo en el día más feliz de su vida. El viaje fue largo, y por más que traté de descansar un poco, no pude hacerlo. No he dejado de pensar en Tanner ni un solo segundo. Jamás me había sentido tan nerviosa y ansiosa como ahora.Le entregué la ubicación a uno de los guardaespaldas y nos llevó hasta un conjunto de edificios que no tenían buena pinta, pero tampoco se veía tan malo para vivir. Pasaban desapercibidos en medio de calles poco concurridas y un sector común y corriente, justo lo que él deseaba.—Vaya, teniendo tanto dinero bajo el colchón, no puedo creer que nuestro hermanito esté viviendo en una pocilga. —No se ve tan malo co
¿Cómo hubiera sido mi vida si hubiese aceptado venir con ellos?A veces me hago la misma pregunta, pero en busca de respuestas, no hay una que me diga a ciencia cierta lo que hubiese pasado si le hubiera tomado la palabra a Holden y a Tanner cuando me dijeron que fuera con ellos a vivir nuevos sueños lejos de casa y del mundo que nos vio nacer.No tengo ni la menor idea de lo que sería de mí, si fuese feliz como ellos, si mi relación con Tanner hubiese tenido forma o, por lo contrario, nos hubiésemos dado cuenta de que no existía nada entre nosotros. Nunca lo sabré, porque escogí un camino donde el amor y la felicidad no tiene ni la más mínima oportunidad de salir ganador.Elegí cumplir con mi venganza, hacerle pagar a aquellos que asesinaron a sangre fría a mis padres. En este mundo, la felicidad y el amor son sentimientos inservibles, que lo único que hacen es estorbar y entorpecer mis planes.Holden es mi hermano y él más que nadie merecía ser feliz y vivir esa vida que tanto soñó
Me encontré con Maxwell en la noche, en el momento que los novios se encontraban en un restaurante cenando en familia.Se encontraba Tanner, la madre de Greta y su amiga. No era que fuera la gran cosa, sino que me hacía sentir amargura el hecho de que no nos tomara en cuenta en lo absoluto. Me hubiera gustado saber por la propia boca de mi hermano que estaba enamorado y se casaría, así no nos invitara a compartir su día especial con él.—¿Dónde estuviste todo el día?—Investigando, buscando información y asegurándome de que la mierda italiana no esté pisando nuestros talones.—¿Qué encontraste? —indagué, viendo desde lejos lo feliz que se veía la nueva familia de Holden.—No hay nada de lo que debamos preocuparnos —lo oí suspirar y giré el rostro hacia él—. Hol es feliz.—Lo es —concordé—. Se lo merece, después de todo, era lo que tanto quería.—¿No lo vamos a felicitar? —dijo con un dejo de diversión y negué.—No, lo mejor que podemos hacer es cuidarlo desde las sombras.Bufó y reí,
No sé qué es peor, si ver de lejos a mi mellizo casarse o ver al hombre que más he amado de la mano de otra mujer. He querido mantenerme fuerte, pero entre más recuerdo la cercanía que tuve anoche con él y después verlo amoroso con su novia, más miserable me siento.Solté un suspiro al ver a Holden. Su sonrisa deja entrever su felicidad y lo nervioso que está. El hecho de que no nos haya invitado a su matrimonio lo puedo perdonar, pues entiendo que en su nueva vida quiere estar lo más lejos posible de nosotros y de todos los riesgos que ser un Walsh conlleva.—¿Te aseguraste de la seguridad, Harry? —pregunté.—Sí, señora. Todos los guardias están en sus lugares.—Mantente alerta, no sé por qué tengo el presentimiento de que los Barone están más cerca de lo que creemos.Asintió, observando cada persona que entraba a la iglesia con suspicacia.Vi a Tanner hablando con Holden en la entrada de la iglesia y Maxwell soltó uno de sus comentarios sátiros y poco graciosos sobre nuestro hermano
Nunca quise que nada de esto pasar, pero Holden sabía el riesgo que corría en el instante que se reveló en Irlanda. Sabía que nuestros enemigos estaban al acecho y que no perderían oportunidad alguna para atacarnos en nuestro punto de quiebre. Informé a Aedus en un escueto mensaje y me dijo que tan pronto se supiera algo de Holden y estuviera en condiciones, lo lleváramos de vuelta a casa. Tenía la cabeza hecha un desastre, pensando en mi hermano y en toda esta situación, y no ayudaba en lo absoluto el incesante llanto de su esposa y sus constantes preguntas.Debía mantenerme frívola y a raya, pero pensar que algo malo podía pasarle a uno de los míos, no me permitía tener calma alguna. Ni siquiera tuve noción cuando dejé escapar unas cuantas lágrimas y maldije sin cesar esta vida de mierda. En cuanto vi llegar a Tanner con la madre de Greta mi corazón sintió calma. Al parecer nadie más que Holden había salido herido.Mi hermano solo quería ser feliz y estar lo más lejos posible de e
Aunque Holden estaba reacio a ir a Irlanda, terminó por aceptar de mala gana. Sabía que no había lugar más seguro para ellos en el mundo que la isla, además de que así podría tener mejor recuperación luego del ataque. Mis hermanos y yo hemos hecho hasta lo indecible para encontrar a esos malditos italianos que se atrevieron a tocar a uno de los nuestros una vez más, pero son demasiado escurridizos. Siempre han sabido sortearnos de manera efectiva y audaz. Este juego del gato y el ratón ya me está fastidiando.Miré la pantalla de mi computador y maldije en voz alta en cuanto perdí la señal y en la pantalla salió "Error". Por más que intente infiltrarme en su red, no he podido. Su sistema de seguridad es demasiado bueno, y al segundo filtro, me expulsa de inmediato como si me tratara de un virus. —Cuando los encuentre no habrá nadie que los proteja, cabrones de mierda —murmuré de malhumor, cerrando de golpe la laptop. Me recosté en mi silla, tratando de pensar en una mejor opción
No abrí los ojos ni emití palabra alguna, pues su perfume se filtró en mi interior y aceleró aún más los latidos de mi corazón.—¿Qué sucede? —me giró hacia él y abrí los ojos, viéndolo con fijeza—. ¿Puedo saber por qué estás de malhumor?—Eso no te importa —me zafé de su agarre y puse el collar en su pecho—. Esto ya no debe estar bajo mi poder. Te lo entrego, para que cuando te vayas, no tengas el pensamiento de que seguiré tus pasos. No me importa dónde estés y lo que pase con tu vida.Recibió el collar sin apartar su mirada de la mía. Podía ver en sus ojos claros un millar de emociones y contradicciones.—¿Es así como te deshaces de lo que te molesta en la vida? Dime, ¿alguna vez significó algo para ti? —inquirió.—¿Acaso debía tener algún significado? —ataqué de vuelta, esbozando una sonrisa ladeada—. Me diste el collar por si algo sucedía, ¿no? Pues sucedió y no pude salvarle el culo a mi hermano, pero después de esto, cuando regrese a casa, me mantendré lejos de su vida. Holden
Tanner—¿Pudiste hablar con Blair? —inquirió Jana y resoplé, bebiéndome de golpe el trago que acababa de servir—. No quiero que piense que entre tú y yo existe algo, lo que menos quiero es causarles problemas. Reí, rellenando el vaso una vez más. —Antes ya teníamos problemas, así que no te sientas mal por nuestras constantes discusiones y malas miradas. —Es que siento que le caigo muy mal. Cada vez que me mira siento frpio por todo el cuerpo. Tiene una mirada muy intimidante. —Eso es pura pantalla —le resté importancia—. No le prestes atención, ella está loca. Soltó una risita, sentándose a mi lado. es curiosa la amistad que ha surgido entre nosotros. Aunque al principio intentamos tener algo, lo cierto es que no pudimos y lo dejamos por la paz. Ahora nos llevamos muy bien, nos aconsejamos cuando es necesario y estamos ahí para apoyar el otro. Con Jana me siento en calma, quizá porque trasmite ternura y bondad. —No me dijiste si hablaste con ella y limaron las asperezas —inqu