Capítulo cinco

¿Cómo hubiera sido mi vida si hubiese aceptado venir con ellos?

A veces me hago la misma pregunta, pero en busca de respuestas, no hay una que me diga a ciencia cierta lo que hubiese pasado si le hubiera tomado la palabra a Holden y a Tanner cuando me dijeron que fuera con ellos a vivir nuevos sueños lejos de casa y del mundo que nos vio nacer.

No tengo ni la menor idea de lo que sería de mí, si fuese feliz como ellos, si mi relación con Tanner hubiese tenido forma o, por lo contrario, nos hubiésemos dado cuenta de que no existía nada entre nosotros. Nunca lo sabré, porque escogí un camino donde el amor y la felicidad no tiene ni la más mínima oportunidad de salir ganador.

Elegí cumplir con mi venganza, hacerle pagar a aquellos que asesinaron a sangre fría a mis padres. En este mundo, la felicidad y el amor son sentimientos inservibles, que lo único que hacen es estorbar y entorpecer mis planes.

Holden es mi hermano y él más que nadie merecía ser feliz y vivir esa vida que tanto soñó de niño. Su felicidad es la mía, así que verlo con esa profesora de arte es un aliciente para mi alma.  

Puedo amar a Tanner y desearlo todo a su lado, pero el mundo en que vivo me devuelve a la realidad, asegurándome que nunca habrá felicidad para mí. Además de que él no quiere volver a ser parte de esa m*****a y desgraciada vida y lo entiendo, si estar involucrado en la mafia es como estar con un pie en la tumba.

—¿Dónde diablos estás? —le pregunté a Maxwell en cuanto respondió mi llamada—. ¿a qué hora saliste de la casa que no me di cuenta? 

—Dormías cuando salí —soltó una risita—. Tendrás que vigilar a Holden con Harry. 

—¿Qué estás haciendo? 

—¿Realmente quieres saber lo que estoy haciendo, hermanita? —vaciló y rodé los ojos. 

—¿No puedes dejar tu miembro dentro de tus pantalones, joder? Estamos aquí para asegurarnos de que nada suceda con Holden, no a divertirnos.  

—Debo irme, pero no dudes en llamarme por si las cosas se ponen tensas —colgó antes de que pudiera decirle más. 

Gruñí molesta antes de subir al auto y marchar con Harry hacia el apartamento de Holden. Apenas salía el sol y Maxwell ya estaba enredándose entre las piernas de alguna chica. ¿Por qué no se puede tomar las cosas en serio? Siempre es así, tomándose la vida a la ligera. 

Mañana es la boda de mi mellizo, y aunque me gustaría estar con él e incordiarlo hasta fastidiarlo, debo permanecer en las sombras, brindándole seguridad y compañía. Me encantaría abrazarlo y felicitarlo, mas él no desea que esté presente. Ni siquiera se ha comunicado conmigo desde el día que se marchó.

Duele que se haya olvidado de mí, que soy su hermana melliza y compartimos más de lo que hubiéramos deseado. 

Hasta el momento no ha habido ningún movimiento extraño que nos indique que corren peligro, pero algo me dice que no nos podemos confiar demasiado. Esos putos italianos son muy escurridizos, siempre han sabido como burlar nuestra seguridad.

Mi corazón se aceleró al ver salir a Tanner del apartamento, vestido con una sudadera y una camisa blanca, dando a entender que haría ejercicio. Se veía muy atractivo con su cabello rubio desenfadado. Quise bajar del auto e ir hasta él, pero a punto de hacerlo, me detuve cuando Holden salió tras él. 

Hablaron por unos cuantos minutos en el corredor antes de que la esposa de Holden saliera de su apartamento, enfundada en un vestido azul ceñido a su cuerpo. 

En cuanto mi hermano le discutía a su mujer y ella lo abrazaba y reía, Tanner se apoyó de las barandas, contemplando la vista desde allí. El sol pegó en su rostro y más sexi no pudo verse. Necesito que pase mucho tiempo para arrancarlo por completo de mi corazón y, aun así, no creo que deje de amarlo nunca.  

La amiga de Greta llegó minutos después, por lo que la rubia se apresuró a ir con ella, partiendo las dos solas hacia un lugar desconocido mientras eran observadas por ambos hombres.

No me importa saber cómo funciona la relación entre Tanner y su novia, pero me sorprendió que no se dieran ni un solo beso como saludo, ¿Acaso están discutiendo?

—Eso no es asunto mío —murmuré, jugueteando con la cadenita que me regaló—. Harry, ve con ellas. No las pierdas de vista ni un solo instante. 

—No puedo dejarla sola, Srta. Blair. 

—No te preocupes por mí, yo me sé cuidar sola. 

  —Sí, señora —bajó del auto y tomó el primer taxi que pasó por la calle. 

Me mantuve en el asiento trasero antes de que Holden subiera en su auto y se marchara. Me pasé al frente, al siento del piloto y encendí el auto, pero un par de golpes en el cristal me hicieron tensar y girar la cabeza hacia la ventana. 

Tanner se encontraba cruzado de brazos, a la espera de que bajara la ventanilla y entabláramos una conversación, pero mi corazón latía con mucha fuerza y rapidez. Estaba tan cerca, pero me sentía tan lejos de él.

—Sé que hay alguien en el interior —dijo, dando golpecitos suaves al cristal—. Si no bajas y me das cara, me veré en la penosa obligación de arruinar tu auto. 

Miré sus hermosos ojos por unos cuantos segundos y solté un profundo suspiro, ajustando el cinturón de seguridad alrededor de mi cuerpo. Si él me ve seguramente formará un escándalo, y ahora no puedo perder el tiempo con él. Necesito ir detrás de Holden.

—Te extraño mucho —susurré, dejando mi mano sobre el cristal y su ceño se profundizó—. Aunque pase el tiempo, sigo queriéndote, pedazo de idiota.  

—¡Dame la cara!

Antes de que diera un paso más, encendí el auto y aceleré de un solo golpe, dejándolo en medio de la calle y con una expresión que conocía muy bien. Mi corazón latía sin ritmo ni secuencia y sentía la necesidad de devolverme y arrebatar esos labios que tanto deseaba degustar una vez más, pero mi prioridad en este momento es Holden. Además, no quiero involucrarme en su nueva vida y arruinarla con mi presencia. 

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo